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Pizza al estilo de Nueva York, cada porción a su hora

Pizza al estilo de Nueva York, cada porción a su hora


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En una época en que el imperativo de las aceleradísimas tendencias gastronómicas parece haber encumbrado las pizzas napolitanas como las únicas auténticas, la pizza al estilo de Nueva York puede resultar un poco old school: aquellas porciones gigantes que se empezaron a comercializar a finales de los años ochenta y apenas se ven ya por las calles y centros comerciales no son, quizás, tan fancy como las abultadas, tostadas y muy sobrerrepresentadas “artigianale”… Pues tanto peor. 

Por suerte, con unas cuantas indicaciones y un horno Ooni podemos rememorar en versión casera aquellos enormes triángulos de tomate, queso y nada más, pensados para comer sin plato y hacernos felices en una tarde de sábado. 

El objetivo, conseguir una masa lo suficientemente resistente como para que el pico del triángulo nos indique la hora a la que engullir la pizza, y que esta sea las tres y cuarto (o las cuatro y veinte) o, ya como meriendacena, las ocho menos veinte, pero nunca, jamás, las seis y media. 

¿Cómo lo haremos? Con una masa que, a diferencia de la napolitana, incorpora a la harina, la levadura, la sal y el agua un par de ingredientes que facilitan que adquiera la consistencia justa, crujiente pero jugosa (no queremos una galleta salada) y fina pero capaz de sostenerse una vez que la doblamos al medio para morderla. Apunta: aceite de oliva y azúcar. 

El primero consigue que la corteza sea más densa y más tierna que la que daría una masa sin grasa y, en cuanto al azúcar, además de aportar un toque de sabor, logra un dorado más uniforme.

Teniendo esto claro, lo que nos queda es bregarnos en el arte del estirado, para conseguir una circunferencia tan amplia como nuestro horno de jardín nos permita, teniendo en cuenta que las de Nueva York son pizzas finas (no más de un centímetro de grosor) y que la corteza solo debe quedar un pelín más alta. Eso, y adquirir agilidad para voltearla y sacarla tan pronto como empiece a estar tostadita. 

Finalmente, para que nuestro isósceles portable de pan tenga el regusto a Little Italy –donde nació hace ya más de un siglo– que corresponde, podemos fiarnos de la receta clásica y añadir a la salsa de tomate un poco de mantequilla, una cebolla cortada en dos (que retiraremos) y ajo picado, además de aceite de oliva, orégano y albahaca, y usar mozzarella seca, la óptima para rallar en grueso sin conseguir el “efecto charco” que hace la fresca sobre la masa si no la escurrimos a conciencia.

Pizza al estilo de Nueva York

De masa fina, salsa sabrosa y capaz de aguantar el "New York fold"
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Plato Plato principal
Cocina Americana

Ingredientes
  

Para la masa de pizza estilo NY

Para el condimento

Elaboración paso a paso
 

  • Pon el agua en el bol de la amasadora, añádele la levadura seca y espera que esta se hidrate un par de minutos.
  • Activa la amasadora a velocidad suave y ve añadiendo la harina, el azúcar, el aceite y la sal, amasando a velocidad media durante 6 minutos hasta que la masa esté lisa y uniforme y se separe de las paredes del bol.
  • Pon la masa en la superficie de trabajo y unifícala con unos pliegues.
  • Colócala en un recipiente hermético untado con aceite y tápalo.
  • Deja reposar la masa una hora a temperatura ambiente, para que se active la levadura. A continuación, guárdala en la nevera un mínimo de 24 horas y hasta 5 días.
  • 5 horas y media antes de hacer las pizzas, saca la masa de la nevera y déjala atemperar a temperatura ambiente dentro del propio recipiente durante 2 horas.
  • Pasado este tiempo, pon semolina en la superficie de trabajo y divide la masa en 4 partes iguales.
  • Forma una bola compacta con cada una de ellas. Comienza recogiendo la masa con los dedos hacia el centro, formando una especie de hatillo. 
  • A continuación, dale la vuelta a la masa, dejando los pliegues hacia abajo.
  • En una parte de la mesa de trabajo sin semolina, arrastra la bola hacia ti empujándola con la palma de la mano. Verás que la la bola gana tensión.
  • Una vez tengas las 4 bolas de masa hechas de la misma manera, añade harina o semolina en un recipiente hermético y colócalas dentro, separadas entre ellas unos 4 cm y tengan espacio para expandirse al fermentar.
  • Tapa el recipiente y déjalo fermentar a temperatura ambiente 3 horas. Las bolas tienen que doblar su tamaño.
  • Una vez la masa haya alcanzado el punto óptimo de fermentación, prepara las pizzas: comienza rallando la mozarella y colocando la salsa de tomate en un bol.
  • Enciende el horno Ooni según las indicaciones del fabricante, dale máxima potencia, espera 15 minutos para que alcance la temperatura idónea.
  • Mientras el horno se calienta comienza a preparar la pizza. Cubre con semolina la superficie de trabajo y ayudándote de una espátula coge una bola de masa y coloca encima de la semolina. Abre un poco la masa ayudándote con las yemas de los dedos.  
  • 14. Extiendela ayudándote de un rodillo hasta conseguir un disco fino de de 30 cm de diámetro.
  • 15. Pasa el disco de masa a la pala de horno.
  • 16. Condimenta la pizza con el tomate y el queso.
  • 17. Pon una cucharada de tomate en el centro y extiéndelo con el reverso de la cuchara, haciendo movimientos circulares cubriendo toda la superficie.
  • 18. A continuación, reparte la mozzarella de manera uniforme por toda la superficie de la masa.
  • 19. Introduce la pizza en el horno, ayudándote de la pala y con un golpe seco. Deslízala de manera precisa asegurándote que quede en el centro de la piedra, no demasiado atrás, y evitar así que se queme.
  • 20.No te separes del horno, coge la pala de girar las pizzas y pasados 20 segundos, gira la pizza unos 90º dentro del horno.
  • 21.Pasados otros 20 segundos, gírala de nuevo otros 90º.
  • 22.Después de otros 20 segundos, gírala nuevamente y termina la cocción.
  • 23. Finalmente, con la pala grande, retira la pizza y sírvela.
  • 24. A continuación, prepara la siguiente pizza de la misma manera, con rapidez y precisión. Condiméntala y hornéala de la misma manera, repitiendo el proceso hasta tenerlas todas listas.
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Panes planos Recetas

¿Que el calor no importa? Toma torta

¿Que el calor no importa? Toma torta


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¿Que el calor no importa? Toma torta

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Naan en Ooni. Ni que hablásemos sánscrito. No. No pretendemos aquí desvelar los sagrados misterios de esta lengua ancestral. Nos conformamos con emular la técnica para preparar este pan plano indio lo más parecido a cómo lo harían allí, con los instrumentos que tenemos disponibles aquí.

Naan en Ooni: una torta esponjosa, flexible, levemente fermentada, cocinada en nuestro horno portátil Ooni, ese que consigue también pizzas napolitanas dignas de Nápoles

Naan en Ooni. Naan en Ooni. Ya nos va gustando la cantinela. 

Y la cantinela va de emular las condiciones caloríficas de un tandoor (o tandur), ese horno cilíndrico de arcilla o metal que funciona a carbón, tradicional del norte de la India y Pakistán, y usado para cocinar, entre otras cosas, el naan, el pan que acompaña sus muy especiados guisos y aderezos. Para eso tenemos que movernos entre 400 y 500 grados, bastantes más de los que alcanzamos en nuestro horno de casa. 

Que sí, que ya sabemos que sabes que el naan puede cocinarse también en sartén, pero lo de hoy es otro nivel. Porque el Ooni es capaz de alcanzar los 500 grados del horno indio en 15 minutos, que es más o menos el tiempo que nos llevará amasar, reposar y estirar nuestra masa para formar los discos.

 Luego, solo quedará  hornearlos el tiempo necesario para que se cocinen, formen burbujas y se tuesten ligeramente por algunas partes, algo como un minuto. Igualito que si tuviéramos que pegarlos a la pared de un tandoor del Punjab, pero sin tener que salir de nuestra terraza o jardín y sin riesgo de que la torta acabe en el fondo de un pozo abrasador.

Naan en Ooni

Aprovecha las altas temperaturas de tu Ooni para conseguir la textura del pan naan hecho en tandori
4.50 de 2 votos
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina India

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Para pintar

  • perejil fresco
  • manteca cocida de vaca (ghee)

Elaboración paso a paso
 

  • En el bol de la amasadora pon el agua con, la levadura seca de panadería y el de azúcar. Mézclalo un minuto y déjalo reposar a temperatura ambiente hasta que se formen burbujas.
  • Añádele el aceite, el yogur y la sal. Activa de nuevo la amasadora a velocidad 2 y vete agregando la harina poco a poco.
  • Sube la velocidad de la amasadora a 4 y sigue amasando 3 minutos más. Sube de nuevo la velocidad a 5 y amásala otros 3 minutos.
  • Tendrás una masa lisa y elástica. Pásala a la mesa de trabajo, pliégala un par de veces para unificarla.
  • Colócala en un bol amplio, untado con un poco de aceite, tápala con un gorro de ducha y déjala reposar en un lugar cálido, a 21ºC una hora, hasta que doble su volumen.
  • Cuando la masa haya doblado su tamaño, enciende el horno ooni a potencia máxima para que se vaya calentando mientras das forma a los panes.
  • Vuelca la masa en la superficie de trabajo previamente enharinada, y divídela en 8 partes iguales.
  • Haz bolas con cada una de ellas. Una vez tengas la masa boleada, coge una de las bolas y aplástala un poco con las manos. Tapa el resto con un paño para que no se sequen.
  • Tamiza un poco de harina encima y ayudándote de un rodillo, extiéndela en forma ovalada y con un grosor de unos 5 mm.
  • Haz lo mismo con el resto de las porciones de masa y una vez tengas los panes todos estirados ya puedes comenzar a hornearlos.
  • Pon un poco de semolina en la pala y coloca uno de los panes encima.
  • Mete el pan en el honor. Déjalo 30 segundos y gíralo 90 ºC ayudándote con la pala pequeña. Verás que se van formando burbujas y el pan se infla.
  • No te separes del horno y pasados 30 segundos  vuelve a gírarlo. Déjalo 30 segundos y voltealo y pasados otros 30 segundos, retíralo y colócalo en un plato.
  • Haz lo mismo con el resto de los panes y  cuando los tengas todos cocidos, pincelalos con ghee espolvorea un poco de perejil y apílalos en un plato para que se mantengan calientes.
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Conceptos básicos

Otros consejos para hacer pan en verano

Otros consejos para hacer pan en verano


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Otros consejos para hacer pan en verano

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Llega el verano (es un decir, va buena que llegó, pero ahora podemos decir que arrecia) y llega el momento de refrescar algunas de nuestras recomendaciones para hacer buen pan en esta época del año o, lo que es lo mismo, para mantener nuestro nivel panarra cuando las temperaturas suben. 

Pero mira, es que este año estamos hasta el límite de escucharnos, así que hemos pensado en callar un poco  y dejar que hablen quienes saben de todo esto. ¿Vagancia redomada, haraganería, dejadez estival? Puede que de eso haya un poco también, pero no hay mal que por bien no venga, a la vista de todos los consejos, técnicas, recetas y hasta viajes por el mundo que proponen nuestras voces expertas. Vamos allá. 

Más es menos y menos es más

Para la escritora gastronómica Susana Pérez (Webos Fritos), las condiciones climáticas de estos meses tienen sus ventajas. “En mi caso, como en casa hace mucho calor, lo que hago es aprovechar para hacer más cantidad de pan, congelar, y tenerlo listo para cuando me hace falta y así no estar usando el horno tan a menudo como en los meses fríos”, sugiere. Para ello, juega con las fermentaciones, que son más rápidas que en otras estaciones, y se vale del frigo para ir manteniendo las masas.

Cuando no quiere encender el horno, aprovecha para hacer algún pan fácil en sartén

El panadero granadino Joaquín Labayen resume su modus operandi veraniego en tres maniobras, dirigidas a controlar la fermentación con alta temperatura ambiente: aumentar la cantidad de sal (en un 0,5% en masa final, o adiciones de hasta el 1% en masas madre), reducir la hidratación y plegar con frecuencia, para conseguir que la masa enfríe más rápido y de forma más homogénea en las fermentaciones en bloque en frío. 

Para estos meses, él apuesta por un pan “automático” de centeno –con receta de Ibán Yarza en su volumen Pan casero–, para evitarnos dolores de cabeza con la fermentación. “Al centeno le gustan las temperaturas altas, el proceso completo desde el amasado llevará pocas horas y, si lo hacemos en molde, él mismo nos avisará de cuándo está listo para meter en el horno”, incita.

Por si fuera poco, lanza una recomendación que es panadera, pero un poco también vital: “Aprovecha para hacer pan al aire libre con el más despreocupado espíritu veraniego durante una acampada o una barbacoa. Olvídate de fórmulas, recetas y porcentajes: mezcla a ojo harina con agua, sal y levadura. Forma una pelota con eso y deja que repose un rato (ni mires el reloj). Haz unas tortas con las manos y ponlas en la sartén del camping gas o en la parrilla. Unos minutos por cada lado y estará listo”.

Qué calor ni qué calor

Como gallega asentada en Galicia, a la creadora de contenidos gastronómicos Mónica Prego el calor estival no la atosiga. “Encender el horno no es un problema, al menos por las temperaturas. Y si el problema son las pocas ganas de trabajar, siempre podemos recurrir a las maravillosas panaderías que tenemos por aquí”, reflexiona, desde la comodidad de los 23 grados de máxima de este mes de julio, antes de echar la vista atrás: “Al contrario. Cuando lo que había en las casas eran grandes hornos de leña, lo que condicionaba e impedía calentarlos para hacer pan era el mal tiempo y el no poder ir a coger leña al monte”. Como rememora, entonces tocaba hacer panes en sartén o sobre las brasas, o filloas o panes hervidos en la olla del caldo (lo que por esas latitudes se conoce tradicionalmente como “bolos no pote”). 

Lo que sí incide, al menos en su caso, en las rutinas panarras son las vacaciones escolares, las fiestas en el jardín, los picnics y los picoteos con amistades. Para afrontar tales vicisitudes, tiene sus métodos.

“Mi primer consejo pensando en el pan para el verano es hacer un buen acopio de tostadas en el congelador para los desayunos y las meriendas e incluso para las cenas con tostas y de picoteo. Así que, como el trabajo es casi el mismo, en lugar de hacer un pan, lo mejor es hacer varios, cortarlos y congelarlos. Incluso hacer diferentes tipos de bollitos para poder recurrir a ellos”, propone.

“El pan al vapor es siempre la gran opción para el verano; los panecillos bao o el pan mantú, al que le podemos dar diferentes formas y utilizar tanto para los clásicos bocadillos, como para hacer perritos si le damos forma alargada”, sugiere Prego, que también aconseja abonarnos a la sartén para viajar a través del mundo en cada cena, “desde las tortillas de maíz o trigo para tacos o burritos, las piadinas, el naan y pan de pita, las arepas, muffins ingleses, unos blinis salados, batbout, chapatis y un largo etc”. “Aquí nos funciona y nos ayuda a decidir los menús del verano”, reconoce. 

A todo vapor

El panarra oscense Manuel Vizcarro se decanta también por el vapor para hacer “baozi a cascoporro” entre junio y septiembre. Se refiere a esos bollos orientales blanditos y esponjosos destinados a prepararse (y comerse) rellenos. ¿De qué? “De casi cualquier cosa”, adelanta. “Además, se puede jugar con diferentes tipos de líquidos en las masas para dar colores diferentes. Yo utilizo restos de acelga y, sobre todo, remolacha para dar color”, pone como ejemplo. 

Para Vizcarro, el “más aclamado” es el baozi de remolacha y salmón, con una salsa de soja, zumo y ralladura de limas y unos copos de guindilla. Otro muy especial es el relleno de queso con una masa coloreada con pimentón.

A la hora de elaborarlos, realiza una primera fermentación en frío. “Luego los formo con el relleno y los rebozo en alguna semilla, que siempre da un efecto en el comensal como de sorpresa cuando lo ven”, apunta. Los de remolacha van con sésamo negro, los de pimentón con sésamo dorado. “¿Por qué creeremos que si está rebozado en semillas es mejor?”, se pregunta. 

La barbacoa (hey)

Otra posibilidad: aprovechar la barbacoa donde hemos hecho las costillas, las verduras o lo hayamos querido churrascar para sacar a pasear nuestra plancha Celsius. “Hago una masa básica de pan, la divido en trozos de 300 gramos y la guardo en tuppers en la nevera –revela Vizcarro–. Pongo la Celsius o la piedra de horno debajo de la barbacoa y luego hago un fuego encima. Cuando hay brasa empiezo a hacer la comida y dejo la fogata encima de la piedra o Celsius, e incluso echo un par de troncos más. Cuando llega la hora de la cena, saco la masa y la estiro en una rudimentaria pala de pizzero, limpio la fogata hasta llegar a la piedra o la Celsius, le paso un trapo mojado por encima de manera muy rápida y deposito las masas estiradas. Pasados unos minutos, les doy la vuelta y las riego con una picada de aceite de oliva, ajo y perejil”. “Para la cena es un éxito con una salsa de yogur y pepino”, asegura, y no nos cabe duda de que es así. 

El secreto está en la masa… madre

Para el especialista en micropanadería Juan Manuel Rodríguez, la clave durante el verano está en concentrar la producción y alargar las jornadas de horneado. “Que las masas vayan despacio no será el problema y, ¡es más!, cuidado con sacar las masas más allá de 26ºC porque se disparan que no veas”, advierte, y recomienda, para estos meses cálidos, tirar solo de masas madre. “Por muy fofita que la tengamos no dudo de que tirará”, confía el divulgador, mientras confiesa que, en est época, sueña con duchas de agua fría desde el mismo momento en que llega al obrador a 30 grados.

De propina, Rodríguez propone una receta, la de sus chapatas con sésamo, que en verano servirán tanto para bocatas que llevar a la playa o la piscina como para hacer unos tostones de hummus de calabacín, tomate seco y albahaca, por ejemplo, con que culminar una noche en la terraza.

Para elaborarlas, usa 850 gramos de harina de fuerza, 700 gramos de agua, 18 gramos de sal, 150 gramos de sésamo tostado y 300 gramos de masa madre líquida, con un 100% de hidratación. 

El panadero divide el proceso en tres sesiones, para conseguir dos hornadas de tres chapatas de unos 350 gramos cada una: la de preparación de la masa madre, la del mezclado de ingredientes y amasado y, por último, la de división, reposo y horneado. 

“El día 1 haremos un refresco de masa madre usando ya la harina de la receta”, pauta. El objetivo es obtener 300 gramos usando un ratio de 1:2, 5:2,5 aproximadamente. “Como hará calor, lo dejamos 2 horas a temperatura ambiente y metemos en la nevera hasta el día siguiente”, señala.

Segundo día, momento de mezclar todos los ingredientes, reservando 70-80 gramos de agua, que incorporaremos tras 20 minutos de reposo. Tras un leve amasado sin llegar a conseguir la malla de gluten, untaremos en un tupper plano y ancho la masa de unos dos kilos. “Es importante que el volumen del continente triplique el volumen del peso de la masa para evitar que se salga”, avisa. 

Tras media hora de reposo en el recipiente, toca realizar un pliegue sin mucha tensión y meter en la nevera hasta el día siguiente.

En la tercera jornada, sacaremos la masa de la nevera, espolvoreamos la mesa con sémola de trigo fina y volcaremos la masa, que dará para 6 chapatas de 350 gramos cada una. “Con sutileza, dejaremos la masa regular, dividiremos y la colocaremos en unos trapos de fermentación”, indica.  Así deberá reposar durante un par de horas para que se relaje y termine de fermentar. Con el horno preparado ya precalentado a 240ºC, será entonces momento de hornearlas durante 15 minutos con vapor y acabar sin vapor durante 20 minutos más.

Madre mía, qué sofoco

Para indagar un poco más en esto de las masas madre en verano recurrimos a la panadera autodidacta María Dolores Asensio que, antes de darnos sus claves, hace una advertencia: “Leo muchas veces que el verano es un momento bueno para empezarlas, ya que la cosa irá más rápida y la elaboración del pan también. Yo no estoy de acuerdo con esto, ya que me parece muy difícil controlar la fermentación a 30 grados. La temperatura que le gusta a la masa madre es calentita, más bien de 25º o 26º. Me resulta más fácil empezarla en primavera o en invierno dejándola cerca del radiador”, confiesa, para recordar que los panes de masa madre son de fermentación larga. “Esa es parte de su esencia, y de muchas de las cualidades únicas que tienen estos panes. Querer acortar el proceso no es la clave”, opina. 

Sus “tips” para elaborar sus panes en estos meses pasan por utilizar los ingredientes fríos para controlar así mejor la fermentación y agua fría del grifo en la receta de pan. “Si aún así resulta difícil controlarla, usa menos cantidad de masa madre de la que indica la receta”, pauta, y recuerda que la humedad ambiental también afectará a la masa, por lo que utilizar menos agua de la que se emplearía en invierno en la receta también puede resultar recomendable. Hacer reposos entre pliegue y pliegue en el  frigorífico es otra opción para controlar la temperatura.

En cuanto a la alimentación de la masa madre, previa al pan que quieras preparar, también recomienda agua fría y ratios de alimentación altos (por ejemplo, alimentar por la noche con un ratio de 1:10:10). “Todo lo necesario para que la fermentación no se dispare y no acabemos el verano con una masa madre demasiado ácida y débil”, avanza.  

La educadora de panes caseros de masas madre y editora de https://masasdemadre.com/ coincide con la valoración de Asensio. “Mucha gente piensa que el verano es ideal para hacer panes de masa madre debido a las temperaturas más elevadas, que en principio facilitan la fermentación. Sin embargo, esto depende del lugar donde vivas (no es lo mismo A Coruña y Sevilla, por ejemplo), ya que estas temperaturas pueden ser un poco demasiado, o, si estamos acostumbrados a hacer panes de masa madre en invierno, con la llegada del calor nos descolocamos”, confirma Veka, que se declara “entusiasta” de este tipo de masas. 

Para evitar “cualquier desastre”, nos comparte algunos de los procedimientos que suele aplicar el verano, que le permiten mantener más o menos intacto su horario de hacer panes, sin acortar el proceso de forma significativa, ya que, como observa, las largas horas de fermentación “no solo son beneficiosas para el resultado del pan sino que también nos permiten hacer vida normal, es decir, dormir, trabajar, cuidar de los niños y la casa, etc.”.

“En mi casa, en verano, la temperatura en la cocina sube unos 7-8ºC. Lógicamente, este cambio es muy significativo y, si quiero mantener los mismos tiempos de fermentación, tengo que reducir la cantidad de masa madre o de prefermento que uso para hacer los panes”, resuelve.  En su caso, en verano reduce un tercio (o incluso más) esta cantidad (es decir, que usa aproximadamente dos tercios de la cantidad de la que emplea en invierno, o incluso menos).

“Si hay olas de calor, en lugar de usar agua templada, utilizo la fría de la nevera para hacer la masa. Puede sonar raro, pero esto me permite ganar un poco de tiempo, que es lo que prefiero”, continúa, antes de hacer un llamamiento: “Hay que vigilar mucho la fermentación y el estado de la masa. Si la masa hecha con la masa madre sobrefermenta, será un desastre pegajoso imposible de trabajar y formar. Por eso, no está mal también reducir un poco la cantidad de agua que solemos usar para hacer el pan, especialmente si normalmente hacemos panes con hidratación media/alta”.

En verano, Veka opta por hacer las fermentaciónes en pieza (en banneton) en frío. “Con este paso nos evitamos otro riesgo de sobrefermentación debido a las altas temperaturas. Además, con la masa fría, el greñado es siempre más fácil”, subraya.
Por último, la especialista llama a la organización horaria: “Normalmente uso un horno portátil para hornear los panes en la terraza, pero si tengo que hacerlo en el horno convencional horneo por la noche, justo antes de ir a dormir. Así, aunque tengo que encender el horno y la cocina se calienta bastante, luego dejo la ventana abierta y hasta el día siguiente se ventila el calor acumulado”.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Largo domingo de verano

Largo domingo de verano


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Largo domingo de verano

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Mañana de domingo. Ahora que lo pienso, en vacaciones de verano todas las mañanas son mañanas de domingo. ¡Eureka! ¿Quién decía que no le gustaban los domingos? ¿No será que siempre traen pegado un lunes por la mañana? Pues este no. 

Testeo rápido desde la ventana: solazo, check; calorazo: check; ganas de echarse todo el día bajo una sombra y un algo de vientecillo, comer y merendar y cenar de campo en fiambrera con motivos setenteros, con bien de cerveza o limonada, libro, audiolibro, podcast…check.

Tenemos las fiambreras, la lectura, los auriculares, las bebidas a enfriar, la pandilla en preaviso. Lo que nos queda es diseñar el menú, y suerte que tenemos un buen fondo de armario de recetas y que, en realidad, llevamos ya días dándole vueltas al plan, así que hay algunos pasos previos que hemos dejado listos.

Como los aderezos para un bizcocho salado de tomate seco y alcaparras, una vuelta de tuerca de la versión dulce que triunfará o triunfará, porque, ¿alguien en la sala había tenido la idea de hornear esta masa plagada de sabor mediterráneo? 

Bizcocho salado de tomate seco y alcaparras
Bizcocho salado de tomate seco y alcaparras

O, si preferimos el formato más rústico, la masa para un panino mediterráneo como el de Una Italiana en la Cocina, que comparte ingredientes con el anterior, pero conlleva la previsión de dejar lista la mezcla de harina, sémola, levadura, agua y sal la noche antes. ¿Se nota mucho que en realidad llevamos toda la semana fantaseando con salir de picnic?

Menos anticipación requiere el pan relleno de Webos Fritos, si lo hacemos en versión vagoneta, con pan comprado: lo único que hay que hacer entonces es quitarle la miga y rellenarlo con una mezcla de ingredientes de lo más estival, casi casi una ensaladilla, solo que en versión baguette y sin patata. Pero, ¿y el orgullo de hornear nuestras propias baguettes y dejar flipado al personal con la diferencia de las del súper? Total, el único esfuerzo (casi) es calcular un ratito seis horillas antes de ponerte con la masa para dejar listo el prefermento que le dará un aroma que ya quisieran en la France…

Si vamos con el tiempo justo y, además, queremos incluir algún untable vegetal en nuestro tupper dominguero, no hay manera de que no lo acompañemos de unas crackers de semillas y orégano como las que preparan en Masas de Madre. ¿Que le pusiste orégano a todo lo anterior? Pues dale a la cúrcuma, al ras el-hanout o a la albahaca, lo que te cuadre, saldrá genial siempre que no te pases con el aderezo. 

¿Cómo? ¿Que el hummus de guisantes, de maíz o de pimientos se te hace demasiado healthy para las vacaciones?¿Que el calor te abre el apetito más lujurioso? Pues vengan aquí unos bollos hojaldrados de torreznos al estilo de la República Eslovaca y fin del antojo. Eso sí, incluye en la nevera portátil una botella de vino blanco fresquito, porque es indispensable para entender cómo se las gastan con estos hojaldres en toda centroeuropa. 

Apropiación cultural

Aquí defendemos que copiar recetas de otras latitudes no es robar, solo tomar prestado. Y aunque el pan de jamón venezolano, como este de Vanessa Archila, es típico de la Navidad en su país de origen, la mezcla de masa de mantequilla, aceitunas, pasas y el susodicho ingrediente nos funciona perfecta también el resto del año. Además, es muy cómodo de transportar, repartir, comer, repetir… y, ¿sabemos acaso qué tiempo hace por allá en navidades?

Aún tenemos otra propuesta importada que podría ser postre, pero no, porque es salada: la clásica quiche lorraine francesa, aunque esta vez ¡sin queso! (pero con bien de nata, y de huevo, y de panceta, y de todo lo que hace delicioso este pastel).

Receta de quiche lorraine
Quiche de puerros y panceta, monumento de masa quebrada

Bajando unos cientos de quilómetros nos encontramos con una focaccia rellena de todas las cosas buenas (o, por lo menos, de muchas) que hay en Italia. ¡Advertencia! La masa necesita 24 horas de fermentación, así que más vale haberlo pensado con algo de antelación, porque de verdad que merece el esfuerzo, cuando le hincas el diente a este pan aceitado que casi nos recuerda a un bocadillo ligero de pizza. 

Que no te empanas

¿Masa dorada encima y debajo y relleno a base de cebolla? ¿A qué nos recuerda eso? En el noroeste de la península no hay comida campestre o festiva sin su empanada, que viene a ser la solución definitiva para llevar contigo un plato completo, con el pan incluido, en una única porción. 

Variaciones hay muchas, pero vamos a empezar con la clásica empanada de masa fina y rellena de bacalao con pasas, una de las imprescindibles de las panaderías gallegas, ligera pero contundente y sabrosísima. La bola de liscos que se estila en el interior de la provincia de Lugo es menos común, un poco-bastante más basta e igualmente deliciosa, con el plus de incorporar chorizo y tocino en el relleno (¿hace falta explicar más?)

empanada de bacalao con pasas con masa fina
Empanada gallega de masa fina, la sublimación del bocadillo

Después de un pedazo de esta empanada no habrá manera de no echar una siesta debajo del árbol con el que llevamos días fantaseando, aunque no antes de probar los postres, que es festivo (o como si lo fuera). 

Aunque lo primero que se nos viene a la mente es una de esas gelatinas bamboleantes de colores chillones y altura imposible, reconozcámoslo, solo funcionan en las ficciones norteamericanas de los años cincuenta, no en una excursión de verdad. En cambio, este pudin de verano hecho con pan de molde y frutos rojos es más que posible: es fresco, es jugoso, es rápido de preparar (aunque requiere un mínimo de 24 horas de nevera) y lleva fruta, lo que puede crear la ficción de que estamos aportando un bocado sano a nuestro picnic. 

Para terminar, una extravagancia, un algo exótico, una suerte de petit four versión campestre: unos dumplins de fruta centroeuropeos como los que prepara Veka, con masa de patata y relleno de frambuesa o ciruela que te garantizarán que nadie, nadie coincidirá con tu postre en este largo banquete de domingo.

Dumplings de ciruela y frambuesa
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Pan sin amasado Panes planos

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo


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Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

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Ni francesa, ni al estilo Betanzos ni de camarón. La tortilla de la que hoy venimos a hablar se prepara con un único ingrediente (o tres, si es que contamos como ingredientes-ingredientes el agua y la sal): harina de maíz nixtamalizado

¿Supercalifragilistiqué? Nixtamalizada, del verbo nixtamalizar, o, lo que es lo mismo, cocer el maíz en alguna sustancia alcalina –que puede ser agua con cal o con ceniza–, un proceso muy común en América Latina que sirve para ablandar el grano antes de poder molerlo. Como extra, este tipo de cocinado transforma ciertos componentes presentes en el cereal hasta hacerlos más asimilables y mejorar su calidad nutricional. Nix-tan-mal,¿eh?

Pues el aroma y sabor de la harina resultante tampoco son desdeñables, y harán que tus tacos pasen por auténticos (cosa que no conseguirás, por mucha lima y cilantro que le pongas, con las tortillas del paquete con mariachis).

¡Ah! ¡Tortillas mexicanas! Dirás. Y dirás bien, aunque no exactamente, porque estos panes planos de maíz se consumen también a diario en Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua o Costa Rica y porque, además, en México existen también otro tipo de tortillas, las de trigo, conocidas como “de harina”.

Pero vamos al lío, que es, de verdad, muy poco: lo que lleva mezclar los tres ingredientes, amasar un par de minutos, hacer bolitas y aplastarlas con el fondo de una olla –a poder ser, pesada–, para conseguir las tortillas, que luego cocinaremos en una sartén caliente, sin aceite ni nada, vuelta y vuelta y vuelta. Y sin encender el horno y abrasarnos antes de probar un chile. 

Ya que el lío es tan poco, conviene hacer una buena tanda de ellas, sabiendo que para rellenarlas no necesitamos grandes florituras (están buenísimas ellas solas) y que, si nos sobran, siempre podemos cortarlas en triangulitos y hacer los mejores totopos que vayamos a comer con el millón de guacamoles que caerán este verano.

Receta de tortillas de maíz nixtamalizado

Tortillas de maíz nixtamalizado o la triangulatura del círculo

Para hacer las mejores tortillas mexicanas, solo tienes que mezclar tres ingredientes, amasar un par de minutos, hacer bolitas y aplastarlas. Así de simple.
5 de 2 votos
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Mexicana
Raciones 20 tortillas

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

  • 1 bol
  • prensa para tortillas, olla o sarten pesada de base plana
  • sartén
  • espátula
  • paño de cocina

Ingredientes
  

  • 270 g harina de maíz nixtamializado El Amasadero blanca o azul
  • 375 g agua tibia
  • 5 g sal

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla la de harina de maíz nixtamalizado con el agua tibia en un bol.
    Mezcla con agua la harina de maíz nixtamalizado
  • Trabaja la masa con las manos durante dos minutos, agrégale 1 pizca de sal y 2 cucharadas de agua.
    Amasa con las manos
  • Sigue trabajando la masa hasta alcanzar la consistencia deseada. No debe de quedar demasiado seca y grumosa ni muy acuosa.
  • Coge porciones de masa de 30 g y forma bolitas del tamaño de una pelota de ping pong. Con las cantidades indicadas tendremos 20 bolas de masa.
    Haz bolas con la masa
  • Coloca  las bolas de masa en la superficie de trabajo y cuando las tengas todas hechas, cúbrelas con un paño húmedo.
    Cubre con un paño húmedo
  • A continuación, forma las tortillas. Coloca una bola de masa entre dos hojas de papel de horno.
    Coloca una bola de masa entre dos hojas de papel de horno
  • Presiona con una sartén o una olla de hierro de base plana hasta formar un disco de 13 cm de diámetro.
    Presiona con una olla
  • Apila las tortillas ya hechas separadas con papel de horno, para que no se peguen entre sí.
  • Una vez las tengas todas hechas, cocínalas. Para ello calienta una sartén de hierro a fuego medio. Cuando esté bien caliente, coloca una tortilla en la sartén y cocínala unos 50 segundos por cada lado, volteándola hasta tres veces.
  • Retira la tortilla y apílala con el resto, envueltas en un paño de algodón para que de esta manera se conserven calientes. Repite el proceso hasta tenerlas todas cocinadas.
  • Una vez las tengas todas hechas, ya las puedes utilizar en tus recetas preferidas.
  • Para conservar las tortillas frescas, guárdalas en la nevera dentro de una bolsa de plástico o un recipiente hermético. Cuando las vayas a cocinar, solo tendrás que calentarlas y las tendrás como recién hechas.

Notas

Si te sobran tortillas, haz totopos cortándolas en triángulos y friéndolas en abundante aceite. De esta manera tendrás unos nachos caseros deliciosos para disfrutar con un buen guacamole o, si has tenido una noche de excesos, podrás pasar la resaca preparando chilaquiles.
Totopos
Categorías
Panes planos

Tras la pista de la falsa pita

Tras la pista de la falsa pita


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Tras la pista de la falsa pita

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Pregunta de Trivial: ¿Qué quiere decir, en griego, spanakopita? La cuestión es sencilla para quien haya visitado el país que fue, ahí atrás, cuna de nuestra civilización, o para quien tenga una cierta afición por la gastronomía. 

Pero fijémonos solamente en la palabra. Si nos dejamos guiar por nuestro olfato detectivesco deduciremos que el tal vocablo viene a significar algo parecido a espinacas en pan de pita. Y no nos llevaremos el quesito amarillo, pero por poco.

Porque “pita”, en idioma helénico, quiere decir “tarta”. Pero además, en nuestro caso, estamos hablando de una especie de bollo, empanada o bomba con forma y apariencia de pita, pero cuya masa se prepara, en realidad, como la de otro de esos panes planos que nos llegan de Oriente Medio, el naan… Menudo lío. 

Por aclarar, la spanakopita clásica es un pastel salado griego a base de –ninguna sorpresa–  espinaca, queso feta, cebolla y huevo, que se asa en sartén envuelto en masa filo. 

Por aclarar todavía más, la receta que hoy os proponemos es poco clásica, porque sustituye la masa filo por otra más densa y esponjosa, que se distingue de panes similares  por incluir yogur entre sus ingredientes.

Si queremos volver a rizar el rizo (y, de paso, meternos en un berenjenal histórico con siglos de hostilidades a sus espaldas), diremos que el plato, además, no dista mucho de otro de procedencia turca: el gozleme, un pan plano doblado relleno de espinacas y queso feta en el que la masa también lleva yogur entre sus ingredientes. 

Pero naaada que ver, a pesar de que ambos compartan ingredientes, forma de cocinado y procedencia mediterránea. Aquel es ¡cuadrado! y el nuestro es ¡redondo!, así que, esquivemos disputas seculares, encendamos el fuego y tiremos p’alante con esta muy intercultural falsa pita de espinacas.

Spanakopita

Pimienta Dulce/Alba Barbadillo Dulce Barbadillo
Pregunta de Trivial: ¿Qué quiere decir, en griego, spanakopita? La cuestión es sencilla para quien haya visitado el país que fue, ahí atrás, cuna de nuestra civilización, o para quien tenga una cierta afición por la gastronomía. 
5 de 3 votos
Plato Entrantes, Merienda
Cocina Griega

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Ingredientes para el relleno

  • aceite de oliva virgen extra
  • 1/2 cebolla
  • 1 manojo menta, perejil y eneldo frescos
  • 180 g espinacas frescas
  • 180 g queso feta
  • 90 g mozzarella rallada
  • 1 huevo opcional

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza la receta preparando la masa, para ello, en un bol grande pon todos los ingredientes de la masa.
  • Comienza a mezclar con una cuchara hasta que se absorba toda la harina. En este punto vuelca la masa a la encimera de la cocina y amasa a mano. Si usas amasadora, solo tienes que amasar a velocidad media durante unos minutos hasta que la masa se haga un boque. En este punto, pásala a la mesa de trabajo y termina de afinar a mano.
  • Si sientes la masa muy pegajosa y se desgarra puedes darle un reposo de 5 minutos y continuar amasando. Verás que después de cada reposo la masa estará mucho más suave y elástica.
  • La masa estará lista para la fermentación en bloque cuando consigas tener una bola suave y tersa. En ese momento ponla en un bol ligeramente engrasado con aceite. Tápalo con un plástico, un paño o con un gorro de ducha. Marca en el lateral del bol a la altura de la masa, para tener una referencia de cuánto crece.
  • Deja la masa fermentar hasta que duplique su volumen. A nosotros nos tardó unas 2:30 h a 23 ºC. A mayor temperatura menos tardará en duplicar, y viceversa.
  • Mientras la masa hace la fermentación en bloque, aprovecha para preparar el relleno. Para ello pica la cebolla y ponla en una sartén grande con un chorrito de aceite de oliva a fuego medio.
  • Cocina la cebolla hasta que coja algo de color y esté medio transparente. En este momento agrega las hierbas picadas y sofríe durante un par de minutos.
  • Añade ahora toda la espinaca fresca. Parecerá muchísima cantidad y que se va a salir por los laterales de la sartén, pero poco a poco verás como se va reduciendo hasta que va quedando como una pasta. Cocina durante unos 10 minutos hasta que esté suave y no quede líquido en la sartén.
  • Apaga el fuego y vierte el contenido de la sartén a un bol mediano. Deja que se enfríe un poco, unos minutos.
  • Agrega el queso feta y la mozzarella y mezcla bien con una cuchara. Si quieres que el relleno quede un poco más cremoso, agrega en este punto un huevo batido y mezcla bien. Reserva.
  • Una vez finalizada la fermentación en bloque, saca la masa del bol y colócala sobre la encimera ligeramente enharinada.
  • Divide la masa en 6 porciones iguales de aproximadamente 95 g cada una.
  • Forma una bola con cada porción de masa, cúbrelas con un plástico o un paño y déjalas reposar 5 minutos.
  • Pasado este reposo pon un poco de harina en la mesa de trabajo, coloca una de las bolas y aplástala con un rodillo hasta hacer un disco de aproximadamente 15 cm de diámetro.
  • Coloca en el centro del disco de masa una bola de relleno del tamaño de una bola de golf aproximadamente.
  • Ahora ve envolviendo el relleno, tirando de los extremos de la masa y sellándolos arriba, como se ve en las fotos.
  • Aplasta ligeramente la masa con el rodillo, pero con cuidado de no explotar el paquetito, hasta que tenga un diámetro de 10 o 12 cm.
  • Repite el proceso con las 6 porciones y colócalas sobre una bandeja con papel de horno o sobre la encimera ligeramente enharinada.
  • Tapa la bandeja con un plástico o un paño de cocina limpio y deja reposar durante media hora. 
  • Pon la sartén a calentar a fuego medio, sin aceite. Cuando esté bien caliente pon uno de los paquetitos de masa rellenos.
  • En este punto hay que armarse de paciencia y estar atentos. Dale la vuelta cada 30 segundos, hasta que esté bien dorado y se infle. Es importante que quede bien cocinado para que la masa no quede cruda y el queso se derrita.
  • Repite el proceso con el resto de porciones.
  • Recomendamos consumir inmediatamente, pero si se te queda alguno para la noche o para el día siguiente, puedes recalentarlos fácilmente en una sartén.
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Recetas Recetas con Ankarsrum Recetas de pan casero

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides


Valoraciones: 11 Comentarios

Pan de tomate y parmesano en Ankarsrum, de Lola Benavides

Valoraciones: 11 Comentarios

La receta de Lola de hoy tiene dos características destacables:

Por un lado, a la masa se le añade tomate seco y parmesano triturado y orégano, para obtener una miga muy sabrosa.

Por otro, se usa una esponja para la fermentación, una mezcla de harina, agua y poquísima levadura. Por lo tanto, las fermentaciones serán largas, de unas 7-8 horas en total a unos 24º. Si tu cocina es más fresca o haces esta receta en los meses fríos del año, puedes añadir 1 gramos de levadura seca de panadería a la masa final para acelerar el proceso.

El amasado lo hacemos con una amasadora Ankarsrum. Si tienes un modelo de gancho, el proceso es similar, aunque tendrás que parar de vez en cuando la máquina y separar la masa que se quede pegada a los bordes del bol.

Este es un pan de hidratación alta (70 %) con el que se consiguen unos buenos alveolos. Si no te ves con práctica suficiente para trabajar estas masas tan blandas, rebaja 20 gramos de agua en la masa final. Te saldrá igualmente rico.

receta de pan con tomate y parmesano

Batard de tomate en Ankarsrum

Receta de un pan muy sabroso con tomate seco y parmesano.
4.89 de 9 votos
Tiempo de preparación 1 h 45 min
Tiempo de cocción 35 min
Tiempo total de fermentación 7 h
Tiempo total 9 h 20 min
Plato Pan
Cocina Internacional

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa final

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza preparando la esponja la tarde anterior. Mezcla los ingredientes y tapa.
  • Deja fermentar unas horas. Si hay mucha actividad y ha crecido, guarda en nevera hasta el día siguiente. Si hace frío deja a temperatura ambiente toda la noche.
  • Al día siguiente trocea el queso con los tomates en la picadora, pero sin llegar a que se haga una masa.
    Pica el queso y el tomate
  • Pon el agua, sal, aceite, la picada, el orégano y la esponja en el vaso de la Ankarsrum y programa velocidad 3.
    Mezcla los ingredientes líquidos en la amasadora
  • Añade un tercio de la harina. Cuando se incorpore al líquido, añade otro tercio. Espera de nuevo a que se incorpore y añade el último tercio.
  • Cuando esté toda integrada baja a velocidad 1 y amasa durante 10 minutos. Recuerda mover la pala y el rodillo cada 5 minutos para que toda la masa se amase bien.
  • Sube la velocidad al 2. Si tienes un termómetro, comprueba que la temperatura de la masa no supere los 27 grados.
  • Amasa 8 minutos, moviendo de vez en cuando el brazo de la amasadora amasador. Verás como la masa va cambiando.
  • La masa debería estar lisa y brillante. Es hora de pasarla a la cubeta de fermentación.
  • Haz 3 pliegues  y deja que repose una hora y media.
  • Pasado este tiempo, haz la segunda tanda de pliegues y deja fermentar otra hora y media.
  • Vuelve a hacer de nuevo los pliegues tras este tiempo.
  • Deja que la masa siga fermentando hasta que haya duplicado su volumen. Con la cocina a 24º, desde que se pasa la masa a la cubeta hasta que la fementación en bloque esté lista, el tiempo total aproximado es de 5 horas.
  • Pasamos a la encimera y dividimos en dos.
  • Dale forma de batard a cada uno de los trozos, dándole buena tensión.
  • Coloca cada batard en un banetón enharinado, cubre con un gorro o trapo y deja fermentar hasta que suban casi el doble. Esto llevará, aproximadamente, 2 horas.
  • Cuando a la masa le queden unos 45 minutos para terminar la fermentación, enciende el horno a 220 grados con calor abajo.
  • Si lo tienes, coloca el vaporizador Desh~Stoom en la base y deja que se caliente dentro del horno.
  • Volcamos las masas sobre papel de horno (dándolas la vuelta) y greñamos.
  • Metemos los panes al horno y llenamos de agua el vaporizador.
  • A los 20 minutos abrimos un momento la puerta para que salga el vapor residual y bajamos la temperatura a 205 grados durante 15 minutos.
  • Bajamos la temperatura a 195 grados y dejamos otros 10 minutos.
  • Apagamos el horno y dejamos los panes dentro 5 min.
  • Sacamos sobre rejilla para que se enfríen totalmente.

Notas

Si eres principiante te aconsejo que pongas 1 g de levadura seca en la masa final
Si no tienes mucha práctica reduce 10 – 20 g la cantidad de agua o escurre al máximo los tomates secos 
Con la levadura total que he puesto, 0,5 gramos, y la temperatura media de mi cocina de 24 grados, la primera fermentación duró 5 horas y la segunda 2 horas.
Si amasas a mano, hazlo durante 15 minutos con el amasado francés.
Categorías
Repostería tradicional

Refollao de Ayerbe

Refollao de Ayerbe


Valoraciones: 13 Comentarios

Refollao de Ayerbe

Valoraciones: 13 Comentarios

Ya sé que el nombre puede resultar muy ambicioso, o tal vez puede generar en ti una envidia malsana hacia los sujetos pasivos o activos de la acción, pero la realidad es que “folla” en aragonés significa hoja, y sí, su cata te va a dar placer.

Este postre es típico de la localidad de Ayerbe, en el Reino de los Mallos, el más mágico de todos los rincones de mi provincia amarilla.

En la zona se puede caminar por multitud de senderos y rutas, pero este terruño destaca por sus deportes de aventura: sobre el río Gállego puedes hacer rafting, kayak, hidrospeed, puenting, en Riglos evidentemente puedes escalar sus mallos o hacer vías ferratas, alrededor de Loarre, el castillo románico mejor conservado de Europa, puedes volar en parapente o disfrutar de un paseo a caballo en un entorno idílico (Hípica Loarre). Si te apetece algo más cómodo siempre puedes observar la naturaleza en estado puro desde cualquier mirador, gozando del vuelo planeante de los buitres, o en temporada de setas disfrutar con la micología.

Una sorpresa que no te esperaras será poder emocionarte con Amancio Prada o troncharte de risa con Rafa Maza y Fabiolo en Santa Eulalia de Gállego, el pueblo con más butacas de teatro que habitantes. Allí se encuentra El Corral de García un espacio creativo para artes escénicas que nos facilita el acceso a la cultura a los que vivimos en las lejanas periferias de las grandes urbes y ello es de agradecer.

Como veis, la comarca es un guiso potente con muchos ingredientes en una cazuela de pocos kilómetros cuadrados.

Después de tanta actividad parad en Ayerbe – la carretera principal sigue pasando por el medio del pueblo como en los años ochenta – descansad y disfrutad de una buena comida o de un rato de asueto. Pero ¡Panarras del mundo! antes de volver a vuestras tareas… no dejéis de visitar la panadería Ascaso. Ahí encontraréis pan de verdad, las típicas tortas de Ayerbe y un “Refollao” sublime que te puede llevar a un clímax panarril.

Esta es mi versión del postre. Contiene espelta blanca para poder estirarla con más facilidad en casa.

Refollado de Ayerbe

Ya sé que el nombre puede resultar muy ambicioso, o tal vez puede generar en ti una envidia malsana hacia los sujetos pasivos o activos de la acción, pero la realidad es que “folla” en aragonés significa hoja, y sí, su cata te va a dar placer.
4.83 de 17 votos
Plato Desayuno, Merienda, Postre
Cocina Española

Ingredientes
  

Para rematar

Elaboración paso a paso
 

  • En un bol juntamos todos los ingredientes sin orden ni concierto.
  • Amalgamos todo hasta que no veamos harina seca y dejamos reposar diez minutos. A continuación amasamos sin dar mucho meneo, ya que la harina de espelta blanca tiene poca fuerza, así que con mimo y con un par de reposos tendremos la masa lista.
  • Dejaremos a la masa fermentar durante una hora en bloque. (Foto 3)
  • Pasada la primera fermentación dividiremos la masa en dos partes de unos 260 gramos.
  • Boleamos las dos masas y las dejamos reposar durante 20 minutos.
  • Estiramos la masa en forma de círculo hasta que tenga unos 40 centímetros de diámetro, esta faena la voy haciendo a la vez con las dos masas, es decir, estiro un poco una, la dejo descansar y paso a la otra masa, trabajar con reposos en las masas ayuda a su estirado. En uno de estos descansos peso 25 gramos de azúcar y los abandono en un platillo. Pesa otros 25 gramos de azúcar y reserva. Para cada “Refollao” utilizaremos una de estas reservas.
  • Llega la hora de regar. Ante ti tienes un campo de masa circular, coge la aceitera y con tiento dibuja una espiral alrededor de toda la masa, podrías hacerlo con un pincel, podrías hacerlo en líneas, pero oye a mi la espiral me une con lo primigenio, con esa esencia que tiene hacer pan y repostería, haciendo los mismos gestos que otros congéneres durante siglos.
  • Coge una de las reservas con 25 gramos de azúcar y espolvorea más o menos la mitad por el disco de masa untado en aceite.
  • Llega la hora de plegar, es el paso más técnico pero recuerda que si no te sale bien nadie te expulsará de tu cocina. El Refollao de Ayerbe lleva siete pliegues, hay veces que lo consigo pero hay veces que hago ocho, otras seis, pero vamos si quieres ser purista tienes que hacer siete pliegues.
  • Mira el círculo y visualiza dónde está el centro. Coge la masa del borde exterior con la mano derecha estira hacia arriba, pon la mano izquierda como si fuera un tope dentro de la masa e intenta llevar al centro la masa de la mano derecha, habrás hecho uno de los pliegues, continua ayudándote de tus manos plegando toda la masa.
  • Haz los mismos pasos para la segunda pieza.
  • La segunda fermentación es de tres horas, la masa tiene que llegar muy relajada al horno.
  • Precalienta el horno a 200 grados con ventilador y con una plancha Celsius si la tienes, si no posees de este provechoso artefacto panarra calienta el horno a 230 grados con la bandeja normal dentro, al Refollao le gusta entrar a un horno ardiente. 
  • Mientras el forno hace sus preliminares, vas a acabar de endulzar la situación, untando un poco más de aceite sobre las piezas y dejando caer el resto de azúcar lentamente sobre toda la superficie, puedes ser más abundante con tu dulzura en los pliegues de la masa.
  • Toca esperar a que la situación sea la idónea para introducir nuestras obras en la cueva rusiente.
  • Los hago de uno en uno y después de 12 minutos en el horno, quedan perfectos, los tonos son dorados, el azúcar se ha caramelizado… personalmente lo que más me gusta es que hay partes que son suaves y tiernas como bollos y otras partes que son duras y fuertes.
  • A “Refollar”…
Categorías
Recetas

El truco del vasito multiplicado

El truco del vasito multiplicado


Valoraciones: 7 Comentarios

El truco del vasito multiplicado

Valoraciones: 7 Comentarios

Con nuestra entrada de hoy no aspiramos a mucho. Una nadería. Únicamente pretende ser una iniciación a los misterios de la multiplicación de los panes y los peces. Un milagro, una alquimia… más o menos.

En realidad, venimos con una fórmula bastante más mundana, viejuna, si queremos, que no es otra que la de la producción (y la multiplicación, sí) de yogur en casa. De uno salen muchos. ¡Magia!

Vale, sí, magia, pero, ¿qué tendrá que ver –te preguntarás– el yogur con las barras, las hogazas o las masas con las que nos hemos ganado el apelativo de “panarras”? Pues bastante.

Para empezar, tanto en la elaboración de pan como en la de yogur interviene un proceso común: la fermentación, que es la transformación de ciertos componentes de los alimentos mediante un proceso bioquímico en el que intervienen enzimas, bacterias y/o levaduras. En el caso del pan, los azúcares de la harina y en el del yogur, la lactosa de la leche.

Además, para lo que hoy nos ocupa nos valemos de un cacharro, la cámara de fermentación doméstica Brød & Taylor, que tanto nos permite tener de una tacada hasta veinte yogures como preparar masas, o incluso cocinar a baja temperatura (hasta 90 grados).

Y, como truco final, este aparato puede guardarse en cualquier cajón cuando no se usa, ya que, frente a otros armatostes, esta fermentadora tiene la cualidad de plegarse y pasar a ocupar poco más que un ordenador portátil algo obsoleto.

El misterio (el de fermentar, no el de ocupar poco) está en mantener una temperatura constante durante todo el proceso, lo que, en el yogur, hará que las bacterias que se encargan de la transubstanciación de la leche sean las que tienen que ser, y no otras, y se multipliquen en su justa medida, para no acabar teniendo un zoológico en miniatura en nuestra cuchara.

Con esos parámetros controlados, unos tarros de cristal, un mísero yogur industrial, leche y unas cuantas horas tendremos todo lo que hay que tener para convertirnos, abracadabra, en alquimistas, nivel vasito de postre.

como hacer yogur casero

Receta de yogur con fermentadora Brød&Taylor

Gracias a su control preciso de la temperatura, conseguimos que la leche fermente, cuaje y se convierta en yogur.
4.34 de 3 votos
Tiempo de preparación 15 min
Tiempo total de fermentación 8 h
Tiempo total 8 h 15 min
Plato Merienda, Postre
Cocina Internacional

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

  • 600 ml leche entera
  • 1 yogur natural

Elaboración paso a paso
 

  • Calienta la leche suavemente un cazo hasta que alcance los 40ºC.
  • Nada más alcance esa temperatura, echa la leche en un bol y añade el yogur.
  • Mezcla suavemente con unas varillas hasta que la mezcla sea homogénea.
  • A continuación, echa la mezcla en los recipientes de cristal donde harás el yogurt.
  • Colócalos en la fermentadora, destapados.
  • Pon la fermentadora a 37 ºC y déjalos fermentar 8 horas.
  • Cuando estén cuajados, apaga la fermentadora, tápalos y guárdalos en la nevera un mínimo de 4 horas, para que adquieran un poco más de consistencia.
  • Una vez pasado el tiempo de refrigeración y tengan consistencia de yogurt ya los tienes listos para consumir. Conforme van pasando los días, lo normal es que aparezca algo suero en la superficie de los yogures, pero estos estarán perfectamente.

Notas

En caso de que la leche se caliente por encima de los 40ºC, retira del fuego y espera a que baje la temperatura.
Si pasadas las 8 horas el yogur está muy líquido, puedes dejarlo un poco más, pero sin excederte para evitar que se pongan ácidos.
Ten en cuenta que dependiendo del tipo de yogur que uses o de la calidad de la leche, los yogures que obtengas pueden ser más o menos consistente. Si quieres unos yogures densos, tienes la opción de añadirle leche en polvo a la leche caliente, antes de agregar el yogur.
Puedes optar por no calentar la leche. En este caso, necesitarás entre 9 y 10 horas de fermentación.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

Categorías
Pizzas

El Vals del Minuto de la pizza napolitana

El Vals del Minuto de la pizza napolitana


Valoraciones: 2 Comentarios

El Vals del Minuto de la pizza napolitana

Valoraciones: 2 Comentarios

Hacer pizza casera al estilo napolitano es un poco como bailar: una vez que sabes hacerlo resulta casi espontáneo, pero antes necesitas interiorizar las instrucciones, seguir los pasos, cierta práctica y unas condiciones específicas que, si se obvian, nos abocan a parecer un pato mareado. 

En el caso de esta concreta pizza, la clave está en la temperatura (alta) y el tiempo (breve).  Es lo que marca la diferencia a la hora de conseguir un disco tirando a fino y bien condimentado, sutilmente tostado y con esa consistencia ligera, entre gomosa y jugosa, difícil de describir pero reconocible a primera vista.

Y nuestro horno doméstico, reconozcámoslo, es como un par de botas de montaña, excelentes para transitar caminos pedregosos, pero no el calzado que usaríamos en un vals.

Esto no significa que en el horno de casa no podamos preparar pizzas más que decentes, pero nunca se parecerán a las napolitanas.

Porque, para que la masa adquiera esa consistencia única, necesitamos duplicar la temperatura de un horno convencional, hasta los 500 grados,  lo que nos permitirá que nuestra pizza esté bien cocinada en un tiempo muy, muy corto: tanto como un minuto. 

Aquí es cuando entra en juego el instrumental adecuado: un horno portátil como el Ooni, que en poco tiempo alcanza esas cotas de calor y nos permite emular en nuestro balcón, jardín o terraza la fragua de Hefesto, si Hefesto fuese pizzaiolo y no el dios herrero de la antigua Grecia.

Con esto, ya podemos lucirnos con nuestra coreografía, siempre con la prevención de tenerlo todo listo para interpretar con ritmo nuestro Vals del Minuto hecho pizza: estirar y dar formar a la masa, condimentar con un poco de salsa de tomate y de mozzarella, meter inmediatamente en nuestro Ooni, voltear, sacar, agregar la albahaca, cortar y comer. Y vuelta a empezar. Sin perder compás. Sin defraudar a Chopin.

Horno Ooni con pala de regalo

Pizza en un minuto en horno Ooni

Estos hornos requieren una técnica distinta a la que usas en tu horno de la cocina. Te explicamos cómo usarlos.
5 de 2 votos
Tiempo de preparación 32 min
Tiempo de cocción 1 min
Plato Plato principal
Cocina Italiana

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el condimento

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla en un bol la harina, el agua, la levadura seca especial para pizzas y la sal hasta que los ingredientes estén integrados. Usa una cuchara o las manos.
    Mezcla la masa
  • Pasa la masa a una encimera y pliégala 4 veces para que coja un poco de cuerpo.
  • Mete la masa en una cubeta de fermentación ligeramente untada con aceite y deja fermentar un par de horas a temperatura ambiente.
  • Guarda la cubeta en la nevera, un mínimo de 24 horas y un máximo de 5 días. La harina especial para pizzas necesita una fermentación larga para que se estire bien.
  • 5 horas antes de hacer las pizzas, saca la masa de la nevera y déjala a temperatura ambiente, dentro de la cubeta, durante 2 horas.
  • Pasadas las 2 horas, pasa la masa a la encimera ligeramente enharinada y divide la masa en cuatro trozos.
  • Con cada trozo de masa, recógelo hacia el centro, formando una especie de hatillo.
    Pliega los trozos hacia el centro
  • Ahora dale la vuelta, coloca en una parte de la encimera que no tenga harina y trae el trozo de masa hacia ti usando la palma de la mano, de forma que la parte de la masa en contacto con la encimera se trabe y la bola comience a coger tensión.
  • Una vez tengas las 4 bolas de masa hechas, añade harina o semolina a tu recipiente y coloca las bolas de masa, separadas entre ellas unos 4 cm y tengan espacio para expandirse al fermentar.
    Coloca las bolas en un recipiente
  • Déjalo fermentar durante 3 horas a temperatura ambiente.
    Bolas fermentadas
  • Pasadas estas 3 horas, enciende el horno Ooni según las indicaciones del fabricante, dale máxima potencia y espera 15 minutos para que alcance la temperatura idónea.
  • Coloca los ingredientes para tenerlos a mano en el momento de preparar la pizza.
  • Empieza el Vals del Minuto: pon semolina en la superficie de trabajo y coge una bola de masa ayudándote de una rasqueta de panadería.
  • Extiéndela presionando con las yemas de los dedos desde el centro hacia los bordes.
    Presiona ligeramente con los dedos
  • Una vez esté un poco abierta la masa, presionas la mitad de la masa con la palma de la mano derecha y con los dedos de la otra mano, la agarras por bordes tirando de ella hacia arriba. La vuelves a la mesa con un pequeño golpe contra la mesa. Mientras haces esto, vas girando la masa para ir agarrando y  estirándola todo alrededor de la misma forma.
  • Cuando tengas una base de 30 cm de diámetro de un grosor uniforme, pasa la masa a la pala.
  • Condimenta con agilidad y decisión: tomate en la base, queso y chorro de aceite.
    Condimenta la pizza
  • Introduce la pala en el horno y retira con un golpe seco para que la pizza se deslice sin deformarse ni quedarse pegada. Intenta que la masa no te quede muy atrás para que no se queme con la llama del horno.
    Introduce la pizza en el horno
  • No te separes del horno, coge la pala de girar las pizzas y pasados 20 segundos, gira la pizza unos 90º dentro del horno.
    Gira la masa con la pala especial para girar
  • Pasados otros 20 segundos, gírala de nuevo otros 90º.
  • Pasados otros 20 segundos, dale el último giro y termina la cocción.
  • Saca la pizza del horno, dásela a alguien para que la sirve y comienza de nuevo el Vals del Minuto.
    Retira la pizza del Ooni y comienza de nuevo el Vals del Minuto

Consejos al usar hornos Ooni

Haz las pizzas del tamaño recomendado por el fabricante. Aunque la piedra de la base es más grande y podemos pensar que podemos hacer la pizza de ese tamaño, no es así. La pizza no puede llegar atrás del todo, pues estaría muy cerca del fuego y se quemaría.

Nunca utilices papel de horno porque arderá.

No pongas demasiados condimento, pues corres el riesgo de que la masa quede cruda. La temperatura de los Ooni es tan alta que quemaría la superficie y dejaría la base cruda.

Pizza napolitana en Ooni
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

Horno Ooni con pala de regalo
Categorías
Masas dulces Masas hojaldradas

Cruffin

Cruffin


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Cruffin

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Últimamente nos da un poco de miedo descubrir lo que un panadero o pastelero puede llegar a hacer con una masa de croissant. Que si cubo de croissant, que si croissant aplastado, que si pan de molde de croissant, que si New York roll hecho con croissant, ¿pero es que esto no va a parar nunca? Pues, seguramente, no. El caso es que el protagonista de la receta de hoy es una de estas invenciones, quizás el precursor de todas ellas. Hay un poco de controversia sobre su origen, ya que se lo disputan entre la famosa pastelería australiana Lune Croissant y Mr. Holmes Bakehouse, en San Francisco. Con lo que parece que sí hay acuerdo es con el año, 2013.

Pero, sea cual sea el inventor original, la idea es muy simple. Masa de croissant, molde de muffins (magdalenas), y boom!, ahí tienes un bebé Cruffin. Parece una tontería, pero el formato da mucho juego a rellenarlo de todo tipo de cremas, y eso es lo que hemos venido a hacer aquí. La crema de limón que traemos es uno de los tantos rellenos que puedes ponerle, pero no intentes saltarte este paso y no ponerle relleno, porque te estarás perdiendo la mitad del disfrute.

Y no, no estamos en contra de estas creaciones a partir de la masa de croissant. De hecho, nos encantan (casi) todas. Así que nos declaramos muy fans de los cruffins.

Sobadora de masas

receta de Cruffin

El cruce entre el muffin y el croissant
5 de 2 votos
Plato Postre, Repostería
Cocina Americana

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa

Para la crema de limón

  • 2 huevos
  • 2 yemas de huevo
  • 160 g azúcar
  • 80 g mantequilla
  • 1 limón

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza preparando la masa de hojaldre fermentada 2 días antes. En la lista de ingredientes tienes el enlace a la receta.
  • La noche antes de querer hornear los cruffins, tienes que preparar la crema de limón, para que dé tiempo a que se enfríe bien.
  • Para hacer la crema solo tienes que poner los huevos, yemas, azúcar, ralladura y zumo de limón en una olla pequeña. Con la varilla bate bien hasta que esté todo integrado.
  • Agrega la mantequilla en trozos. No hace falta que esté a temperatura ambiente, puede estar fría.
  • Pon la olla a fuego medio-bajo y no pares de remover con la varilla.
  • Verás que una vez se derrita toda la mantequilla, comenzará a espesar poco a poco.
  • Cuando espese un poco y tenga una textura como de mermelada, retira la olla del fuego y vierte la crema en un bol limpio.
  • Tapa la crema con un film de forma que esté en contacto con ella. Déjala enfriar a temperatura ambiente.
  • Una vez esté a temperatura ambiente resérvala en la nevera hasta el día siguiente.
  • El día de hacer los cruffins ya debes tener la masa de croissant o napolitana en la nevera. Usa la laminadora para estirar la masa hasta que tenga un grosor de 3 mm.
  • Corta rectángulos de masa de 24 cm x 3 cm.
  • Este rectángulo córtalo en 3 más pequeños de 8 x 3 cm.
  • Junta estos 3 trozos más pequeños sobreponiéndolos 2 cm, como se muestra en la foto, de forma que queden solapados.
  • Enróllalos y mete los tres extremos de los rectángulos debajo del rollo.
  • Ve colocándolos en el molde de muffins.
  • Tapa la bandeja con un plástico o un paño y déjalos fermentar hasta que dupliquen su tamaño, aproximadamente. A nosotros, tardó unas 2 horas a 28ºC en la cámara de fermentación. Pero si en tu caso la temperatura es menor, tardará algo más.
  • En este momento píntalos con huevo batido y cuécelos en el horno a 170 ºC con aire o 190 ºC sin aire, calor arriba y abajo, durante unos 20 a 25 minutos, hasta que estén bien dorados.
  • Recién salidos del horno, sácalos con cuidado del molde y espolvoréalos con azúcar, o rebózalos en un bol con azúcar.
  • Ve colocándolos sobre una rejilla hasta que se enfríen completamente.
  • Una vez estén fríos, echa la crema en una manga pastelera con una boquilla para rellenar. Si no tienes esta boquilla, puedes simplemente hacer un pequeño corte (de 5mm aproximadamente) en la punta de la manga.
  • Rellena los cruffins hincando la manga pastelera desde abajo o desde arriba, manipulándolos con cuidado.
Categorías
Conceptos básicos

Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias

Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias


Valoraciones: 3 Comentarios

Dudas panarras, volumen II: cortezas blandurrias

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El segundo problema más común a la hora de hacer pan parece que es la dificultad para conseguir un corteza crujiente. Estas con las principales causas:

Usas aceite o mantequilla en la masa

Muchas recetas de pan que circulan por ahí fermentan en muy poco tiempo y suelen incorporar aceite o mantequilla y azúcar para compensar la falta de sabor de un pan de leudado rápido.

El aceite y la mantequilla dan sabor y esponjosidad a la masa, pero si usas mucha cantidad la corteza se reblandecerá.

Solución: elimina el aceite o mantequilla, reduce la cantidad de levadura a la mitad y deja fermentar el doble de tiempo. Tu pan se conservará mejor y la corteza quedará más crujiente.

Dejas enfriar en un lugar demasiado frío

Si, nada más terminar de cocer el pan, lo sacas del horno para dejar que se enfríe, estás facilitando que el vapor que todavía desprende la masa recién horneada se condense en la corteza, dejándola blandurría.

Solución: enfría el pan dentro del horno. Apágalo, deja la puerta entreabierta espera tranquilamente a que el pan se enfríe . El calor residual ayudará a que el vapor no se condense en la corteza.

Falta de vapor al comenzar a hornear

Puede parecer contradictorio con el punto anterior, pero el vapor al comienzo de la cocción ayuda a crear una corteza fina, brillante y crujiente.

Si ya lo estás intentando, lo más probable es que no estés creando el suficiente. El problema se agrava si, además, la puerta de tu horno deja que se escape.

Solución: crea más vapor al principio de la cocción.

Nuestra forma favorita desde hace unos meses es usar un vaporizador Desh~Stoom, una piedra de horno pequeña que tiene un hueco para rellenar con agua. Esta se irá evaporando poco a poco produciendo vapor de forma continua durante los primeros minutos de la cocción.

También puedes colocar una bandeja metálica llena de tornillos o piedras volcánicas en la base del horno y echarle un vaso de agua, pero nos parece más fácil quemarse y es mucho más engorroso.

Revisa también las gomas de la puerta del horno. Puede que estés desgastadas y unas nuevas ayuden a retener mejor el vapor.

Amasadora Ankarsrum

Horneado muy corto

La corteza necesita tiempo de cocción para formarse. Si tras seguir una receta ves que el pan te queda clarito, es posible que esto sea parte del problema.

Solución: dale 10 minutos más de cocción o sube la temperatura del horno unos 20 grados. El pan debe quedar bien dorado. Ojo, porque los hornos tienen menos luza que las encimeras y puedes tener la impresión de que está más dorado de lo que en realidad está. Ante la duda, dale siempre más tiempo.

Categorías
Habláis vosotr@s Recetas con Ankarsrum Recetas de panes tradicionales

Chapata en Ankarsrum, de Lola Benavides

Chapata en Ankarsrum, de Lola Benavides


Valoraciones: 12 Comentarios

Chapata en Ankarsrum, de Lola Benavides

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Lola Benavides, (@buenosratoslola) es una panarra hardcore que puede llevar sus masas al límite sin despeinarse.

Su receta de chapata requiere paciencia en la fermentación y el amasado para conseguir esa masa de alveolos enormes. El agua no se añade toda de golpe, sino que se hace poco a poco.

Puedes hacerla a mano, pero tendrás que tener mucha paciencia. Si tienes una amasadora de gancho tradicional, simplemente sigue los pasos, aunque tendrás que parar la máquina y levantar el brazo cada vez que toque añadir las cucharadas de agua (uno de los motivos por los que nos gusta la Ankarsrum es porque puedes hacer esto con la amasadora en funcionamiento).

También es necesario crear vapor abundante en la receta. Hay muchas maneras de conseguirlo: piedras volcánicas, hielo en la solera del horno o sobre la Celsius o vaporizar con un spray, aunque desde que descubrimos el vaporizador para horno Desh~Stoom, es lo que recomendamos encarecidamente. Es compacto, cómodo, seguro y crea vapor durante varios minutos. Si no tienes nada de esto, simplemente olvídate de este paso. La corteza no quedará igual, pero obtendrás un pan delicioso.

Amasadora Ankarsrum

Chapatas con Ankarsrum

Receta de chapata al 84 % de hidratación, amasada en Ankarsrum
4.23 de 9 votos
Tiempo de preparación 20 h
Tiempo de cocción 34 min
Tiempo total de fermentación 14 h
Tiempo total 1 d 10 h 34 min
Plato Pan
Cocina Italiana
Raciones 4 chapatas

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Ingredientes para la biga

Ingredientes para la masa final

Elaboración paso a paso
 

  • Comienza preparando la biga la tarde anterior. Mezcla los ingredientes y tapa.
    Mezcla los ingredientes de la biga
  • Deja fermentar durante un mínimo de 14 horas.
    Deja fermentar 14 horas
  • Al día siguiente, pon en la amasadora 280 gramos de agua (guarda la que te sobre), el aceite, la sal y la biga.
    Coloca la biga, el agua, la sal y el aceite en la cubeta
  • Pon en marcha la amasadora a velocidad 3 y añade 300 gramos de harina.
  • Amasa durante 1 minuto hasta que la harina esté integrada.
  • Añade el resto de la harina y baja la velocidad al 1.
    Mezcla 1 minuto
  • Amasa durante 15 minutos. Cada 5 minutos, mueve el brazo de la amasadora adelante y atrás para ayudar a que la masa se mezcle bien.
  • Pasados los primeros 15 minutos, comenzarás a ver hebras de masa del desarrollo del gluten. Sube la velocidad al 2 y añade 2 cucharadas del agua que reservaste.
  • Mueve el brazo de nuevo para ayudar a integrar el agua en la masa.
  • Deja amasar otros 5 minutos más, añade otras 2 cucharadas de agua y mueve de nuevo el brazo de la amasadora para ayudar a la mezcla.
  • Sube medio punto la velocidad y amasa durante 5 minutos más.
  • Ahora añades solo 1 cucharada y amasamos otros 5 minutos más moviendo de vez en cuando el brazo para ayudar a la mezcla.
  • Repite este paso 1 vez más.
  • Sube la velocidad al 3 y añade la última cucharada de agua y amasa otros 5 minutos finales. Verás que la masa está muy hidratada, pero con suficiente fuerza.
  • Unta una cubeta de, mínimo, 4 litros de capacidad con aceite, úntate las manos de aceite y pasa la masa a la cubeta.
  • Pliega la masa por la mitad, gira el recipiente un cuarto de vuelta y vuelve a plegar. Deja reposar.
  • Tras una hora y media, repite el el punto anterior.
  • A las tres horas, haz un nuevo plegado.
  • Cuando la masa tenga este aspecto y su tamaño haya aumentado más del doble estará lista para el siguiente paso.
  • Echa bastante harina sobre la encimera. Ante la duda, echa más.
  • Vuelca la cubeta sobre la encimera y deja que se desprenda la masa de los bordes.
  • Espolvorea generosamente con harina.
  • Corta en 4 trozos, más o menos, iguales.
  • Pásalas a un papel de horno con mucha delicadeza.
  • Aprieta delicadamente la superficie con los dedos.
  • Deja fermentar 1 hora y 15 minutos.
  • Cuando las chapatas lleven 30 minutos fermentando, coloca la Celsius en el horno y calienta a 240 grados con calor arriba y abajo. Deja que se caliente durante 45 minutos, mientras termina la fermentación de las chapatas.
  • Si tienes un vaporizador Desh~Stoom, colócalo también en la base del horno. Si no, omite este paso.
  • Una vez terminada la fermentación, coloca el papel de horno con las chapatas sobre la Celsius y echa medio vaso de agua fría en la Desh~Stoom.
  • Hornea durante 8 minutos con calor solo abajo.
  • Abre la puerta del horno para dejar que escape el vapor, pon calor arriba y abajo, baja la temperatura a 220 ºC y hornea durante 10 minutos más.
  • Baja la temperatura a 200 ºC y hornea 12 minutos más.
  • Apaga el horno y deja las chapatas dentro 4 minutos.
  • Pasa los panes a una rejilla y deja enfriar completamente.
Categorías
frutas de sartén Masas dulces Repostería tradicional

Rosquillas de Santa Clara. Cuanta más glasa, mejor se pasa.

Rosquillas de Santa Clara. Cuanta más glasa, mejor se pasa.


Valoraciones: 5 Comentarios

Rosquillas de Santa Clara. Cuanta más glasa, mejor se pasa.

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Madrileñas. Madrileños. Hoy no venimos aquí a haceros la rosca. O sí, porque en El Amasadero somos así y porque con esta receta aspiramos a exportar mundialmente la que, creemos, es una de vuestras mejores tradiciones (además del terraceo, las campanadas de fin de año y los atascos): la de vuestras rosquillas. Redondas. Anisadas. Perfectas… incluso aunque muchas veces ni agujero tengan. 

No haríamos tanta fiesta (por mucho que nos vaya la marcha) si se tratase de unas rosquillas cualesquiera. Pero es que aquí venimos a presentar las rosquillas de Santa Clara, que forman parte del catálogo culinario de la feria más chula de la capital, junto con sus compañeras francesas, “listas” y “tontas” –una categorización que, pensamos, queda ya un pelín anacrónica, por muchos cinco siglos de tradición que la secunden– . 

Si por algo se distingue este dulce típico de San Isidro es por el baño de merengue que corona estas roscas, que las diferencia de sus anilladas compañeras. Para hacerlas, no necesitarás más que huevos (y una yema a mayores), harina, aceite, azúcar, anís, sal, bicarbonato y un poco de maña para darles su muy castiza forma, además de los tres ingredientes del baño blanco que las caracteriza, a base de clara a punto de nieve, azúcar glass y unas gotas de limón. Después, solo quedará pintarlas y hornearlas, haciendo caso de ese viejo dicho madrileño que dicta que “cuanta más glasa, mejor se pasa”.

Rosquillas de Santa Clara

Cuanta más glasa, mejor se pasa.
4.60 de 5 votos
Plato Merienda, Postre
Cocina Española

Ingredientes
  

Para la masa

Para el glaseado

  • 1 clara huevo
  • 250 g azúcar glass
  • 2 cucharadas zumo de limón

Elaboración paso a paso
 

  • En un bol, bate 2 huevos y 1 yema con el aceite y el azúcar hasta que estén espumosos. Reserva la clara para preparar el glaseado de azúcar.
  • Agrega 50 ml de anís, mezcla nuevamente y reserva. Aparte, echa 300 g de harina floja de repostería con una pizca de sal y 8 g de bicarbonato en el bol de la amasadora. Añádele la mezcla líquida poco a poco y trabaja la masa durante 5 minutos a velocidad media hasta que esté integrada.
  •  Vuelca la masa en la superficie de trabajo y amasala con las manos unos minutos hasta que quede suave y lisa.
  • Divide la masa en porciones de 70 g, formas bolas con ellas y luego colócalas en la mesa de trabajo.
  • Una vez que hayas preparado todas las bolas, enciende el horno a 200ºC y mientras se calienta, dale forma a las rosquillas. Coge una porción de masa, haz un agujero en el centro y moldea la rosquilla. Luego colócala en una bandeja de horno forrada con papel y presionala ligeramente.
  • Haz el resto de las rosquillas de la misma manera y cuando estén todas formadas,hornearlas durante 15 minutos. 
  • Una vez que haya pasado el tiempo de horneado y las rosquillas estén doradas, retira la bandeja del horno y colócalas en una rejilla para que se enfríen.
  • Mientras, prepara el glaseado de azúcar. Pon la clara de huevo reservada en un bol y bátela ligeramente hasta que esté espumosa. Agrega 2 cucharadas de zumo de limón y sin dejar de batir, añade poco a poco 250 g de azúcar glass. Mezcla todo bien, hasta conseguir un glaseado blanco y denso.
  •  A continuación, cubre la parte superior de cada una de las rosquillas con el glaseado y vuelve a colocarlas en la rejilla. Una vez que todas estén bañadas, espera a que se sequen, durante unas dos horas, y ya las tendrás listas para disfrutar.
Categorías
Masas congelables Masas dulces Masas hojaldradas Repostería tradicional

Lazos de Jaca, por Manuel Vizcarro

Lazos de Jaca, por Manuel Vizcarro


Valoraciones: 7 Comentarios

Lazos de Jaca, por Manuel Vizcarro

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Jaca es la capital del Pirineo central y la ciudad más bonita de mi provincia.

De vez en cuando hago parada y fonda en Jaca. En mi memoria rebosan vivencias, anécdotas, bailes, algún viernes de mayo… pero siempre acaba floreciendo la sorpresa de la primera vez que vi a los ciervos pastando en el foso de la Ciudadela. Están allí desde 1974 y actualmente forman un proyecto de educación ambiental denominado Ecociudadela. En el año 2015 la muerte de mi tocayo “Manolo” me encogió el alma; la causa del óbito del ciervo fue ingerir bolsas de plástico, motivo que sigue estando de actualidad para desgracia de toda nuestra sociedad. La primera vez que visité la Ciudadela o Castillo de San Pedro fue en una excursión con el cole y mi mente me envía juegos y batallas con mis compañeros de clase por todo el recinto, subiendo a sitios no recomendados, colándonos en estancias no aptas y siendo castigados al final de la tarde.

La Catedral románica la disfruté siendo más mayor y entendiendo esa conexión con lo primigenio que rezuma por todo el templo, sobrecogiendo y trasladándote a tiempos pretéritos y a hediondos peregrinos. Esta mirada medieval hay que completarla con la visita al Monasterio de San Juan de la Peña a pocos kilómetros al sur, monumento nacional desde más de hace cien años, y en donde los amantes del cómic pueden disfrutar del claustro del Maestro de Agüero.

También al sur de la población se encuentra la Peña Oroel, visible desde toda la ciudad es una ascensión fácil para todos los públicos y que te abre la vista al monumento más importante de la zona, la colosal y grandiosa Cordillera Pirenaica, con sus montañas todavía nevadas.

El Pabellón del Hielo de Jaca te inicia en la posibilidad de patinar y también de poder disfrutar de un partido de Hockey Hielo del club español con más copas del Rey, con un ambiente muy especial que no encontrarás en ningún otro recinto deportivo.

Pero… mientras vas gozando, descubriendo la estructura gótica llamada “Torre del reloj” que fue utilizada de cárcel, vermuteando, charrando, riendo, verás debajo de un porche de madera en la plaza de la catedral un monumento que en las guías de viaje no aparece, uno de esos sitios únicos, un sitio donde hace muchos años emprendieron un negocio de  pastelería, un enclave en donde tienes que entrar para oler, para sentir, para recordar otros lugares, otros vientos, otras personas que tal vez nunca hayan estado en Jaca pero que sin embargo se encuentran allí, como en tantas otras pastelerías tradicionales de nuestro país, como Pedro Páramo sigue en Comala o Andrés de Casa Sosas vive en Ainielle.

Ese monumento confitero se llama “Echeto” y es un ancla a lo bueno del siglo pasado, te atenderán con una bata de cuello alto y una amabilidad espléndida. 

Cada vez que veo un ciervo vuelvo a la Ciudadela de Jaca y cada vez que mastico algo hojaldrado bañado en cualquier almíbar, me traslado en forma de espíritu a “Echeto” y oteo sus jaqueses, sus gordas trufas, sus lacitos y me conecto con la esencia de esos negocios que sobreviven de manera irreductible enfrentándose una y otra vez a la multinacional y al imperio invasor.Los Lazos de Jaca nacieron en una pastelería llamada “La Suiza” cerrada por falta de relevo generacional, motivo que sigue estando de actualidad para desgracia de toda nuestra sociedad.

Sobadora de masas
Receta de lazos de Jaca

Receta de Lazos de Jaca

Lazos de hojaldre típicos de esta ciudad oscense
4.79 de 14 votos
Plato Postre
Cocina Española

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Yemas

  • 3 yemas
  • 6 g almidón de maíz
  • 100 g azúcar
  • 40 g agua

Glasa

  • 50 g azúcar glas
  • 15 g agua

Elaboración paso a paso
 

Primer día

  • Mezclo todos los ingredientes hasta formar una masa poco trabajada y hago un bloque de mantequilla de unos 20 x 20 centímetros intentado que tenga un espesor regular, reservo ambas preparaciones en la nevera hasta el día siguiente.

Segundo día

  • Estiro la masa de manera rectangular unos 40 x 20 centímetros, pongo el bloque de mantequilla y lo cierro creando un paquete cuadrado, un plastón. El rango de temperaturas con el que suelo trabajar este primer estirado es de 8 grados la mantequilla y 10 grados la masa, hasta que no estoy en esos parámetros no inicio el siguiente paso.
  • Comienzo a estirar la masa con la abertura a mi izquierda con la laminadora.
  • Voy bajando poco a poco la altura hasta llegar al medio centímetro de espesor y voy verificando la temperatura de la masa de manera regular y en el caso de superar los 14 grados, la llevo un rato a la nevera.
  • Creo que es importante enharinar la masa cuando se lamina pero también limpiar con una brocha la harina que haya antes de plegar, ya que si hubiera grumos harinosos la subida del hojaldre en el horno no resultaría idónea, por pura física al entrar al horno y empezar a suflar, el grumo de harina no barrido por la brocha no dejaría subir la lámina de masa.
  • Una vez estirada la masa con medio centímetro de espesor y una dimensiones variables de 60 centímetros por 20, paso una brocha o un pincel por toda la superficie para retirar el exceso de harina y realizo un pliegue sencillo.
  • Reservar en la nevera 30 minutos para que baje la temperatura pero también para que la masa se relaje. Si la temperatura ambiente es alta reservar 30 minutos en el congelador, 30 minutos en la nevera. Compruebo la temperatura dentro de la nevera, cuando llega a los 11 grados vuelvo a estirar la masa, laminando poco a poco pero sin parar hasta conseguir medio centímetro de espesor. Cuando tengo una lámina de 60 por 20, hago el segundo pliegue sencillo, cubro de plástico y otra vez media hora a la nevera.
  • El proceso es el mismo siempre, hasta completar cuatro pliegues sencillos, los descansos en la nevera son obligatorios, como es una masa que no lleva fermento si el reposo entre pliegue y pliegue es de una o dos horas NO pasa nada.
  • Al finalizar el cuarto pliegue, la envuelvo bien en plástico y la guardo en la nevera hasta el día siguiente.

Tercer día

  • Precaliento el horno a 200 grados.
  • Estiro el hojaldre hasta tener una lámina de medio centímetro de espesor, corto un rectángulo de 20 centímetros por 14 centímetros, las dimensiones de mis lazos son de 10 centímetros de largo por 2 de ancho, es decir me salen 14 lazos de ese cuadrado de hojaldre pesan en total unos 250 gramos de hojaldre final.
  • ¡Menuda currada para solo utilizar 250 gramos! Y ¿qué hago con el resto del hojaldre? Pues… el acto supremo de la congelación.
  • El hojaldre congela maravillosamente, ya formado para llevarlo directamente de la heladera al horno y luego rellenarlos o pintarlos como este caso, o congelarlo sin formar para posteriores iniciativas.
  • El lazo se forma cogiendo los lados estrechos y retorciendo dos veces el cuadrilátero cortado, al dejarlo en la bandeja para hornear debemos apretar un poco el lazo con el dedo índice contra la bandeja.
  • Horneamos durante 18 minutos a 200 grados, los sacamos con cuidado y los depositamos en una rejilla para que se enfríen.

Yema pastelera

  • La preparación de la yema pastelera es sencilla, hay que hacer un caramelo con el agua y el azúcar hasta dejarlo en punto de hilo dando vueltas constantes, lo dejamos atemperar una vez hecho. Junta las yemas y la maizena en un cuenco, no las mezcles demasiado, es decir que no blanqueen, sin hacer el bestia, hazlo de manera delicada hasta que se disuelva la maizena. La ternura en la unión hace que el color de la yema sea más amarillo o naranja, si batimos como si fuera un bizcocho el color no será tan llamativo será más pálido, por supuesto intenta hacerlos con las mejores yemas que puedas encontrar. Vierte el caramelo poco a poco sobre las yemas, ahora debes espesar la crema poniéndolo a fuego suave. Mejor que quede fluida. A los pocos minutos la tendrás.
  • Pon un papel debajo de la rejilla y comienza a pintar con la yema generosamente. Espera una hora a que la yema se asiente.

Glasa de azúcar

  • Por último, para acabar de dar brillo y envolver todo el conjunto tenemos que pintar los lazos con una glasa de azúcar en polvo y agua. Simplemente mezcla los dos ingredientes y con este jarabe acabamos de dar lustre a los Lazos.

Notas

El Lazo de Jaca es una parada obligada en la ruta de dulces de mi provincia Ruta Dulce de la Provincia de Huesca – Gremio Pasteleria Huesca Espero que con esta receta te puedas acercar gustativamente, pero si pasas por aquí físicamente, no dudes en hacer parada y fonda en alguno de sus establecimientos ya sean clásicos como Echeto o del Siglo XXI como Pasteleria Vincelle, podrás sentir cosas fantásticas, cosas mágicas como mi provincia.
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Panes para bocadillos Panes planos Recetas de pan integral

Un bocata integral tan tierno que rompe moldes

Un bocata integral tan tierno que rompe moldes


Valoraciones: 13 Comentarios

Un bocata integral tan tierno que rompe moldes

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Si te decimos que vamos a preparar un pan plano igual te figuras (con razón, pero sin ella) que estamos pensando en una torta cenceña o un chapati indio o un lavash. Nada que ver, porque todos ellos son panes ácimos, hechos sin levadura, y el que nos ocupa es un pan con miga, cuya característica, además de su harina de espelta 100% integral, es que se cuece con calor moderado y aprovechando la forma y altura de la bandeja del horno, lo que nos deja una lámina de unos 2 centímetros de altura, de corteza blandita, que casi nos recuerda al pan de molde, solo que sin molde. O a la empanada –pero para nada–, o a un bizcocho moreno después de pasarle por encima una apisonadora. Más o menos. 

La magia para conseguir estas rebanadas tan esponjosas se la debemos a Cristina Mansilla, que hace un tiempo nos compartió la receta de los primeros bocatas integrales para su descendencia. Aunque hayamos dejado nuestra tierna infancia bastante atrás, la ternura de este pan bien merece seguir su procedimiento, que es largo pero no demasiado laborioso y con un resultado poco habitual.

El primer paso será mezclar los ingredientes, amasarlos un par de minutos y dejarlos en reposo para que se produzca la autólisis. No, no es que nuestra masa tenga que suicidarse, sino que se trata de un proceso enzimático que descompone el almidón de la harina en azúcares más simples y que tiene varias ventajas, como facilitar el amasado, tal y como hemos explicado en alguna otra ocasión.
Después habrá que volver a amasar, plegar y dejar fermentar en la nevera hasta el día siguiente, en que por fin hornearemos nuestro pan. Pero antes, deberemos dejarlo, ya aplanado en una bandeja, dentro del horno apagado dos horas más. Pasado ese tiempo, encenderemos a 110 grados, con la masa ya dentro (es decir, que no precalentamos el horno), y dejaremos que se cocine una media hora. Una vez que enfríe (en una rejilla y del revés, o sea, patas arriba), ya podremos cortar nuestra lámina en cuadrados, abrir al medio y rellenar un sandwich que será la envidia de cualquier terrapanista.

Receta de pan integral de espelta para bocadillos

Pan para bocadillos de espelta integral

Un pan 100 % con una técnica de cocción suave que lo deja tierno y esponjoso.
4.84 de 12 votos
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Internacional
Raciones 1 pan

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Elaboración paso a paso
 

  • Echa todos los ingredientes en el bol de la amasadora menos la sal. Amásalos durante dos minutos y cuando estén bien mezclados déjalos reposar 30 minutos a modo de autolisis.
  • Pasado el tiempo de autolisis, añade la sal, y amasa todo junto durante 4 minutos. Tendrás una masa un poco pegajosa, pues la  harina integral de espelta no tiene mucho gluten. 
    Mezcla la masa
  • Pasa la masa para un bol aceitado, hazle tres plegados con las manos dentro del propio bol y déjala 10 minutos a temperatura ambiente para que arranque la fermentación. Tapa el bol con un gorro de ducha y déjalo fermentar en la nevera hasta el día siguiente.
    Pasa a un bol y deja fermentar
  • Saca el bol de la nevera y espera 30 minutos para que atempere la masa, que habrá doblado su volumen.
  • A continuación, vuelca la masa en la mesa de trabajo, desgasifícala trabajándola un poco con las manos y estírala con un rodillo. Dale forma de cuadrado dejándola con 1 cm de grosor.
    Estira con un rodillo
  • Pasa la masa a una bandeja de horno forrada con papel y tapala con un paño húmedo. Coloca la bandeja dentro del horno y déjala fermentar con el horno apagado dos horas.
  • Pasado el tiempo de fermentación, enciende el horno a 110ºC, con la bandeja dentro y cuece el pan durante 30 o 35 minutos.
    hornea
  • Una vez pasado el tiempo de horneado, retira la bandeja del horno, vuelca el pan en una rejilla, retira el papel para que no se humedezca y déjalo enfriar.
  • Una vez frío, cortalo en cuadrados, del tamaño que desees, abrelo al medio y ya tienes listo el pan para tus bocadillos.

Notas

Si no lo vas a emplear todo, congelado ya cortado y abierto. De esta manera evitas que se seque y cuando quieras pan para los bocadillos solamente tendrás que retirar los trozos que desees del congelador. Ponlo en la tostadora para que se descongele y listo el pan integral para bocadillos en menos de 1 minuto. 
Amasadora Ankarsrum