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El curso de comercio electrónico

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Y como quería vender libros e internet lo consideraba una herramienta muuuuy importante (ya lo sé, soy un visionario), me fui al Hotel Barceló de Málaga, porque la AECEM-fecemd (asociación española de comercio electrónico y marketing relacional) organizaba un curso para curiosos.

Salí encantado oye, vamos, es que me venía para casa contando el número de tiendas que iba a montar por internet, me faltaban dedos en las manos, que si una de bicicletas, la librería, otra de alimentos… me veía como Rumasa, Nueva Rumasa ahora, pues igual yo. Cuando llegué a casa y se lo conté todo a mi mujer volví a poner los pies en el suelo. Una y despacito, como el del chiste.

Y mientras tanto yo a lo mío, a hacer pan mientras le daba vueltas a la cabeza.

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Una librería… y papelería

El local de mi padre, futura librería
El local de mi padre, futura librería

Mientras nos acomodábamos a la nueva vida (cosa que no nos está costando mucho), yo iba pensando en qué hacer para ganarme la vida. Las opciones eran las siguientes:
– Volver a mi antiguo trabajo con sede en Marbella. (Poco apetecible y poco probable… por ahora).
– Oposiciones a profe de secundaria de lengua y literatura. (Y la posibilidad de volver a cambiar de ciudad. Poco probable… por ahora).
– Poner una librería en un local que mi padre tiene en el pueblo y que está vacío. (La mejor opción… por aquel entonces y todavía me ronda la idea).

A mi me gustaba una librería «librería», pero tenía que ampliar a papelería porque hay un colegio cerca y todas las opiniones que iba recibiendo me decían que una librería en el pueblo no funcionaría. Y yo que quería montarla en plan con su página web, con envíos gratuitos a todo el Valle del Guadalhorce, con talleres infantiles, …, me parecía una idea extraordinaria pero el dinero que teníamos ahorrado no nos llegaba.

Entre pensamientos, llantos (del bebé, tampoco estoy tan desesperado) y horas muertas yo seguía haciendo pan por las mañanas, porque tenía tiempo y lo disfrutaba un montón.