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Recetas de Navidad Repostería tradicional

Especial navidad (II): receta de stollen aleman

Especial navidad (II): receta de stollen aleman


Valoraciones: 30 Comentarios

Especial navidad (II): receta de stollen aleman

Valoraciones: 30 Comentarios

El stollen es un pan dulce alemán que se consume en Navidad. Con su curiosa forma pretende recordar a un niño Jesús envuelto en sus pañales. Pero eso no impide que lo devoremos, porque está delicioso.

Si no lo conocéis, la masa del stollen es densa y muy sabrosa, porque lleva fanegas de frutas secas, frutos secos y fruta confitada, licor y especias. Ah, y también arrobas de mantequilla. Por ello el sabor y el aroma son excelentes, y además es un pan bastante fácil de hacer. Lo tiene todo para triunfar.

La costumbre es preparar el stollen como mínimo tres o cuatro semanas antes de la Navidad. Una vez que los stollen están a temperatura ambiente y han sido generosamente bañados en mantequilla y azúcar glas se envuelven en papel encerado y se guardan en un lugar fresco y seco para que los sabores se asienten y el stollen madure.

De modo que el periodo de maduración no solo es imprescindible sino que nos permite disponer en Navidad de un estupendo dulce sin las prisas de última hora. Nada como ser previsores y empezar ya mismo a aprovisionarnos.

Amasadora Ankarsrum

Stollen aleman, receta paso a paso

Receta de stollen aleman paso a paso

Deliciosa receta de stollen casero, un pan dulce tradicional alemán de Navidad lleno frutos secos, especias y con el punto justo de dulzor. Como el vino, mejora con el reposo y hay quien lo hace con semanas de antelación. Sin embargo, huele tan bien recién salido del horno que es muy difícil vencer la tentación.
4.37 de 33 votos
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 1 h 15 min
Tiempo de reposo 8 h 20 min
Tiempo total 10 h 5 min
Plato Postre, Repostería
Cocina Alemana
Raciones 2 stollen
Calorías 3108 kcal

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Empezamos el día anterior al de la preparación haciendo un poolish con toda la levadura, 100 g de harina de fuerza y 100 g de leche. Mezclamos, tapamos y dejamos que fermente toda la noche.
  • Igualmente ponemos en un cuenco las pasas con el ron y las dejamos macerando toda la noche.
  • Al día siguiente molemos las especias si no las tenemos molidas. Las mezclamos con la harina de fuerza.
  • Agregamos el poolish fermentado, la leche restante (90 ml), la harina restante (400 g) con las especias, el huevo, el azúcar, el extracto de vainilla y la ralladura de limón. Amasamos hasta amalgamar y dejamos reposar 10 minutos.
  • Amasaremos en intervalos de 1-2 minutos separados por reposos de 10-15 minutos. No hace falta conseguir un desarrollo del gluten perfecto, puesto que la miga del stollen es apretada de por sí. Cuando llevemos un par de amasados agregamos la mantequilla pomada en varias tandas, amasando hasta que se absorba. Tardaremos un rato, porque es una cantidad ingente de mantequilla. Pero veréis qué masa más agradable y fina queda. Y menudo aroma…
  • Hacemos un par de amasados más, formamos una bola y ponemos la masa en un cuenco engrasado y tapado para que fermente.
  • Cuando la masa haya doblado la pasamos a la encimera para desgasificarla y añadir todos los tropezones, que tendremos preparados: primero las almendras fileteadas amasando ligeramente, y luego las pieles de limón y naranja cortadas en trocitos, y las pasas escurridas del ron.
  • Aplastamos la masa en forma de rectángulo y extendemos los tropezones por encima. Cortamos la masa en dos partes iguales y colocamos una mitad encima de la otra; boleamos y amasamos ligeramente para que se repartan los tropezones. Ya os advierto que se salen a cada paso porque son terriblemente abundantes y la masa es muy suave.
  • Dividimos la masa en dos partes iguales, que saldrán más o menos de 750 g. Tomamos la primera porción de masa y la volvemos a extender un poco en forma de óvalo. Con un rodillo la aplastamos haciendo como un surco, dejando dos partes a cada lado de dicho surco, una un poco mayor que la otra. La parte más pequeña se vuelve sobre la mayor para darle la forma característica al stollen.
    dar forma al stollen
  • Colocamos el stollen formado encima de un papel de hornear y procedemos de idéntica manera con la segunda porción de masa.
  • Cubrimos ambos stollen con un plástico y dejamos que fermenten por lo menos una hora; no hay que esperar que doblen el volumen porque es una masa muy pesada.
  • Cuando estén esponjadas las masas, cocemos los stollen en el horno a 190° (con calor arriba y abajo, sin aire) unos 15 minutos. Después bajamos la temperatura a 165° y proseguimos la cocción otros 60-70 minutos, hasta que la temperatura interior llegue a los 88° como mínimo.
  • Sacamos los stollen a una rejilla sobre su papel y los pincelamos inmediatamente con mantequilla derretida. Esperamos a que se enfríen casi del todo y los volvemos a pincelar. Con la mantequilla aún sin absorber los espolvoreamos muy generosamente con azúcar glas; tienen que quedar bien cubiertos.
  • Cuando la mantequilla se haya absorbido envolvemos los stollen en papel de hornear o encerado, luego en film de plástico y los guardamos en un sitio fresco y seco hasta Navidades. No cedáis a la tentación…

NUTRICIÓN

Calorías: 3108kcalCarbohidratos: 456gProteina: 42gGrasa: 123gGrasa saturada: 69gGrasa polinsaturada: 9gGrasa monosaturada: 36gGrasa Transgénica: 4gColesterol: 362mgSodio: 963mgPotasio: 1705mgFibra: 22gAzúcar: 143gVitamina A: 3466IUVitamina C: 13mgCalcio: 410mgHierro: 18mg

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Recetas de pan casero

Esta monada se come a pellizcos

Esta monada se come a pellizcos


Valoraciones: 2 Comentarios

Esta monada se come a pellizcos

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Atención, pregunta. ¿Qué tiene en común Newton con un mono, además de su procedencia evolutiva? ¿Y este con el pan de ajo? Y, sobre todo, ¿qué tendrá que ver nada de lo anterior con El Amasadero? La cuestión, que puede parecer un tanto rocambolesca, se despeja tan pronto como vemos salir del horno la rosca que hoy os presentamos: el monkeybread, o pan de mono en su versión castellana, es un bollo –en este caso, salado y aderezado con queso y ajo– que se elabora pegando bolitas de masa unas junto a otras, y cuyo aspecto recuerda a aquel experimento infantil de los museos de ciencias en el que una ristra de bolas metálicas suspendidas se chocaban unas contra otras, transmitiéndose el movimiento: el péndulo de Newton. 

Si os preguntáis de qué manera conserva nuestro pan la energía cinética, aquí nos inclinamos por pensar que la respuesta puede estar en las caminatas que tendremos que pegarnos para hacer la digestión, aunque no sabemos si esto está científicamente demostrado.

Tampoco tenemos pruebas fehacientes del origen del nombre de este bollo de bollos, que procede de la tradición culinaria estadounidense y que inicialmente se consumía en versión dulce. De lo que sí tenemos muestra empírica es del resultado, monísimo y aromatiquísimo, de esta receta, cuya estructura la hace óptima para compartirse y comerse a pellizcos, con la mano, como primates. 

No vamos a engañaros. El proceso de elaboración no es tan ágil como el bicho que le da nombre a este bollo con sabor a ajo, a cheddar y a parmesano y que integra en la masa puré de patata, mantequilla y huevo, además de harina: se requiere un día para iniciar el fermento, uno más para integrar los ingredientes y elaborar la masa, y un tercero para formar las bolas y hornear el conjunto. Pero sí podemos asegurar que quien se anime a prepararlo disfrutará cual animalillo ajeno a cualquier principio de la termodinámica.

Amasadora Ankarsrum

Monkey bread de ajo y queso

Este Monkey Bread, de origen estadounidense, se prepara con una masa enriquecida con puré de patata, ajo y quesos (parmesano y cheddar). Es un pan compuesto por pequeñas bolas de masa rebozadas en mantequilla de ajo y una mezcla de quesos, ideal para compartir. Aunque su preparación lleva varios días, el resultado vale la pena, con un sabor delicioso y una textura perfecta para comer con las manos.
5 de 1 voto
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 35 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 1 d 8 h
Tiempo total 1 d 9 h 5 min
Plato Acompañamiento, Entrantes, Pan, Tentempié
Cocina Americana
Raciones 2 panes grandes

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el fermento:

Para la masa:

Para la cobertura:

  • 115 g mantequilla sin sal
  • 5 dientes de ajo picados
  • 120 g parmesano rallado
  • 120 g queso cheddar blanco rallado
  • cdta de pimienta negra molida gruesa

Elaboración paso a paso
 

  • El día antes, prepara el fermento. En un bol, pon la harina, el agua, la miel y la levadura. Mezcla y trabaja los ingredientes durante unos minutos hasta que estén bien integrados y tengan la consistencia de una masa espesa. Cubre el bol y deja que fermente hasta el día siguiente a temperatura ambiente.
  • Al día siguiente, en un bol, o en la amasadora en caso de usarla echa la harina, el parmesano, el ajo en polvo, la levadura y la sal. Agrega el resto de ingredientes menos la mantequilla y mezcla todo hasta integrar.
  • Luego, agrega la mantequilla poco a poco. Amasada durante 10 minutos.
  • Saca la masa del bol y pásala a la superficie de trabajo. Bolea para unificarla y colócala en un recipiente ligeramente engrasado.
  • Cúbrelo con film transparente y deja a temperatura ambiente durante una media hora para que se activen las levaduras, y luego guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, la masa habrá duplicado su volumen. Retira la masa de la nevera y deja que atempere una media hora antes de formar el pan.
  • Una vez haya pasado el tiempo de fermentación, desgasifícala y vuélcala sobre la mesa de trabajo.
  • Divide la masa en 28 porciones iguales y forma bolas dándole tensión a la superficie para que queden bien compactas.
  • Coloca las bolas de masa sobre la superficie de trabajo y cúbrelas con un paño. Déjalas reposar durante 15 minutos mientras preparas la cobertura.
  • En una sartén, funde la mantequilla a fuego medio. Pela y pica el ajo, luego añádelo a la mantequilla derretida. Cocina el ajo durante 1 minuto, hasta que desprenda aroma, luego aparta la sartén del fuego y deja que la mezcla se enfríe un poco.
  • En otro bol, mezcla el parmesano, el queso cheddar y la pimienta molida. Reserva esta mezcla para rebozar las bolas de masa más tarde.
  • Cuando todo esté listo, comienza a rebozar las bolas de masa para montar el monkey bread. Coge una bola de masa y sumérgela en la mantequilla de ajo fundida.
  • Luego, rebózala en la mezcla de queso, asegurándose de que quede bien cubierta por todas partes.
  • Repite este proceso con el resto de las bolas de masa, colocándolas en los moldes previamente engrasado. Acomódalas de manera uniforme, sin presionarlas entre sí.
  • Cuando todas las bolas estén rebozadas y colocadas en el molde, pincela con el resto de la mantequilla de ajo y espolvorea el queso sobrante por encima.
  • Cubre el molde con un gorro de ducha o film transparente y deja que la masa fermente en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, hasta que haya aumentado de volumen.
  • Hacia la mitad del tiempo de leudado, precalienta el horno a 180°C. Una vez la masa haya fermentado, hornea el monkey bread durante unos 35 minutos, o hasta que la superficie esté dorada.
  • Retira el pan del horno y deja que se enfríe sobre una rejilla durante 10-15 minutos antes de servirlo.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Masas dulces Repostería americana

El doble tirabuzón del bollo de canela

El doble tirabuzón del bollo de canela


Valoraciones: 6 Comentarios

El doble tirabuzón del bollo de canela

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¿Qué hay más delicioso que un rollo de canela? La respuesta fácil sería dos rollos de canela. La nuestra es exponencialmente mejor, siempre que admitamos cierta laxitud en el cálculo o en el empleo de los adverbios: mejor que un rollo de canela son 24 rollos de canela, que son los que conforman el pan abriochado y enrollado que hoy nos traemos entre manos. 

Para elaborarlo no importa si lo nuestro no es la aritmética, porque montar este bollo hecho en molde a partir de esas dos docenas de espirales dulces y “acaneladas” tampoco tiene demasiada ciencia, más allá de sumar diez más diez y agregarle cuatro. 

Es cierto que hablamos de una masa tipo brioche, es decir, enriquecida con huevo, azúcar, leche y mantequilla, pero en este caso la proporción de grasa es bastante más ajustada que en los bollos franceses tradicionales (que llegan a igualar la cantidad de mantequilla y harina), así que ni tan compleja ni tan rolliza, a pesar del acabado encaracolado. Que no hace falta una ingeniería para trabajarla, vaya.

Otra cosa es que sea un pan rápido de elaborar. Tengamos en cuenta que necesita, mínimo, una noche de fermentación y alguna que otra hora más, y bien de nevera, para que la masa esté fría cuando nos pongamos a enrollarla, para luego hacer las rebanadas que serán los rollos que encajaremos finalmente en el molde: diez de un lado, diez del otro, cuatro encima bien aplastados y al horno. 

Y tampoco podemos decir que sea un bocado ligero. Tierno, sí, pero ligero… No olvidemos que este pan estadounidense con acento sueco lleva mantequilla en la masa y mantequilla en el relleno. Y azúcar en la masa, en el relleno y en el glaseado, no vaya a ser que lo confundamos con otra cosa. Pero aquí es cuando podremos sacar partido a nuestra ya declarada incompetencia matemática, para no echar cuenta de las calorías que suma este bollo entre tirabuzón y tirabuzón de masa.

Pan de molde abriochado con canela.

Este pan tipo brioche combina la suavidad de una masa enriquecida con huevo, leche y mantequilla, con el sabor dulce y especiado del relleno de canela. Formado por 24 rollos que se ensamblan en un molde, se cubre con un glaseado de vainilla para un acabado perfecto.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 45 min
Tiempo de cocción 50 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 12 h
Tiempo total 13 h 35 min
Plato Merienda, Postre, Repostería
Cocina Americana, Sueca
Raciones 1 pan grande

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa:

Para la masa del relleno:

Para el acabado:

  • 1 yema de huevo
  • 1 cda leche

Para el glaseado:

Elaboración paso a paso
 

  • Echa la leche en un cazo, acércalo al fuego calienta suavemente.
  • Pon la harina, el azúcar, la sal y la levadura en el bol y mézclalos.
  • A continuación, agrega la leche tibia, la mantequilla y el huevo, y mezcla todo hasta que se integre.
  • Trabaja la masa con las manos y amasa hasta tener una masa lisa y uniforme.
  • Coloca la masa en un recipiente mediano ligeramente engrasado. Cúbrela con film transparente y déjala fermentar a una temperatura ambiente media hora y guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, la masa habrá fermentado. Retírala de la nevera y deja que atempere y termine de fermentar durante una hora.
  • Mientras la masa sube, prepara el relleno: en un bol amplio, bate la mantequilla y el azúcar moreno hasta que estén bien integrados.
  • Añade la harina, la canela, la vainilla y la sal, y bate hasta que tengas una mezcla unificada y resérvalo hasta el momento de usar.
  • Una vez que la masa haya doblado su tamaño, desgasifica la masa presionando con suavidad con el puño.
  • Extiéndela con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada hasta formar un rectángulo de 30 x 55 cm.
  • Extiende el relleno sobre la masa de manera uniforme hasta los bordes.
  • Comenzando por uno de los lados largos, enrolla la masa hasta formar un rollo de 50 cm- 60 cm de largo.
  • Engrasa con spray desmoldate un molde para pan de 30 cm y cubre con una tira de papel de horno.
  • Corta el cilindro de masa en 24 trozos de aproximadamente 2-3 cm de grosor. Para lograr un corte limpio, utiliza un hilo resistente y grueso, como el que se usa para bridar carne. Corta un trozo de hilo, pásalo por debajo del cilindro de masa, cruza los extremos sobre la parte superior y tira de ambos lados con firmeza. El hilo cortará la masa de manera limpia y sin deformarla.
  • Coloca los rollos de canela en el molde para pan formando dos filas paralelas, con 10 trozos en cada una. Asegúrate de colocar los rollos con la abertura hacia abajo y bien apretados entre sí.
  • Coloca los cuatro trozos restantes en el centro, justo encima de las dos filas de la base.
  • A continuación, cubre el pan con film transparente y déjalo fermentar a temperatura ambiente de 22ºC 1 hora y media.
  • Cuando observes que la masa está llegando al borde del molde, precalienta el horno a 175 °C.
  • Bate 1 yema de huevo con 1 cucharada de leche y pincela el pan con esta mezcla.
  • Hornea a 175ºC durante 50 minutos. Si notas que el pan se dora demasiado rápido, cúbrelo con papel de aluminio pasados los primeros 20 minutos para evitar que se queme. Debido a su formado y al relleno de canela, este pan necesita un tiempo prolongado de cocción. Si lo retiras antes, el interior podría quedar crudo. Para asegurarte de que está bien cocido, comprueba que la temperatura interna alcance los 93 ºC o inserta un palillo en el centro: si sale limpio, el pan está listo.
  • Una vez esté codido, retíralo del horno, desmóldalo y déjalo enfriar en una rejilla.
  • A continuación, prepara el glaseado: en un recipiente, mezcla el azúcar glas, la nata y la vainilla hasta que tengas una mezcla espesa y uniforme.
  • Una vez el pan esté frío, extiende el glaseado en una capa uniforme sobre la superficie del pan y listo.
  • Cortalo en rebanadas y a disfrutar de este maravilloso pan de canela.
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Masas dulces Recetas de pan de molde

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino


Valoraciones: 4 Comentarios

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino

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A la canela le gusta ensortijarse, encaracolarse. Esto es así. Además, le gusta denominar este fenómeno casi meteorológico en su forma inglesa: cinnamon swirl. Como en El Amasadero somos más pedestres que la canela, preferimos llamarlo remolino y arremolinarnos alrededor del horno para ver, y oler, cómo se cocinan los panes con esta especia.

A la canela también le gusta juntarse con vegetales de color naranja, ya sea zanahoria, cabalaza o, como en el caso que nos ocupa hoy, la batata.  Conocidas las filias de estas varitas mágicas y aromáticas, vamos con el pan cilíndrico y bicolor con espíritu de bizcocho y sensación térmica otoñal a más no poder, que se prepara capa sobre capa y vuelta sobre vuelta. 

Lo primero será encender el horno para cocinar la batata o boniato, el ingrediente principal de la primera masa, y el que le dará el color anaranjado a nuestro pan, que se enriquece con huevo, mantequilla y nata y se aromatiza con nuez moscada, otra aliada histórica de la canela.

La segunda masa, la que formará el remolino cuando rebanemos el pan, lleva pasas, mantequilla y azúcar moreno, además de canela, por esto de mantener la escala cromática y aromática de nuestro bollo de otoño.

Para que el remolino quede perfecto debemos tener en cuenta que la masa principal debe amasarse lo suficiente para dar tiempo al gluten a desarrollarse y que el cilindro que formaremos con las dos masas debe hacerse rodar hasta que quede bien sellado, para poder apreciar, una vez que lo cortemos en rebanadas, los caracoles de este pan arremolinado.

Amasadora Ankarsrum
Receta de pan de canela y boniato

Pan de molde de batata y canela

Una receta de pan tan otoñal como naranja.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 22 h
Tiempo total de fermentación (orientativo) 19 h
Plato Pan
Cocina Creativa
Raciones 1 pan de molde grande

Ingredientes
  

Para la masa de batata asada:

Para la masa de canela:

Elaboración paso a paso
 

  • Para hacer el puré de batata asada, precalienta el horno a 220°C (Lava la batata, pínchala varias veces con un tenedor y colócala en una bandeja para hornear forrada con papel de horno). Hornea durante 40 minutos, o hasta que esté tierna al pincharla. Deja enfriar, retira la piel y tritura la pulpa en un procesador de alimentos hasta que quede suave.
  • A continuación, prepara la masa de batata. En el bol de la amasadora, o en un recipiente que tengas si haces el amasado a mano, echa la leche tibia y la levadura, mézclalo para que la levadura se active y se disuelva en la leche.
  • A continuación, agrega el huevo, el azúcar, la nata, el puré de patata y la harina mezclada con la sal.
  • Mezcla todo a velocidad media hasta que los ingredientes estén integrados y continúa agregando la mantequilla.
  • Amasa a velocidad media durante 8 minutos, hasta que el gluten se desarrolle y la masa se despegue de los bordes de la amasadora. Si prefieres amasarla a mano, alterna periodos de amasado con reposos hasta obtener una masa lisa y homogénea.
  • Vuelca la masa sobre la superficie de trabajo y unifícala con las manos. Colócala en un bol ligeramente engrasado, cúbrela y déjala fermentar en un lugar cálido durante 30 minutos para activar la levadura. Después, guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, saca la masa de la nevera, déjala atemperar y completa la fermentación en un lugar cálido durante aproximadamente 2 horas..
  • A continuación, prepara la masa de canela: en un bol pequeño, mezcla la harina, el polvo para hornear, la sal y la canela. Agrégale el huevo, el azúcar y la mantequilla y trabájala con un mezclador hasta tener una pasta uniforme.
  • Mientras la masa fermenta, cubre las pasas con agua hirviendo y déjalas reposar durante 10 minutos para que se hinchen. Escurrelas bien y resérvalas.
  • Engrasa un molde para pan de 30 cm y coloca con una tira de papel de horno a lo ancho, para facilitar el desmoldado del pan una vez horneado.
  • Una vez la masa inicial ha fermentado, vuélcala sobre la alfombra de formado ligeramente enharinada. Estirala con un rodillo hasta formar una lámina 35 x 25 cm.
  • Extiende la pasta de canela sobre la masa de manera que te quede una capa uniforme.
  • Escurre bien las pasas y reparte por encima encima de la masa.
  • Enrolla la masa comenzando por el lado alargado hasta tener un cilindro de unos 35 cm de ancho.
  • Haz rodar el cilindro para que se sellen los bordes y colócalo dentro molde, con la abertura hacia la parte de abajo.
  • Déjalo fermentar tapado a temperatura ambiente, unas 6 horas, hasta que duplique su tamaño y llegue a los bordes del molde.
  • Cuando veas que el pan está llegando a la superficie del molde precalienta el horno a 210ºC.
  • Una vez el pan haya fermentado, pincélalo con leche o nata y hornéalo durante 45-50 minutos.
  • Pasados 15 minutos dentro del horno si observas que el pan se dora demasiado rápido, cúbrelo con papel de aluminio.
  • Una vez finalizado el tiempo de horneado, comprueba si el pan está completamente cocido. Para ello, puedes introducir un palillo en el centro; si sale limpio, está listo. Otra opción es medir la temperatura interna del pan, que debe alcanzar los 93 ºC. Retíralo del horno con cuidado, desmóldalo y colócalo sobre una rejilla para que se enfríe por completo.
  • Deja que se enfríe completamente y ya lo puedes rebanar y disfrutar con un café.
  • Para conservarlo, córtalo en rebanadas, colócalas en una bolsa en forma de abanico y guardalas en el congelador, De esta manera evitarás que seque y tendrás pan siempre listo para consumir .
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Entrevistas panarras

Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre

Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre


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Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre

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“La calma que me ha dado poder trabajar la masa es terapéutica”

Para Veka (así, con k, por su origen eslovaco), la llegada al mundo de las masas madre vino de la mano de su hijo. La maternidad fue lo que la motivó a explorar alternativas saludables al pan de supermercado y ese camino acabó por convertirse en una vía profesional.  Educadora de panes caseros de masa madre, fotógrafa gastronómica y autora de la web masasdemadre.com, Veronika Vanáková se declara entusiasta de esta materia prima y de sus beneficios y hasta ha bautizado a la suya: Quasimodo, un “bichito que hace trabajo bonito” en sus masas. 

PREGUNTAS:

¿De dónde viene el nombre de tu proyecto, Masas de Madre?

-Cuando hacía siempre cosas de masa madre en casa, mi marido me llamaba cariñosamente “la madre de las masas”. El término me gustó mucho. Más tarde, cuando surgió la idea de compartir estos conocimientos y recetas con los demás y creé mi cuenta de Instagram y la web, me di cuenta que “la madre de las masas” ya existía, así que le dimos una vuelta. Así surgió Masas de Madre. Como sobre todo trabajo con masa madre y empecé con todo esto cuando fui madre, creo que tiene sentido.

-¿Cómo definirías la labor que realizas? 

-Lo que hago es divulgar los beneficios de la masa madre y mostrar que no es tan complicada, si dispones de buena información. También me gusta crear recetas.

 ¿Qué fue lo que te motivó? 

-Me metí en este mundo cuando nació mi hijo pequeño, en el año 2018. Con peques en casa te cuestionas todavía más lo que significa comer sano. Era algo que ya  más o menos hacíamos, pero el pan que comprábamos era de supermercado y eso me molestaba mucho. Yo soy de Eslovaquia. Allí a los peques siempre se les da un poquito de pan para enseñarles a comer, pero yo no quería darle ese pan al mío y ahí empecé a aprender. Un amigo de allí me habló de la masa madre y me enganchó: me metí a tope, compré libros, comencé a hacer cursos… Luego, durante la pandemia, varias personas me preguntaron si les podía dejar un poco de mi masa madre  y empecé a grabar vídeos con explicaciones… Entonces una amiga me sugirió abrir la cuenta de Instagram y me emocionó la idea.  

-¿Qué hace de este tipo de pan algo diferente?

-Sobre todo, lo que lo hace distinto es la presencia de bacterias lácticas. Esto se consigue de forma natural, solo mezclando harina y agua y fermentando el tiempo que necesite la vida que está en la harina para despertar. Si lo comparamos con el pan hecho con levadura panadera, este lo que contiene es simplemente una única cepa de levaduras más activa, la que hace crecer más rápido la masa. Con la masa madre, en cambio, tenemos distintas cepas de levaduras y tenemos bacterias lácticas. Después de muchos procesos obtenemos un pan que puede parecer casi igual que el resto pero que en realidad es muy diferente. El gluten está más descompuesto y eso parece que lo hace más fácil de digerir. No podría decir si esto está demostrado o no, pero yo lo noto, así que creo que es verdad. Además, el sabor es más complejo, su índice glucémico es más bajo, y el ácido láctico  que se genera es un conservante natural que hace que el pan aguante más tiempo. Son muchísimas ventajas.

–¿Su elaboración es más compleja?

-Yo creo que no. Tal vez lo difícil es conseguir información correcta y que sea útil. Lo que ocurre es que la gente que quiere empezar con la masa madre suele buscar una receta y seguirla a rajatabla. Pero, a diferencia de la levadura panadera, que por norma general tiene la misma fuerza, cada masa madre es distinta y se comporta de manera diferente en función de una serie de condiciones.  Lo que le funciona a una persona no tiene por qué funcionarle a otra, incluso cuando sigues los tiempos exactos, y eso muchas veces frustra. Pero cuando se entiende esto, resulta más sencillo. Una vez que uno conoce su masa madre, la temperatura de su casa, su horno  y las harinas que emplea, ya puede organizarse perfectamente y planificar el proceso. Yo lo hago con los ojos cerrados.  

¿Cómo fue el camino para hacer del mundo del pan tu ámbito laboral?

Cuando empecé estaba de excedencia, pero hoy me dedico de forma profesional a esto, compaginándolo con la fotografía gastronómica. 

-¿Cuál es la parte que más te gusta de tu trabajo?

Me gusta enseñar. Me gustan mucho los cursos presenciales, aunque cada vez hago menos, por la energía que se genera en ellos, que es superbonita. En los cursos online también tenemos grupos y tenemos conversaciones, aunque haya menos contacto. Y lo que más me gustaría, de cara al futuro, sería poder hacer un libro de recetas.  

-¿Cambió tu vida este proyecto?

-En todo. Sobre todo, meterte a emprender supone un gran cambio en cuanto a crecimiento personal. Cuando miro atrás veo que soy otra persona que aquella que empezó. Cuando comencé no sabía nada de márketing, ni de webs… Yo estudié matemáticas financieras, ese era mi campo. Ponerme con las masas madres y su divulgación me ha hecho aprender cosas que para la vida del día a día son más útiles que las de mi profesión -señala entre risas-. Otra cosa que me gusta es poder trabajar desde casa, aunque a veces, con la fotografía, tenga que salir. Con niños pequeños esto es algo que se agradece mucho, porque te organizas mejor.

-¿Cómo es un día normal de trabajo? 

-No tengo días normales (ríe). Algunos estoy en estudio sacando fotos, otros escribiendo, otros editando… Ninguno es igual que otro.

¿Qué es para ti lo mejor de trabajar en el mundo del pan? 

-Conocer a muchas personas, aunque sea a través de las redes, y formar esa red entre panaderos, como la gente del Amasadero, a la que valoro mucho y con la que llevo ya tiempo colaborando. Y, después, la calma que me ha dado poder trabajar la masa. Es algo terapéutico, cuando hay tiempo para ello. Cuando hay tiempo para disfrutarlo es muy relajante.

-¿Tienes alguna receta especial?

-Los panes que más hago son, entre comillas, normales. La receta está en mi blog, con 30% harina integral de espelta y 70% de harina panadera. Es mi favorito porque es esponjoso, con parte integral y con el sabor de la espelta, que me encanta. Cuando tengo más tiempo hago muchas recetas de mi país de origen. En concreto hay una, «rožky», que no sé bien cómo traducir, y que es algo parecido a unas baguettes más pequeñas con una masa en triángulo que se enrolla  y después se corta por la mitad y se rellena con ingredientes como queso blanco, jamón york, pimiento crudo u otras verduras. Era lo que llevaba al colegio y ahora, por  nostalgia, también se lo doy a mi hijo.

-¿Cómo te planteas el futuro?

-Tengo en mente otros dos cursos que me gustaría hacer. Este año me puse a crear uno, y ya lo tengo escrito, pero nunca pude llegar a grabarlo. Igual es el destino que dice que no es el momento, pero me gustaría poder acabarlo. También me gustaría tener más tiempo y publicar recetas en el blog, pero tengo dos manos, así que hago lo que puedo, aunque siempre que tengo un momento intento publicar. Y, algún día, intentaré sacar ese libro de recetas para el que aún no ha llegado el momento. 

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Masa madre Recetas de panes tradicionales

El pan italiano de harina “remolida” al que cantó el poeta

El pan italiano de harina “remolida” al que cantó el poeta


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El pan italiano de harina “remolida” al que cantó el poeta

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Para hablar del pan de Altamura debemos hacer una primera consideración: Altamura, que no Altamira, porque si bien estamos hablando de una elaboración italiana bastante antigua –tanto, que el poeta latino Horacio ya la mencionaba en una de sus sátiras allá por el año 37 a.C.-, no lo es tanto como para aparecer aquellas hogazas ensartadas en las lanzas prehistóricas inmortalizadas en las cuevas cántabras. 

Al grano. Estos panes, que se elaboran en el sur de Italia (provincia de Bari, región de Puglia) y que ostentan desde 2003 la DOP, están sujetos a unas normas estrictas de elaboración e ingredientes, que incluyen como parte principal el “lievito naturale” – lo que viene a ser masa madre– y la sémola rimacinata: harina “molida y remolida” de trigo duro, de unas determinadas variedades autóctonas. Con ello se consigue el color amarillento de la miga, el dulzor y consistencia de su interior y el acabado extracrujiente de su corteza. 

¿Y por qué usar esta variedad y no una sémola de trigo cualquiera? Además de por fardar de pureza para con la receta original, por algunos motivos más mecánicos: la sémola rimacinata tiene una molienda mucho más fina (para algo está “remolida”), lo que facilita una mayor absorción de agua de la masa, que la hace especialmente apta para elaborar panes y focaccias. Mientras, la sémola, llamémosla ordinaria, nos servirá para hacer pasta casera o cuscús.

Una curiosidad, en Andalucía, la sémola rimacinata tiene su equivalente en la harina panadera recia, elaborada igualmente a partir de trigo duro, y que es la que se usa para preparar esa maravilla achaparrada que es el pan cateto

Pero volvamos a Italia. Para seguir las directrices del auténtico pan de Altamura debemos tener en cuenta que la masa madre que usaremos de base ha de tener tres refrescos consecutivos para merecer su denominación y que las hogazas tendrán obligatoriamente forma de bola alta con solapa lateral (la versión A de la DOP, la del “pane accavallato” o solapado, nada que ver con los équidos) o de copete de cura (la versión B, o “pane a capelo di prete”, más baja y biensonante que la anterior). Eso y que, para rematarlo, deberéis plantarle una pegatina un tanto pasada de moda directamente en la corteza. Aunque esto no aparezca en la receta.

Pan de Altamura

Receta tradicional con masa madre y sémola rimacinata.
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Plato Pan
Cocina Italiana
Raciones 2 hogazas

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa madre:

  • 50 g de masa madre inicial
  • 150 g de sémola rimacinata
  • 150 g de agua 18ºC

Para la masa final:

  • 500 g de sémola rimacinata
  • 100 g de masa madre al 100%
  • 320 g de agua a 18ºC
  • 10 g de sal marina

Elaboración paso a paso
 

Preparación de la masa madre (lievito naturale):

  • Para elaborar este pan, comienza 24 horas antes refrescando la masa madre en tres fases con sémola rimacinata:
  • Refresco 1: Mezcla 50 g de masa madre (usa la que tengas, sea de la harina que sea), 50 g de sémola y 50 g de agua. Fermenta 8 horas a 22 ºC.
  • Refresco 2: Usa 50 g de la masa madre del primer refresco, 50 g de sémola y 50 g de agua. Reposa 8 horas a 21 ºC.
  • Refresco 3: Mezcla 50 g de masa madre del segundo refresco, 50 g de sémola y 50 g de agua. Fermenta 6 horas a 21 ºC.
  • Después de estos refrescos, la masa madre estará lista para usar en el pan.

Proceso de elaboración del pan:

  • Echa la masa madre en el bol de la amasadora, añádele el agua y mézclalo. A continuación, agrégale la harina, la sal y mézclalo todo. Trabaja la masa a velocidad media en la amasadora durante 20 minutos.
  • Si lo amasas a mano, echa los ingredientes en un molde, mezclalos y trabaja la masa siguiendo el método francés, intercalando amasados plegados.
  • Una vez tengas una masa lisa, boléala y colócala en un bol amplio.
  • Cubre la masa con un paño grueso de algodón o lino para protegerla del frío excesivo. Deja reposar la masa en bloque durante 2 horas en un lugar cálido.
  • Pasado el primer reposo, vuelca la masa en la superficie de trabajo, boléala para preformarla y déjala reposar de nuevo 30 minutos. (Tradicionalmente, se usan cajas de madera cubiertas de lino para este paso)
  • Enciende el horno a 250 ºC para que alcance la temperatura adecuada mientras formas el pan.
  • Tras el segundo reposo, haz el formado final. Coloca la masa sobre una superficie y aplastala suavemente en el centro con las manos, empujando el gas hacia los bordes. Esto dejará el centro más fino y los laterales de la masa con más gas acumulado. Uno de los laterales debe quedar un poco más ancho que el otro.
  • En el lateral más ancho de la masa, realiza un pequeño corte (greñado), que en Altamura es donde se coloca la pegatina distintiva y que nosotros como hemos dicho anteriormente omitiremos.
  • A continuación coge el lateral más pequeño, levantalo y estira ligeramente.
  • Pliégalo sobre el lateral más ancho, como si estuvieras cerrando las solapas de un libro. La pegatina o el papel de horno, si lo usas, quedaría en medio.
  • Deja reposar el pan otros 30 minutos y justo antes de meter el pan en el horno, presiona con la palma de la mano sobre el extremo cerrado del pan (donde has hecho el último pliegue). Esto desplazará todavía más el gas hacia las solapas, ayudando a darle su forma característica.
  • Mete el pan en el horno previamente calentad, colocalo en la solera y añade agua en la Desh Stoom. Hornea el pan a 250 ºC durante los primeros 20 minutos.
  • Luego sube el pan a la rejilla, baja la temperatura del horno a 230 grados y dejalo cocer durante 30 minutos más. Abre la puerta del horno y déjalo dentro con el horno apagado 5 minutos para que se seque la corteza.
  • Una vez pasado el tiempo de horneado retíralo del horno y deja que se enfríe en una rejilla.
  • Y ya tienes el pan de Altamura listo para disfrutar.
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Conceptos básicos

La fuerza no lo es todo: revisamos la absorción de agua de nuestras harinas

La fuerza no lo es todo: revisamos la absorción de agua de nuestras harinas


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La fuerza no lo es todo: revisamos la absorción de agua de nuestras harinas

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Dory, el pez azul de «Buscando a Nemo», encarna ese saber popular de que los peces no tienen memoria y que es tan falso como que la sal y la levadura no se pueden tocar porque la primera mata a la segunda.

Mitos y saberes populares que no son del todo ciertos hay muchos: el bacalao, por ejemplo, puede aprender a usar un mecanismo que le da comida cuando lo acciona, algo difícil de explicar si el delicioso bicho no tuviese memoria.

Otro creencia errónea, por suerte ya en decadencia, fue esa de que la harina de fuerza se elaboraba con trigo duro, ese cereal de molienda difícil que produce unas sémolas amarillentas con las que se hacen fideos y no roscones.

Seguimos: la proteína y la fuerza de la harina. ¿A más proteína, más fuerza tiene la harina? Sí, pero no. Puede servir de orientación, aunque en realidad no existe una relación directa entre las dos magnitudes porque la fuerza de una harina depende, tanto como de la cantidad total de proteínas, de la proporción entre dos de ellas en particular. Es como si creyésemos que la dureza de un forjado dependiese solo de la cantidad de hormigón y no de la proporción entre cemento y arena de la que está hecho.

Otra: ¿A mayor fuerza de una harina, mayor capacidad de absorción de líquidos? La respuesta es la misma que en el punto anterior: a veces se cumple y a veces no.

Aquí tenemos que pedir perdón porque llevamos años asumiendo que sí y respondiendo eso mismo a quien nos preguntaba. Hasta que nos dimos cuenta del error.

Hace unos meses publicamos, sin mucha fanfarria, una calculadora de hidratación. Como tuvimos que pesar y recopilar la cantidad de agua que usábamos para hacer bolas de masa con nuestras harinas, comprobamos con claridad cómo, por ejemplo, la harina de fuerza ecológica, con un W de 250, absorbía un 10 % más de agua que la harina especial para pizza, de W 400. ¡Incluso nuestra harina especial de repostería de fuerza cero absorbe más!

Por eso hemos decidido añadir en las páginas de producto de las harinas la hidratación mínima recomendada (también puedes usar la calculadora). Espero que a partir de ahora te resulte más sencillo saber la cantidad de agua que necesitas para preparar tu masa. Por nuestra parte, intentaremos evitar otras respuestas enlatadas.

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Empanadas Masa madre

La manzana y la ley del empanamiento universal

La manzana y la ley del empanamiento universal


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La manzana y la ley del empanamiento universal

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Si decimos empanada de manzana, habrá quien piense automáticamente en una tarta dorada y hojaldrada con superficie brillante de almíbar aroma a canela. Pues no. Nada que ver. De lo que venimos a hablar hoy se aleja del apfelstrudel y aledaños y se acerca a lo que en Galicia se entendería por “empanada, empanada”, si en Galicia se pudiese pensar en una única forma de empanada, que no es el caso. Pero a lo que íbamos: empanada básica, o lo que es lo mismo, masa de pan y bien de relleno. Sin complicaciones ni sutilezas. 

En este caso, la simplicidad de la cubierta (y de toda la receta) contrarresta la imposibilidad de subterfugios: aquí no valen láminas refrigeradas de hojaldre ni pasta filo, pero tampoco hacen falta, si tenemos en cuenta que la masa que prepararemos no lleva más que masa madre, harina panadera, agua y sal. Ni aceite, ni leche, ni huevo ni vino blanco, como sí llevan otras versiones de este emparedado al horno. Chimpún, que diría Newton al ver caer la manzana. 

Sí. La masa madre hay que prepararla con unas horas de antelación. Sí, la masa final hay que dejarla fermentar, amasarla y plegarla unas cuantas veces. Y sí, la manzana hay que pelarla y cortarla. Y cocinarla y extenderla sobre la masa. Y después llevarla al horno… Así son las leyes universales de esta empanada. Si algún  paso se os hace bola, igual es que no queríais formular vuestro propio postre. 

Si, por el contrario, el teorema de empanar manzanas os seduce, ni os contamos la satisfacción de ir ganando soltura con el repulgue (el cierre manual de la masa de empanada) o del olorcillo que desprende la fruta, el azúcar y la grasa durante el horneado. ¡Eureka!

Empanaza de manzana y la ley del empanamiento universal

Si decimos empanada de manzana, habrá quien piense automáticamente en una tarta dorada y hojaldrada con superficie brillante de almíbar aroma a canela. Pues no.
4.80 de 5 votos
Plato Merienda, Postre
Cocina Gallega
Raciones 1 empanada mediana

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa madre:

Para la masa final

Para el relleno y el acabado:

  • 600 g manzanas dulces
  • 70 g azúcar
  • 40 g manteca de vaca cocida o mantequilla

Elaboración paso a paso
 

  • Disuelve 50 g de masa madre activa en 50 ml de agua tibia. Luego, añade 50 g de harina de fuerza y mezcla todo.
    empanada_maza_1_Disuelve_la_masa_madre_con_agua_
  • Deja fermentar la mezcla tapada durante unas 4 horas, hasta que esté burbujeante y haya triplicado su volumen. En ese momento estará lista para añadir a la masa.
  • Una vez la masa madre esté activa, échala en un bol (o en el bol de la amasadora) y añade 230 ml de agua tibia. Mézclalo bien y luego añade la harina panadera.
  • Mezcla todo hasta que los ingredientes estén bien integrados. Deja reposar la masa durante 20 minutos para que se realice la autólisis, lo que ayudará a desarrollar una mejor estructura en la masa.
  • Pasado el tiempo de autólisis, añade la sal y el agua restante de la receta. Trabaja la masa durante 3 minutos, y cuando esté lisa y se separe de los bordes, vuélcala sobre una superficie de trabajo.
  • Trabájala con las manos para unificarla, boléala y pásala a un recipiente amplio.
    empanada_maza_4__trabaja_la_masa_
  • Realiza 4 tandas de pliegues en la masa cada 10 minutos. Cuando la masa esté lisa y tersa, tápala y déjala fermentar en un lugar cálido durante 1 hora y media.
  • Mientras la masa fermenta, pela y corta las manzanas en cubos. Colócalas en una sartén y añade 50 g de azúcar y 20 g de manteca cocida de vaca (ghee) o mantequilla. Mezcla bien y cocina las manzanas unos minutos, solo lo suficiente para que se ablanden un poco (no deben cocinarse completamente, ya que terminarán de cocinarse en el horno).
  • Aparta las manzanas del fuego y deja que se enfríen a temperatura ambiente mientras la masa termina de fermentar.
  • Una vez la masa haya fermentado y el relleno esté a temperatura ambiente, precalienta el horno a 210 ºC.
  • Divide la masa en dos partes.
  • Estira una de las partes y coloca encima el relleno de manzana, distribuyéndolo bien por toda la superficie.
  • Estira la otra mitad de la masa y colócala encima del relleno.
  • Haz el repulgue en los bordes para sellar la empanada.
  • Haz un agujero en el centro para que funcione como chimenea.
  • Con los restos de masa sobrantes, haz unos cordones y decora la superficie de la empanada.
  • Pincela la masa con el resto de la manteca de vaca o mantequilla fundida. Si te sobra un poco, viértela dentro del agujero central.
  • Hornea la empanada durante 30-40 minutos.
  • Unos minutos antes de retirar la empanada del horno, espolvorea azúcar por encima y vuelve a meterla en el horno para que se dore.
  • Saca la empanada del horno y déjala enfriar antes de cortarla y disfrutar de este postre sencillo y delicioso, que solía prepararse cuando se hacía pan y las huertas estaban llenas de manzanas.

Notas

El azúcar que se espolvorea sobre la masa debe añadirse cuando la empanada ya lleva un tiempo en el horno.
Si echas el azúcar antes de meterla en el horno, se quemará.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Masa madre

Fougasse: la focaccia que germinó

Fougasse: la focaccia que germinó


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Fougasse: la focaccia que germinó

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¿Qué diferencia una fougasse de una focaccia, además del acento con el que se pronuncia? Si nos vamos a lo obvio, diremos que la forma, que en el pan italiano recuerda a una colcha de plumas, rectangular y abullonada, mientras que el de la Provenza, mucho más élégant, se convierte en espiga, estrella o corona. 

Existe también en la historia de la fougasse una funcionalidad que la distingue de su pariente, ya que este pan se usaba, tradicionalmente, en los hornos de leña franceses como medidor de temperatura: cuando nuestra espiga de masa estaba dorada, el horno estaba listo para acoger el resto de barras y hogazas, y el almuerzo del personal, preparado.

Pero es mucho más lo que las une que lo que las separa. Hablamos de panes tirando a planos que habitualmente (no siempre) se emplean en recetas saladas y que admiten multitud de condimentos: desde las más sencillas con aceite de oliva, sal en escamas y  hierbas aromáticas a combinaciones mediterráneas a base de aceitunas, cebolla o ajo y tomate seco, u otras más contundentes con anchoas o panceta. 

Los ingredientes que os proponemos para completar el pan no pueden adaptarse mejor al calendario hortícola: calabaza y nueces de otoño con queso azul, que aunque esté en las queserías todo el año contrasta a la perfección con la curcubitácea anaranjada, tanto en sabor como en tonalidad. En este caso, usaremos además sémolina, en un guiño a los panes planos italianos con queso por excelencia, y la combinaremos con harina integral, para un toque rústico, y con la de fuerza, para sostener todo este conglomerado. 

Con estos mimbres solo hace falta un poco de paciencia para obtener la masa y maña para espigarla, una vez que la tengamos aplanada y cortada en forma triangular, tipo abeto: un corte longitudinal en el centro bien abierto y otros tres a cada uno de los lados obrarán la magia de la germinación una vez pase por el horno.

Fougasse de calabaza, nueces y queso azul

5 de 3 votos
Plato Acompañamiento
Cocina otoño

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa madre:

Para la masa:

Elaboración paso a paso
 

  • Disuelve 50 g de masa madre activa en 50 ml de agua tibia. A continuación, añádele 50 g de harina de fuerza y mezcla todo.
  • Déjala fermentar tapada a una temperatura de 22 ºC unas 4 horas, hasta que esté burbujeante y que casi triplique su volumen. En ese momento estará lista para añadir a la masa.
  • Una vez lista, échala en el bol de la amasadora y añade solo 300 g de agua (el resto lo reservas para un paso posterior) y mézclalo bien.
  • A continuación, añade las harinas.
  • Mezcla todo hasta que los ingredientes estén integrados y deja reposar durante 20 minutos para que se realice la autólisis. Este paso ayudará a que la masa desarrolle una mejor estructura y sea más fácil de trabajar.
  • Pasado el tiempo de autólisis, añade la sal y los 30 gramos de agua restante, amasando a velocidad media (velocidad 3, en una Ankarsrum) durante 3 minutos.
  • Añade el puré de calabaza, y sigue amasando hasta que esté lisa y suave.
  • Tapa la masa y deja fermentar a temperatura ambiente.
  • A la media hora, haz un pliegue.
  • Pasada la siguiente media hora, pliega de nuevo la masa.
  • Deja fermentar 2 horas más o hasta que la masa haya doblado su tamaño.
  • A continuación, y una vez la masa haya fermentado, echa las nueces y el queso azuls, desmenuzados y haz unos plegados a la masa para integrarlos.
  • Coloca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y divídela en dos partes.
  • Bolea ligeramente cada una de ellas y déjala reposar 5 minutos.
  • Con la punta de los dedos, aplana suavemente la masa para eliminar el exceso de aire, dándole una forma redondeada y uniforme.
  • Forma 2 batards siguiendo estos pasos.
    Formado de batard
  • Toma el tercio superior de la masa y pliégalo hacia ti, hacia el centro de la masa. Usa los dedos para presionar ligeramente y sellar el pliegue, creando una línea de tensión en la masa.
  • Toma ambos extremos laterales de la masa (izquierda y derecha) y pliégalos hacia el centro, superponiendo ligeramente una encima de la otra. Usa los dedos para sellar esta unión y crear más tensión en la masa. Repite este paso 3 veces, hasta que hayas llegado al extremo inferior.
  • Ahora, toma el tercio inferior de la masa, más cercano a ti y pliégalo hacia el centro, alejándolo de ti. Esto creará más tensión en la parte superior de la masa.
  • Pliégalo una vez más y sellando con los dedos, generando tensión en la piel exterior. Este paso es clave para obtener una buena estructura y tensión superficial.
  • Repite el mismo proceso con la otra masa y deja las piezas de masa formadas reposar durante unos 20 minutos, cubiertas con un paño limpio, para que la masa relaje y a continuación formar las fougase.
  • Precalienta el horno a 230ºC. Cuando los batards hayan reposado, vuélcalos sobre una superficie enharinada y, con un rodillo, aplánalos suavemente para darles forma de triangulo alargado.
  • Realiza los cortes característicos de la fougasse: Un corte longitudinal en el centro y tres cortes transversales a cada uno de los lados.
  • A continuación, abre bien los agujeros para que mantengan su forma durante el horneado.
  • Colócalas en una bandeja forrada con papel de horno y déjalas reposar durante 30 minutos, mientras el horno alcanza la temperatura marcada.
  • Coloca la fougasse en la solera del horno, añade un poco de agua a la Desh Stoom para generar vapor y hornea a 230ºC durante unos 20 minutos, o hasta que esté bien dorada y crujiente.
  • Deja enfriar sobre una rejilla antes de disfrutar. Hornea la otra de la misma manera, o ambas juntas si tu horno es suficientemente amplio.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Masas dulces

Doowaps de Lola Benavides

Doowaps de Lola Benavides


Valoraciones: 4 Comentarios

Doowaps de Lola Benavides

Valoraciones: 4 Comentarios

Las masas dulces fermentadas cobran otra dimensión si usas poolish (si todavía no conoces el argot panarra, el poolish es una mezcla de harina, agua y muy poca levadura que se deja fermentar durante horas para luego añadir a la masa).

Esta receta de Lola Benavides es la versión casera de los doowaps de supermercado, dulces, tiernos y sabrosos, pero sin ese regusto de los mejorantes de la bollería industrial (tras un tiempo sin probarla, si recaes, reconoces el sabor al instante).

receta de poolish casero con poolish

Doowaps caseros

En esta receta usamos poolish para mejorar el sabor, textura y conservación.
5 de 10 votos
Plato Merienda
Cocina Internacional
Raciones 19 doowaps

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el poolish

Para la masa final

Para el relleno y el horneado

  • Pepitas de chocolate para rellenar
  • 1 huevo batido para pintar

Elaboración paso a paso
 

  • Prepara el poolish la tarde anterior. Mezcla los ingredientes y tapa.
  • Deja fermentar a temperatura ambiente 3 horas.
  • Guarda en la nevera hasta el día siguiente. Tras este tiempo, tendrá este aspecto.
    Aspecto del poolish ya fermentado
  • Pon el poolish fermentado, la leche, la nata, el huevo, la vainilla, la sal, la levadura y el azúcar en el vaso de la Ankarsrum y programa a velocidad 3.
    añade todo, menos la harina a la cubeta
  • Añade un tercio de la harina. Cuando se incorpore al líquido, añade otro tercio. Espera de nuevo a que se incorpore y añade el último tercio.
    añade un tercio de la harina
  • Cuando esté toda integrada baja a velocidad 1 y deja que se amase durante 20 minutos. No olvides mover la pala y el rodillo 3 ó 4 veces durante esta primera parte
    La masa irá cogiendo fuerza
  • Sube la velocidad a 2 y deja que se amase otros 8-10 minutos, hasta que la masa cambie de aspecto y se vea lisa y mas brillante. Durante esta fase no olvides mover la pala y el rodillo otras 3 ó 4 veces.
  • Pasa la masa a la cubeta de fermentación y haz los primeros pliegues.
  • A 25 grados de temperatura y 2 horas después he hecho otra tanda de pliegues.
  • Deja que complete el primer levado hasta que la masa triplique su volumen.
    Deja que triplique su tamaño
  • Saca la masa sobre una tabla ligeramente aceitada.
  • Divide en porciones de 50 gramos. Me han salido 19 porciones.
  • Aplana con las manos cada porción e intenta darle forma circular.
  • Pon dentro entre 10 y 15 pepitas de chocolate.
  • Haz un paquetito como se ve en las fotos.
    haz paquetitos
  • Dale la vuelta y deja sobre la bandeja de horno (con papel de hornear).
    Coloca sobre papel de horno
  • Repite el proceso hasta completar la bandeja teniendo en cuenta el espacio entre bollitos para que hagan el segundo levado y lo que crecen en el horno.
    Dos bandejas
  • Mete en el congelador las pepitas de chocolate que han sobrado.
  • A falta de unos 20 minutos para que estén listos enciende el horno a 180 grados con calor arriba y abajo.
  • Cuando hayan duplicado su tamaño estarán listos para entrar en el horno.
  • Bate un huevo con un chorrito de agua y pinta los bollitos con la brocha.
  • Saca las pepitas del congelador y pon sobre la superficie de los bollos.
    Listos para hornear
  • Mete al horno (segunda altura contando desde abajo) y baja la temperatura a 170 grados. En 20 minutos están listos.
  • Apaga el horno, deja 1-2 minutos dentro y saca la bandeja.
  • Pon los bollitos a enfriar sobre una rejilla.
    coloca sobre una rejilla
  • Pon el horno ahora a 170 grados.
  • Pinta los bollitos de la segunda bandeja.
  • Repite el proceso.
Categorías
Entrevistas panarras

Entrevistas panarras: Juan Rodríguez, de Panhabla

Entrevistas panarras: Juan Rodríguez, de Panhabla


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Entrevistas panarras: Juan Rodríguez, de Panhabla

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“En una micropanadería hay que ser profesional y tener cuidado para que esa idea romántica no se te vaya de las manos y acabes viviendo para trabajar”

Hablar de Panhabla Lab no es hablar por hablar. Del germen, como trabajo de fin de curso para una escuela gastronómica hace diez años, a su versión 2.0, con obrador, punto de venta y espacio de formación, y su canal digital funcionando a pleno rendimiento, el proyecto panarra de Juan Rodríguez, ciudadrealeño asentado vital y profesionalmente en Cáceres, ha ido transformándose, sin perder la esencia que lo impulsó en sus inicios: la vocación de divulgar y de no crecer desmesuradamente. Y esto, ¿cómo se hace? Al habla, Juan, de Panhabla.

-¿Por qué “Panhabla”?
Fue mi proyecto de fin de curso en los estudios de cocina que realizaba en Madrid hace una década. Se trataba de una panadería con espacio de divulgación, que creo que para aquel contexto podía haber sido viable, con una salita para lecturas y espacio para hablar de pan. De ahí viene el nombre.

-¿Qué queda de aquel proyecto?
Nunca he buscado seguir con aquello, pero creo que la esencia se mantiene en mi actual panadería, aunque el proyecto se haya trasformado y haya ido evolucionando. Aquí se habla mucho de pan, la divulgación es la base, así que podemos decir que la esencia ahí está, aunque tal vez haya perdido un poco de romanticismo.

-¿Cómo fue para ti el camino hacia el mundo del pan?
El motivo principal para adentrarme fue que empecé a alimentarme mejor, mejorar mis hábitos, ir al gimnasio… y como consecuencia, empecé a leer sobre nutrición. Era el año 2014. Casualidades de la vida, mi hermana empezó por aquella época a hacer pan espelta microondas, algo bastante raro. Pensé que aquello podía mejorarse, así que empecé a buscar en Youtube, en foros de pan, y llegué hasta el pan de espelta cuatro cuartos de Ibán Yarza, con su famoso proceso básico. Me encantó, salió pan, así que repetí y repetí. En aquella época trabajaba en un hotel como camarero, me gustaba tratar con la gente, aunque me di cuenta de que aquel era un nicho un poco raro. A quien lo probaba no le convencía ese pan, porque el que había, el que se tomaba, era un pan sin sustancia.

-Aún así, decidiste profesionalizarte.
Paralelamente a ese cambio de hábitos, con 25 años, tomé la decisión de estudiar cocina. Vi ahí una futura profesión, aunque nunca con la idea de trabajar de cocinero en un establecimiento. Lo que me gustaba era la rama formativa, transmitir lo que sé. Ya desde los inicios, con los primeros conocimientos sobre pan, empecé a dar algún taller. Me mudé de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) a Madrid, empecé a estudiar e hice las prácticas en una panadería. Al terminar, me quedé trabajando en Panic. Fue cuando conocí a mi pareja y cuando decidimos marcharnos de Madrid a Cáceres. Con la experiencia que tenía, creí que lo más viable sería montar una micropanadería.

-¿Cómo definirías hoy tu proyecto?
Como una pequeña panadería de barrio. Hacia ahí ha evolucionado desde que nació en 2020. Al inicio realizaba ventas solo bajo pedido, que entregaba a domicilio con una bicicleta de reparto, y hacía lo mismo con las formaciones. En mayo de este año cogí el local actual, que se ha convertido en una pequeña panadería, que va a seguir siendo pequeña y a la que van a seguir viniendo personas que quieran aprender para montar su propio proyecto, pero que ha ganado en calidad y profesionalidad.

-¿Cuál es la relación de Panhabla Lab con su entorno?
No hay una parte romántica aquí. Yo no tenía ningún vínculo emocional con Cáceres, como tal, cuando llegamos, aunque hoy puedo decir que la gente, el carácter extremeño, me encanta y cuadra mucho con mi forma de ser. Me traje mi experiencia, mi manera de hacer, y ha tenido demanda, porque en Cáceres no había esto que yo hago. Es un nuevo registro, pan de calidad, fermentado con masa madre, con harinas integrales o semintegrales.

¿Qué panes ofeces?
Los fijos son la hogaza de trigo blanco con algo de integral, la de trigo integral, en hogaza o en versión molde, y el de mezcla, que tienen partes iguales de trigo blanco, integral y centeno integral, y que es el que más se demanda. También tengo centeno integral, espelta integral y trigo blanco con semillas. Después hago otras variedades, como el semintegral con sésamo tostado, con nueces y pasas, con aceitunas que traigo de mercado… Trabajo con productos de cercanía, del mercadillo que tengo aquí al lado, directamente con los productores.

-¿Cómo es una jornada de trabajo?
A las siete de la mañana se empiezan a amasar las masas del día siguiente. Antes, a las 06.15 horas, cargo la bicicleta con los productos del mercado. En paralelo al amasado, comienzan a hornearse las masas del día. Tengo un ayudante de panadería y trabajamos en paralelo. Entre las nueve y media y las diez abre la tienda, que atiende el otro empleado, mientras en el obrador seguimos plegando y dividiendo masas. El horno termina sobre las 10.30 o las 11.00h, aunque si hay masas en directo –masas retardadas, que no van a la nevera, sino que fermentan a temperatura constante, de obrador, como las broas de maíz o la de centeno, nos explica Juan– se puede alargar hasta las 12.00 horas. Y entre todo eso, hacemos masas de repostería.

Panadería panhabla en Caceres

-¿Qué dulces preparáis?
Hago galletas clásicas con mantequilla, cookies de chocolate, pastas de caramelo, que llevan mantequilla tostadita y dejan un regusto como a tofe… También preparo unas galletas de centeno integral con canela y jengibre, otra mítica receta de Ibán Yarza. Y magdalenas de trigo integral, o galletas abizcochadas de spéculoos y calabaza asada, que viene directa del mercadillo y es como una celebración: comprar una calabaza enorme, asarla e ir elaborando. Para nosotros son como rituales, aunque no deje de ser trabajo.

-¿Cómo ha cambiado tu vida el mundo del pan?
Tiene que haber vocación, si no no merece la pena. Muchas veces las micropanaderías nacen de una profesión frustrada, personas que se dedican a algo con lo que no se identificaban y prueban con el pan y ahí se encuentran. Cuando te gusta este mundo hay una conexión que hace que te encante. No es nada espiritual, sino que tomas decisiones que afectan a tu producto y eso mola. Entonces, hay que tener la cabeza en su sitio para no frustrarse. La profesión de panadería, como cualquier negocio artesano, va aumentando su complejidad burocrática según va creciendo, y eso hace que la llama romántica se vaya apagando poco a poco. Esto es lo que no se cuenta, es la parte fea. Cuando vas creciendo desde algo pequeñito, y vas gustando a más gente, todo se complejiza. Necesitas ser profesional, más allá de saber hacer buen pan. Hay que estudiar y prepararse para definir hacia dónde va tu micropanadería, plantearse cómo mejorar, cómo ser profesional, y tener cuidado para que esa idea romántica no se te vaya de las manos y acabes viviendo para trabajar.

-¿Y cuál es la parte bonita?
En mi caso, me propuse el proyecto mentalmente, desplegué una estrategia y lo conseguí, y esto me da tranquilidad personal y me hace sentirme contento conmigo mismo. No dependo de un trabajo en que alguien se coloca a mi lado o encima de mí. Eso no tiene precio.

–¿Cómo te ves en el futuro, por ejemplo, en diez años?
Esa es una pregunta que hago mucho a la gente que viene a hacer formaciones, cómo ven su proyecto a tres o cuatro años vista. En diez, veo una vida relativamente tranquila y un proyecto consolidado, que no me quite mucho tiempo, que no me genere intranquilidad. No me importa tanto en qué punto esté el proyecto como que allí donde llegue lo haga mediante decisiones correctas. Es lo que busco.

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Recetas con Ankarsrum Recetas de pan de molde

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat


Valoraciones: 5 Comentarios

Pan de molde en Ankarsrum, de Breadchitchat

Valoraciones: 5 Comentarios

BreadChitChat, una cuenta de Instagram muy panarra, nos envía esta receta de pan de molde que aprovecha la gran capacidad de las amasadoras Ankarsrum para hacer dos grandes panes de una tacada.

Hola soy María, “panadera de pandemia autodidacta” una de tantas que en busca de levadura sin éxito de encontrarla empezó su masa madre sin ningún plan ni objetivo, sin saber que se convertiría en una parte tan fundamental de mi vida. ¡Mi vía de escape, mi hobby y mi obsesión! 

Sobre todo me encanta hacer pan de masa madre, en mi familia no podemos vivir sin él. Pero desde que me compré la amasadora Ankarsrum, los panes de molde, brioche, pan de hamburguesa…también son un básico! 

Esta receta me encanta porque me parece muy sencilla, súper rápida de hacer, y lo mejor es que es una opción mil veces más saludable de los panes de molde que compras en el súper. Es muy versátil también, en esta receta verás como con la misma masa puedes hacer pan de molde o pan de hamburguesa. Me gusta utilizar la harina de fuerza ya que el llevar aceite de oliva y huevos aguanta mejor y hace que se desarrolle mejor el gluten! 

Amasadora Ankarsrum
Pan de molde en Ankarsrum

Pan de molde en Ankarsrum

Cómo hacer dos panes de molde grandes aprovechando la potencia y capacidad de la amasadora
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Tiempo de preparación 25 min
Tiempo de cocción 50 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 4 h
Tiempo total 5 h 15 min
Plato Acompañamiento
Cocina Internacional
Raciones 2 hogazas

Elaboración paso a paso
 

  • Coloca un bol de cocina sobre la báscula y pesa la harina. Reserva.
  • Ahora coloca el bol de la amasadora sobre una báscula y vete añadiendo el resto de ingredientes en las cantidades señaladas en la receta.
  • Coloca el bol de nuevo en la amasadora, ponla en marcha a velocidad 1 y vente añadiendo poco a poco la harina hasta que esté toda incorporada.
    añade poco a poco la harina
  • Sube la velocidad a 2 y amasa durante 8 minutos.
    Amasa 8 minutos
  • Para la máquina y deja reposar 5 minutos.
  • Vuelves a amasar otros 8 minutos. Estos tiempos son orientativos, tienes que ir mirando cómo va la masa, cuando las paredes de la amasadora empiecen a estar limpios habrá acabado el amasado.
    Amasa otros 8 minutos hasta que empiece a despegarse
  • Yo hago el test de la membrana para comprobar el desarrollo del gluten: estiras la masa así, como ves en las imágenes, hasta tener una membrana muy fina y translúcida y no se rompa fácilmente, cuando la tengas, la masa estará lista.
    Haz la prueba de la membrana.
  • Después de esto, tapamos la masa con la tapadera de plástico, directamente en el bol de la amasadora la dejamos reposar hasta que doble el volumen, esto es muy relativo dependiendo del momento del año que hagas la receta. Yo la hice en verano y después del amasado la masa estaba bastante caliente, así que hice el reposo en la nevera y ¡en 2 horas ya estaba lista!
  • Una vez que haya doblado su volumen, desgasificamos la masa y la sacamos del bol. A partir de ahora solo utilizaremos aceite de oliva para engrasar las manos para que no se pegue. Nunca harina.
    Desgasifica la masa
  • Dividimos la masa 4 bolas de unos 300 gramos cada una.
  • Engrasamos bien el molde con spray desmoldante. ¡Ha sido un gran descubrimiento! ¡Te olvidas del papel de horno!
    Usa spray desmoldante
  • Si quieres para un toque de sabor puedes ahora poner cualquier semilla, yo utilicé semillas tostadas de sésamo. Como la masa es bastante húmeda y además has estado usando aceite de oliva para el formado, las semillas se pegan perfectamente
    Coloca semillas
  • Mete dos bolas de masa en cada molde y espera a que llegue o sobrepase el borde superior. Calcula unas 2 horas (dependerá de la época del año y tu lugar de residencia).
  • Cuando creas que la masa está lista, precalienta el horno a 190 ºC con calor arriba y abajo.
  • Pinta los panes con huevo para darle ese brillo tan bonito!
  • Hornea durante unos 50 minutos (he dejado unas notas al final de la receta)
  • En este caso los panes de hamburguesa tardaron 15-20 min y el pan de molde 50 minutos
  • Una vez horneado dejar los panes directamente sobre una rendija para que se enfríen. Y ya solo queda lo mejor: ¡¡A disfrutar!!

Notas

Los tiempos de horneado varían mucho dependiendo de cada horno, del tamaño de molde que uses, etc. A mi me gusta comprobarlo con un termómetro dentro de la masa y cuando la temperatura llega a 92 C doy por concluido el horneado.
Cómo comprobar el punto de la segunda fermentación
Una vez formado el pan esperaremos otra vez a que doble su tamaño, otra vez esto es muy variable dependiendo de la temperatura.
Puedes hacer la prueba de hundir el dedo, si hundes un poco el dedo y la masa se queda hundida, el pan está pasado de fermentación, así que hornéalo cuanto antes.
Si la masa vuelve a su sitio muy rápidamente, todavía le queda un poco.
Lo ideal es que se quede la huella del dedo pero la masa vuelva lentamente a recuperar la forma. Este es el punto exacto de fermentación. La única forma de perfeccionar esto es practicando mucho! ¡Empezarás a conocer cómo actúa la masa con cada pan!
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Masas dulces Masas hojaldradas

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro


Valoraciones: 7 Comentarios

Moras de Velillas de Manuel Vizcarro

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Reservo unos días a principios de septiembre para recolectar moras e higos alrededor del pueblo. Es una actividad lúdica en la que involucro a toda la familia. La recogida de frutas me da la posibilidad de hablar de antropología con mis hijos, de los cazadores-recolectores, de los yanomamis, de los bosquimanos o de los inuit y de la utilización de los recursos naturales que tenemos a mano, según el clima donde vivamos. Luego me pongo pedante y acabo divagando sobre los íberos que habitaron esta tierra, sobre sus costumbres, sobre su relación mística con la naturaleza y con la posibilidad de que hubiesen recolectado en los mismos barrancos que nosotros.

Al día siguiente, nos atrincheramos en la cocina y comenzamos a procesar la mermelada. Lo primero es limpiar y lavar toda la fruta; después pesaremos toda la cosecha. Apuntamos el resultado final: un tercio de ese peso es el azúcar que debemos poner en la receta. Es decir, para un total de 133 gramos de mermelada la receta contendrá 100 gramos de fruta limpia más 33 gramos de azúcar y añadiremos un chorro de zumo de limón y canela al gusto. Ahora quedaría poner a fuego suave la mezcla anterior hasta llegar a la consistencia deseada. En mi caso utilizo una olla de cocción lenta, la programo durante seis horas por la noche. A la mañana siguiente puedo triturar la mezcla y empezar a ponerla en botes. En el caso de las moras, después de triturarlas, paso la mezcla por un chino para quitar semillas o imperfecciones: el resultado es muy suave y homogéneo.

Con los botes ya cerrados queda un proceso muy importante para conservar durante meses nuestro trabajo: la pasteurización. En una olla grande pongo todos los botes que quepan, los cubro con agua y llevo la cazuela a ebullición. Desde el primer hervor unos 15 minutos al fuego mínimo son suficientes para crear vacío y haber asesinado las esporas malas. Una vez apagado el calor, dejo los botes un tiempo dentro del agua. Cuando se templan, saco los tarros a un paño y los pongo boca abajo para que acaben de enfriarse por completo. Durante este proceso la abuela es quien tiene la voz “mandante” -como casi siempre en la cocina- y explica a mis hijos los sistemas de conservación de los alimentos que han existido durante siglos: los escabeches, el secado del higo al sol, la conserva del cerdo, el queso, el vino, la mermelada, los tomates secos…

Esta receta tiene como resultado final un trampantojo en forma de mora o más bien es una pareidolia, esa cualidad humana en la que nuestra mente sugiere conceptos o ideas a partir de un estímulo impreciso o vago, como intuir animales en las nubes o la cordillera del Himalaya en un pan de centeno.
Cuando nos quedan pocas de nuestras moras encierro la más bonita en un bote y la escondo en mi armario.

En nuestra siguiente visita al pueblo guardo un paseo para mí.

Antes del primer atardecer me dirijo solo y en silencio hacia el este, hacia el cerro de San Bartolomé. En su cima plana se observa la ruina de la ermita del siglo XVII, a su alrededor existe el yacimiento de un poblado fechado antes de la era cristiana a través de numismática íbera y romana, pero no me dirijo allí… porque esta vez tomo el camino que recorre las faldas del monte en busca del monumento al que voy a honrar, el más importante del pueblo y sin datación posible porque nació en la prehistoria hace milenios y se utilizó hasta el siglo pasado. Hoy se puede ver desde la autovía A-22 Huesca – Barbastro.

Peña mujer huesca

Peña Mujer es una “sacra saxa”, una piedra sagrada fecundante utilizada durante siglos, una pareidolia ya que su perfil evoca a una mujer embarazada y su cúspide al órgano reproductor masculino; de la conexión entre lo femenino y lo masculino nace la vida con la gracia de la fecundidad. Intento mirar su perfil con el pensamiento de un cromañón, como alguien no viciado por el bombardeo constante de imágenes que tenemos en la actualidad y sí, su perfil me recuerda a una mujer en un estado de gravidez avanzada.

No tenemos testimonio de la ceremonia fecundativa prehistórica. Se presume que las mujeres escalaban por la parte de atrás (hay asideros picados en la roca) y posteriormente se deslizaban por la “barriga” como si estuvieran en un “esbarizaculos”, impregnándose de la fecundidad de la roca. Sí que sabemos que en el siglo veinte, las mujeres que no quedaban embarazadas se dirigían a Peña Mujer, rezaban con un rosario en la mano y frotaban su vientre por la misma cargándose de esperanza.

Me he creado mi propia liturgia, saco la mora del bote y la dejo a sus pies, abrazo la piedra y respiro profundamente… le pido en voz baja que en septiembre la fecundidad de moras e higos sea generosa y que mis hijos quieran seguir faenando con el ababol de su padre en la cocina de la abuela un año más.
Durante el camino de vuelta al pueblo me siento muy celtíbero.

En la actualidad hay rutas por toda España que han puesto en valor estos monumentos como en mi provincia Huesca, en Castilla y León o en Extremadura.

Receta de moras de velilla

Moras de Velilla de Manuel Vizcarro

5 de 9 votos

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

Día 1: masa vieja

  • Mezcla los ingredientes de la masa vieja y deja fermenta 4 horas a temperatura ambiente.
  • Pasadas las 4 horas, guárdala en la nevera hasta el día siguiente.

Día 2: plastón y masa

  • Haz el bloque de mantequilla. Es decir, forma un plastón de 18 por 18 centímetros. Yo me ayudo con una bolsa de congelación; hay gente que lo hace con papel de horno. Utiliza el método que mejor te parezca.
  • Junta todos los ingredientes de la masa y empieza a amasar. Yo utilizo el sistema de reposos y amasados, es decir, 5 minutos de amasado, 20 minutos de reposo, 5 de amasado, 20 de reposo, 5 amasado, 20 reposo. Al final la toco un poco y la dejo descansar cubierta por un film. Transcurrida una hora la introduzco en la nevera hasta el día siguiente.

Día 3: laminado

  • Estiro la masa hasta obtener un rectángulo de 36 centímetros por 18 centímetros, pongo el plastón en medio (Foto 1).
  • Mido la temperatura de la mantequilla y cuando llega a 9 grados, cierro el plastón con el resto de masa.
  • Comienzo a estirar la masa hasta el medio centímetro de espesor.
  • Lo hago ayudándome de la laminadora, bajo pistón a pistón el grosor y cada dos pasadas le doy la vuelta a la masa, enharino un poco la superficie y continúo. Tal vez mareo la masa demasiado, pero es mi sistema. Compruebo la temperatura cuando enharino; si paso de los 14 grados la meto un rato en la nevera o la saco a la terraza (si la temperatura exterior es menor) siempre cubierta de plástico.
  • Con la masa ya laminada vamos a hacer el primer pliegue, que es un pliegue doble. Antes retiro el exceso de harina que pueda haber con una brocha y rocío con un spray de agua la superficie. Tenemos que visualizar donde está la mitad de la lámina. Ahora doblaremos un cuarto de la extensión hacia dentro llegando a la mitad de la longitud.
  • Después doblaremos el otro cuarto de la masa hasta llegar al centro.
  • Por último doblaremos las partes dejando la juntura en el interior de la masa.
  • Cubrimos de plástico la masa y la mandamos a descansar a la nevera, al menos una hora, para que el gluten se relaje y su temperatura baje.
  • Después de esta primera siesta y tras comprobar que la masa está dentro de los parámetros de temperatura para estirar (de 10 a 14 grados), comenzaremos el laminado de la masa. Para facilitarnos la faena cortaremos la tensión de la superficie del pliegue central.
  • A continuación laminaremos con la máquina, hasta otra vez el medio centímetro de espesor. Bajando pistón a pistón y cada dos bajadas, enharinando un poco y dándole la vuelta, comprueba de vez en cuando la temperatura de la masa. Recuerda que si pasa de los 14 grados hay que llevarla a la nevera.
  • Con la lámina estirada vamos a hacer el segundo pliegue: limpia la harina que pudiera haber en la superficie, moja un poco la masa con el spray y forma un tríptico con la masa; acabas de realizar un pliegue sencillo.
  • Cubrimos de plástico la masa y la mandamos a dormir a la nevera una hora, dos horas, tres horas, las que tú quieras pero que duerma un poco, le sentará genial.
  • Es el momento de realizar una “mise in place” puntillosa. Mientras la masa esté abrazada por Morfeo, prepara unos moldes para hornear tus moras, el cortador para dividir la masa, un pincel para pintar, una rejilla y un sitio donde puedan fermentar.
  • Saca la masa del plástico y corta la tensión de su pliegue mayor, pasa por la laminadora hasta tener un ancho de más de 24 centímetros, cambia el sentido del laminado y estira la masa hasta tener una longitud de más de 36 centímetros.
  • Recorta hasta obtener un rectángulo de 24 por 36 centímetros lo más exactos que puedas, reserva los recortes para hacer un pan o lo que te dé le gana. Corta 3 columnas de 8 centímetros y 12 filas de 3 centímetros. Obtendrás 36 cuadriláteros.
  • El formado de la mora consiste en una trenza enrollada, es decir, corta el cuadrilátero para formar tres cabos.
  • Sepáralos y comienza a trenzar.
  • Cuando tengas la trenza, enróllala sobre sí misma y dale una ligera redondez con la palma. Resérvalas en tu molde para hornear; también puede ser encima de una bandeja.
  • Llega la hora de la segunda fermentación: en mi caso las dejo reposar en un ambiente húmedo y cerrado a unos 27 grados durante 3 horas.
  • Calienta el horno a 180 grados con ventilación, cuando esté “rusiente”, introduce las moras durante 18 minutos. Controla su color desde el minuto 15.
  • Una vez horneadas deja reposar sobre una rejilla y en cuanto las puedas manejar comienza a pincelarlas con mermelada de mora. Es conveniente ser generoso en esta acción.
  • Cuando se hayan secado un poco, pincha cada mora con un palito y colócalas en un jarrón.
  • Su existencia es efímera, no como Peña Mujer que seguirá allí imperturbable.
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Panes planos verano

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro


Valoraciones: 7 Comentarios

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

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Hay un dicho que se cuenta en mi familia política que dice: “La familia con U pa´ tú”, mis parientes son una fuente inagotable de diretes, motes y chascarrillos.

Soy amigo de Luis desde el principio de la adolescencia. Cuando rondábamos los 25 años, gracias a un cruce entre Venus y Orión, comencé a festejar con su hermana y nos convertimos en cuñados. Ahora nos estamos haciendo maduros juntos. Durante todos estos años de relación hemos seguido siendo muy amigos y de vez en cuando nos comportamos como “cuñaos”, hay veces que en una conversación fluimos de la amistad al cuñadismo sin control, incluso hemos llegado a cambiar de opinión después de un acalorado debate, este hecho siendo aragoneses es casi milagroso.

Cuando aparecí en el pueblo con la Celsius se me quedó mirando y me dijo con ironía:

—Otro cacharrico para pan… ¿esta vez qué tiene de especial?

Después de morderme la lengua y sopesar mis palabras le respondí:

—Ya lo verás… cuñao, ya lo verás…

Aquella “puyita” avivó mi imaginación culinaria. Podría haberle explicado que gracias a la Celsius ha comido pan con unas greñas fabulosas durante años pero igual nos perdíamos en divagaciones técnicas, decidí experimentar con su intelecto y su curiosidad.

El domingo de barbacoa coloqué la Celsius al lado de la fogata, fue cogiendo temperatura a la vez que se quemaba la leña. Hice a la plancha calabacines y tomates, los reservé en un colador para que perdieran agua, el líquido lo reduje con un poco de salsa de soja y tabasco, posteriormente hicimos la brasa típica de nuestra zona: cordero y longaniza. Cuando estaba bien farto y abordaba al postre le escuché de fondo:

—Pues como plancha funciona muy bien…

Sonreí entre dientes pero no quise hacer sangre y me guardé cualquier comentario.

Al acabar de asar enterré con las brasas sobrantes la Celsius. Mi “cuñao” oteaba desde la distancia extrañado y no pudo más que preguntarme:

—¿Por qué sepultas la plancha?

—Por la noche lo sabrás…(le dije con cierta malicia)

El día anterior había preparado una masa recia, un pesto de almendras y albahaca y una salsa de yogur con pepino.

Por la noche cuando volvimos de la piscina, formé dos panes en formato de cañada, coca o pan persa. Agrupé las brasas casi muertas a un lado y coloqué los panes encima de la Celsius, esperé unos minutos, curioso mi amigo Luis dijo:

—Los estás haciendo con el calor residual, muy interesante…

Les dí la vuelta, regándolos con el pesto de albahaca, para que acabarán la cocción dispuse un papel de aluminio sobre los mismos y los cubrí con las pocas brasas que quedaban al poco tiempo el pan estaba hecho.

Corte los panes en triángulos y puse en un bol la salsa de yogur y pepino, lo llevé a la mesa.

—Has visto el uso de la Celsius Luis… ¿Qué, es este otro “cacharrico”?

—Un aperitivo fresco y excelso “cuñao”, con solo azuzarte un poco eres capaz de cosas grandes, bien se vale de mí.

—Cuñauuuuuuu (respondí con voz del Risitas).

Soltamos unas carcajadas notorias y dijimos al unísono:

—La familia con U pa` tú”.

Nosotros utilizamos leña porque tenemos acceso a ella. No he probado con carbón vegetal para barbacoas, creo que tiene una capacidad calorífica mayor por lo que supongo que puede dar unos resultados sorprendentes. Si algo nos ha aportado ser panaderos caseros es intentar llevar al límite los utensilios que tenemos y la Celsius es casi indestructible.

receta de pan cuñao

Pan del cuñao de Manuel Vizcarro

Un pan hecho con el calor residual de las brasas. Dedicado a Luis, cuñao.
4.88 de 8 votos
Plato Pan
Cocina Panadería casera

Ingredientes
  

Para la masa de pan

Pesto de almendras

Salsa de yogur

  • 270 g pepino rayado
  • 250 g yogur griego
  • 1 ajo pequeño
  • 5 g sal

Elaboración paso a paso
 

  • Juntar todos los ingredientes del pan y amasar con reposos. Con estos días de calor es muy bueno que el agua esté muy fría.
  • Dejarla reposar 3 horas a temperatura ambiente, desgasificar y dejar en la nevera al menos 24 horas, dentro de un tuper con tapa.
  • Hacer un buen fuego para hacer tu barbacoa o brasada preferida.
  • Si quieres puedes poner la Celsius al lado y cocinar a la plancha.
  • ALERTA para los Panarras gafotas como yo, acercarse mucho al calor del horno o de la barbacoa con cristales orgánicos los acaba estropeando, ningún óptico te avisa simplemente porque no cree que seas un obseso del pan. Las gafas de la izquierda son solamente para la brasa y el horno, cuando me pongo los guantes, me pongo esas gafas.
  • La semolina es mágica para formar panes planos, además de que ensucia mucho menos que la harina blanca. Estirar las masas hasta tener dos lenguas de pan recio.
  • Colocar las piezas en la pala de pizzero o en lo que tengas.
  • Apartar las cenizas de la Celsius y pasar un trapo para eliminar restos gruesos.
  • Colocar con mimo las masas sobre la plancha rusiente, el sonido es magia.
  • Pasados 10 minutos o menos, depende del calor que haya conservado la Celsius, darle la vuelta a los panes y pintar con el pesto de almendras el lado tostado.
  • Ubicar un papel de aluminio de varias hojas encima de los panes y cubrir con lo que quede de las brasas.
  • Esperamos unos minutos y vamos comprobando la cocción.
  • En pocos minutos lucirán así de brillantes.

Pesto de almendras

  • Triturar todos los ingredientes con un punto de sal hasta que quede homogéneo.

Salsa de yogur

  • Ralla un pepino y mezcla con 5 gramos de sal, ponlo en un colador, empezará a perder agua de manera inmediata, déjalo reposando al menos una hora.
  • Pica fino el ajo y júntalo con el yogur griego, el pepino y un chorro de aceite de oliva y resérvalo en la nevera.
  • Lleva el pan recio a la mesa y unta directamente en la salsa de yogur.
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Recetas de pan de molde

Pan de molde de centeno y rimacinata

Pan de molde de centeno y rimacinata


Valoraciones: 11 Comentarios

Pan de molde de centeno y rimacinata

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¿Eres de los que tiene incontinencia a seguir una receta de pan al pie de la letra y acabas cambiando las combinaciones de harina cada vez que repites una masa? Tranquilo, no estás solo. Nosotros también sufrimos de ese síndrome, pero no hay que avergonzarse. Eso sí, haz un pequeño esfuerzo y respeta la combinación de harinas de esta receta, al menos la primera vez. Confía en nosotros.

La sémola rimacinata es una harina de trigo duro italiana, de color ligeramente amarillo y textura fina pero más gruesa que una harina de trigo convencional. Su sabor hace que sea muy usada en Italia en masas de pizza, focaccia, panes y pasta y, a nosotros, nos encanta agregar siempre un poquito en la masa de nuestras hogazas.

Este pan de molde tiene lo mejor de varios mundos, la fibra y aroma del centeno y la textura y sabor de la sémola rimacinata. Y, como ambas son flojas de gluten, compensamos con harina de fuerza para soportar la estructura. 

El resultado es un pan de molde semi integral muy fácil y rápido de hacer y muy resultón. En esta receta seguimos el método directo, sin prefermentos, ni masa madre, ni fermentaciones en frío pero, si tienes tiempo y ganas, ya sabes que puedes adaptarla y mejorarla añadiendo alguna de estas opciones.

Pan de molde de centeno y rimacinata

El resultado es un pan de molde semi integral muy fácil y rápido de hacer y muy resultón. En esta receta seguimos el método directo, sin prefermentos, ni masa madre, ni fermentaciones en frío pero, si tienes tiempo y ganas, ya sabes que puedes adaptarla y mejorarla añadiendo alguna de estas opciones.
4.58 de 7 votos
Plato Pan
Raciones 1 hogaza de 850 gramos

Elaboración paso a paso
 

  • Esta receta no utiliza ni masa madre ni prefermento, por lo que puedes comenzar añadiendo todos los ingredientes a la vez en el bol de la amasadora. También se podría amasar a mano, alternando varias repeticiones de amasados cortos con reposos. En un horno doméstico caben hasta 3 moldes de este tipo, por lo que puedes multiplicar por tres la receta y aprovechar el trabajo. Además, si utilizas la Ankarsrum, te cabrá sin problemas esa cantidad de masa.
  • Nosotros lo amasamos en la Ankarsrum, a velocidad 3 y con el rodillo, durante 10 a 12 minutos. La masa es ligeramente húmeda y, al tener una cantidad importante de centeno integral, no tienes que esperar a tener un desarrollo del gluten perfecto, con una membrana bien formada.
  • Para terminar el amasado, pasa la masa a la encimera, dale unos últimos pligues y forma una bola.
  • Pasa la masa a un bol grande y tápalo con un paño, con un gorro de ducha o con un film.
  • Deja que la masa duplique su volumen en el bol. En nuestro caso, a 24ºC tardó 1h30 en duplicar. Si lo prefieres, este paso lo puedes hacer en frío, en la nevera, durante toda la noche. Con esto harás que el pan gane en sabor y mejore su conservación.
  • Una vez hecha la fermentación en bloque, toca formar el pan, para ello pon un poco de harina en la encimera y, con la ayuda de una rasqueta flexible, vuelca la masa del bol.
  • Pon un poco de harina sobre la masa y desgasifica bien aplastándola con la mano. 
  • Para formar el pan de molde, dobla la masa en tres hasta tener un rectángulo con un ancho menor al largo del molde, como se ve en las fotos.
  • Pasa un rodillo por la masa para aplanarla.
  • Ahora ve enrollando la masa hasta tener un cilindro.
  • Engrasa el molde con spray desmoldante y pon la masa dentro. Tápalo con un gorro de ducha y deja que vuelva a duplicar el volumen.
  • En nuestro caso, a 24ºC tardó 1 hora. El momento idóneo para meter en el horno es cuando la masa empieza a sobre salir del borde del molde.
  • Cuece el pan en el horno precalentado a 200ºC sin aire, con calor arriba y abajo.
  • Tienes que cocerlo bien para que no se colapse al desmoldar. En nuestro caso tardó de 35 a 38 minutos. Si tienes un termómetro digital, pincha el pan y comprueba que el interior está a, al menos, 95ºC antes de sacarlo.
  • Una vez listo, sácalo del horno, desmóldalo sobre una rejilla y deja enfriar completamente.
  • Este pan, al no tener masa madre, no dura muchos días fresco, por lo que te recomendamos que congeles lo que no vayas a consumir en el primer o segundo día.