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Recetas con Ankarsrum Recetas de pan de molde

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat


Valoraciones: 5 Comentarios

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat

Valoraciones: 5 Comentarios

BreadChitChat, una cuenta de Instagram muy panarra, nos envía esta receta de pan de molde que aprovecha la gran capacidad de las amasadoras Ankarsrum para hacer dos grandes panes de una tacada.

Hola soy María, “panadera de pandemia autodidacta” una de tantas que en busca de levadura sin éxito de encontrarla empezó su masa madre sin ningún plan ni objetivo, sin saber que se convertiría en una parte tan fundamental de mi vida. ¡Mi vía de escape, mi hobby y mi obsesión! 

Sobre todo me encanta hacer pan de masa madre, en mi familia no podemos vivir sin él. Pero desde que me compré la amasadora Ankarsrum, los panes de molde, brioche, pan de hamburguesa…también son un básico! 

Esta receta me encanta porque me parece muy sencilla, súper rápida de hacer, y lo mejor es que es una opción mil veces más saludable de los panes de molde que compras en el súper. Es muy versátil también, en esta receta verás como con la misma masa puedes hacer pan de molde o pan de hamburguesa. Me gusta utilizar la harina de fuerza ya que el llevar aceite de oliva y huevos aguanta mejor y hace que se desarrolle mejor el gluten! 

Amasadora Ankarsrum
Pan de molde en Ankarsrum

Pan de molde en Ankarsrum

Cómo hacer dos panes de molde grandes aprovechando la potencia y capacidad de la amasadora
4.75 de 4 votos
Tiempo de preparación 25 min
Tiempo de cocción 50 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 4 h
Tiempo total 5 h 15 min
Plato Acompañamiento
Cocina Internacional
Raciones 2 hogazas

Elaboración paso a paso
 

  • Coloca un bol de cocina sobre la báscula y pesa la harina. Reserva.
  • Ahora coloca el bol de la amasadora sobre una báscula y vete añadiendo el resto de ingredientes en las cantidades señaladas en la receta.
  • Coloca el bol de nuevo en la amasadora, ponla en marcha a velocidad 1 y vente añadiendo poco a poco la harina hasta que esté toda incorporada.
    añade poco a poco la harina
  • Sube la velocidad a 2 y amasa durante 8 minutos.
    Amasa 8 minutos
  • Para la máquina y deja reposar 5 minutos.
  • Vuelves a amasar otros 8 minutos. Estos tiempos son orientativos, tienes que ir mirando cómo va la masa, cuando las paredes de la amasadora empiecen a estar limpios habrá acabado el amasado.
    Amasa otros 8 minutos hasta que empiece a despegarse
  • Yo hago el test de la membrana para comprobar el desarrollo del gluten: estiras la masa así, como ves en las imágenes, hasta tener una membrana muy fina y translúcida y no se rompa fácilmente, cuando la tengas, la masa estará lista.
    Haz la prueba de la membrana.
  • Después de esto, tapamos la masa con la tapadera de plástico, directamente en el bol de la amasadora la dejamos reposar hasta que doble el volumen, esto es muy relativo dependiendo del momento del año que hagas la receta. Yo la hice en verano y después del amasado la masa estaba bastante caliente, así que hice el reposo en la nevera y ¡en 2 horas ya estaba lista!
  • Una vez que haya doblado su volumen, desgasificamos la masa y la sacamos del bol. A partir de ahora solo utilizaremos aceite de oliva para engrasar las manos para que no se pegue. Nunca harina.
    Desgasifica la masa
  • Dividimos la masa 4 bolas de unos 300 gramos cada una.
  • Engrasamos bien el molde con spray desmoldante. ¡Ha sido un gran descubrimiento! ¡Te olvidas del papel de horno!
    Usa spray desmoldante
  • Si quieres para un toque de sabor puedes ahora poner cualquier semilla, yo utilicé semillas tostadas de sésamo. Como la masa es bastante húmeda y además has estado usando aceite de oliva para el formado, las semillas se pegan perfectamente
    Coloca semillas
  • Mete dos bolas de masa en cada molde y espera a que llegue o sobrepase el borde superior. Calcula unas 2 horas (dependerá de la época del año y tu lugar de residencia).
  • Cuando creas que la masa está lista, precalienta el horno a 190 ºC con calor arriba y abajo.
  • Pinta los panes con huevo para darle ese brillo tan bonito!
  • Hornea durante unos 50 minutos (he dejado unas notas al final de la receta)
  • En este caso los panes de hamburguesa tardaron 15-20 min y el pan de molde 50 minutos
  • Una vez horneado dejar los panes directamente sobre una rendija para que se enfríen. Y ya solo queda lo mejor: ¡¡A disfrutar!!

Notas

Los tiempos de horneado varían mucho dependiendo de cada horno, del tamaño de molde que uses, etc. A mi me gusta comprobarlo con un termómetro dentro de la masa y cuando la temperatura llega a 92 C doy por concluido el horneado.
Cómo comprobar el punto de la segunda fermentación
Una vez formado el pan esperaremos otra vez a que doble su tamaño, otra vez esto es muy variable dependiendo de la temperatura.
Puedes hacer la prueba de hundir el dedo, si hundes un poco el dedo y la masa se queda hundida, el pan está pasado de fermentación, así que hornéalo cuanto antes.
Si la masa vuelve a su sitio muy rápidamente, todavía le queda un poco.
Lo ideal es que se quede la huella del dedo pero la masa vuelva lentamente a recuperar la forma. Este es el punto exacto de fermentación. La única forma de perfeccionar esto es practicando mucho! ¡Empezarás a conocer cómo actúa la masa con cada pan!
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Masas dulces Masas hojaldradas

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro


Valoraciones: 7 Comentarios

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro

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Reservo unos días a principios de septiembre para recolectar moras e higos alrededor del pueblo. Es una actividad lúdica en la que involucro a toda la familia. La recogida de frutas me da la posibilidad de hablar de antropología con mis hijos, de los cazadores-recolectores, de los yanomamis, de los bosquimanos o de los inuit y de la utilización de los recursos naturales que tenemos a mano, según el clima donde vivamos. Luego me pongo pedante y acabo divagando sobre los íberos que habitaron esta tierra, sobre sus costumbres, sobre su relación mística con la naturaleza y con la posibilidad de que hubiesen recolectado en los mismos barrancos que nosotros.

Al día siguiente, nos atrincheramos en la cocina y comenzamos a procesar la mermelada. Lo primero es limpiar y lavar toda la fruta; después pesaremos toda la cosecha. Apuntamos el resultado final: un tercio de ese peso es el azúcar que debemos poner en la receta. Es decir, para un total de 133 gramos de mermelada la receta contendrá 100 gramos de fruta limpia más 33 gramos de azúcar y añadiremos un chorro de zumo de limón y canela al gusto. Ahora quedaría poner a fuego suave la mezcla anterior hasta llegar a la consistencia deseada. En mi caso utilizo una olla de cocción lenta, la programo durante seis horas por la noche. A la mañana siguiente puedo triturar la mezcla y empezar a ponerla en botes. En el caso de las moras, después de triturarlas, paso la mezcla por un chino para quitar semillas o imperfecciones: el resultado es muy suave y homogéneo.

Con los botes ya cerrados queda un proceso muy importante para conservar durante meses nuestro trabajo: la pasteurización. En una olla grande pongo todos los botes que quepan, los cubro con agua y llevo la cazuela a ebullición. Desde el primer hervor unos 15 minutos al fuego mínimo son suficientes para crear vacío y haber asesinado las esporas malas. Una vez apagado el calor, dejo los botes un tiempo dentro del agua. Cuando se templan, saco los tarros a un paño y los pongo boca abajo para que acaben de enfriarse por completo. Durante este proceso la abuela es quien tiene la voz “mandante” -como casi siempre en la cocina- y explica a mis hijos los sistemas de conservación de los alimentos que han existido durante siglos: los escabeches, el secado del higo al sol, la conserva del cerdo, el queso, el vino, la mermelada, los tomates secos…

Esta receta tiene como resultado final un trampantojo en forma de mora o más bien es una pareidolia, esa cualidad humana en la que nuestra mente sugiere conceptos o ideas a partir de un estímulo impreciso o vago, como intuir animales en las nubes o la cordillera del Himalaya en un pan de centeno.
Cuando nos quedan pocas de nuestras moras encierro la más bonita en un bote y la escondo en mi armario.

En nuestra siguiente visita al pueblo guardo un paseo para mí.

Antes del primer atardecer me dirijo solo y en silencio hacia el este, hacia el cerro de San Bartolomé. En su cima plana se observa la ruina de la ermita del siglo XVII, a su alrededor existe el yacimiento de un poblado fechado antes de la era cristiana a través de numismática íbera y romana, pero no me dirijo allí… porque esta vez tomo el camino que recorre las faldas del monte en busca del monumento al que voy a honrar, el más importante del pueblo y sin datación posible porque nació en la prehistoria hace milenios y se utilizó hasta el siglo pasado. Hoy se puede ver desde la autovía A-22 Huesca – Barbastro.

Peña mujer huesca

Peña Mujer es una “sacra saxa”, una piedra sagrada fecundante utilizada durante siglos, una pareidolia ya que su perfil evoca a una mujer embarazada y su cúspide al órgano reproductor masculino; de la conexión entre lo femenino y lo masculino nace la vida con la gracia de la fecundidad. Intento mirar su perfil con el pensamiento de un cromañón, como alguien no viciado por el bombardeo constante de imágenes que tenemos en la actualidad y sí, su perfil me recuerda a una mujer en un estado de gravidez avanzada.

No tenemos testimonio de la ceremonia fecundativa prehistórica. Se presume que las mujeres escalaban por la parte de atrás (hay asideros picados en la roca) y posteriormente se deslizaban por la “barriga” como si estuvieran en un “esbarizaculos”, impregnándose de la fecundidad de la roca. Sí que sabemos que en el siglo veinte, las mujeres que no quedaban embarazadas se dirigían a Peña Mujer, rezaban con un rosario en la mano y frotaban su vientre por la misma cargándose de esperanza.

Me he creado mi propia liturgia, saco la mora del bote y la dejo a sus pies, abrazo la piedra y respiro profundamente… le pido en voz baja que en septiembre la fecundidad de moras e higos sea generosa y que mis hijos quieran seguir faenando con el ababol de su padre en la cocina de la abuela un año más.
Durante el camino de vuelta al pueblo me siento muy celtíbero.

En la actualidad hay rutas por toda España que han puesto en valor estos monumentos como en mi provincia Huesca, en Castilla y León o en Extremadura.

Receta de moras de velilla

Moras de Velilla de Manuel Vizcarro

5 de 9 votos

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

Día 1: masa vieja

  • Mezcla los ingredientes de la masa vieja y deja fermenta 4 horas a temperatura ambiente.
  • Pasadas las 4 horas, guárdala en la nevera hasta el día siguiente.

Día 2: plastón y masa

  • Haz el bloque de mantequilla. Es decir, forma un plastón de 18 por 18 centímetros. Yo me ayudo con una bolsa de congelación; hay gente que lo hace con papel de horno. Utiliza el método que mejor te parezca.
  • Junta todos los ingredientes de la masa y empieza a amasar. Yo utilizo el sistema de reposos y amasados, es decir, 5 minutos de amasado, 20 minutos de reposo, 5 de amasado, 20 de reposo, 5 amasado, 20 reposo. Al final la toco un poco y la dejo descansar cubierta por un film. Transcurrida una hora la introduzco en la nevera hasta el día siguiente.

Día 3: laminado

  • Estiro la masa hasta obtener un rectángulo de 36 centímetros por 18 centímetros, pongo el plastón en medio (Foto 1).
  • Mido la temperatura de la mantequilla y cuando llega a 9 grados, cierro el plastón con el resto de masa.
  • Comienzo a estirar la masa hasta el medio centímetro de espesor.
  • Lo hago ayudándome de la laminadora, bajo pistón a pistón el grosor y cada dos pasadas le doy la vuelta a la masa, enharino un poco la superficie y continúo. Tal vez mareo la masa demasiado, pero es mi sistema. Compruebo la temperatura cuando enharino; si paso de los 14 grados la meto un rato en la nevera o la saco a la terraza (si la temperatura exterior es menor) siempre cubierta de plástico.
  • Con la masa ya laminada vamos a hacer el primer pliegue, que es un pliegue doble. Antes retiro el exceso de harina que pueda haber con una brocha y rocío con un spray de agua la superficie. Tenemos que visualizar donde está la mitad de la lámina. Ahora doblaremos un cuarto de la extensión hacia dentro llegando a la mitad de la longitud.
  • Después doblaremos el otro cuarto de la masa hasta llegar al centro.
  • Por último doblaremos las partes dejando la juntura en el interior de la masa.
  • Cubrimos de plástico la masa y la mandamos a descansar a la nevera, al menos una hora, para que el gluten se relaje y su temperatura baje.
  • Después de esta primera siesta y tras comprobar que la masa está dentro de los parámetros de temperatura para estirar (de 10 a 14 grados), comenzaremos el laminado de la masa. Para facilitarnos la faena cortaremos la tensión de la superficie del pliegue central.
  • A continuación laminaremos con la máquina, hasta otra vez el medio centímetro de espesor. Bajando pistón a pistón y cada dos bajadas, enharinando un poco y dándole la vuelta, comprueba de vez en cuando la temperatura de la masa. Recuerda que si pasa de los 14 grados hay que llevarla a la nevera.
  • Con la lámina estirada vamos a hacer el segundo pliegue: limpia la harina que pudiera haber en la superficie, moja un poco la masa con el spray y forma un tríptico con la masa; acabas de realizar un pliegue sencillo.
  • Cubrimos de plástico la masa y la mandamos a dormir a la nevera una hora, dos horas, tres horas, las que tú quieras pero que duerma un poco, le sentará genial.
  • Es el momento de realizar una “mise in place” puntillosa. Mientras la masa esté abrazada por Morfeo, prepara unos moldes para hornear tus moras, el cortador para dividir la masa, un pincel para pintar, una rejilla y un sitio donde puedan fermentar.
  • Saca la masa del plástico y corta la tensión de su pliegue mayor, pasa por la laminadora hasta tener un ancho de más de 24 centímetros, cambia el sentido del laminado y estira la masa hasta tener una longitud de más de 36 centímetros.
  • Recorta hasta obtener un rectángulo de 24 por 36 centímetros lo más exactos que puedas, reserva los recortes para hacer un pan o lo que te dé le gana. Corta 3 columnas de 8 centímetros y 12 filas de 3 centímetros. Obtendrás 36 cuadriláteros.
  • El formado de la mora consiste en una trenza enrollada, es decir, corta el cuadrilátero para formar tres cabos.
  • Sepáralos y comienza a trenzar.
  • Cuando tengas la trenza, enróllala sobre sí misma y dale una ligera redondez con la palma. Resérvalas en tu molde para hornear; también puede ser encima de una bandeja.
  • Llega la hora de la segunda fermentación: en mi caso las dejo reposar en un ambiente húmedo y cerrado a unos 27 grados durante 3 horas.
  • Calienta el horno a 180 grados con ventilación, cuando esté “rusiente”, introduce las moras durante 18 minutos. Controla su color desde el minuto 15.
  • Una vez horneadas deja reposar sobre una rejilla y en cuanto las puedas manejar comienza a pincelarlas con mermelada de mora. Es conveniente ser generoso en esta acción.
  • Cuando se hayan secado un poco, pincha cada mora con un palito y colócalas en un jarrón.
  • Su existencia es efímera, no como Peña Mujer que seguirá allí imperturbable.
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Panes planos verano

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro


Valoraciones: 7 Comentarios

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

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Hay un dicho que se cuenta en mi familia política que dice: “La familia con U pa´ tú”, mis parientes son una fuente inagotable de diretes, motes y chascarrillos.

Soy amigo de Luis desde el principio de la adolescencia. Cuando rondábamos los 25 años, gracias a un cruce entre Venus y Orión, comencé a festejar con su hermana y nos convertimos en cuñados. Ahora nos estamos haciendo maduros juntos. Durante todos estos años de relación hemos seguido siendo muy amigos y de vez en cuando nos comportamos como “cuñaos”, hay veces que en una conversación fluimos de la amistad al cuñadismo sin control, incluso hemos llegado a cambiar de opinión después de un acalorado debate, este hecho siendo aragoneses es casi milagroso.

Cuando aparecí en el pueblo con la Celsius se me quedó mirando y me dijo con ironía:

—Otro cacharrico para pan… ¿esta vez qué tiene de especial?

Después de morderme la lengua y sopesar mis palabras le respondí:

—Ya lo verás… cuñao, ya lo verás…

Aquella “puyita” avivó mi imaginación culinaria. Podría haberle explicado que gracias a la Celsius ha comido pan con unas greñas fabulosas durante años pero igual nos perdíamos en divagaciones técnicas, decidí experimentar con su intelecto y su curiosidad.

El domingo de barbacoa coloqué la Celsius al lado de la fogata, fue cogiendo temperatura a la vez que se quemaba la leña. Hice a la plancha calabacines y tomates, los reservé en un colador para que perdieran agua, el líquido lo reduje con un poco de salsa de soja y tabasco, posteriormente hicimos la brasa típica de nuestra zona: cordero y longaniza. Cuando estaba bien farto y abordaba al postre le escuché de fondo:

—Pues como plancha funciona muy bien…

Sonreí entre dientes pero no quise hacer sangre y me guardé cualquier comentario.

Al acabar de asar enterré con las brasas sobrantes la Celsius. Mi “cuñao” oteaba desde la distancia extrañado y no pudo más que preguntarme:

—¿Por qué sepultas la plancha?

—Por la noche lo sabrás…(le dije con cierta malicia)

El día anterior había preparado una masa recia, un pesto de almendras y albahaca y una salsa de yogur con pepino.

Por la noche cuando volvimos de la piscina, formé dos panes en formato de cañada, coca o pan persa. Agrupé las brasas casi muertas a un lado y coloqué los panes encima de la Celsius, esperé unos minutos, curioso mi amigo Luis dijo:

—Los estás haciendo con el calor residual, muy interesante…

Les dí la vuelta, regándolos con el pesto de albahaca, para que acabarán la cocción dispuse un papel de aluminio sobre los mismos y los cubrí con las pocas brasas que quedaban al poco tiempo el pan estaba hecho.

Corte los panes en triángulos y puse en un bol la salsa de yogur y pepino, lo llevé a la mesa.

—Has visto el uso de la Celsius Luis… ¿Qué, es este otro “cacharrico”?

—Un aperitivo fresco y excelso “cuñao”, con solo azuzarte un poco eres capaz de cosas grandes, bien se vale de mí.

—Cuñauuuuuuu (respondí con voz del Risitas).

Soltamos unas carcajadas notorias y dijimos al unísono:

—La familia con U pa` tú”.

Nosotros utilizamos leña porque tenemos acceso a ella. No he probado con carbón vegetal para barbacoas, creo que tiene una capacidad calorífica mayor por lo que supongo que puede dar unos resultados sorprendentes. Si algo nos ha aportado ser panaderos caseros es intentar llevar al límite los utensilios que tenemos y la Celsius es casi indestructible.

receta de pan cuñao

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

Un pan hecho con el calor residual de las brasas. Dedicado a Luis, cuñao.
4.88 de 8 votos
Plato Pan
Cocina Panadería casera

Ingredientes
  

Para la masa de pan

Pesto de almendras

Salsa de yogur

  • 270 g pepino rayado
  • 250 g yogur griego
  • 1 ajo pequeño
  • 5 g sal

Elaboración paso a paso
 

  • Juntar todos los ingredientes del pan y amasar con reposos. Con estos días de calor es muy bueno que el agua esté muy fría.
  • Dejarla reposar 3 horas a temperatura ambiente, desgasificar y dejar en la nevera al menos 24 horas, dentro de un tuper con tapa.
  • Hacer un buen fuego para hacer tu barbacoa o brasada preferida.
  • Si quieres puedes poner la Celsius al lado y cocinar a la plancha.
  • ALERTA para los Panarras gafotas como yo, acercarse mucho al calor del horno o de la barbacoa con cristales orgánicos los acaba estropeando, ningún óptico te avisa simplemente porque no cree que seas un obseso del pan. Las gafas de la izquierda son solamente para la brasa y el horno, cuando me pongo los guantes, me pongo esas gafas.
  • La semolina es mágica para formar panes planos, además de que ensucia mucho menos que la harina blanca. Estirar las masas hasta tener dos lenguas de pan recio.
  • Colocar las piezas en la pala de pizzero o en lo que tengas.
  • Apartar las cenizas de la Celsius y pasar un trapo para eliminar restos gruesos.
  • Colocar con mimo las masas sobre la plancha rusiente, el sonido es magia.
  • Pasados 10 minutos o menos, depende del calor que haya conservado la Celsius, darle la vuelta a los panes y pintar con el pesto de almendras el lado tostado.
  • Ubicar un papel de aluminio de varias hojas encima de los panes y cubrir con lo que quede de las brasas.
  • Esperamos unos minutos y vamos comprobando la cocción.
  • En pocos minutos lucirán así de brillantes.

Pesto de almendras

  • Triturar todos los ingredientes con un punto de sal hasta que quede homogéneo.

Salsa de yogur

  • Ralla un pepino y mezcla con 5 gramos de sal, ponlo en un colador, empezará a perder agua de manera inmediata, déjalo reposando al menos una hora.
  • Pica fino el ajo y júntalo con el yogur griego, el pepino y un chorro de aceite de oliva y resérvalo en la nevera.
  • Lleva el pan recio a la mesa y unta directamente en la salsa de yogur.
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Recetas de pan de molde

Pan de molde de centeno y rimacinata

Pan de molde de centeno y rimacinata


Valoraciones: 11 Comentarios

Pan de molde de centeno y rimacinata

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¿Eres de los que tiene incontinencia a seguir una receta de pan al pie de la letra y acabas cambiando las combinaciones de harina cada vez que repites una masa? Tranquilo, no estás solo. Nosotros también sufrimos de ese síndrome, pero no hay que avergonzarse. Eso sí, haz un pequeño esfuerzo y respeta la combinación de harinas de esta receta, al menos la primera vez. Confía en nosotros.

La sémola rimacinata es una harina de trigo duro italiana, de color ligeramente amarillo y textura fina pero más gruesa que una harina de trigo convencional. Su sabor hace que sea muy usada en Italia en masas de pizza, focaccia, panes y pasta y, a nosotros, nos encanta agregar siempre un poquito en la masa de nuestras hogazas.

Este pan de molde tiene lo mejor de varios mundos, la fibra y aroma del centeno y la textura y sabor de la sémola rimacinata. Y, como ambas son flojas de gluten, compensamos con harina de fuerza para soportar la estructura. 

El resultado es un pan de molde semi integral muy fácil y rápido de hacer y muy resultón. En esta receta seguimos el método directo, sin prefermentos, ni masa madre, ni fermentaciones en frío pero, si tienes tiempo y ganas, ya sabes que puedes adaptarla y mejorarla añadiendo alguna de estas opciones.

Pan de molde de centeno y rimacinata

El resultado es un pan de molde semi integral muy fácil y rápido de hacer y muy resultón. En esta receta seguimos el método directo, sin prefermentos, ni masa madre, ni fermentaciones en frío pero, si tienes tiempo y ganas, ya sabes que puedes adaptarla y mejorarla añadiendo alguna de estas opciones.
4.58 de 7 votos
Plato Pan
Raciones 1 hogaza de 850 gramos

Elaboración paso a paso
 

  • Esta receta no utiliza ni masa madre ni prefermento, por lo que puedes comenzar añadiendo todos los ingredientes a la vez en el bol de la amasadora. También se podría amasar a mano, alternando varias repeticiones de amasados cortos con reposos. En un horno doméstico caben hasta 3 moldes de este tipo, por lo que puedes multiplicar por tres la receta y aprovechar el trabajo. Además, si utilizas la Ankarsrum, te cabrá sin problemas esa cantidad de masa.
  • Nosotros lo amasamos en la Ankarsrum, a velocidad 3 y con el rodillo, durante 10 a 12 minutos. La masa es ligeramente húmeda y, al tener una cantidad importante de centeno integral, no tienes que esperar a tener un desarrollo del gluten perfecto, con una membrana bien formada.
  • Para terminar el amasado, pasa la masa a la encimera, dale unos últimos pligues y forma una bola.
  • Pasa la masa a un bol grande y tápalo con un paño, con un gorro de ducha o con un film.
  • Deja que la masa duplique su volumen en el bol. En nuestro caso, a 24ºC tardó 1h30 en duplicar. Si lo prefieres, este paso lo puedes hacer en frío, en la nevera, durante toda la noche. Con esto harás que el pan gane en sabor y mejore su conservación.
  • Una vez hecha la fermentación en bloque, toca formar el pan, para ello pon un poco de harina en la encimera y, con la ayuda de una rasqueta flexible, vuelca la masa del bol.
  • Pon un poco de harina sobre la masa y desgasifica bien aplastándola con la mano. 
  • Para formar el pan de molde, dobla la masa en tres hasta tener un rectángulo con un ancho menor al largo del molde, como se ve en las fotos.
  • Pasa un rodillo por la masa para aplanarla.
  • Ahora ve enrollando la masa hasta tener un cilindro.
  • Engrasa el molde con spray desmoldante y pon la masa dentro. Tápalo con un gorro de ducha y deja que vuelva a duplicar el volumen.
  • En nuestro caso, a 24ºC tardó 1 hora. El momento idóneo para meter en el horno es cuando la masa empieza a sobre salir del borde del molde.
  • Cuece el pan en el horno precalentado a 200ºC sin aire, con calor arriba y abajo.
  • Tienes que cocerlo bien para que no se colapse al desmoldar. En nuestro caso tardó de 35 a 38 minutos. Si tienes un termómetro digital, pincha el pan y comprueba que el interior está a, al menos, 95ºC antes de sacarlo.
  • Una vez listo, sácalo del horno, desmóldalo sobre una rejilla y deja enfriar completamente.
  • Este pan, al no tener masa madre, no dura muchos días fresco, por lo que te recomendamos que congeles lo que no vayas a consumir en el primer o segundo día.
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Pizzas

Pizza al estilo de Nueva York, cada porción a su hora

Pizza al estilo de Nueva York, cada porción a su hora


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Pizza al estilo de Nueva York, cada porción a su hora

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En una época en que el imperativo de las aceleradísimas tendencias gastronómicas parece haber encumbrado las pizzas napolitanas como las únicas auténticas, la pizza al estilo de Nueva York puede resultar un poco old school: aquellas porciones gigantes que se empezaron a comercializar a finales de los años ochenta y apenas se ven ya por las calles y centros comerciales no son, quizás, tan fancy como las abultadas, tostadas y muy sobrerrepresentadas “artigianale”… Pues tanto peor. 

Por suerte, con unas cuantas indicaciones y un horno Ooni podemos rememorar en versión casera aquellos enormes triángulos de tomate, queso y nada más, pensados para comer sin plato y hacernos felices en una tarde de sábado. 

El objetivo, conseguir una masa lo suficientemente resistente como para que el pico del triángulo nos indique la hora a la que engullir la pizza, y que esta sea las tres y cuarto (o las cuatro y veinte) o, ya como meriendacena, las ocho menos veinte, pero nunca, jamás, las seis y media. 

¿Cómo lo haremos? Con una masa que, a diferencia de la napolitana, incorpora a la harina, la levadura, la sal y el agua un par de ingredientes que facilitan que adquiera la consistencia justa, crujiente pero jugosa (no queremos una galleta salada) y fina pero capaz de sostenerse una vez que la doblamos al medio para morderla. Apunta: aceite de oliva y azúcar. 

El primero consigue que la corteza sea más densa y más tierna que la que daría una masa sin grasa y, en cuanto al azúcar, además de aportar un toque de sabor, logra un dorado más uniforme.

Teniendo esto claro, lo que nos queda es bregarnos en el arte del estirado, para conseguir una circunferencia tan amplia como nuestro horno de jardín nos permita, teniendo en cuenta que las de Nueva York son pizzas finas (no más de un centímetro de grosor) y que la corteza solo debe quedar un pelín más alta. Eso, y adquirir agilidad para voltearla y sacarla tan pronto como empiece a estar tostadita. 

Finalmente, para que nuestro isósceles portable de pan tenga el regusto a Little Italy –donde nació hace ya más de un siglo– que corresponde, podemos fiarnos de la receta clásica y añadir a la salsa de tomate un poco de mantequilla, una cebolla cortada en dos (que retiraremos) y ajo picado, además de aceite de oliva, orégano y albahaca, y usar mozzarella seca, la óptima para rallar en grueso sin conseguir el “efecto charco” que hace la fresca sobre la masa si no la escurrimos a conciencia.

Pizza al estilo de Nueva York

De masa fina, salsa sabrosa y capaz de aguantar el "New York fold"
4 de 4 votos
Plato Plato principal
Cocina Americana

Ingredientes
  

Para la masa de pizza estilo NY

Para el condimento

Elaboración paso a paso
 

  • Pon el agua en el bol de la amasadora, añádele la levadura seca y espera que esta se hidrate un par de minutos.
  • Activa la amasadora a velocidad suave y ve añadiendo la harina, el azúcar, el aceite y la sal, amasando a velocidad media durante 6 minutos hasta que la masa esté lisa y uniforme y se separe de las paredes del bol.
  • Pon la masa en la superficie de trabajo y unifícala con unos pliegues.
  • Colócala en un recipiente hermético untado con aceite y tápalo.
  • Deja reposar la masa una hora a temperatura ambiente, para que se active la levadura. A continuación, guárdala en la nevera un mínimo de 24 horas y hasta 5 días.
  • 5 horas y media antes de hacer las pizzas, saca la masa de la nevera y déjala atemperar a temperatura ambiente dentro del propio recipiente durante 2 horas.
  • Pasado este tiempo, pon semolina en la superficie de trabajo y divide la masa en 4 partes iguales.
  • Forma una bola compacta con cada una de ellas. Comienza recogiendo la masa con los dedos hacia el centro, formando una especie de hatillo. 
  • A continuación, dale la vuelta a la masa, dejando los pliegues hacia abajo.
  • En una parte de la mesa de trabajo sin semolina, arrastra la bola hacia ti empujándola con la palma de la mano. Verás que la la bola gana tensión.
  • Una vez tengas las 4 bolas de masa hechas de la misma manera, añade harina o semolina en un recipiente hermético y colócalas dentro, separadas entre ellas unos 4 cm y tengan espacio para expandirse al fermentar.
  • Tapa el recipiente y déjalo fermentar a temperatura ambiente 3 horas. Las bolas tienen que doblar su tamaño.
  • Una vez la masa haya alcanzado el punto óptimo de fermentación, prepara las pizzas: comienza rallando la mozarella y colocando la salsa de tomate en un bol.
  • Enciende el horno Ooni según las indicaciones del fabricante, dale máxima potencia, espera 15 minutos para que alcance la temperatura idónea.
  • Mientras el horno se calienta comienza a preparar la pizza. Cubre con semolina la superficie de trabajo y ayudándote de una espátula coge una bola de masa y coloca encima de la semolina. Abre un poco la masa ayudándote con las yemas de los dedos.  
  • 14. Extiendela ayudándote de un rodillo hasta conseguir un disco fino de de 30 cm de diámetro.
  • 15. Pasa el disco de masa a la pala de horno.
  • 16. Condimenta la pizza con el tomate y el queso.
  • 17. Pon una cucharada de tomate en el centro y extiéndelo con el reverso de la cuchara, haciendo movimientos circulares cubriendo toda la superficie.
  • 18. A continuación, reparte la mozzarella de manera uniforme por toda la superficie de la masa.
  • 19. Introduce la pizza en el horno, ayudándote de la pala y con un golpe seco. Deslízala de manera precisa asegurándote que quede en el centro de la piedra, no demasiado atrás, y evitar así que se queme.
  • 20.No te separes del horno, coge la pala de girar las pizzas y pasados 20 segundos, gira la pizza unos 90º dentro del horno.
  • 21.Pasados otros 20 segundos, gírala de nuevo otros 90º.
  • 22.Después de otros 20 segundos, gírala nuevamente y termina la cocción.
  • 23. Finalmente, con la pala grande, retira la pizza y sírvela.
  • 24. A continuación, prepara la siguiente pizza de la misma manera, con rapidez y precisión. Condiméntala y hornéala de la misma manera, repitiendo el proceso hasta tenerlas todas listas.
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Panes planos Recetas

¿Que el calor no importa? Toma torta

¿Que el calor no importa? Toma torta


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¿Que el calor no importa? Toma torta

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Naan en Ooni. Ni que hablásemos sánscrito. No. No pretendemos aquí desvelar los sagrados misterios de esta lengua ancestral. Nos conformamos con emular la técnica para preparar este pan plano indio lo más parecido a cómo lo harían allí, con los instrumentos que tenemos disponibles aquí.

Naan en Ooni: una torta esponjosa, flexible, levemente fermentada, cocinada en nuestro horno portátil Ooni, ese que consigue también pizzas napolitanas dignas de Nápoles

Naan en Ooni. Naan en Ooni. Ya nos va gustando la cantinela. 

Y la cantinela va de emular las condiciones caloríficas de un tandoor (o tandur), ese horno cilíndrico de arcilla o metal que funciona a carbón, tradicional del norte de la India y Pakistán, y usado para cocinar, entre otras cosas, el naan, el pan que acompaña sus muy especiados guisos y aderezos. Para eso tenemos que movernos entre 400 y 500 grados, bastantes más de los que alcanzamos en nuestro horno de casa. 

Que sí, que ya sabemos que sabes que el naan puede cocinarse también en sartén, pero lo de hoy es otro nivel. Porque el Ooni es capaz de alcanzar los 500 grados del horno indio en 15 minutos, que es más o menos el tiempo que nos llevará amasar, reposar y estirar nuestra masa para formar los discos.

 Luego, solo quedará  hornearlos el tiempo necesario para que se cocinen, formen burbujas y se tuesten ligeramente por algunas partes, algo como un minuto. Igualito que si tuviéramos que pegarlos a la pared de un tandoor del Punjab, pero sin tener que salir de nuestra terraza o jardín y sin riesgo de que la torta acabe en el fondo de un pozo abrasador.

Naan en Ooni

Aprovecha las altas temperaturas de tu Ooni para conseguir la textura del pan naan hecho en tandori
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Plato Acompañamiento, Pan
Cocina India

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Para pintar

  • perejil fresco
  • manteca cocida de vaca (ghee)

Elaboración paso a paso
 

  • En el bol de la amasadora pon el agua con, la levadura seca de panadería y el de azúcar. Mézclalo un minuto y déjalo reposar a temperatura ambiente hasta que se formen burbujas.
  • Añádele el aceite, el yogur y la sal. Activa de nuevo la amasadora a velocidad 2 y vete agregando la harina poco a poco.
  • Sube la velocidad de la amasadora a 4 y sigue amasando 3 minutos más. Sube de nuevo la velocidad a 5 y amásala otros 3 minutos.
  • Tendrás una masa lisa y elástica. Pásala a la mesa de trabajo, pliégala un par de veces para unificarla.
  • Colócala en un bol amplio, untado con un poco de aceite, tápala con un gorro de ducha y déjala reposar en un lugar cálido, a 21ºC una hora, hasta que doble su volumen.
  • Cuando la masa haya doblado su tamaño, enciende el horno ooni a potencia máxima para que se vaya calentando mientras das forma a los panes.
  • Vuelca la masa en la superficie de trabajo previamente enharinada, y divídela en 8 partes iguales.
  • Haz bolas con cada una de ellas. Una vez tengas la masa boleada, coge una de las bolas y aplástala un poco con las manos. Tapa el resto con un paño para que no se sequen.
  • Tamiza un poco de harina encima y ayudándote de un rodillo, extiéndela en forma ovalada y con un grosor de unos 5 mm.
  • Haz lo mismo con el resto de las porciones de masa y una vez tengas los panes todos estirados ya puedes comenzar a hornearlos.
  • Pon un poco de semolina en la pala y coloca uno de los panes encima.
  • Mete el pan en el honor. Déjalo 30 segundos y gíralo 90 ºC ayudándote con la pala pequeña. Verás que se van formando burbujas y el pan se infla.
  • No te separes del horno y pasados 30 segundos  vuelve a gírarlo. Déjalo 30 segundos y voltealo y pasados otros 30 segundos, retíralo y colócalo en un plato.
  • Haz lo mismo con el resto de los panes y  cuando los tengas todos cocidos, pincelalos con ghee espolvorea un poco de perejil y apílalos en un plato para que se mantengan calientes.
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Conceptos básicos

Otros consejos para hacer pan en verano

Otros consejos para hacer pan en verano


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Otros consejos para hacer pan en verano

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Llega el verano (es un decir, va buena que llegó, pero ahora podemos decir que arrecia) y llega el momento de refrescar algunas de nuestras recomendaciones para hacer buen pan en esta época del año o, lo que es lo mismo, para mantener nuestro nivel panarra cuando las temperaturas suben. 

Pero mira, es que este año estamos hasta el límite de escucharnos, así que hemos pensado en callar un poco  y dejar que hablen quienes saben de todo esto. ¿Vagancia redomada, haraganería, dejadez estival? Puede que de eso haya un poco también, pero no hay mal que por bien no venga, a la vista de todos los consejos, técnicas, recetas y hasta viajes por el mundo que proponen nuestras voces expertas. Vamos allá. 

Más es menos y menos es más

Para la escritora gastronómica Susana Pérez (Webos Fritos), las condiciones climáticas de estos meses tienen sus ventajas. “En mi caso, como en casa hace mucho calor, lo que hago es aprovechar para hacer más cantidad de pan, congelar, y tenerlo listo para cuando me hace falta y así no estar usando el horno tan a menudo como en los meses fríos”, sugiere. Para ello, juega con las fermentaciones, que son más rápidas que en otras estaciones, y se vale del frigo para ir manteniendo las masas.

Cuando no quiere encender el horno, aprovecha para hacer algún pan fácil en sartén

El panadero granadino Joaquín Labayen resume su modus operandi veraniego en tres maniobras, dirigidas a controlar la fermentación con alta temperatura ambiente: aumentar la cantidad de sal (en un 0,5% en masa final, o adiciones de hasta el 1% en masas madre), reducir la hidratación y plegar con frecuencia, para conseguir que la masa enfríe más rápido y de forma más homogénea en las fermentaciones en bloque en frío. 

Para estos meses, él apuesta por un pan “automático” de centeno –con receta de Ibán Yarza en su volumen Pan casero–, para evitarnos dolores de cabeza con la fermentación. “Al centeno le gustan las temperaturas altas, el proceso completo desde el amasado llevará pocas horas y, si lo hacemos en molde, él mismo nos avisará de cuándo está listo para meter en el horno”, incita.

Por si fuera poco, lanza una recomendación que es panadera, pero un poco también vital: “Aprovecha para hacer pan al aire libre con el más despreocupado espíritu veraniego durante una acampada o una barbacoa. Olvídate de fórmulas, recetas y porcentajes: mezcla a ojo harina con agua, sal y levadura. Forma una pelota con eso y deja que repose un rato (ni mires el reloj). Haz unas tortas con las manos y ponlas en la sartén del camping gas o en la parrilla. Unos minutos por cada lado y estará listo”.

Qué calor ni qué calor

Como gallega asentada en Galicia, a la creadora de contenidos gastronómicos Mónica Prego el calor estival no la atosiga. “Encender el horno no es un problema, al menos por las temperaturas. Y si el problema son las pocas ganas de trabajar, siempre podemos recurrir a las maravillosas panaderías que tenemos por aquí”, reflexiona, desde la comodidad de los 23 grados de máxima de este mes de julio, antes de echar la vista atrás: “Al contrario. Cuando lo que había en las casas eran grandes hornos de leña, lo que condicionaba e impedía calentarlos para hacer pan era el mal tiempo y el no poder ir a coger leña al monte”. Como rememora, entonces tocaba hacer panes en sartén o sobre las brasas, o filloas o panes hervidos en la olla del caldo (lo que por esas latitudes se conoce tradicionalmente como “bolos no pote”). 

Lo que sí incide, al menos en su caso, en las rutinas panarras son las vacaciones escolares, las fiestas en el jardín, los picnics y los picoteos con amistades. Para afrontar tales vicisitudes, tiene sus métodos.

“Mi primer consejo pensando en el pan para el verano es hacer un buen acopio de tostadas en el congelador para los desayunos y las meriendas e incluso para las cenas con tostas y de picoteo. Así que, como el trabajo es casi el mismo, en lugar de hacer un pan, lo mejor es hacer varios, cortarlos y congelarlos. Incluso hacer diferentes tipos de bollitos para poder recurrir a ellos”, propone.

“El pan al vapor es siempre la gran opción para el verano; los panecillos bao o el pan mantú, al que le podemos dar diferentes formas y utilizar tanto para los clásicos bocadillos, como para hacer perritos si le damos forma alargada”, sugiere Prego, que también aconseja abonarnos a la sartén para viajar a través del mundo en cada cena, “desde las tortillas de maíz o trigo para tacos o burritos, las piadinas, el naan y pan de pita, las arepas, muffins ingleses, unos blinis salados, batbout, chapatis y un largo etc”. “Aquí nos funciona y nos ayuda a decidir los menús del verano”, reconoce. 

A todo vapor

El panarra oscense Manuel Vizcarro se decanta también por el vapor para hacer “baozi a cascoporro” entre junio y septiembre. Se refiere a esos bollos orientales blanditos y esponjosos destinados a prepararse (y comerse) rellenos. ¿De qué? “De casi cualquier cosa”, adelanta. “Además, se puede jugar con diferentes tipos de líquidos en las masas para dar colores diferentes. Yo utilizo restos de acelga y, sobre todo, remolacha para dar color”, pone como ejemplo. 

Para Vizcarro, el “más aclamado” es el baozi de remolacha y salmón, con una salsa de soja, zumo y ralladura de limas y unos copos de guindilla. Otro muy especial es el relleno de queso con una masa coloreada con pimentón.

A la hora de elaborarlos, realiza una primera fermentación en frío. “Luego los formo con el relleno y los rebozo en alguna semilla, que siempre da un efecto en el comensal como de sorpresa cuando lo ven”, apunta. Los de remolacha van con sésamo negro, los de pimentón con sésamo dorado. “¿Por qué creeremos que si está rebozado en semillas es mejor?”, se pregunta. 

La barbacoa (hey)

Otra posibilidad: aprovechar la barbacoa donde hemos hecho las costillas, las verduras o lo hayamos querido churrascar para sacar a pasear nuestra plancha Celsius. “Hago una masa básica de pan, la divido en trozos de 300 gramos y la guardo en tuppers en la nevera –revela Vizcarro–. Pongo la Celsius o la piedra de horno debajo de la barbacoa y luego hago un fuego encima. Cuando hay brasa empiezo a hacer la comida y dejo la fogata encima de la piedra o Celsius, e incluso echo un par de troncos más. Cuando llega la hora de la cena, saco la masa y la estiro en una rudimentaria pala de pizzero, limpio la fogata hasta llegar a la piedra o la Celsius, le paso un trapo mojado por encima de manera muy rápida y deposito las masas estiradas. Pasados unos minutos, les doy la vuelta y las riego con una picada de aceite de oliva, ajo y perejil”. “Para la cena es un éxito con una salsa de yogur y pepino”, asegura, y no nos cabe duda de que es así. 

El secreto está en la masa… madre

Para el especialista en micropanadería Juan Manuel Rodríguez, la clave durante el verano está en concentrar la producción y alargar las jornadas de horneado. “Que las masas vayan despacio no será el problema y, ¡es más!, cuidado con sacar las masas más allá de 26ºC porque se disparan que no veas”, advierte, y recomienda, para estos meses cálidos, tirar solo de masas madre. “Por muy fofita que la tengamos no dudo de que tirará”, confía el divulgador, mientras confiesa que, en est época, sueña con duchas de agua fría desde el mismo momento en que llega al obrador a 30 grados.

De propina, Rodríguez propone una receta, la de sus chapatas con sésamo, que en verano servirán tanto para bocatas que llevar a la playa o la piscina como para hacer unos tostones de hummus de calabacín, tomate seco y albahaca, por ejemplo, con que culminar una noche en la terraza.

Para elaborarlas, usa 850 gramos de harina de fuerza, 700 gramos de agua, 18 gramos de sal, 150 gramos de sésamo tostado y 300 gramos de masa madre líquida, con un 100% de hidratación. 

El panadero divide el proceso en tres sesiones, para conseguir dos hornadas de tres chapatas de unos 350 gramos cada una: la de preparación de la masa madre, la del mezclado de ingredientes y amasado y, por último, la de división, reposo y horneado. 

“El día 1 haremos un refresco de masa madre usando ya la harina de la receta”, pauta. El objetivo es obtener 300 gramos usando un ratio de 1:2, 5:2,5 aproximadamente. “Como hará calor, lo dejamos 2 horas a temperatura ambiente y metemos en la nevera hasta el día siguiente”, señala.

Segundo día, momento de mezclar todos los ingredientes, reservando 70-80 gramos de agua, que incorporaremos tras 20 minutos de reposo. Tras un leve amasado sin llegar a conseguir la malla de gluten, untaremos en un tupper plano y ancho la masa de unos dos kilos. “Es importante que el volumen del continente triplique el volumen del peso de la masa para evitar que se salga”, avisa. 

Tras media hora de reposo en el recipiente, toca realizar un pliegue sin mucha tensión y meter en la nevera hasta el día siguiente.

En la tercera jornada, sacaremos la masa de la nevera, espolvoreamos la mesa con sémola de trigo fina y volcaremos la masa, que dará para 6 chapatas de 350 gramos cada una. “Con sutileza, dejaremos la masa regular, dividiremos y la colocaremos en unos trapos de fermentación”, indica.  Así deberá reposar durante un par de horas para que se relaje y termine de fermentar. Con el horno preparado ya precalentado a 240ºC, será entonces momento de hornearlas durante 15 minutos con vapor y acabar sin vapor durante 20 minutos más.

Madre mía, qué sofoco

Para indagar un poco más en esto de las masas madre en verano recurrimos a la panadera autodidacta María Dolores Asensio que, antes de darnos sus claves, hace una advertencia: “Leo muchas veces que el verano es un momento bueno para empezarlas, ya que la cosa irá más rápida y la elaboración del pan también. Yo no estoy de acuerdo con esto, ya que me parece muy difícil controlar la fermentación a 30 grados. La temperatura que le gusta a la masa madre es calentita, más bien de 25º o 26º. Me resulta más fácil empezarla en primavera o en invierno dejándola cerca del radiador”, confiesa, para recordar que los panes de masa madre son de fermentación larga. “Esa es parte de su esencia, y de muchas de las cualidades únicas que tienen estos panes. Querer acortar el proceso no es la clave”, opina. 

Sus “tips” para elaborar sus panes en estos meses pasan por utilizar los ingredientes fríos para controlar así mejor la fermentación y agua fría del grifo en la receta de pan. “Si aún así resulta difícil controlarla, usa menos cantidad de masa madre de la que indica la receta”, pauta, y recuerda que la humedad ambiental también afectará a la masa, por lo que utilizar menos agua de la que se emplearía en invierno en la receta también puede resultar recomendable. Hacer reposos entre pliegue y pliegue en el  frigorífico es otra opción para controlar la temperatura.

En cuanto a la alimentación de la masa madre, previa al pan que quieras preparar, también recomienda agua fría y ratios de alimentación altos (por ejemplo, alimentar por la noche con un ratio de 1:10:10). “Todo lo necesario para que la fermentación no se dispare y no acabemos el verano con una masa madre demasiado ácida y débil”, avanza.  

La educadora de panes caseros de masas madre y editora de https://masasdemadre.com/ coincide con la valoración de Asensio. “Mucha gente piensa que el verano es ideal para hacer panes de masa madre debido a las temperaturas más elevadas, que en principio facilitan la fermentación. Sin embargo, esto depende del lugar donde vivas (no es lo mismo A Coruña y Sevilla, por ejemplo), ya que estas temperaturas pueden ser un poco demasiado, o, si estamos acostumbrados a hacer panes de masa madre en invierno, con la llegada del calor nos descolocamos”, confirma Veka, que se declara “entusiasta” de este tipo de masas. 

Para evitar “cualquier desastre”, nos comparte algunos de los procedimientos que suele aplicar el verano, que le permiten mantener más o menos intacto su horario de hacer panes, sin acortar el proceso de forma significativa, ya que, como observa, las largas horas de fermentación “no solo son beneficiosas para el resultado del pan sino que también nos permiten hacer vida normal, es decir, dormir, trabajar, cuidar de los niños y la casa, etc.”.

“En mi casa, en verano, la temperatura en la cocina sube unos 7-8ºC. Lógicamente, este cambio es muy significativo y, si quiero mantener los mismos tiempos de fermentación, tengo que reducir la cantidad de masa madre o de prefermento que uso para hacer los panes”, resuelve.  En su caso, en verano reduce un tercio (o incluso más) esta cantidad (es decir, que usa aproximadamente dos tercios de la cantidad de la que emplea en invierno, o incluso menos).

“Si hay olas de calor, en lugar de usar agua templada, utilizo la fría de la nevera para hacer la masa. Puede sonar raro, pero esto me permite ganar un poco de tiempo, que es lo que prefiero”, continúa, antes de hacer un llamamiento: “Hay que vigilar mucho la fermentación y el estado de la masa. Si la masa hecha con la masa madre sobrefermenta, será un desastre pegajoso imposible de trabajar y formar. Por eso, no está mal también reducir un poco la cantidad de agua que solemos usar para hacer el pan, especialmente si normalmente hacemos panes con hidratación media/alta”.

En verano, Veka opta por hacer las fermentaciónes en pieza (en banneton) en frío. “Con este paso nos evitamos otro riesgo de sobrefermentación debido a las altas temperaturas. Además, con la masa fría, el greñado es siempre más fácil”, subraya.
Por último, la especialista llama a la organización horaria: “Normalmente uso un horno portátil para hornear los panes en la terraza, pero si tengo que hacerlo en el horno convencional horneo por la noche, justo antes de ir a dormir. Así, aunque tengo que encender el horno y la cocina se calienta bastante, luego dejo la ventana abierta y hasta el día siguiente se ventila el calor acumulado”.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Largo domingo de verano

Largo domingo de verano


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Largo domingo de verano

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Mañana de domingo. Ahora que lo pienso, en vacaciones de verano todas las mañanas son mañanas de domingo. ¡Eureka! ¿Quién decía que no le gustaban los domingos? ¿No será que siempre traen pegado un lunes por la mañana? Pues este no. 

Testeo rápido desde la ventana: solazo, check; calorazo: check; ganas de echarse todo el día bajo una sombra y un algo de vientecillo, comer y merendar y cenar de campo en fiambrera con motivos setenteros, con bien de cerveza o limonada, libro, audiolibro, podcast…check.

Tenemos las fiambreras, la lectura, los auriculares, las bebidas a enfriar, la pandilla en preaviso. Lo que nos queda es diseñar el menú, y suerte que tenemos un buen fondo de armario de recetas y que, en realidad, llevamos ya días dándole vueltas al plan, así que hay algunos pasos previos que hemos dejado listos.

Como los aderezos para un bizcocho salado de tomate seco y alcaparras, una vuelta de tuerca de la versión dulce que triunfará o triunfará, porque, ¿alguien en la sala había tenido la idea de hornear esta masa plagada de sabor mediterráneo? 

Bizcocho salado de tomate seco y alcaparras
Bizcocho salado de tomate seco y alcaparras

O, si preferimos el formato más rústico, la masa para un panino mediterráneo como el de Una Italiana en la Cocina, que comparte ingredientes con el anterior, pero conlleva la previsión de dejar lista la mezcla de harina, sémola, levadura, agua y sal la noche antes. ¿Se nota mucho que en realidad llevamos toda la semana fantaseando con salir de picnic?

Menos anticipación requiere el pan relleno de Webos Fritos, si lo hacemos en versión vagoneta, con pan comprado: lo único que hay que hacer entonces es quitarle la miga y rellenarlo con una mezcla de ingredientes de lo más estival, casi casi una ensaladilla, solo que en versión baguette y sin patata. Pero, ¿y el orgullo de hornear nuestras propias baguettes y dejar flipado al personal con la diferencia de las del súper? Total, el único esfuerzo (casi) es calcular un ratito seis horillas antes de ponerte con la masa para dejar listo el prefermento que le dará un aroma que ya quisieran en la France…

Si vamos con el tiempo justo y, además, queremos incluir algún untable vegetal en nuestro tupper dominguero, no hay manera de que no lo acompañemos de unas crackers de semillas y orégano como las que preparan en Masas de Madre. ¿Que le pusiste orégano a todo lo anterior? Pues dale a la cúrcuma, al ras el-hanout o a la albahaca, lo que te cuadre, saldrá genial siempre que no te pases con el aderezo. 

¿Cómo? ¿Que el hummus de guisantes, de maíz o de pimientos se te hace demasiado healthy para las vacaciones?¿Que el calor te abre el apetito más lujurioso? Pues vengan aquí unos bollos hojaldrados de torreznos al estilo de la República Eslovaca y fin del antojo. Eso sí, incluye en la nevera portátil una botella de vino blanco fresquito, porque es indispensable para entender cómo se las gastan con estos hojaldres en toda centroeuropa. 

Apropiación cultural

Aquí defendemos que copiar recetas de otras latitudes no es robar, solo tomar prestado. Y aunque el pan de jamón venezolano, como este de Vanessa Archila, es típico de la Navidad en su país de origen, la mezcla de masa de mantequilla, aceitunas, pasas y el susodicho ingrediente nos funciona perfecta también el resto del año. Además, es muy cómodo de transportar, repartir, comer, repetir… y, ¿sabemos acaso qué tiempo hace por allá en navidades?

Aún tenemos otra propuesta importada que podría ser postre, pero no, porque es salada: la clásica quiche lorraine francesa, aunque esta vez ¡sin queso! (pero con bien de nata, y de huevo, y de panceta, y de todo lo que hace delicioso este pastel).

Receta de quiche lorraine
Quiche de puerros y panceta, monumento de masa quebrada

Bajando unos cientos de quilómetros nos encontramos con una focaccia rellena de todas las cosas buenas (o, por lo menos, de muchas) que hay en Italia. ¡Advertencia! La masa necesita 24 horas de fermentación, así que más vale haberlo pensado con algo de antelación, porque de verdad que merece el esfuerzo, cuando le hincas el diente a este pan aceitado que casi nos recuerda a un bocadillo ligero de pizza. 

Que no te empanas

¿Masa dorada encima y debajo y relleno a base de cebolla? ¿A qué nos recuerda eso? En el noroeste de la península no hay comida campestre o festiva sin su empanada, que viene a ser la solución definitiva para llevar contigo un plato completo, con el pan incluido, en una única porción. 

Variaciones hay muchas, pero vamos a empezar con la clásica empanada de masa fina y rellena de bacalao con pasas, una de las imprescindibles de las panaderías gallegas, ligera pero contundente y sabrosísima. La bola de liscos que se estila en el interior de la provincia de Lugo es menos común, un poco-bastante más basta e igualmente deliciosa, con el plus de incorporar chorizo y tocino en el relleno (¿hace falta explicar más?)

empanada de bacalao con pasas con masa fina
Empanada gallega de masa fina, la sublimación del bocadillo

Después de un pedazo de esta empanada no habrá manera de no echar una siesta debajo del árbol con el que llevamos días fantaseando, aunque no antes de probar los postres, que es festivo (o como si lo fuera). 

Aunque lo primero que se nos viene a la mente es una de esas gelatinas bamboleantes de colores chillones y altura imposible, reconozcámoslo, solo funcionan en las ficciones norteamericanas de los años cincuenta, no en una excursión de verdad. En cambio, este pudin de verano hecho con pan de molde y frutos rojos es más que posible: es fresco, es jugoso, es rápido de preparar (aunque requiere un mínimo de 24 horas de nevera) y lleva fruta, lo que puede crear la ficción de que estamos aportando un bocado sano a nuestro picnic. 

Para terminar, una extravagancia, un algo exótico, una suerte de petit four versión campestre: unos dumplins de fruta centroeuropeos como los que prepara Veka, con masa de patata y relleno de frambuesa o ciruela que te garantizarán que nadie, nadie coincidirá con tu postre en este largo banquete de domingo.

Dumplings de ciruela y frambuesa
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Pan sin amasado Panes planos

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo


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Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

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Ni francesa, ni al estilo Betanzos ni de camarón. La tortilla de la que hoy venimos a hablar se prepara con un único ingrediente (o tres, si es que contamos como ingredientes-ingredientes el agua y la sal): harina de maíz nixtamalizado

¿Supercalifragilistiqué? Nixtamalizada, del verbo nixtamalizar, o, lo que es lo mismo, cocer el maíz en alguna sustancia alcalina –que puede ser agua con cal o con ceniza–, un proceso muy común en América Latina que sirve para ablandar el grano antes de poder molerlo. Como extra, este tipo de cocinado transforma ciertos componentes presentes en el cereal hasta hacerlos más asimilables y mejorar su calidad nutricional. Nix-tan-mal,¿eh?

Pues el aroma y sabor de la harina resultante tampoco son desdeñables, y harán que tus tacos pasen por auténticos (cosa que no conseguirás, por mucha lima y cilantro que le pongas, con las tortillas del paquete con mariachis).

¡Ah! ¡Tortillas mexicanas! Dirás. Y dirás bien, aunque no exactamente, porque estos panes planos de maíz se consumen también a diario en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua o Costa Rica y porque, además, en México existen también otro tipo de tortillas, las de trigo, conocidas como “de harina”.

Pero vamos al lío, que es, de verdad, muy poco: lo que lleva mezclar los tres ingredientes, amasar un par de minutos, hacer bolitas y aplastarlas con el fondo de una olla –a poder ser, pesada–, para conseguir las tortillas, que luego cocinaremos en una sartén caliente, sin aceite ni nada, vuelta y vuelta y vuelta. Y sin encender el horno y abrasarnos antes de probar un chile. 

Ya que el lío es tan poco, conviene hacer una buena tanda de ellas, sabiendo que para rellenarlas no necesitamos grandes florituras (están buenísimas ellas solas) y que, si nos sobran, siempre podemos cortarlas en triangulitos y hacer los mejores totopos que vayamos a comer con el millón de guacamoles que caerán este verano.

Receta de tortillas de maíz nixtamalizado

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

Para hacer las mejores tortillas mexicanas, solo tienes que mezclar tres ingredientes, amasar un par de minutos, hacer bolitas y aplastarlas. Así de simple.
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Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Mexicana
Raciones 20 tortillas

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

  • 1 bol
  • prensa para tortillas, olla o sarten pesada de base plana
  • sartén
  • espátula
  • paño de cocina

Ingredientes
  

  • 270 g harina de maíz nixtamializado El Amasadero blanca o azul
  • 375 g agua tibia
  • 5 g sal

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla la de harina de maíz nixtamalizado con el agua tibia en un bol.
    Mezcla con agua la harina de maíz nixtamalizado
  • Trabaja la masa con las manos durante dos minutos, agrégale 1 pizca de sal y 2 cucharadas de agua.
    Amasa con las manos
  • Sigue trabajando la masa hasta alcanzar la consistencia deseada. No debe de quedar demasiado seca y grumosa ni muy acuosa.
  • Coge porciones de masa de 30 g y forma bolitas del tamaño de una pelota de ping pong. Con las cantidades indicadas tendremos 20 bolas de masa.
    Haz bolas con la masa
  • Coloca  las bolas de masa en la superficie de trabajo y cuando las tengas todas hechas, cúbrelas con un paño húmedo.
    Cubre con un paño húmedo
  • A continuación, forma las tortillas. Coloca una bola de masa entre dos hojas de papel de horno.
    Coloca una bola de masa entre dos hojas de papel de horno
  • Presiona con una sartén o una olla de hierro de base plana hasta formar un disco de 13 cm de diámetro.
    Presiona con una olla
  • Apila las tortillas ya hechas separadas con papel de horno, para que no se peguen entre sí.
  • Una vez las tengas todas hechas, cocínalas. Para ello calienta una sartén de hierro a fuego medio. Cuando esté bien caliente, coloca una tortilla en la sartén y cocínala unos 50 segundos por cada lado, volteándola hasta tres veces.
  • Retira la tortilla y apílala con el resto, envueltas en un paño de algodón para que de esta manera se conserven calientes. Repite el proceso hasta tenerlas todas cocinadas.
  • Una vez las tengas todas hechas, ya las puedes utilizar en tus recetas preferidas.
  • Para conservar las tortillas frescas, guárdalas en la nevera dentro de una bolsa de plástico o un recipiente hermético. Cuando las vayas a cocinar, solo tendrás que calentarlas y las tendrás como recién hechas.

Notas

Si te sobran tortillas, haz totopos cortándolas en triángulos y friéndolas en abundante aceite. De esta manera tendrás unos nachos caseros deliciosos para disfrutar con un buen guacamole o, si has tenido una noche de excesos, podrás pasar la resaca preparando chilaquiles.
Totopos
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Panes planos

Tras la pista de la falsa pita

Tras la pista de la falsa pita


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Tras la pista de la falsa pita

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Pregunta de Trivial: ¿Qué quiere decir, en griego, spanakopita? La cuestión es sencilla para quien haya visitado el país que fue, ahí atrás, cuna de nuestra civilización, o para quien tenga una cierta afición por la gastronomía. 

Pero fijémonos solamente en la palabra. Si nos dejamos guiar por nuestro olfato detectivesco deduciremos que el tal vocablo viene a significar algo parecido a espinacas en pan de pita. Y no nos llevaremos el quesito amarillo, pero por poco.

Porque “pita”, en idioma helénico, quiere decir “tarta”. Pero además, en nuestro caso, estamos hablando de una especie de bollo, empanada o bomba con forma y apariencia de pita, pero cuya masa se prepara, en realidad, como la de otro de esos panes planos que nos llegan de Oriente Medio, el naan… Menudo lío. 

Por aclarar, la spanakopita clásica es un pastel salado griego a base de –ninguna sorpresa–  espinaca, queso feta, cebolla y huevo, que se asa en sartén envuelto en masa filo. 

Por aclarar todavía más, la receta que hoy os proponemos es poco clásica, porque sustituye la masa filo por otra más densa y esponjosa, que se distingue de panes similares  por incluir yogur entre sus ingredientes.

Si queremos volver a rizar el rizo (y, de paso, meternos en un berenjenal histórico con siglos de hostilidades a sus espaldas), diremos que el plato, además, no dista mucho de otro de procedencia turca: el gozleme, un pan plano doblado relleno de espinacas y queso feta en el que la masa también lleva yogur entre sus ingredientes. 

Pero naaada que ver, a pesar de que ambos compartan ingredientes, forma de cocinado y procedencia mediterránea. Aquel es ¡cuadrado! y el nuestro es ¡redondo!, así que, esquivemos disputas seculares, encendamos el fuego y tiremos p’alante con esta muy intercultural falsa pita de espinacas.

Spanakopita

Pimienta Dulce/Alba Barbadillo Dulce Barbadillo
Pregunta de Trivial: ¿Qué quiere decir, en griego, spanakopita? La cuestión es sencilla para quien haya visitado el país que fue, ahí atrás, cuna de nuestra civilización, o para quien tenga una cierta afición por la gastronomía. 
5 de 3 votos
Plato Entrantes, Merienda
Cocina Griega

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Ingredientes para el relleno

  • aceite de oliva virgen extra
  • 1/2 cebolla
  • 1 manojo menta, perejil y eneldo frescos
  • 180 g espinacas frescas
  • 180 g queso feta
  • 90 g mozzarella rallada
  • 1 huevo opcional

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza la receta preparando la masa, para ello, en un bol grande pon todos los ingredientes de la masa.
  • Comienza a mezclar con una cuchara hasta que se absorba toda la harina. En este punto vuelca la masa a la encimera de la cocina y amasa a mano. Si usas amasadora, solo tienes que amasar a velocidad media durante unos minutos hasta que la masa se haga un boque. En este punto, pásala a la mesa de trabajo y termina de afinar a mano.
  • Si sientes la masa muy pegajosa y se desgarra puedes darle un reposo de 5 minutos y continuar amasando. Verás que después de cada reposo la masa estará mucho más suave y elástica.
  • La masa estará lista para la fermentación en bloque cuando consigas tener una bola suave y tersa. En ese momento ponla en un bol ligeramente engrasado con aceite. Tápalo con un plástico, un paño o con un gorro de ducha. Marca en el lateral del bol a la altura de la masa, para tener una referencia de cuánto crece.
  • Deja la masa fermentar hasta que duplique su volumen. A nosotros nos tardó unas 2:30 h a 23 ºC. A mayor temperatura menos tardará en duplicar, y viceversa.
  • Mientras la masa hace la fermentación en bloque, aprovecha para preparar el relleno. Para ello pica la cebolla y ponla en una sartén grande con un chorrito de aceite de oliva a fuego medio.
  • Cocina la cebolla hasta que coja algo de color y esté medio transparente. En este momento agrega las hierbas picadas y sofríe durante un par de minutos.
  • Añade ahora toda la espinaca fresca. Parecerá muchísima cantidad y que se va a salir por los laterales de la sartén, pero poco a poco verás como se va reduciendo hasta que va quedando como una pasta. Cocina durante unos 10 minutos hasta que esté suave y no quede líquido en la sartén.
  • Apaga el fuego y vierte el contenido de la sartén a un bol mediano. Deja que se enfríe un poco, unos minutos.
  • Agrega el queso feta y la mozzarella y mezcla bien con una cuchara. Si quieres que el relleno quede un poco más cremoso, agrega en este punto un huevo batido y mezcla bien. Reserva.
  • Una vez finalizada la fermentación en bloque, saca la masa del bol y colócala sobre la encimera ligeramente enharinada.
  • Divide la masa en 6 porciones iguales de aproximadamente 95 g cada una.
  • Forma una bola con cada porción de masa, cúbrelas con un plástico o un paño y déjalas reposar 5 minutos.
  • Pasado este reposo pon un poco de harina en la mesa de trabajo, coloca una de las bolas y aplástala con un rodillo hasta hacer un disco de aproximadamente 15 cm de diámetro.
  • Coloca en el centro del disco de masa una bola de relleno del tamaño de una bola de golf aproximadamente.
  • Ahora ve envolviendo el relleno, tirando de los extremos de la masa y sellándolos arriba, como se ve en las fotos.
  • Aplasta ligeramente la masa con el rodillo, pero con cuidado de no explotar el paquetito, hasta que tenga un diámetro de 10 o 12 cm.
  • Repite el proceso con las 6 porciones y colócalas sobre una bandeja con papel de horno o sobre la encimera ligeramente enharinada.
  • Tapa la bandeja con un plástico o un paño de cocina limpio y deja reposar durante media hora. 
  • Pon la sartén a calentar a fuego medio, sin aceite. Cuando esté bien caliente pon uno de los paquetitos de masa rellenos.
  • En este punto hay que armarse de paciencia y estar atentos. Dale la vuelta cada 30 segundos, hasta que esté bien dorado y se infle. Es importante que quede bien cocinado para que la masa no quede cruda y el queso se derrita.
  • Repite el proceso con el resto de porciones.
  • Recomendamos consumir inmediatamente, pero si se te queda alguno para la noche o para el día siguiente, puedes recalentarlos fácilmente en una sartén.
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Recetas Recetas con Ankarsrum Recetas de pan casero

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides


Valoraciones: 11 Comentarios

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides

Valoraciones: 11 Comentarios

La receta de Lola de hoy tiene dos características destacables:

Por un lado, a la masa se le añade tomate seco y parmesano triturado y orégano, para obtener una miga muy sabrosa.

Por otro, se usa una esponja para la fermentación, una mezcla de harina, agua y poquísima levadura. Por lo tanto, las fermentaciones serán largas, de unas 7-8 horas en total a unos 24º. Si tu cocina es más fresca o haces esta receta en los meses fríos del año, puedes añadir 1 gramos de levadura seca de panadería a la masa final para acelerar el proceso.

El amasado lo hacemos con una amasadora Ankarsrum. Si tienes un modelo de gancho, el proceso es similar, aunque tendrás que parar de vez en cuando la máquina y separar la masa que se quede pegada a los bordes del bol.

Este es un pan de hidratación alta (70 %) con el que se consiguen unos buenos alveolos. Si no te ves con práctica suficiente para trabajar estas masas tan blandas, rebaja 20 gramos de agua en la masa final. Te saldrá igualmente rico.

receta de pan con tomate y parmesano

Batard de tomate en Ankarsrum

Receta de un pan muy sabroso con tomate seco y parmesano.
4.91 de 10 votos
Tiempo de preparación 1 h 45 min
Tiempo de cocción 35 min
Tiempo total de fermentación 7 h
Tiempo total 9 h 20 min
Plato Pan
Cocina Internacional

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa final

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza preparando la esponja la tarde anterior. Mezcla los ingredientes y tapa.
  • Deja fermentar unas horas. Si hay mucha actividad y ha crecido, guarda en nevera hasta el día siguiente. Si hace frío deja a temperatura ambiente toda la noche.
  • Al día siguiente trocea el queso con los tomates en la picadora, pero sin llegar a que se haga una masa.
    Pica el queso y el tomate
  • Pon el agua, sal, aceite, la picada, el orégano y la esponja en el vaso de la Ankarsrum y programa velocidad 3.
    Mezcla los ingredientes líquidos en la amasadora
  • Añade un tercio de la harina. Cuando se incorpore al líquido, añade otro tercio. Espera de nuevo a que se incorpore y añade el último tercio.
  • Cuando esté toda integrada baja a velocidad 1 y amasa durante 10 minutos. Recuerda mover la pala y el rodillo cada 5 minutos para que toda la masa se amase bien.
  • Sube la velocidad al 2. Si tienes un termómetro, comprueba que la temperatura de la masa no supere los 27 grados.
  • Amasa 8 minutos, moviendo de vez en cuando el brazo de la amasadora amasador. Verás como la masa va cambiando.
  • La masa debería estar lisa y brillante. Es hora de pasarla a la cubeta de fermentación.
  • Haz 3 pliegues  y deja que repose una hora y media.
  • Pasado este tiempo, haz la segunda tanda de pliegues y deja fermentar otra hora y media.
  • Vuelve a hacer de nuevo los pliegues tras este tiempo.
  • Deja que la masa siga fermentando hasta que haya duplicado su volumen. Con la cocina a 24º, desde que se pasa la masa a la cubeta hasta que la fementación en bloque esté lista, el tiempo total aproximado es de 5 horas.
  • Pasamos a la encimera y dividimos en dos.
  • Dale forma de batard a cada uno de los trozos, dándole buena tensión.
  • Coloca cada batard en un banetón enharinado, cubre con un gorro o trapo y deja fermentar hasta que suban casi el doble. Esto llevará, aproximadamente, 2 horas.
  • Cuando a la masa le queden unos 45 minutos para terminar la fermentación, enciende el horno a 220 grados con calor abajo.
  • Si lo tienes, coloca el vaporizador Desh~Stoom en la base y deja que se caliente dentro del horno.
  • Volcamos las masas sobre papel de horno (dándolas la vuelta) y greñamos.
  • Metemos los panes al horno y llenamos de agua el vaporizador.
  • A los 20 minutos abrimos un momento la puerta para que salga el vapor residual y bajamos la temperatura a 205 grados durante 15 minutos.
  • Bajamos la temperatura a 195 grados y dejamos otros 10 minutos.
  • Apagamos el horno y dejamos los panes dentro 5 min.
  • Sacamos sobre rejilla para que se enfríen totalmente.

Notas

Si eres principiante te aconsejo que pongas 1 g de levadura seca en la masa final
Si no tienes mucha práctica reduce 10 – 20 g la cantidad de agua o escurre al máximo los tomates secos 
Con la levadura total que he puesto, 0,5 gramos, y la temperatura media de mi cocina de 24 grados, la primera fermentación duró 5 horas y la segunda 2 horas.
Si amasas a mano, hazlo durante 15 minutos con el amasado francés.
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Repostería tradicional

Refollao de Ayerbe

Refollao de Ayerbe


Valoraciones: 13 Comentarios

Refollao de Ayerbe

Valoraciones: 13 Comentarios

Ya sé que el nombre puede resultar muy ambicioso, o tal vez puede generar en ti una envidia malsana hacia los sujetos pasivos o activos de la acción, pero la realidad es que “folla” en aragonés significa hoja, y sí, su cata te va a dar placer.

Este postre es típico de la localidad de Ayerbe, en el Reino de los Mallos, el más mágico de todos los rincones de mi provincia amarilla.

En la zona se puede caminar por multitud de senderos y rutas, pero este terruño destaca por sus deportes de aventura: sobre el río Gállego puedes hacer rafting, kayak, hidrospeed, puenting, en Riglos evidentemente puedes escalar sus mallos o hacer vías ferratas, alrededor de Loarre, el castillo románico mejor conservado de Europa, puedes volar en parapente o disfrutar de un paseo a caballo en un entorno idílico (Hípica Loarre). Si te apetece algo más cómodo siempre puedes observar la naturaleza en estado puro desde cualquier mirador, gozando del vuelo planeante de los buitres, o en temporada de setas disfrutar con la micología.

Una sorpresa que no te esperaras será poder emocionarte con Amancio Prada o troncharte de risa con Rafa Maza y Fabiolo en Santa Eulalia de Gállego, el pueblo con más butacas de teatro que habitantes. Allí se encuentra El Corral de García un espacio creativo para artes escénicas que nos facilita el acceso a la cultura a los que vivimos en las lejanas periferias de las grandes urbes y ello es de agradecer.

Como veis, la comarca es un guiso potente con muchos ingredientes en una cazuela de pocos kilómetros cuadrados.

Después de tanta actividad parad en Ayerbe – la carretera principal sigue pasando por el medio del pueblo como en los años ochenta – descansad y disfrutad de una buena comida o de un rato de asueto. Pero ¡Panarras del mundo! antes de volver a vuestras tareas… no dejéis de visitar la panadería Ascaso. Ahí encontraréis pan de verdad, las típicas tortas de Ayerbe y un “Refollao” sublime que te puede llevar a un clímax panarril.

Esta es mi versión del postre. Contiene espelta blanca para poder estirarla con más facilidad en casa.

Refollado de Ayerbe

Ya sé que el nombre puede resultar muy ambicioso, o tal vez puede generar en ti una envidia malsana hacia los sujetos pasivos o activos de la acción, pero la realidad es que “folla” en aragonés significa hoja, y sí, su cata te va a dar placer.
4.83 de 17 votos
Plato Desayuno, Merienda, Postre
Cocina Española

Ingredientes
  

Para rematar

Elaboración paso a paso
 

  • En un bol juntamos todos los ingredientes sin orden ni concierto.
  • Amalgamos todo hasta que no veamos harina seca y dejamos reposar diez minutos. A continuación amasamos sin dar mucho meneo, ya que la harina de espelta blanca tiene poca fuerza, así que con mimo y con un par de reposos tendremos la masa lista.
  • Dejaremos a la masa fermentar durante una hora en bloque. (Foto 3)
  • Pasada la primera fermentación dividiremos la masa en dos partes de unos 260 gramos.
  • Boleamos las dos masas y las dejamos reposar durante 20 minutos.
  • Estiramos la masa en forma de círculo hasta que tenga unos 40 centímetros de diámetro, esta faena la voy haciendo a la vez con las dos masas, es decir, estiro un poco una, la dejo descansar y paso a la otra masa, trabajar con reposos en las masas ayuda a su estirado. En uno de estos descansos peso 25 gramos de azúcar y los abandono en un platillo. Pesa otros 25 gramos de azúcar y reserva. Para cada “Refollao” utilizaremos una de estas reservas.
  • Llega la hora de regar. Ante ti tienes un campo de masa circular, coge la aceitera y con tiento dibuja una espiral alrededor de toda la masa, podrías hacerlo con un pincel, podrías hacerlo en líneas, pero oye a mi la espiral me une con lo primigenio, con esa esencia que tiene hacer pan y repostería, haciendo los mismos gestos que otros congéneres durante siglos.
  • Coge una de las reservas con 25 gramos de azúcar y espolvorea más o menos la mitad por el disco de masa untado en aceite.
  • Llega la hora de plegar, es el paso más técnico pero recuerda que si no te sale bien nadie te expulsará de tu cocina. El Refollao de Ayerbe lleva siete pliegues, hay veces que lo consigo pero hay veces que hago ocho, otras seis, pero vamos si quieres ser purista tienes que hacer siete pliegues.
  • Mira el círculo y visualiza dónde está el centro. Coge la masa del borde exterior con la mano derecha estira hacia arriba, pon la mano izquierda como si fuera un tope dentro de la masa e intenta llevar al centro la masa de la mano derecha, habrás hecho uno de los pliegues, continua ayudándote de tus manos plegando toda la masa.
  • Haz los mismos pasos para la segunda pieza.
  • La segunda fermentación es de tres horas, la masa tiene que llegar muy relajada al horno.
  • Precalienta el horno a 200 grados con ventilador y con una plancha Celsius si la tienes, si no posees de este provechoso artefacto panarra calienta el horno a 230 grados con la bandeja normal dentro, al Refollao le gusta entrar a un horno ardiente. 
  • Mientras el forno hace sus preliminares, vas a acabar de endulzar la situación, untando un poco más de aceite sobre las piezas y dejando caer el resto de azúcar lentamente sobre toda la superficie, puedes ser más abundante con tu dulzura en los pliegues de la masa.
  • Toca esperar a que la situación sea la idónea para introducir nuestras obras en la cueva rusiente.
  • Los hago de uno en uno y después de 12 minutos en el horno, quedan perfectos, los tonos son dorados, el azúcar se ha caramelizado… personalmente lo que más me gusta es que hay partes que son suaves y tiernas como bollos y otras partes que son duras y fuertes.
  • A “Refollar”…
Categorías
Recetas

El truco del vasito multiplicado

El truco del vasito multiplicado


Valoraciones: 7 Comentarios

El truco del vasito multiplicado

Valoraciones: 7 Comentarios

Con nuestra entrada de hoy no aspiramos a mucho. Una nadería. Únicamente pretende ser una iniciación a los misterios de la multiplicación de los panes y los peces. Un milagro, una alquimia… más o menos.

En realidad, venimos con una fórmula bastante más mundana, viejuna, si queremos, que no es otra que la de la producción (y la multiplicación, sí) de yogur en casa. De uno salen muchos. ¡Magia!

Vale, sí, magia, pero, ¿qué tendrá que ver –te preguntarás– el yogur con las barras, las hogazas o las masas con las que nos hemos ganado el apelativo de “panarras”? Pues bastante.

Para empezar, tanto en la elaboración de pan como en la de yogur interviene un proceso común: la fermentación, que es la transformación de ciertos componentes de los alimentos mediante un proceso bioquímico en el que intervienen enzimas, bacterias y/o levaduras. En el caso del pan, los azúcares de la harina y en el del yogur, la lactosa de la leche.

Además, para lo que hoy nos ocupa nos valemos de un cacharro, la cámara de fermentación doméstica Brød & Taylor, que tanto nos permite tener de una tacada hasta veinte yogures como preparar masas, o incluso cocinar a baja temperatura (hasta 90 grados).

Y, como truco final, este aparato puede guardarse en cualquier cajón cuando no se usa, ya que, frente a otros armatostes, esta fermentadora tiene la cualidad de plegarse y pasar a ocupar poco más que un ordenador portátil algo obsoleto.

El misterio (el de fermentar, no el de ocupar poco) está en mantener una temperatura constante durante todo el proceso, lo que, en el yogur, hará que las bacterias que se encargan de la transubstanciación de la leche sean las que tienen que ser, y no otras, y se multipliquen en su justa medida, para no acabar teniendo un zoológico en miniatura en nuestra cuchara.

Con esos parámetros controlados, unos tarros de cristal, un mísero yogur industrial, leche y unas cuantas horas tendremos todo lo que hay que tener para convertirnos, abracadabra, en alquimistas, nivel vasito de postre.

como hacer yogur casero

Receta de yogur con fermentadora Brød&Taylor

Gracias a su control preciso de la temperatura, conseguimos que la leche fermente, cuaje y se convierta en yogur.
4.34 de 3 votos
Tiempo de preparación 15 min
Tiempo total de fermentación 8 h
Tiempo total 8 h 15 min
Plato Merienda, Postre
Cocina Internacional

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

  • 600 ml leche entera
  • 1 yogur natural

Elaboración paso a paso
 

  • Calienta la leche suavemente un cazo hasta que alcance los 40ºC.
  • Nada más alcance esa temperatura, echa la leche en un bol y añade el yogur.
  • Mezcla suavemente con unas varillas hasta que la mezcla sea homogénea.
  • A continuación, echa la mezcla en los recipientes de cristal donde harás el yogurt.
  • Colócalos en la fermentadora, destapados.
  • Pon la fermentadora a 37 ºC y déjalos fermentar 8 horas.
  • Cuando estén cuajados, apaga la fermentadora, tápalos y guárdalos en la nevera un mínimo de 4 horas, para que adquieran un poco más de consistencia.
  • Una vez pasado el tiempo de refrigeración y tengan consistencia de yogurt ya los tienes listos para consumir. Conforme van pasando los días, lo normal es que aparezca algo suero en la superficie de los yogures, pero estos estarán perfectamente.

Notas

En caso de que la leche se caliente por encima de los 40ºC, retira del fuego y espera a que baje la temperatura.
Si pasadas las 8 horas el yogur está muy líquido, puedes dejarlo un poco más, pero sin excederte para evitar que se pongan ácidos.
Ten en cuenta que dependiendo del tipo de yogur que uses o de la calidad de la leche, los yogures que obtengas pueden ser más o menos consistente. Si quieres unos yogures densos, tienes la opción de añadirle leche en polvo a la leche caliente, antes de agregar el yogur.
Puedes optar por no calentar la leche. En este caso, necesitarás entre 9 y 10 horas de fermentación.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Pizzas

El Vals del Minuto de la pizza napolitana

El Vals del Minuto de la pizza napolitana


Valoraciones: 2 Comentarios

El Vals del Minuto de la pizza napolitana

Valoraciones: 2 Comentarios

Hacer pizza casera al estilo napolitano es un poco como bailar: una vez que sabes hacerlo resulta casi espontáneo, pero antes necesitas interiorizar las instrucciones, seguir los pasos, cierta práctica y unas condiciones específicas que, si se obvian, nos abocan a parecer un pato mareado. 

En el caso de esta concreta pizza, la clave está en la temperatura (alta) y el tiempo (breve).  Es lo que marca la diferencia a la hora de conseguir un disco tirando a fino y bien condimentado, sutilmente tostado y con esa consistencia ligera, entre gomosa y jugosa, difícil de describir pero reconocible a primera vista.

Y nuestro horno doméstico, reconozcámoslo, es como un par de botas de montaña, excelentes para transitar caminos pedregosos, pero no el calzado que usaríamos en un vals.

Esto no significa que en el horno de casa no podamos preparar pizzas más que decentes, pero nunca se parecerán a las napolitanas.

Porque, para que la masa adquiera esa consistencia única, necesitamos duplicar la temperatura de un horno convencional, hasta los 500 grados,  lo que nos permitirá que nuestra pizza esté bien cocinada en un tiempo muy, muy corto: tanto como un minuto. 

Aquí es cuando entra en juego el instrumental adecuado: un horno portátil como el Ooni, que en poco tiempo alcanza esas cotas de calor y nos permite emular en nuestro balcón, jardín o terraza la fragua de Hefesto, si Hefesto fuese pizzaiolo y no el dios herrero de la antigua Grecia.

Con esto, ya podemos lucirnos con nuestra coreografía, siempre con la prevención de tenerlo todo listo para interpretar con ritmo nuestro Vals del Minuto hecho pizza: estirar y dar formar a la masa, condimentar con un poco de salsa de tomate y de mozzarella, meter inmediatamente en nuestro Ooni, voltear, sacar, agregar la albahaca, cortar y comer. Y vuelta a empezar. Sin perder compás. Sin defraudar a Chopin.

Horno Ooni con pala de regalo

Pizza en un minuto en horno Ooni

Estos hornos requieren una técnica distinta a la que usas en tu horno de la cocina. Te explicamos cómo usarlos.
5 de 2 votos
Tiempo de preparación 32 min
Tiempo de cocción 1 min
Plato Plato principal
Cocina Italiana

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el condimento

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla en un bol la harina, el agua, la levadura seca especial para pizzas y la sal hasta que los ingredientes estén integrados. Usa una cuchara o las manos.
    Mezcla la masa
  • Pasa la masa a una encimera y pliégala 4 veces para que coja un poco de cuerpo.
  • Mete la masa en una cubeta de fermentación ligeramente untada con aceite y deja fermentar un par de horas a temperatura ambiente.
  • Guarda la cubeta en la nevera, un mínimo de 24 horas y un máximo de 5 días. La harina especial para pizzas necesita una fermentación larga para que se estire bien.
  • 5 horas antes de hacer las pizzas, saca la masa de la nevera y déjala a temperatura ambiente, dentro de la cubeta, durante 2 horas.
  • Pasadas las 2 horas, pasa la masa a la encimera ligeramente enharinada y divide la masa en cuatro trozos.
  • Con cada trozo de masa, recógelo hacia el centro, formando una especie de hatillo.
    Pliega los trozos hacia el centro
  • Ahora dale la vuelta, coloca en una parte de la encimera que no tenga harina y trae el trozo de masa hacia ti usando la palma de la mano, de forma que la parte de la masa en contacto con la encimera se trabe y la bola comience a coger tensión.
  • Una vez tengas las 4 bolas de masa hechas, añade harina o semolina a tu recipiente y coloca las bolas de masa, separadas entre ellas unos 4 cm y tengan espacio para expandirse al fermentar.
    Coloca las bolas en un recipiente
  • Déjalo fermentar durante 3 horas a temperatura ambiente.
    Bolas fermentadas
  • Pasadas estas 3 horas, enciende el horno Ooni según las indicaciones del fabricante, dale máxima potencia y espera 15 minutos para que alcance la temperatura idónea.
  • Coloca los ingredientes para tenerlos a mano en el momento de preparar la pizza.
  • Empieza el Vals del Minuto: pon semolina en la superficie de trabajo y coge una bola de masa ayudándote de una rasqueta de panadería.
  • Extiéndela presionando con las yemas de los dedos desde el centro hacia los bordes.
    Presiona ligeramente con los dedos
  • Una vez esté un poco abierta la masa, presionas la mitad de la masa con la palma de la mano derecha y con los dedos de la otra mano, la agarras por bordes tirando de ella hacia arriba. La vuelves a la mesa con un pequeño golpe contra la mesa. Mientras haces esto, vas girando la masa para ir agarrando y  estirándola todo alrededor de la misma forma.
  • Cuando tengas una base de 30 cm de diámetro de un grosor uniforme, pasa la masa a la pala.
  • Condimenta con agilidad y decisión: tomate en la base, queso y chorro de aceite.
    Condimenta la pizza
  • Introduce la pala en el horno y retira con un golpe seco para que la pizza se deslice sin deformarse ni quedarse pegada. Intenta que la masa no te quede muy atrás para que no se queme con la llama del horno.
    Introduce la pizza en el horno
  • No te separes del horno, coge la pala de girar las pizzas y pasados 20 segundos, gira la pizza unos 90º dentro del horno.
    Gira la masa con la pala especial para girar
  • Pasados otros 20 segundos, gírala de nuevo otros 90º.
  • Pasados otros 20 segundos, dale el último giro y termina la cocción.
  • Saca la pizza del horno, dásela a alguien para que la sirve y comienza de nuevo el Vals del Minuto.
    Retira la pizza del Ooni y comienza de nuevo el Vals del Minuto

Consejos al usar hornos Ooni

Haz las pizzas del tamaño recomendado por el fabricante. Aunque la piedra de la base es más grande y podemos pensar que podemos hacer la pizza de ese tamaño, no es así. La pizza no puede llegar atrás del todo, pues estaría muy cerca del fuego y se quemaría.

Nunca utilices papel de horno porque arderá.

No pongas demasiados condimento, pues corres el riesgo de que la masa quede cruda. La temperatura de los Ooni es tan alta que quemaría la superficie y dejaría la base cruda.

Pizza napolitana en Ooni
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

Horno Ooni con pala de regalo
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Masas dulces Masas hojaldradas

Cruffin

Cruffin


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Cruffin

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Últimamente nos da un poco de miedo descubrir lo que un panadero o pastelero puede llegar a hacer con una masa de croissant. Que si cubo de croissant, que si croissant aplastado, que si pan de molde de croissant, que si New York roll hecho con croissant, ¿pero es que esto no va a parar nunca? Pues, seguramente, no. El caso es que el protagonista de la receta de hoy es una de estas invenciones, quizás el precursor de todas ellas. Hay un poco de controversia sobre su origen, ya que se lo disputan entre la famosa pastelería australiana Lune Croissant y Mr. Holmes Bakehouse, en San Francisco. Con lo que parece que sí hay acuerdo es con el año, 2013.

Pero, sea cual sea el inventor original, la idea es muy simple. Masa de croissant, molde de muffins (magdalenas), y boom!, ahí tienes un bebé Cruffin. Parece una tontería, pero el formato da mucho juego a rellenarlo de todo tipo de cremas, y eso es lo que hemos venido a hacer aquí. La crema de limón que traemos es uno de los tantos rellenos que puedes ponerle, pero no intentes saltarte este paso y no ponerle relleno, porque te estarás perdiendo la mitad del disfrute.

Y no, no estamos en contra de estas creaciones a partir de la masa de croissant. De hecho, nos encantan (casi) todas. Así que nos declaramos muy fans de los cruffins.

Sobadora de masas

receta de Cruffin

El cruce entre el muffin y el croissant
5 de 2 votos
Plato Postre, Repostería
Cocina Americana

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Para la crema de limón

  • 2 huevos
  • 2 yemas de huevo
  • 160 g azúcar
  • 80 g mantequilla
  • 1 limón

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza preparando la masa de hojaldre fermentada 2 días antes. En la lista de ingredientes tienes el enlace a la receta.
  • La noche antes de querer hornear los cruffins, tienes que preparar la crema de limón, para que dé tiempo a que se enfríe bien.
  • Para hacer la crema solo tienes que poner los huevos, yemas, azúcar, ralladura y zumo de limón en una olla pequeña. Con la varilla bate bien hasta que esté todo integrado.
  • Agrega la mantequilla en trozos. No hace falta que esté a temperatura ambiente, puede estar fría.
  • Pon la olla a fuego medio-bajo y no pares de remover con la varilla.
  • Verás que una vez se derrita toda la mantequilla, comenzará a espesar poco a poco.
  • Cuando espese un poco y tenga una textura como de mermelada, retira la olla del fuego y vierte la crema en un bol limpio.
  • Tapa la crema con un film de forma que esté en contacto con ella. Déjala enfriar a temperatura ambiente.
  • Una vez esté a temperatura ambiente resérvala en la nevera hasta el día siguiente.
  • El día de hacer los cruffins ya debes tener la masa de croissant o napolitana en la nevera. Usa la laminadora para estirar la masa hasta que tenga un grosor de 3 mm.
  • Corta rectángulos de masa de 24 cm x 3 cm.
  • Este rectángulo córtalo en 3 más pequeños de 8 x 3 cm.
  • Junta estos 3 trozos más pequeños sobreponiéndolos 2 cm, como se muestra en la foto, de forma que queden solapados.
  • Enróllalos y mete los tres extremos de los rectángulos debajo del rollo.
  • Ve colocándolos en el molde de muffins.
  • Tapa la bandeja con un plástico o un paño y déjalos fermentar hasta que dupliquen su tamaño, aproximadamente. A nosotros, tardó unas 2 horas a 28ºC en la cámara de fermentación. Pero si en tu caso la temperatura es menor, tardará algo más.
  • En este momento píntalos con huevo batido y cuécelos en el horno a 170 ºC con aire o 190 ºC sin aire, calor arriba y abajo, durante unos 20 a 25 minutos, hasta que estén bien dorados.
  • Recién salidos del horno, sácalos con cuidado del molde y espolvoréalos con azúcar, o rebózalos en un bol con azúcar.
  • Ve colocándolos sobre una rejilla hasta que se enfríen completamente.
  • Una vez estén fríos, echa la crema en una manga pastelera con una boquilla para rellenar. Si no tienes esta boquilla, puedes simplemente hacer un pequeño corte (de 5mm aproximadamente) en la punta de la manga.
  • Rellena los cruffins hincando la manga pastelera desde abajo o desde arriba, manipulándolos con cuidado.
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Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias

Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias


Valoraciones: 3 Comentarios

Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias

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El segundo problema más común a la hora de hacer pan parece que es la dificultad para conseguir un corteza crujiente. Estas con las principales causas:

Usas aceite o mantequilla en la masa

Muchas recetas de pan que circulan por ahí fermentan en muy poco tiempo y suelen incorporar aceite o mantequilla y azúcar para compensar la falta de sabor de un pan de leudado rápido.

El aceite y la mantequilla dan sabor y esponjosidad a la masa, pero si usas mucha cantidad la corteza se reblandecerá.

Solución: elimina el aceite o mantequilla, reduce la cantidad de levadura a la mitad y deja fermentar el doble de tiempo. Tu pan se conservará mejor y la corteza quedará más crujiente.

Dejas enfriar en un lugar demasiado frío

Si, nada más terminar de cocer el pan, lo sacas del horno para dejar que se enfríe, estás facilitando que el vapor que todavía desprende la masa recién horneada se condense en la corteza, dejándola blandurría.

Solución: enfría el pan dentro del horno. Apágalo, deja la puerta entreabierta espera tranquilamente a que el pan se enfríe . El calor residual ayudará a que el vapor no se condense en la corteza.

Falta de vapor al comenzar a hornear

Puede parecer contradictorio con el punto anterior, pero el vapor al comienzo de la cocción ayuda a crear una corteza fina, brillante y crujiente.

Si ya lo estás intentando, lo más probable es que no estés creando el suficiente. El problema se agrava si, además, la puerta de tu horno deja que se escape.

Solución: crea más vapor al principio de la cocción.

Nuestra forma favorita desde hace unos meses es usar un vaporizador Desh~Stoom, una piedra de horno pequeña que tiene un hueco para rellenar con agua. Esta se irá evaporando poco a poco produciendo vapor de forma continua durante los primeros minutos de la cocción.

También puedes colocar una bandeja metálica llena de tornillos o piedras volcánicas en la base del horno y echarle un vaso de agua, pero nos parece más fácil quemarse y es mucho más engorroso.

Revisa también las gomas de la puerta del horno. Puede que estés desgastadas y unas nuevas ayuden a retener mejor el vapor.

Amasadora Ankarsrum

Horneado muy corto

La corteza necesita tiempo de cocción para formarse. Si tras seguir una receta ves que el pan te queda clarito, es posible que esto sea parte del problema.

Solución: dale 10 minutos más de cocción o sube la temperatura del horno unos 20 grados. El pan debe quedar bien dorado. Ojo, porque los hornos tienen menos luza que las encimeras y puedes tener la impresión de que está más dorado de lo que en realidad está. Ante la duda, dale siempre más tiempo.