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Dudas panarras IV: Masa madre y sus misterios (resueltos)

Dudas panarras IV: Masa madre y sus misterios (resueltos)


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Dudas panarras IV: Masa madre y sus misterios (resueltos)

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La masa madre es un organismo vivo y, como tal, un poco impredecible. Por eso, los que empiezan a trabajar con ella tienen la sensación de estar ante la receta más secreta del universo. Y no es para menos… Desde el principio aparecen los primeros problemas. Que si no sube, que si es muy ácida, que si el pan luego queda denso… La buena noticia es que, con práctica y paciencia, se aprende a manejarla.

Para facilitar este proceso, hemos reunido las dudas más comunes y sus respuestas, organizadas por temas. Encuentra la solución a tu problema y sigue disfrutando del pan casero con masa madre.

1. Conservación y mantenimiento de la masa madre

Me habéis dado masa madre, ¿qué hago con ella?

Si has recibido nuestra masa madre, es posible que haya sobrefermentado durante el transporte. Antes de usarla para hacer pan, debes refrescarla (alimentarla con harina y agua). Si no planeas usarla de inmediato, refréscala igualmente y guárdala en la nevera cuando llegue a su pico de actividad. Al sacarla para hacer pan, deberás refrescarla nuevamente.

¿Cómo crear la masa madre desde cero?

El proceso requiere sobre todo paciencia y cuidados. Puedes seguir esta entrada en nuestro blog para asegurarte de que tu masa madre se desarrolle correctamente.

¿Cómo refrescar la masa madre?

1.   Retira la mayor parte de la masa madre, dejando solo una cucharada más o menos.

2.   Añade 30-40 g de harina y la misma cantidad de agua. Mezcla bien.

3.  Deja que crezca a temperatura ambiente hasta que duplique su volumen.

Si al principio parece que no hace nada, no te asustes y ten paciencia: con un poco de tiempo, empezará a burbujear y crecer. Recuerda que las temperaturas ideales para la masa madre están entre 22 y 27ºC. Si en tu casa hace más frío, lo normal es que tarde más tiempo en subir.

No consigo que coja fuerza, normalmente aparece moho y la tengo que tirar. ¿Qué puedo hacer?

Si tu masa madre no adquiere fuerza y se llena de moho, aquí tienes algunas de las posibles causas y sus soluciones:

Higiene y recipiente adecuado: Usa un frasco limpio y estéril, con tapa colocada por encima, pero sin sellar herméticamente.

Frecuencia de alimentación: Si la alimentas con poca frecuencia, las bacterias beneficiosas pueden debilitarse y permitir la aparición de moho. Intenta refrescarla más a menudo.

Tipo de harina: Usa la harina de centeno integral ecológica para fortalecer la actividad de los microorganismos. Es la harina más potente y estable que conocemos para crear la masa madre.

¿Cómo conservar la masa madre en la nevera?

Si no usas la masa madre regularmente, lo mejor es mantenerla en la nevera. Ahí, con temperaturas bajas la fermentación es más lenta y aguanta más tiempo antes de tener que hacer otro refresco. Debe guardarse en su punto óptimo, justo antes de decaer. Si la usas cada semana, refréscala antes de usarla para hacer una receta. Si la usas menos, hazle un refresco al menos una vez a la semana y luego vuelve a guardarla en la nevera, para reducir el riesgo de que se te estropee.

¿Cuánto tiempo puede estar inactiva en la nevera?

Puede mantenerse sin alimentarla durante una semana sin problema. Más tiempo puede debilitarla y hacerla más ácida, por lo que será necesario hacer varios refrescos para reactivarla.

Teóricamente hablando, una buena masa madre puede sobrevivir sin problemas durante meses en la nevera. Pero conocemos casos en  que, al debilitarse la fuerza de los microorganismos beneficiosos, se infectó de moho. Por eso es siempre mejor hacerle caso una vez a la semana o cada 10 días.

¿Se puede congelar la masa madre?

Sí, aunque es mejor deshidratarla. Para hacerlo:

  1. Refresca la masa madre y déjala crecer hasta que llegue casi a su punto óptimo.
  2. Extiéndela en una capa fina sobre papel de hornear con la ayuda de una rasqueta de panadero y deja que se seque (1-2 días).
  3. Una vez seca, rompe en trozos y guárdala en un bote hermético. Se conservará hasta un año.

Cómo reactivar la masa madre seca

Si tienes masa madre deshidratada y quieres reactivarla, sigue estos pasos:

  1. Mezcla la masa madre seca con agua tibia en partes iguales (por ejemplo, 10 g de masa madre seca con 10 g de agua) y deja reposar unas horas hasta que se ablande.
  2. Luego añade la misma cantidad de harina que de agua (ejemplo: 10 g de harina y 10 g de agua) y mezcla bien. Deja fermentar a temperatura ambiente hasta que aparezcan burbujas.
  3. Refresca unas 2-3 veces, hasta que la masa madre vuelva a crecer y burbujear con normalidad.

Este proceso puede tardar unos pocos días, dependiendo de la fuerza inicial de la masa madre seca y las condiciones ambientales en tu casa.

Problemas con la fermentación y actividad de la masa madre

¿Cómo saber si la masa madre está activa y lista para hacer pan?

Debe haber duplicado su volumen, tener claras burbujas en todas partes (desde abajo hasta arriba) y buen olor (ligeramente ácido o láctico). La superficie no debería estar hundida (eso ocurre cuando ya sobrefermentó) ni formar  una cúpula (ahí aún está creciendo).

Mi masa madre flota en agua, pero el pan no sube

La prueba de flotación, esa fórmula para comprobar el estado de una masa madre, no es infalible y no siempre funciona, ya que una masa madre puede estar lista sin flotar o flotar sin estar en su mejor punto. La prueba de flotación lo único que nos dice es si hay suficiente aire generado y atrapado en la masa para hacer que flote. Sin embargo, una masa madre puede estar lista sin flotar si es muy hidratada y lo mismo puede pasar con masa madre de centeno que tiene menos gluten y atrapa menos aire. Y al revés, puede flotar sin estar en su mejor momento, si ya ha sobrefermentado y empieza a colapsar.

En lugar de fiarte tanto de la prueba de flotación te animamos a que observes el estado descrito en el apartado anterior. Estas indicaciones te ayudarán a detectar mejor  si tu masa madre está lista para usar (por su volumen, textura y aroma).

Mi masa madre no sube

Si arrancas la masa madre desde cero, esta tarda unos cuantos días en coger buena fuerza. Lo más probable es que necesites al menos unos 7 o incluso 10 días para conseguir una buena masa madre que crezca bien, de forma consistente y sea capaz de hacer subir tu masa de pan.

Si aún así tu masa madre no sube bien, aquí tienes algunos consejos para conseguirlo:

  • Empieza con nuestra harina integral de centeno ecológico. Es maravillosa para empezar y darle “vida” a la masa madre. Si luego quieres tener una de trigo, una vez que consigas buena masa madre con centeno, simplemente empieza a hacer refrescos con harina de trigo y ya está. En caso de que quieras conseguir tu masa madre de trigo puedes probar con nuestra harina de fuerza ecológica.
  • Procura dejarla crecer a temperaturas de entre 22 y 27ºC. Si tu casa es muy fría y este tema te lo tomas en serio, te vendrá genial una cámara de fermentación doméstica (que se puede usar también para las masas) o una  cámara especial para la masa madre. Si prefieres trucos caseros, intenta dejarla en el horno con la luz encendida o en un microondas con un vaso de agua caliente al lado. En este último caso, ten cuidado de no pasarte de calor, porque las temperaturas por encima de 35ºC no son deseables.
  • Usa ratios de 1:4:4 (masa madre:harina:agua) o 1:5:5 a la hora de hacer tus refrescos. Así la masa madre necesitará más tiempo para subir pero lo más probable es que acabe haciéndolo (comparando con casos donde se está manteniendo mucha masa madre vieja con ratios 1:1:1).
  • Cuídala de forma consistente y constante. Como hemos dicho, una masa madre necesita su tiempo y buenos cuidados para llegar al punto óptimo en que crece bien y se puede usar en las masas.

Mi masa madre ha dejado de subir tras unos días de alimentación. ¿Qué hago?

Es muy común que una masa madre que subió  durante los primeros días deje de hacerlo  alrededor del tercer o cuarto día.  Lo más probable es que sea por el cambio de pH y simplemente hay que seguir refrescándola y ser paciente con el proceso. Al final acabará por subir de nuevo, así que  no te desanimes  y mantén la paciencia.

Mi masa madre huele raro / huele a fruta, es muy ácida / poco ácida

La masa madre es un organismo complejo y su estado depende de muchos factores, entre ellos la harina que usemos para refrescarla o las temperaturas, aunque también las ratios de masa madre:harina:agua de los refrescos y  el cuándo y cómo hacemos los refrescos.

Si nuestra masa madre es muy ácida, podemos intentar rebajar esa acidez con varios refrescos en ratios 1:4:4 (masa madre:harina:agua, lo que quiere decir que para cada 10 g de masa madre usaremos 40 g de harina y 40 g de agua a la hora de hacer el refresco) o incluso 1:5:5. La masa madre de trigo también suele ser algo menos ácida pero, de nuevo, depende también de cómo la cuidamos.

Si, por el contrario, lo que buscamos es más acidez, lo ideal es tener la masa madre de harina integral de centeno ecológico, que de por sí suele ser un poco más ácida, y refrescarla en ratios 1:2:2 o incluso 1:1:1. También podemos dejarla fermentar un poco más allá de su punto óptimo antes de utilizarla para una receta u otro refresco. De esta forma podemos conseguir más acidez. El mantenimiento de la masa madre en la nevera también suele aportar acidez.

Los olores a fruta de una masa madre son completamente normales. Se deben a la producción de ésteres, que son compuestos aromáticos que se generan durante la fermentación, lo cual es normal.

También nos podemos encontrar a veces con olor a queso azul, que suele aparecer cuando la masa madre ya está muy vieja y floja y necesita unos buenos refrescos.

Problemas en la elaboración del pan con masa madre

¿Por qué mi pan queda denso y apelmazado?

Las causas pueden ser:

  • Masa madre poco activa. Si la masa madre no está en su punto óptimo, no genera suficiente gas. Debemos alimentarla con regularidad y usarla para hacer la receta del pan en su pico de actividad.
  • Fermentación insuficiente o excesiva. Si la masa no fermenta lo suficiente, no hay suficiente gas para que suba. Si, al revés, nos pasamos de fermentación, con la masa madre llegamos a degradar el gluten y la masa colapsa. Con la masa madre es importantísimo aprender a observar:  buscamos que la masa aumente entre 50% y 80% su tamaño. Reconocer este punto óptimo requiere mucha práctica, paciencia y prueba/error.
  • Mal amasado. Si el gluten no se desarrolla lo suficiente, la masa no retiene el gas de la fermentación.

He usado la masa madre en varias ocasiones y me queda un pan gomoso. ¿Por qué puede ser?

Puede que tu masa madre o aún no tenga suficiente fuerza para levar bien una masa de pan, o que la fermentación del pan no haya sido suficiente.

¿Cuánto tiempo puede fermentar el pan con masa madre?

El tiempo de fermentación depende de varios factores, como la cantidad de masa madre que hemos usado para la receta o la temperatura ambiente. Con la masa madre solemos buscar fermentaciones largas y por lo tanto el tiempo mínimo debería ser de alrededor de 3 horas, aunque fácilmente puede ir  más allá, entre 4 y 8 horas en primera fermentación. La segunda fermentación suele ser un poco más corta, generalmente de entre 1 y 3 horas. Si hacemos la segunda fermentación en la nevera, esta puede alargarse mucho, hasta las 12 o incluso las  24 horas.

¿Se puede usar masa madre integral en bollería o roscón de Reyes?

Sí, pero para empezar es recomendable usar una masa madre menos ácida y reforzar con levadura comercial para mejorar la esponjosidad. Hay que ser un panarra bien experimentado para conseguir buenos resultados únicamente con masa madre. También hay que tener en cuenta que, si usamos masa madre integral en bollería, aunque empleemos poca cantidad, la estructura final se verá afectada por este aporte mínimo de harina integral a la masa. Como es un tema delicado, antes de iniciarte con tus propios experimentos, recomendamos que empieces con alguna receta ya testada, como las que puedes encontrar en nuestro blog, por ejemplo esta de Roscón de Reyes.

¿Qué proporción de masa madre se debe poner en la receta?

Según la literatura, para hacer panes se suele usar entre 5 y 20% de masa madre (relativo al peso total de la harina). Existen recetas que tienen porcentajes incluso más altos, de hasta 60%.

¿Se puede usar masa madre junto con levadura comercial?

Sí, muchos panaderos lo hacen para mejorar la estructura y acortar los tiempos de fermentación.

Otras dudas de la masa madre

¿Cómo uso los descartes de masa madre?

Los descartes de masa madre se pueden ir guardando en la nevera en algún bote y se pueden usar para algunas recetas antes de que empiecen a oler muy fuerte. En cualquier caso, estos descartes ya no sirven para hacer crecer la masa en caso de panes o pizzas, aunque sí se pueden usar para hacer por ejemplo tortitas o crackers de semillas, o añadirse en bizcochos para darles otro toque de sabor.

No consigo organizarme con la masa madre

Si el pico de actividad te pilla en mal momento:

  • Ajusta los horarios de refresco o usa más harina y agua y menos masa madre a la hora de hacer el refresco, para que la masa madre tarde más tiempo en subir.
  • Juega con la temperatura del ambiente y del agua. A más frío, más lenta será la fermentación y te dará tiempo a dormir mientras tu masa madre crece.

La masa madre requiere de paciencia y práctica, pero con los cuidados adecuados te dará panes increíbles. Si sigues teniendo dudas, prueba, experimenta y disfruta del proceso. Y recuerda: cualquier pan hecho en casa siempre es un éxito si se puede mojar en aceite o untar con mantequilla.

Sobre la autora y el autor de esta receta Veka es fotógrafa y videógrafa especializada en gastronomía, además de una apasionada del pan de masa madre. Su objetivo es hacer que hornear pan casero sea accesible para todos, incluso para quienes tienen vidas ajetreadas. Ella misma comenzó este camino cuando, con un bebé pequeño y un trabajo de oficina, buscaba maneras de integrar el pan de masa madre en su rutina diaria. Ahora comparte su experiencia, consejos y recetas en su web Masas de Madre, ayudando a otros a disfrutar de este arte sin complicaciones.
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Habláis vosotr@s

¡Te queremos (por tus panes)!

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Aunque contravenga nuestro nombre, en El Amasadero no nacimos sabiendo amasarlo todo. No, y tampoco nacimos con todas las técnicas de boleado o greñado aprendidas, ni conociendo toda la variedad de panes, cocas, bizcochos o roscones que pueblan este ancho mundo. Pero sí nacimos con una cualidad: saber pedir ayuda a quienes saben, y rodearnos de mucha gente con conocimientos increíbles, diversos, insospechados.

Es así, tirando de contactos, como aprendimos lo que era –y cómo se prepara– un doowap, esas bolas dulces fermentadas y pecosas con nombre de canción ligera de los años 50 y vocación de merienda. Fue gracias a la buena mano, y la buena letra, de Lola Benavides, que nos dio las claves para elaborarlas paso a paso e incorporarlas a nuestro recetario repostero. 

Manuel Vizcarro nos ha enseñado muchas recetas, entre ellas la del cruasán. No uno cualquiera, no: el de su tía Ana Mari, que se hace con laminadora y se come bien tostado y con trozo gordo de mantequilla. Ahora, una y otro forman ya parte de nuestra historia familiar panarra, que lleva ya años nutriéndose de sus especialidades

Hacer tortos asturianos, y combinarlos con lo que más nos apetezca, sea o no el tradicional picadillo, no tiene misterio desde que Maite Cuervo nos aclaró sus tiempos y las proporciones. 

De gente viajada como Laura Maza aprendimos que brioche tradicional tiene ascendencia normanda. De sus idas y venidas a Francia nos trajo su fórmula, así como toda su genealogía, larga como la lista de pasos para conseguir este pan mantequilloso, dulce y dorado. No hace falta mirar la foto para saber que merece el esfuerzo que conlleva.

Las facturas seguirían siendo unos desagradables papelajos de no ser por Karina Gómez, que nos introdujo en el arte de la repostería argentina con estos bollos suaves que tan pronto combinan con dulce de leche, crema pastelera o fruta.

Y los sándwiches ya nunca más serán del súper: tenemos la receta de Manuel Rodríguez para un pan integral de molde esponjoso y aromático y tenemos, para la sección eficiente,  la versión del pan de molde de BreadChitchat, que se vale de la amasadora Ankarsrum, para multiplicar los panes de una tanda. 

Te damos 50 € por tu receta

Con todo esto ( mucho más que atesoramos en nuestro archivo) no queremos presumir –que también– de buenas relaciones, sino animarte a que compartas toda tu sabiduría. Que nos mandes tus recetas panaderas más preciadas, que intentaremos recompensártelo: con amor recién horneado, con toda la difusión que desde aquí podemos darles y con 50 euros en cupones para gastar en harinas u otros productos de nuestra tienda para que puedas seguir amasando. Y con algo que, en nuestra humilde opinión, es todavía más valioso: formar parte de esta nuestra estimadísima comunidad panarra, desde luego, la mejor que conocemos. 

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Entrevistas panarras

Entrevistas panarras: Pantastic

Entrevistas panarras: Pantastic


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Llevamos años demonizando el consumo de pan y eso es porque la calidad ha ido empeorando. Lo que intentamos es recuperar un producto que se puede hacer de otra manera”

Tres perfiles, tres líneas de negocio, un proyecto único en Ibiza. Así es Pantastic, un local que combina su obrador artesanal, donde se elabora pan de masa madre, con el café de especialidad y desayunos dulces y salados que cuidan la calidad nutricional, además del paladar. Hablamos con Ioana, encargada de la gestión diaria, las redes sociales, los números, los proveedores y todo lo que tiene que ver con la cocina saludable, y con Ángel, responsable del obrador y de lo que sale del horno, quienes, junto con Marc –que se ocupa del pilar cafetero de Pantastic – conforman el equipo de una propuesta que busca cuidar de su vecindario en uno de los enclaves más turísticos del Estado. 

–¿De dónde nace la idea de Pantastic?


IOANA: La cosa comenzó hace cuatro años. Aquí en Ibiza no había ningún sitio donde tomar un buen café, desayunar rico y con pan buen, hecho todo de manera artesanal y en un obrador propio. Ángel y yo ya veníamos dedicándonos, a tiempo parcial, al tema del pan de masa madre y los desayunos, pero nada reglado, compaginando con nuestros trabajos, desde un local de productos ecológicos con cocina, que fue donde empezamos a vender a gente que no fuesen nuestros amigos o nuestros vecinos. Ángel había empezado a hacer pan en casa antes de la pandemia, y yo me he formado como chef de cocina crudivegana, tocando temas de  nutrición, alimentación saludable, sostenibilidad, entre otros. Poco a poco empezamos a pensar que podría ser bonito trabajar juntos. En la pandemia, dando cursos de cocina, conocimos a Marc, que es un apasionado del buen café, y ahí fue cuando empezamos a plantearnos algo en común y mirar locales. Tuvimos las cosas muy claras.

ÁNGEL: Cuando empezamos no buscábamos el negocio, sino darle salida a una afición y cubrir una necesidad. Ioana daba cursos de cocina en varios sitios, incluso online, y yo hacía panes, todo en paralelo a nuestros trabajos en hostelería y retail.

–¿Cómo fueron los inicios?

IOANA: No podíamos empezar con mucha inversión ni a lo loco, porque el mercado aquí es cambiante, volátil, muy estacional… Así que empezamos poco a poco, con una propuesta complicada por esa unión de los tres elementos, y haciéndolo todo nosotros mismos. Abrimos en febrero de 2022 en un local pequeñito, en el que se veía todo: lo que ves es lo que hay, y lo que no ves, es que no lo hay. Nadie se imaginaba que en un sitio tan pequeño se pudiese hacer todo esto, pan de masa madre, café de especialidad y desayunos cuidados.

ÁNGEL: El primer día se nos estropeó la amasadora, porque no la compramos en El Amasadero –ríe– y estuvimos seis meses amasando kilos y kilos a mano, porque tuvimos que mandarla a Italia a reparar. 

–¿Qué es eso del “No bullshit” que aparece en vuestras redes?

IOANA: Si en el cristal ponemos “artesanal” es porque todo lo hacemos aquí. De ahí vino el “No bullshit”… Cuando abrimos no hicimos ni campaña de márketing, porque en aquel momento no nos lo podíamos permitir, y tampoco es que quisiésemos meternos con nadie que se publicita como abanderado de «artesanal» teniendo poco de ello. Como frase no sonaba demasiado local, pero nos pareció algo corto y muy directo y pensamos que la comunidad que estábamos proyectando entendería fácil el concepto: artesanal y calidad, sin más, sin tonterías, porque es lo que es Pantastic.  

ÁNGEL: Tampoco queremos ser un negocio elitista, esto lo tuvimos claro desde el principio, sino para todo el mundo. Para la abuela que necesita pan de calidad porque el del súper le inflama, para gente más conocedora de café de especialidad, por ejemplo, para gente de nuestra edad que busca un consumo consciente y otros. Nos gustan los cafés de barrio, que se dinamizan con el barrio. Y estamos en Ibiza, pero en zona de barrio, lejos de la parte más turística y cerca del mercado. Y abrimos todo el año.  

–Este mes cumplís tres años desde la apertura, ¿cuánto se parece vuestro proyecto al que ideasteis?

IOANA: Empezamos con muy poco presupuesto y en el intento de conseguir financiación hicimos un plan de empresa. Tuvimos que estrujarnos la cabeza, porque nuestra propuesta no era sencilla y no se entendía bien, pero al final resultó funcionar tal y como la proyectamos. Resultó como predijimos. Aunque incluso para nosotros fuera complicado pensar que sería real, el romanticismo nos ayudó. Es cierto que teníamos muchas más ideas que al final fueron imposibles, como hacer entregas de pan por las tardes con bici eléctrica… Hay cosas que no pudieron ser. Ahora acabamos de mudarnos a otro barrio aún más alejado de la zona turística y nuestro público es, más de un 90%, local, de gente que vive en Ibiza todo el año. Creo que hemos conseguido dar a conocer el pan masa madre, el café de especialidad y los desayunos con ingredientes saludables, hacer que la gente los valore. El pan de masa madre, una vez que empiezas a consumirlo, ya no te parece tan ácido, y ya no escuchamos tanto aquello de “qué caro es vuestro café”.  Hemos hecho mucha divulgación, hemos sido muy pesados –ríe–. Explicamos el proceso, el origen de nuestros ingredientes, enseñamos el producto, dejamos que lo prueben…

ÁNGEL: Claro, porque todos los panes son de masa madre, están hechos con harinas ecológicas, algunas de ellas molidas a piedra. O nuestros endulzantes, que no son refinados. Usamos azúcar de coco, panela ecológica… y semillas de procedencia ecológica, y mantequilla que viene de Francia…

– Estáis en Ibiza. ¿Qué importancia tiene para vuestro proyecto el entorno?

ÁNGEL: Elegir una oferta de calidad y dirigirnos al público local es nuestra prioridad. Queremos llamar a los clientes por su nombre, que nos incluyan en su ruta de vuelta o al mercado, estar rodeados de pequeños comercios locales y crear comunidad. Enseñar algo diferente también en un barrio muy cercano a la gente le ha calado, por suerte, y a nosotros nos trae mucha satisfacción.

IOANA: Abrimos con una imagen moderna, más de península… Cuando empezamos estábamos un un barrio que era muy barrio, muy de los setenta. Éramos lo raro, pero teníamos muy claro que la gente local era nuestro público, porque en general en la isla  hay mucha oferta solo para el verano, y poca cosa para quienes nos quedamos en invierno. Era extraño para el barrio pero ha tenido peso que la gente se acostumbre a que Pantastic es lo que es también en invierno, que ofrece calidad a la gente de invierno. Aquí toda la oferta es muy especializada para el turista de verano, al que da igual cómo lo trates porque se va a marchar. Pero insistir en la calidad y en que hacemos lo que decimos que hacemos en nuestro barrio, eso nos ha consolidado. En Ibiza, si haces las cosas bien, el boca a boca es muy poderoso.  

–Habladnos de vuestro pan…

IOANA: Todo el pan que elaboramos es 100% de masa madre y larga fermentación. En los dulces, en bollería, usamos algo de levadura, pero también fermentaciones largas y harinas de calidad. Tenemos panes diarios y otros especiales. Por ejemplo, los miércoles hacemos centeno 100% en formato molde, un pan que normalmente no se encuentra sin mezclar con trigo, y los sábados, uno de aceitunas y romero. También trabajamos la xeixa, un trigo más antiguo, mediterráneo, en un pan 100% xeixa, que elaboramos a diario. Martes y jueves tenemos pan de arroz integral y sarraceno, que no contiene gluten pero sí trazas y no apto para celíacos. Tiene mucho público el sin gluten pero, en nuestro caso, siempre especificamos que el gluten del pan de masa madre y con larga fermentación sienta mejor que el pan comercial y no hace el mismo efecto que el fermentado rápido. Y alguna gente ya lo ha notado, se ha dado cuenta de que lo puede comer sin hincharse.  

ÁNGEL: Nos sorprende la cantidad de gente que tiene intolerancias y que viene a Pantastic porque les ha mandado el nutricionista o porque confían en que de verdad es pan de masa madre y vienen a probarlo, o a comprar nuestro pan de sarraceno y arroz, en lugar del del súper. Eso incluye gente de todo tipo, personas que tienen intolerancias alimentarias y otras que lo hacen por moda. 

–¿Por qué optasteis por el pan de masa madre?

ÁNGEL: Porque nos encantan sus aromas y sabores profundos, por su digestibilidad, porque estábamos enamorados de sitios donde el olor nos encantaba, y porque nos sienta bien. Es un poco adictivo y como ya lo hacíamos en casa, nos decidimos.

IOANA: Y también porque, como sociedad, llevamos años demonizando el consumo de pan y eso es porque la calidad, en los últimos años y décadas, ha ido empeorando. Entonces, lo que intentamos es recuperar un producto que se puede hacer de otra manera. No resulta fácil, a nivel negocio, hacerlo rentable, porque tiene unos costes, unos tiempos… Aquí lo conseguimos con la parte cafetería y de desayunos asociada. Así, además, cerramos el círculo, también el círculo del desperdicio, porque en los desayunos usamos nuestro pan, por supuesto, y nos ayuda en la producción.

-¿Cómo lográis equilibrar el tema del pan con las otras dos ramas de Pantastic?

ÁNGEL: Si nos gusta un sitio donde se cocina bien pero que no cuida el café,  sentimos que nos falta algo, y lo mismo con la bollería, pongamos, en una cafetería de especialidad. Hay que cuidarlo todo.  Como consumidores ya lo hacíamos así y así lo intentamos plasmar. 

IOANA: Era una de nuestras preocupaciones, cómo comunicar tantas cosas, sobre todo porque en Ibiza ciudad todo era nuevo en el formato de “todo en el mismo sitio”: café no comercial, masa madre… Pero hemos visto que la fórmula se complementa muy bien con el pan. La gente que viene a comprar pan, también viene a desayunar después y quien nos conoce por el café, acaba comprando pan. Se retroalimenta y, como decía Ángel, no podríamos cuidar un pilar de nuestra oferta y no el otro. Invertir tanto esfuerzo en ofrecer un pan de calidad pero servir un café comercial quemado por el tueste o bollería hecha con productos refinados, no sería coherente. Nos tienen como los pesados, pero con el tema azúcar, por ejemplo, diría que más del 90% de aquellos a quien pedimos que lo prueban sin azúcar, acaba no tomando azúcar. Y lo mismo con la gente que se quejaba por que usábamos solo trigo. El trigo no es siempre el problema, sino también los procesos. Le explicamos sobre los tiempos de fermentación, los aditivos. Les pedimos una oportunidad, a ver si perciben las diferencias. Lo hacemos y la gente nos acaba conociendo por pesados, pero realmente creemos que hay diferencia entre uno de nuestros panes y uno comercial. Además, el hecho de que todas las cosas que hacemos aquí las hacemos nosotros mismos, ayuda. Nos hemos formado, conocemos el mundo del pan, del café de especialidad, de la nutrición… y nos gusta aprender de todo. 

–¿Cómo veis Pantastic en cinco años?

IOANA: Creo que seguiremos en esta línea, la de ir elaborando con la misma calidad los productos y tender un poco más a la innovación, a tener cosas nuevas, porque hasta ahora no hemos podido añadir mucha diversidad, por el poco espacio que teníamos.  Pienso que podremos ir añadiendo productos, incorporar piezas como panettones, roscones y panes un poco más especiales, y centrarnos cada vez más en el producto local, aunque ya lo hacemos cuando hay producción, e incorporar fruta y verdura y más harinas locales, de las islas. Y dar formación sobre pan. Ahora las hacemos de café y de alimentación, pero de pan nos gustaría, seamos nosotros u otra gente a la que podamos recibir para intercambiar experiencias. Aunque eso es algo que pensamos que podrá ser a medio plazo. Para este año estamos trabajando en crear un podcast. Hemos conocido gente en el sector, proveedores… y creemos que es interesante mostrar los adentros de este mundo: el origen de las harinas, la vida en un molino, o cómo se cultiva el café. Exponer las experiencias profesionales de cada uno de nosotros. 

ANGEL: …y esperamos crear un equipo más sólido, en el tema de producción; más refinado, más engrasado. También estamos pensando en incluir algún dulce local o de inspiración local. Alguna cosa tenemos ya en mente.

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Recetas tradicionales de Andalucía

Levanta el día, Andalucía

Levanta el día, Andalucía


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Levanta el día, Andalucía

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Blanco que te quiero blanco: blanca miga o en tostadas… Hoy, en el Día de Andalucía, venimos a hacer apología de algunos de los panes de esta tierra que tantas recetas guarda en su acervo gastronómico, no siempre reconocido, y que tantas alegrías puede darnos desde primera hora de la mañana.

Sí, porque nuestra panadería tradicional, con masas mucho menos hidratadas que las de otras partes de la península, consigue rebanadas insuperables, amplias y de miga prieta, óptimas para tostadas con bien de aceite y tomate, de manteca blanca o colorá, de jamón serrano, de bacalao o de sardinas. Como decía el anuncio, pero sin trampa: “Este pan lo aguanta todo”. 

El desayuno andaluz pide pan candeal, así llamado por la variedad de trigo que se utilizaba antiguamente para elaborarlo, primero en Castilla y León y después en otras partes de España. Para recrearlo necesitarás -oh, sorpresa- harina candeal, que se caracteriza por su color blanco y su baja fuerza, y un rodillo, que te ayudará a lidiar con las masas con  poca agua. A cambio de ese razonable esfuerzo tendrás un panazo sobre el que sostener salsas y chacinas y con el que recuperarás, además, una tradición secular de panes blancos blanquísimos que, para alegría de nadie, han quedado fuera de las modas.

Receta de telera cordobesa
Telera cordobesa

La masa de la telera cordobesa lleva todavía menos agua, así que no guardes el rodillo cuando te pongas a preparar este pan alargado de miga densa y sabor intenso que, como el candeal, entra en la familia de los bregaos o sobaos. Si lo ves en la panadería lo reconocerás por su greña –más parecen dos tajos que un dibujo afrancesado– y no deberás dejarlo pasar, para darle color a la tostada mañanera, esta vez con aceite y azúcar, que para salás, nosotras… o la salaílla de Alfacar.

Saladilla de Alfacar

Si quieres hacer en casa un salmorejo canónico, la telera era tu hogaza, pero si lo que buscas es un bocata especial puedes optar por este pan de Alfacar, una torta tradicional de la provincia de Granada que, como dicta su nombre, va jalonada de sal gruesa en la superficie y se caracteriza por su baja altura, los huecos de la superficie, parecidos a los de una focaccia, y la cocción –cuando se puede– en horno de leña.

Pan cateto

Aunque para bocadillos, los que da el pan cateto malagueño, un bollo doble, con una especie de cinturilla enmedio, de miga apretada y sin agujeros –lo que tienen las hidrataciones bajas– que se elabora con harina panadera recia, hecha con trigo duro, y que también te servirá para bordar las tostadas de eso que llaman “desayuno molinero”. 

Receta de mollete de Antequera
Mollete de Antequera

Eso sí, para abrir el día con un bocata, el mejor de los mejores es el mollete de Antequera, esponjoso por dentro y blandito por fuera gracias al aceite de su masa, a la larga fermentación final y a una cocción corta y con vapor que consigue su particular corteza clara y suave. Desayuna hoy mollete de Antequera y que salga el sol por donde quiera. 

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Masas dulces

El brionut: una innovación redonda para la merienda

El brionut: una innovación redonda para la merienda


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El brionut: una innovación redonda para la merienda

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Pregunta: si, desde El Amasadero, os decimos brionut, ¿qué es lo primero que se os viene a la cabeza? ¿Y si, como pista, añadimos que el tal brionut está elaborado a base de harina de tritordeum? ¿Ayuda?

Antes de que la facción tiquismiquis empiece a quejarse de que nos invade la neolengua, ya nos confesamos. Que sí, que lo de brionut no está aceptado aún por ninguna academia lexicográfica… Aunque eso solo puede ser porque sus muy insignes lingüistas desconocen todavía lo delicioso de su significado. Además, cualquiera con dos gramos de levadura puede deducir de qué hablamos: brio-nut, brio-nut, brio-nut. Donut, brioche… ¿hay alguien ahí? 

Por si la respuesta es no, indicar que además de explicaros el significado del tal palabro, hoy venimos a desvelaros los misterios del brionut, que viene a ser un bollo dulce en forma de flotador y con una masa que recuerda a la del brioche. Como ya sabíamos que la cosa es novedosa, vamos a patrocinar, el reto brionut del próximo 17 de marzo de El lunes se amasa para dar a conocer estas roscas, de las que nos cuentan que son una alternativa de merienda más saludables que sus parientes, por estar cocinadas al horno (en vez de fritas), con aceite de oliva en lugar de mantequilla, con menos azúcar y con un ingrediente particular: la harina de tritordeum.

El tritordeum, por daros más datos, es un cereal español, creado por la empresa Vivagran, que logró obtenerlo a través del cruce natural de trigo duro y un tipo de cebada silvestre. Su harina, cuyo nombre es también un cruce natural entre los nombres científicos del trigo duro, Triticum durum, y cebada, Hordeum, es, precisamente, la piedra angular del brionut. ¿Por qué? Porque es más digerible, tiene más sabor y resulta perfecta para preparar esta masa, como alternativa panificable al trigo.

Una vez superada la parte más difícil, la de la etimología, vamos con la receta, que os animamos a que probéis a hacer y presentar al reto, con el que colaboramos, junto con Vivagran, poniendo los premios, y en el que podéis llevaros kilos y kilos de esta harina como recompensa. 

Como comprobaréis cuando os pongáis a ello, si sabéis pronunciar su nombre seréis capaces de preparar, fotografiar y subir a redes esta masa fermentada, que lleva leche, azúcar, huevo y miel y que va jalonada con pepitas de chocolate. Y si podéis amasarla podréis también darle forma redonda y agujereada para que la nueva merienda sea un brionut y no un briosuso, un briojaldre o un brioasán.

Brionut, una innovación redonda para la merienda

Mónica Prego/Alba Barbadillo
Brioche con harina de tritordeum y forma de donut.
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Plato Merienda
Cocina Creativa

Ingredientes
  

Para el prefermento

  • 37,5 g de harina de Tritordeum
  • 37,5 g de agua
  • 1,5 g de levadura fresca

Para la masa final

  • 462,5 g de harina de Tritordeum
  • 75 g de masa fermentada
  • 25 g de azúcar
  • 3 g de levadura seca de panadería
  • 10 g de sal
  • 15 g de miel
  • 1 huevo entero
  • 250 g de leche entera
  • 30 g de aceite de oliva
  • 100 g de pepitas de chocolate
  • Huevo batido para pincelar
  • Para la cobertura opcional:
  • Azúcar y canela para rebozar

Elaboración paso a paso
 

  • Prepara el prefermento: mezcla la harina, el agua y la levadura hasta obtener una masa homogénea y deja fermentar en un recipiente tapado durante 4 horas a temperatura ambiente.
  • Pasado el tiempo habrá doblado su volumen y estará esponjoso, listo para usar.
  • Prepara la masa: en un bol grande, añade la harina, el prefermento, el azúcar, la levadura, la sal, la miel, el huevo y la leche.
  • Mezcla bien con el batidor danés o en la amasadora hasta que todos los ingredientes estén integrados.
  • Amasa durante 3 minutos hasta que la masa se vuelva homogénea.
  • Incorpora el aceite de oliva poco a poco y sigue amasando 5 o 6 minutos hasta que la masa esté lisa y elástica.
  • A continuación, estira un poco la masa y reparte las pepitas de chocolate por la superficie.
  • Pliega la masa y trabájala un minuto hasta que el chocolate este repartido y la masa esté lisa.
  • Forma una bola con la masa, colócala en un bol engrasado y cúbrela.
  • Déjala reposar en un lugar cálido hasta que duplique su tamaño, aproximadamente 4 horas.
  • Una vez la masa haya fermentado, pásala a la superficie de trabajo.
  • Estírala con un rodillo con un grosor de 1 cm. Si tienes un rodillo con anillas, te quedará perfecta y homogénea.
  • Corta círculos de 8 cm de diámetro con un cortador o un vaso y, con un cortador más pequeño, haz un agujero en el centro.
  • Coloca los brionuts en una bandeja con papel de horno, cubre con un paño y déjalos fermentar 40 minutos más hasta que vuelvan a crecer.
  • Precalienta el horno a 180°C y pincela los brionuts con huevo batido mezclada con un poco de leche para que tengan un acabado dorado.
  • Hornéalos durante 15 minutos, hasta que estén ligeramente dorados y cocidos por dentro.
  • Retíralos y déjalos del horno y pásalos a una rejilla enfriadora.
  • Espolvoréalos con azúcar glasé o rebózalos en azúcar y canela. Para un toque extra, cúbrelos con un glaseado de azúcar o baña en chocolate fundido.
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3 masas, 3 amasados: básico, alta hidratación y enriquecidas

3 masas, 3 amasados: básico, alta hidratación y enriquecidas


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3 masas, 3 amasados: básico, alta hidratación y enriquecidas

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Las masas básicas, aquellas que tienen una hidratación de menos del 65 %, son las más fáciles de amasar. Las de alta hidratación, tienen su aquel y es necesario estar pendiente de la masa, viendo como evoluciona y añadiendo poco a poco el agua (si la añades toda de golpe, será muy difícil que tengas una masa que aguante). Las masas enriquecidas, con mantequilla u aceite, requieren un primer amasado para desarrollar el gluten y luego añadir la mantequilla poco a poco para conseguir unas masas de una textura sedosíma y extensibles.

En estos tres vídeos te explicamos cómo amasar cada una de ellas. Usamos una amasadora Ankarsrum. Si tienes una de brazo, los pasos serán similares, salvo tener que parar la maquina y levantar la parte superior para comprobar el estado de la masa.

Amasado de masas básicas

Para la máquina, dale otrso 5 minutos de reposo y vuelve a repetir el paso anterior otra vez.

Coloca el rodillo en la amasadora y añade el agua y, si usas alguno de estos ingredientes, el prefermento, masa madre, huevos o aceite.

Aprieta ligeramente el tornillo, lo justo para que el brazo no se mueva a lo loco y pon la amasadora a velocidad media.

Mueve ligeramente el brazo para ayudar a que los ingredientes líquidos se mezclen y luego empieza a añadir la harina poco a poco.

Sigue amasando, moviendo el brazo de vez en cuando, hasta que la masa esté lisa y sedoso.

Amasado de masas hidratadas

Aquí te recomendamos usar el gancho de acero. Colócalo en el brazo y aprieta el tornillo hasta dejar el brazo fijo en el centro del bol (más o menos).

Añade el agua, reservando un 15 % y pon la amasadora en movimiento. Empieza a añadir harina.

Tras 5 minutos de amasado, para la máquina y deja reposar otros 5 minutos.

Comienza a amasar de nuevo añadiendo poco a poco el agua. Sube la velocidad y mueve el brazo para conseguir que se incorpore el agua.

Amasado de masas enriquecidas

El amasado es el mismo que el de masas básicas, salvo un paso posterior: añade la mantequilla a trozos y vete moviendo el brazo para ayudar a que se incorpore totalmente.

Una vez incorporada la mantequilla, deja que amase unos 5-10 minutos más a velocidad media baja. Tu masa estará lista.

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Dudas panarras III: las claves del greñado

Dudas panarras III: las claves del greñado


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Dudas panarras III: las claves del greñado

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Los cortes o greñados que hacemos al pan antes de hornearlo no son solo una cuestión estética, aunque las redes sociales están llenas de fotos y vídeos con diseños decorativos impresionantes. Más allá de la apariencia, el greñado tiene un propósito clave: garantizar que el pan crezca de manera controlada durante el horneado, para alcanzar su máximo volumen manteniendo una buena estructura interna.

En este artículo exploramos en profundidad por qué se realizan los greñados, los factores que les afectan, las técnicas más efectivas y el modo de resolver los problemas más comunes, especialmente en panes con distintos niveles de hidratación.

¿Por qué se greña el pan?

La razón principal por la que realizamos greñados al pan es simple: durante el horneado, la temperatura de la masa comienza a subir (algo lógico). Con este aumento el gas de la fermentación se expande rápidamente, el llamado “oven spring” en inglés.

Al greñar el pan permitimos que se expanda de manera controlada durante esta última subida para alcanzar su máximo potencial en volumen. Si no se greña, el pan puede romperse de forma descontrolada, lo que afecta tanto a su apariencia como a su estructura interna.

Qué factores afectan al greñado

Aunque la técnica es importante, hay muchos factores y pasos previos importantes que influyen en el resultado final de nuestro pan y de su greñado. Aquí te los dejamos claros:

El amasado

Un mal amasado no desarrollará una estructura de gluten adecuada, lo que dificultará la apertura de los cortes. Sin un buen desarrollo del gluten, la masa no tendrá fuerza suficiente para soportar la presión de las burbujas de CO₂ durante la subida en el horno, lo que resultará en un pan más plano con un greñado poco abierto. Para obtener una buena «oreja», el amasado correcto es fundamental.

El formado del pan

El formado es crucial para lograr un greñado exitoso. Una masa bien formada tiene la tensión necesaria para expandirse de manera controlada. Para ello, realiza un preformado, deja descansar la masa unos 10 minutos y luego haz el formado final tensando bien la superficie, sin romperla. Después de dejar la masa en el banneton para la última fermentación puedes darle un último tensado «cosiendo» la masa: levanta suavemente los bordes y presionalos hacia el centro. Esto ayuda a reforzar la tensión necesaria.

 El vapor

La presencia de vapor durante los primeros 15-20 minutos del horneado es esencial para que la corteza permanezca blanda, permitiendo la expansión de la masa y la apertura del greñado. Sin suficiente humedad, la corteza se endurece rápidamente, y aunque al pan le habría gustado expandirse y crecer más, no podrá hacerlo. Esta humedad es necesaria durante los primeros 15-20 minutos del horneado, que es justo cuando las levaduras aún están activas antes de morir y hacen la última expansión de la masa.

La temperatura

Tanto la del horno como la de la masa al greñar. Para lograr un buen greñado es fundamental que la masa reciba un golpe de calor intenso al entrar al horno. Este golpe de calor facilita la expansión de gases rápida y permite que el pan crezca de forma controlada hacia los cortes, donde la superficie, al greñarla, es más débil. Este golpe de calor lo podemos conseguir de distintas formas, ya sea precalentando el horno a 250ºC, usando una piedra o plancha Celsius bien precalentada, para transmitir bien el calor a la masa, o precalentando un recipiente de hierro fundido. 

En cuanto a la masa, según nuestra experiencia, greñar una masa fría (después de la fermentación en pieza realizada en la nevera) es más fácil, ya que esta es más firme, mantiene mejor su forma y no se resiste tanto al corte. Al revés, masas más calientes son algo más difíciles de greñar, ya que se resisten más.

El momento para greñar

Lo ideal es realizar los cortes justo antes de introducir el pan en el horno, cuando la masa está completamente fermentada. Pero cuidado: no debería estar sobrefermentada. Una fermentación excesiva hará que la masa pierda fuerza, lo que hará que greñado no se abra correctamente. Los panes muy sobrefermentados se nos deshinchan en cuanto les hacemos el corte y unha vez en el horno, la greña no se abrirá mucho. El greñado, una vez horneado, va a parecer una “cicatriz”. 

Técnica del corte: ángulo, profundidad e instrumentos

El greñado es una técnica que requiere precisión y práctica. Si hay algún consejo simple que podemos darte es hacerlo rápido y sin miedo, aunque, como ya hemos dicho, requiere algo de experiencia. A continuación os dejamos todos los puntos teóricos que podemos tener en cuenta para hacer el corte lo más efectivo posible.

Ángulo y profundidad del corte

El ángulo ideal es de 30-45º respecto a la superficie del pan. Esto permite que el corte se abra lateralmente y forme la típica «oreja». No olvidemos que este ángulo debería ser respecto a la superficie del pan. Eso significa que si hacemos el corte en el lateral de un pan ovalado, la inclinación de la cuchilla en este momento es casi horizontal comparando con la mesa de trabajo, ya que queremos conseguir ese ángulo de 45º hacia una masa que ya está inclinada en este sitio también.

La profundidad debería ser suficiente para atravesar bien la tensión de la superficie pero sin cortarla en exceso. Generalmente, si queremos ser exactos con números, debería estar entre 0,5 y 1 cm.

Inicio del corte y el corte

Para iniciar el corte introducimos la cuchilla por debajo de la superficie tensada. Luego ya hacemos un movimiento rápido y decidido. Cómo hemos dicho, es importante hacerlo sin miedo. De esta forma podemos hacer el corte de un solo trazo y evitar arrastrar la masa. Para facilitarlo también es importante que la hoja de la cuchilla esté muy afilada.

Instrumentos recomendados

La herramienta más común es la cuchilla de panadero, que permite cortes precisos. Si no tienes una, puedes usar una cuchilla de afeitar o, en último caso, un cuchillo muy, pero muy muy afilado. La hoja bien afiladas de una cuchilla permite hacer los cortes precisos y decididos. Lo más probable es que el cuchillo no tenga la hoja tan afilada y lo único que conseguimos es arrastrar la masa y desinflarla mucho más.

Si la masa está muy pegajosa o si se te resisten los cortes aunque uses cuchillas bien afiladas lo que puedes hacer es mojar ligeramente la hoja antes de cortar la masa o echarle un poco de aceite. Con esto evitarás arrastrar la masa y deformar el pan.

Tipos de greñado según la forma del pan

Cada tipo de pan tiene su propio estilo de greñado. Estos son los más comunes:

Hogazas redondas: En hogazas redondas es muy típico hacer el greñado en forma de cruz. Para conseguirlo hacemos el primer corte con decisión. Con el segundo corte tendremos que tener un poco más de cuidado justo en el punto donde vamos a traspasar el primer corte, para evitar arrastrar la masa. Si tienes miedo con esto, lo que puedes hacer es hacer el segundo corte en dos pasos, cada uno desde el borde hacia el centro (hacia el primer corte), sin tener que atravesar la parte de la masa previamente cortada. También puedes hacer  un único corte en el medio de la hogaza pero así la masa perderá la forma redonda al hornearse.

Batards (panes ovalados): En panes ovalados lo más típico es hacer greñados para conseguir “oreja”. En este caso, lo que tenemos que hacer es un corte muy decidido, profundo e idealmente de un solo trazo en un lateral del pan. Aquí la inclinación de la cuchilla es esencial. Igual que con hogazas redondas, también puedes optar por un corte central, desde arriba hacia abajo.

Baguettes: Se hacen cortes paralelos, ligeramente superpuestos y diagonales. Estos cortes deben ser un poco menos profundos que en las hogazas. Para conseguir la típica barra de baguette es importante que hagamos los cortes ligeramente superpuestos. Esto es justo lo que hace las baguettes tan únicas.

Chapatas: En panes pequeños de alta hidratación como las chapatas no es común realizar greñados.

Greñados en panes de alta hidratación

Los panes de alta hidratación, de más de 80%, son más difíciles de greñar. Esto se debe a que estas masas suelen ser más frágiles y pegajosas  y eso dificulta un greñado limpio, sin que la masa se arrastre y haga los cortes desiguales. La masa también puede desinflarse más fácilmente, lo que acaba en un pan más plano.

Para evitar al máximo estos problemas, asegúrate de que la masa esté bien amasada, con el gluten bien desarrollado. Para trabajar mejor la fuerza de la masa en casos de panes con alta hidratación está bien combinar el amasado con pliegues cada 20-30 minutos mientras hacemos la fermentación en bloque. Estos pliegues le van a seguir dando más elasticidad a la masa.

A la hora de hacer el corte, usa la cuchilla muy afilada y limpia. También puedes echarle un poquito de aceite para minimizar que la masa se vaya pegando a la hoja. Con panes de alta hidratación es especialmente útil hacer el greñado a la masa fría. Si no has hecho la fermentación en pieza en la nevera, puedes al menos dejar el pan en la nevera unos 30 minutos justo antes de hornear, mientras estés precalentando el horno.

Otra técnica muy útil para este tipo de panes es el “greñado de 5 minutos” (5 minutes score en inglés). Con esta técnica metemos el pan a hornear (con el vapor), sin hacerle el greñado, durante 5 minutos. Pasado ese tiempo sacamos el pan, le hacemos el greñado, lo volvemos a meter y lo horneamos como habitualmente. Hacer el greñado de este modo tiene algunos beneficios:

1. La masa ya no es tan frágil a la hora de hacer el corte y no se va a resistir tanto. Así podemos conseguir un corte mucho más limpio.

2. El pan ya ha empezado a subir previamente en el horno y al cortarlo en este momento no se nos desinfla, como puede pasar con la masa completamente cruda justo antes de hornearla, cuando está más frágil.

Este mismo truco es muy útil para cualquier pan en caso de que veamos que la masa se ha claramente sobrefermentado. Masas sobrefermentadas también tienden a desinflarse mucho en el momento de hacer el greñado, así que con la técnica del “greñado de 5 minutos” podemos salvar el resultado final del pan.

Las desventajas son simplemente que manejamos más veces cosas muy calientes y el riesgo de quemarnos es más alto.

Cómo hacer cortes decorativos

En los últimos años ha crecido mucho la tendencia de panes con cortes decorativos. Si eso es lo que estás buscando, aquí te damos una serie de consejos para conseguir los mejores dibujos en tus hogazas:

·   Opta por panes con hidratación baja/media. Así la masa no se te resistirá tanto a la hora de hacer distintos cortes.

·   Tensa bien la superficie del pan antes de meter la masa en el banneton. Esto te facilitará  hacer cortes más limpios.

·   Deja de fermentar la masa formada en el banneton en la nevera. Así se te resistirá menos y será mucho más fácil de hacer dibujos con la cuchilla.

·   Después de sacar el pan del banneton, y antes de hacer el greñado, espolvorea un poco la superficie del pan con harina. Así el dibujo resaltará mucho más en tu hogaza, ya que los cortes se volverán de color marrón pero el resto de la corteza se quedará blanca.

·   Antes de meterte directamente a hacer los cortes decorativos delinea con un palillo el dibujo que quieres greñar. Así puedes corregir si lo ves necesario, ya que después de hacer el corte ya no hay vuelta atrás.

·   Los cortes del dibujo hazlos menos profundos, con abrir un poco la superficie del pan es suficiente. Al final, haz el corte principal más profundo, que es por donde quieres que se abra bien el pan.

Principales errores y cómo solucionarlos

Incluso con experiencia, el greñado puede presentar ciertos problemas. No te preocupes si alguna vez te sucede, aun cuando pensabas que ya tenías el tema dominado. Suele ocurrirle a todos los panaderos de vez en cuando. A continuación te dejamos algunos de los errores más comunes y sus soluciones:

  1. Corte marcado pero sin apertura:
    • Causa: Probablemente la masa está sobrefermentada o la corteza se ha secado antes de poder subir.
    • Solución: Asegúrate de que la fermentación sea adecuada y utiliza suficiente vapor en el horno.
  2. Aperturas no deseadas:
    • Causa: Puede ser por un formado deficiente, poco tensado y con huecos frágiles, y también es muy común en caso de panes subfermentados.
    • Solución: Trabaja en un formado más tenso y asegúrate de que la masa ha fermentado lo suficiente antes de hornearla.
  3. La masa se desinfla al cortar:
    • Causa: La masa está sobrefermentada, o se trata de una masa de alta hidratación con el gluten no bien desarrollado, o bien el corte no se hizo de forma rápida y precisa.
    • Solución: Ajusta el tiempo de fermentación, vigila mejor el amasado de la masa y practica cortes decididos con una cuchilla afilada.

El greñado es una de las habilidades que distingue a un panadero experimentado. Requiere práctica, conocimiento y atención a cada detalle del proceso de hacer el pan. Al dominar esta técnica no solo conseguirás panes visualmente atractivos, sino también con una estructura y textura que reflejan el cuidado puesto en su elaboración. Esperamos que este artículo te haya dado suficientes conocimientos útiles. Ahora te toca practicar.

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Masas hojaldradas Recetas de Navidad

Galette des rois

Galette des rois


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Galette des rois

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¿Que para ser las reinas de estas fiestas necesitamos una corona?¿Un cetro? ¿Un reino? Frío, frío. Aquí en El Amasadero nos gusta ofrecer opciones un poco más realistas –que no más regias– y hoy nos decantamos por un postre de origen francés que es digno de majestades, a tenor de su denominación y de su fama: la galette des rois.

Entonces, ¿hay que venir del lejano oriente para degustarla, para prepararla, para merecerla? ¿Sostenerse sobre un camello? ¿Saber lo que es la mirra? Frío, frío. El nombre se debe a la tradición romana, previa al auge del cristianismo, de  designar “rey por un día” a un esclavo durante las fiestas que rodeaban el solsticio de invierno. 

Pero tampoco hay que llevarlo todo a la literalidad, bastará con que sigamos la receta, que incluye, como en nuestro roscón de reyes, el haba –la feve–, para designar a quien se coronará con la tarta y abonará su factura.

Y, ¿qué necesitamos para prepararla? Harina, azúcar, huevos, leche, almendra, mantequilla… y frío, frío. Sí, porque la base de esta torta es una base de hojaldre y, si vamos a prepararla en casa, lo mejor será que podamos contar con una superficie que pueda enfriarse, como la plancha Celsius, para así facilitar las labores del plegado de la masa y la mantequilla, que también deberá estar a baja temperatura para facilitarnos la tarea.

Superada la condición térmica y la técnica de esta masa repostera, la segunda parte de la preparación, bastante más rápida y sencilla, es la elaboración del frangipane, el relleno de la galette, una combinación de crema pastelera y crema de almendra y mantequilla muy característica de esta preparación navideña, aun cuando también se pueden encontrar galettes con manzana, chocolate u otros rellenos algo menos clásicos. 

Ya solo nos queda elegir la figurita, teniendo en cuenta que en Francia hay quienes las coleccionan pero que, cuando se trata de nuestra familia, lo mismo es mejor elegir algo que no se le atragante a quien vaya a coronarse como monarca del hogar el próximo 6 de enero.

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¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa de hojaldre

  • 250 g de harina de repostería W60
  • 100 ml de agua fría
  • 5 g de sal
  • 30 g de mantequilla fundida caliente
  • 200 g de mantequilla especial para hojaldre

Para el relleno:

  • 70 g de mantequilla a punto de pomada
  • 50 g de azúcar glasé
  • 70 g de harina de almendra
  • 1 huevo
  • 5 g de ron o licor de naranja
  • 2 g de sal
  • 1 yema de huevo
  • 20 g de azúcar
  • 10 g de fécula de patata o maíz
  • 2 g de esencia de vainilla
  • 100 ml de leche entera
  • 2 g de sal

Para decorar:

  • 1 huevo batido
  • 100 g de agua
  • 130 g de azúcar

Elaboración paso a paso
 

Preparación del hojaldre

  • Comenzamos preparando la masa inicial, conocida como “détrempe”. En un bol echa la harina y añade el agua fría y la sal. Agrega la mantequilla fundida y mezcla.
  • Vuelca la masa sobre una superficie ligeramente enharinada y amásala hasta que quede homogénea, evitando trabajarla en exceso.
  • Forma una bola con la masa, haz una cruz en medio y envuélvela en film transparente. Refrigérala durante al menos 2 horas o hasta el día siguiente.
  • Mientras la masa reposa, prepara la mantequilla especial para hojaldre. Colócala entre dos hojas de papel vegetal y golpéala suavemente con un rodillo, y estírala hasta obtener un cuadrado de 16 cm de lado. Envuélvela el papel de horno y resérvala en el frigorífico hasta el momento de usarla. Para hacer el hojaldre lo ideal es que la superficie de trabajo esté fría y en nuestro caso usaremos la placa de acero Celsius de base de trabajo, pero al igual que el rodillo podremos meter en el congelador.
  • Saca el “detrempe” de la nevera, enharina ligeramente la superficie de trabajo y estírala en forma de cuadrado de unos 18 cm de lado, utilizando el rodillo de acero con anillas. No tienes que preocuparte demasiado por la forma de la masa, pues la plegamos con la mantequilla.
  • Coloca el cuadrado de mantequilla en el centro del rectángulo y pliega los extremos de la masa para cubrir completamente la mantequilla.
  • Asegúrate de que queda bien sellada dándole forma de sobre.
  • Con el rodillo, estira la masa sobre una superficie ligeramente enharinada, formando un rectángulo alargado de aproximadamente 40 x 16 cm.
  • Recorta los extremos de la masa con un cuchillo afilado para que queden perfectamente rectos. Este paso asegura que los plegados y estirados sean uniformes y coincidan correctamente los extremos de la masa.
  • Primer plegado: Divide visualmente la masa en tres partes iguales. Lleva el extremo inferior hacia el centro.
  • Luego dobla el extremo superior sobre el anterior, como si formaras un tríptico.
  • Marca la masa con un dedo para indicar que has realizado el primer plegado. Envuelve la masa en film transparente y déjala reposar en el congelador durante 20 minutos.
  • Tras el reposo, saca la masa del congelador y gírala 90 grados con respecto a la posición anterior. Asegúrate de que la abertura quede a tu derecha. Enharina la masa ligeramente para que no se pegue y limpia el exceso de harina con las manos o un pincel.
  • Segundo plegado: Estira nuevamente la masa en forma de rectángulo, manteniendo las mismas dimensiones iniciales (40 x 16 cm). Repite el proceso de plegado como en el paso anterior.
  • Marca la masa con dos dedos (indicando la segunda vuelta), envuélvela en film y refrigérala en el congelador de nuevo durante 20 minutos.
  • Tercer y cuarto plegado: Realiza dos vueltas más de estirado y plegado, siguiendo los pasos anteriores. Marca la masa con tres dedos tras la tercera vuelta y con cuatro dedos tras la cuarta vuelta para llevar un control.
  • Una vez terminada la cuarta vuelta de plegados, envuelve la masa en film transparente y guárdala en la nevera hasta el día siguiente. Esto permitirá que repose adecuadamente antes de utilizarla para preparar la galette.

Preparación de la crema de almendras para el relleno

  • Comienza preparando la crema pastelara: En un bol, bate la yema de huevo con el azúcar hasta que la mezcla esté homogénea. Agrega la fécula de maíz o de patata junto con la pasta de vainilla, y mezcla bien. Reserva.
  • En un cazo, lleva la leche a ebullición. Una vez hierva, vierte la mitad sobre la mezcla de yema, batiendo constantemente para evitar grumos.
  • A continuación, vierte esta mezcla al cazo con la leche restante. Cocina a fuego suave, sin dejar de batir, hasta que espese (aproximadamente 1 minuto).
  • Una vez la crema pastelera esté lista, ponla en un bol y cúbrela con film transparente, asegurándote de que el film quede en contacto directo con la superficie de la crema para evitar que se forme una costra. Déjala atemperar antes de usar.
  • Mezcla la mantequilla con el azúcar hasta obtener una textura cremosa.
  • Incorpora la harina de almendra, el huevo y el licor, batiendo hasta que esté bien integrado.
  • A continuación, mézclalo con la crema pastelera y emulsionala hasta que tengas una crema homogénea. Échala en una manga pastelera y resérvala hasta el momento de usar.

Montaje de la Galette des Rois

  • Saca la masa de hojaldre de la nevera y realiza de nuevo un plegado sencillo, al igual que los anteriores.
  • Finalmente, estírala en un rectángulo de 25×50, de 2 mm de grosor. Para ello nos ayudarán los discos de 2 mm del rodillo.
  • Pliega la masa por la mitad y córtala en dos partes iguales. Guarda de nuevo la masa en la nevera una hora aproximadamente, para que se endurezca y sea más fácil de manipular.
  • Después de este reposo, retira la masa de la nevera y corta un disco de 25 cm de diámetro en cada una de las partes, usando un plato o una tapa de una olla para marcarlos.
  • Coloca uno de los discos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y pincela los bordes con agua. Guarda el anterior en la nevera hasta el momento de usarlo.
  • Extiende la crema de almendras usando la manga pastelera, dándole forma circular desde el centro hasta el borde y dejando un borde de unos 2 cm sin rellenar.
  • Coloca el segundo disco de masa encima y presiona los bordes para que quede bien sellado.
  • Pincela con huevo batido y refrigera la tarta durante 30 minutos o hasta el día siguiente.
  • Decora la superficie marcando unas rayas en forma radial, con la punta de un cuchillo y sin cortar la masa.
  • Precalienta el horno a 200 °C con calor arriba y abajo y cuando esté en la temperatura marcada hornea la galette durante 20 minutos. Reduce la temperatura a 180 °C y hornea 15 minutos más, hasta que esté dorada.
  • Mientras se hornea, prepara el almíbar, calentando el agua con el azúcar hasta que se disuelva.
  • Una vez ha pasado el tiempo de horneado y veas que la galette está dorada, retírala del horno y colócala en una rejilla. Pincela la galette caliente con el almíbar para darle un acabado brillante.
  • Déjala atemperar y ya tienes lista para disfrutar de un postre festivo y con un sabor inigualable.
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Recetas de Navidad

El reto de la marquesa y otros nobles desafíos navideños

El reto de la marquesa y otros nobles desafíos navideños


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El reto de la marquesa y otros nobles desafíos navideños

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Señora marquesa, señor polvorón… A su distinguida atención. Las tres recetas que hoy les traemos tienen varias cosas en común: todas son navideñas y van bien empolvadas de azúcar glass, todas son castizas y todas son más accesibles y pintonas de lo que un ser lego en el noble arte de la repostería podría suponer.

Pero volvamos al siglo XXI y tratémonos de tú, que hay confianza… De lo que se trata hoy es de sacaros de un error secular que se repite en la mayoría de mesas cuando llegan estas fechas: llenarse de dulces más o menos artesanales, más o menos tradicionales, más o menos emperifollados… pero muy pocas veces caseros. 

“Pero es que ya tenemos que asar el pavo, o el cabrito, o la coliflor, o el bacalao”, nos diréis. Y nos diréis bien. Pero desde El Amasadero repondremos que por qué el rosco de vino del súper sí cuando no el pavo. Y diremos bien también. Y además, os daremos la receta para que, al menos, el rosco, el polvorón y la marquesa de este año sean únicos e irrepetibles. 

Para probar que tenemos razón, un reto. Si nuestra receta de marquesas –esa especie de tartitas de almendra individuales nacidas en tierra toledana hace ahora un siglo– os sale bien a la primera, probaréis con la de los polvorones y, si también esa funciona, con los malagueñísimos roscos de vino, nada que ver con los de caja.  El premio lo comprobaréis al probarlos. 

Receta de marquesas de almendra

El desafío, ya adelantamos, viene con truco, porque la fórmula de las marquesas es tan sencilla que es un tícket casi directo al siguiente dulce. Tanto, que la mayor dificultad que encontraréis será encajar las cápsulas de papel donde va la masa al horno para evitar que se desparramen y rellenarlas, porque el resto es juntar azúcar, limón, almendra molida y huevos, y hornear. 

Así que, dado que todo se basa en mezclar una lista de cinco ingredientes (el último es el glass con el que se espolvorean), intentad que el protagonista, o sea, la harina de almendra, dé la talla. 

La que os sobre del paquete servirá para los polvorones caseros –sabemos que podéis lograrlo–, aunque con un tratamiento diferente. Porque el intríngulis de esta preparación es tostar adecuadamente las harinas: la de almendras y la de trigo, que deberá ser, idealmente, de repostería, que por su poca fuerza está especialmente indicada para dulces como este, o como los mantecados, o como los roscos que haremos en un momento.

Receta de polvorones caseros

Entonces, recapitulando, para un buen polvorón necesitamos buena harina de almendra y buena harina de trigo bien tostadas. ¿Qué más? Azúcar, claro.  Y manteca de cerdo y canela de Ceilán. ¿Algo más? Paciencia para tostar y dejar enfriar las harinas y un cortapastas para dejar bonitos nuestros dulces. ¡Ah! Y un colador para espolvorear el azúcar glass tras el horneado de la masa. Misión imposible, ¿o qué?

Como tenemos plena confianza en que habréis llegado hasta aquí con ánimo de triunfar también con los roscos de vino, otra buena noticia: ya tenéis la mitad de la técnica aprendida. Consiste, una vez más, en tostar la harina, aunque esta vez solo la repostera. 

Su sabor profundo y terroso combinará con la canela, el ajonjolí, la matalahúga y, claro, el moscatel malagueño (o algún otro vino dulce, en su defecto) como en ningún otro dulce de Navidad y, desde luego, como ninguno que hayáis probado en el supermercado. Con esto sabido  y la harina bien dorada, la clave de los roscos será conseguir que sean eso, roscos. Valeos de un descorazonador de manzanas u otro instrumento de corte que pueda facilitar la tarea, una vez tengáis la masa lista para el horno, ya en la bandeja.

Receta de roscos de vino caseros

Sin pruebas, pero tampoco dudas, de que superaréis también esta prueba, no podemos sino ofreceros lo  más preciado que tenemos y lo que está en nuestra mano: el título, grandeza y merced del Amasadero, famoso en el mundo entero (o no).  

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Entrevistas panarras

Entrevistas panarras: Luis Cuesta, de Spiga

Entrevistas panarras: Luis Cuesta, de Spiga


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Entrevistas panarras: Luis Cuesta, de Spiga

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Luis Cuesta: “Spiga es un modelo híbrido que aúna calidad de vida con tranquilidad económica.  Es una reinvención del mundo del pan”

Lo suyo es romper moldes. Desde Utrera, Maite y Luis reinventan el modelo de micropanadería con Spiga, un proyecto donde la dimensión la da una fuerte apuesta por la visibilidad y la divulgación, un estudio minucioso de los procesos y una premisa clara: hacer “pan sin mierdas” y sin dejarse la vida en ello. “Para mí esto es el futuro de la panadería”, apuesta Luis Cuesta.

-¿Como arrancó el proyecto de Spiga?

 En 2021 fue cuando empezamos con la idea de montar una micropanadería.  Maite, mi mujer, llevaba ya mucho tiempo trabajando en pastelería y había sido jefa de obrador en varios lugares. Dedicaba muchas horas al sueño de otros. Entonces nos entró el gusanillo de montar nuestro propio proyecto. Yo, que soy director de márketing de una empresa de tecnología, sabía que había que hacer algo distinto. Además, nuestra prioridad era la conciliación. Tenemos dos niños y una sobrina que vive con nosotros, así que buscábamos un modelo de negocio que nos diese tiempo para ellos, era lo más importante. En panadería eso es inviable, por los horarios en los que se trabaja. 

-¿Cómo conseguisteis hacerlo posible?

En 2021 hice el estudio de mercado y el business plan para ver la viabilidad de nuestra idea.  Inicialmente pensábamos en una pastelería francesa, pero nos dimos cuenta de que el proyecto no iba a tener cabida en un pueblo como Utrera, por su idiosincrasia y por el apego que tienen a sus dulces, pero que sí había hueco para los panes. Entonces ella se volcó en el tema de las masas, empezó a formarse, hizo un máster en la escuela Cookstorming de Sevilla, se especializó, incluso trabajó en un obrador sin gluten… Y en 2023 empezamos a hacer pan de prueba, montamos el obrador y comenzamos con los temas legales. Juan, de Panhabla, al que habíamos pedido asesoramiento, nos validó el proceso, aunque para cuando tuvo hueco para estudiarlo nosotros ya teníamos todo en marcha -ríe-. Pero de ahí nos llevamos además un buen amigo, con el que continuamente estamos en contacto. 

-¿Cómo definirías en pocas palabras tu proyecto?

Es un modelo híbrido de panadería y micropanadería. Porque, a diferencia de lo que se entiende por micropanadería, el nuestro no va a lo pequeño, para pocas personas o con poca visibilidad. Nosotros apostamos por la publicidad: en vallas, en revistas y periódicos, con autobuses rotulados… Además, tenemos el canal Spiga Divulga, nos movemos en todas las redes sociales, hago SEO para estar bien posicionados en Google… Si nos buscas aparecemos los primeros, y eso es porque me dedico profesionalmente a esto y sé cómo hacerlo. Nuestro canal tiene 1.300 seguidores en apenas tres meses. Trabajo mucho esta parte y se nota. Yo no he hecho una masa madre en mi vida, eso es obra de Maite, mi parte es el márketing. La magia de todo esto es que, desde el 1 de enero de este año que empezamos, hemos conseguido que ella pueda trabajar 26 horas a la semana en cuatro jornadas, con un sueldo completo desde el primer mes.  Eso ha sido porque lo hemos estudiado todo, porque teníamos la idea muy clara y muy cuadrada. 

–¿Y cuál sería esa idea?

Huír de micropanadería, digamos, “escondida” y, sobre todo, de la tradicional, que dedica infinidad de horas para que salgan los números. Es un modelo híbrido que da calidad de vida con tranquilidad económica.  Esto es una reinvención del mundo del pan, para mí es el futuro de la pandería, trabajar con los procesos y hacer pan sin mierdas.

¿De dónde viene el nombre? 

Inicialmente pensamos en llamarnos Levaduramente. Pero, aunque no demonizamos este ingrediente, creemos que hay que ser muy honestos con el tema de la levadura, y nuestro pan está hecho a base de un  20% o un 30% de masa madre,  harina ecológica, agua y sal. Nada más. Lo nuestro es la larga fermentación y los refrescos en la masa madre. Entonces, el naming no encajaba. Buscamos otro y al descubrir que Spiga estaba disponible, lo registré. Fue un golpe de suerte. Es corto, es fácil, muy potente, creo, y la alusión que hace es obvia. 

-Hablabas antes de “pan sin mierdas”. En vuestra comunicación hay referencias explícitas en contra del pan industrial, las harinas de dudosa calidad o los fermentados apurados…


¿Por qué elegimos  esta forma de comunicar? Porque somos pequeños. Es una estrategia de márketing, pero es que, además, es una verdad como un templo. Nosotros pensamos así, no comemos nada industrial, nada. Nuestra manera de pensar nos lleva a alimentarnos lo más sano y lo más limpio posible y eso se traslada también a Spiga. Y la industria me ha abierto la posibilidad de crear un “enemigo”. Mi cliente se identifica con esa cruzada contra el producto industrializado. Usamos mucho sarcasmo, llamamos mucho la atención, somos disruptivos. Es una seña de identidad y nos está funcionando. En Instagram, nuestro eslogan es “pan sin mierdas”. Quien compra en Spiga no se ofende, al revés, se siente identificado. Funciona como un filtro, porque el que se ofende ya no iba a ser cliente nuestro. Además, nuestros  panes no son baratos, pero nuestro cliente lo paga y se siente orgulloso. Y cada vez tenemos  más.

-¿Hacia dónde encamináis esa parte comunicativa?

Estamos empezando a hacer formaciones, porque la gente se ponía en contacto con nosotros para pedirlas. A raíz de una entrevista que nos hicieron y que, entre comillas, se viralizó, empezó a tomar forma una especie de asesoría, que es mi área de trabajo. Ahí comenzamos a dar formación sobre cuestiones como fiscalidad, márketing, burocracia…. Si quieres montar tu proyecto esa parte también la necesitas, porque los negocios son negocios. Ese es mi nicho, no el de la masa madre. No existe mucho contenido sobre esa parte empresarial y ahí estoy yo. Ahora mismo, tenemos las formaciones completas hasta marzo. Gente que viene desde el País Vasco, o desde Murcia, que quiere montar una micropanadería. Hago el estudio de mercado, vemos la viabilidad, echamos números… Yo lo calculo todo. Y está teniendo mucho éxito: cada semana subo un vídeo y dos o tres personas contactan para preguntar por las formaciones. 

-¿Cómo ves tu proyecto en 5 años? 

-No lo sé, tendrá que ver mucho con la formación, con ampliar modelo de negocio… Porque nuestras previsiones, las que recogía el business plan a cinco años, las hemos roto ya. Casi hemos cubierto todo en el primer año, las formaciones, la facturación prevista… todo en un año. Han pasado cosas que no esperaba. Yo soy muy empresario y veo el modelo de Spiga, creo que es viable, y  me encantaría que pasara a formato franquicia, aunque no sé si será posible: que Maite no esté haciendo pan, sino dando formación a futuros panaderos, ayudando a que Spiga sea símbolo y garantía de calidad… Pero también te digo que eso son alucinaciones de un viejo chocho -dice entre risas-, no digo que ese vaya a ser el futuro. Volviendo a la realidad, lo que espero es que sigan las formaciones y que crezcan, que el canal siga creciendo, porque cada vez más personas tienen interés y porque faltaba contenido como el que ofrecemos. Hemos encontrado ese nicho, ese huequecito, y lo estamos cubriendo. Donde no me veo montado en panadería tradicional. Eso dista mucho de mi filosofía de vida, porque para nosotros los fines de semana son sagrados, queremos tener vida. El objetivo es profundizar todo lo que se pueda en el modelo Spiga y diversificar, con las formaciones, las ventas, con la idea de vender online y con otros proyectos que ya estamos valorando. Sacar máximo rendimiento al modelo sin perder identidad y manteniendo intacta nuestra filosofía. Y sin trabajar más horas. 

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Recetas de Navidad Repostería tradicional

Especial navidad (II): receta de stollen aleman

Especial navidad (II): receta de stollen aleman


Valoraciones: 30 Comentarios

Especial navidad (II): receta de stollen aleman

Valoraciones: 30 Comentarios

El stollen es un pan dulce alemán que se consume en Navidad. Con su curiosa forma pretende recordar a un niño Jesús envuelto en sus pañales. Pero eso no impide que lo devoremos, porque está delicioso.

Si no lo conocéis, la masa del stollen es densa y muy sabrosa, porque lleva fanegas de frutas secas, frutos secos y fruta confitada, licor y especias. Ah, y también arrobas de mantequilla. Por ello el sabor y el aroma son excelentes, y además es un pan bastante fácil de hacer. Lo tiene todo para triunfar.

La costumbre es preparar el stollen como mínimo tres o cuatro semanas antes de la Navidad. Una vez que los stollen están a temperatura ambiente y han sido generosamente bañados en mantequilla y azúcar glas se envuelven en papel encerado y se guardan en un lugar fresco y seco para que los sabores se asienten y el stollen madure.

De modo que el periodo de maduración no solo es imprescindible sino que nos permite disponer en Navidad de un estupendo dulce sin las prisas de última hora. Nada como ser previsores y empezar ya mismo a aprovisionarnos.

Amasadora Ankarsrum

Stollen aleman, receta paso a paso

Receta de stollen aleman paso a paso

Deliciosa receta de stollen casero, un pan dulce tradicional alemán de Navidad lleno frutos secos, especias y con el punto justo de dulzor. Como el vino, mejora con el reposo y hay quien lo hace con semanas de antelación. Sin embargo, huele tan bien recién salido del horno que es muy difícil vencer la tentación.
4.37 de 33 votos
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 1 h 15 min
Tiempo de reposo 8 h 20 min
Tiempo total 10 h 5 min
Plato Postre, Repostería
Cocina Alemana
Raciones 2 stollen
Calorías 3108 kcal

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Empezamos el día anterior al de la preparación haciendo un poolish con toda la levadura, 100 g de harina de fuerza y 100 g de leche. Mezclamos, tapamos y dejamos que fermente toda la noche.
  • Igualmente ponemos en un cuenco las pasas con el ron y las dejamos macerando toda la noche.
  • Al día siguiente molemos las especias si no las tenemos molidas. Las mezclamos con la harina de fuerza.
  • Agregamos el poolish fermentado, la leche restante (90 ml), la harina restante (400 g) con las especias, el huevo, el azúcar, el extracto de vainilla y la ralladura de limón. Amasamos hasta amalgamar y dejamos reposar 10 minutos.
  • Amasaremos en intervalos de 1-2 minutos separados por reposos de 10-15 minutos. No hace falta conseguir un desarrollo del gluten perfecto, puesto que la miga del stollen es apretada de por sí. Cuando llevemos un par de amasados agregamos la mantequilla pomada en varias tandas, amasando hasta que se absorba. Tardaremos un rato, porque es una cantidad ingente de mantequilla. Pero veréis qué masa más agradable y fina queda. Y menudo aroma…
  • Hacemos un par de amasados más, formamos una bola y ponemos la masa en un cuenco engrasado y tapado para que fermente.
  • Cuando la masa haya doblado la pasamos a la encimera para desgasificarla y añadir todos los tropezones, que tendremos preparados: primero las almendras fileteadas amasando ligeramente, y luego las pieles de limón y naranja cortadas en trocitos, y las pasas escurridas del ron.
  • Aplastamos la masa en forma de rectángulo y extendemos los tropezones por encima. Cortamos la masa en dos partes iguales y colocamos una mitad encima de la otra; boleamos y amasamos ligeramente para que se repartan los tropezones. Ya os advierto que se salen a cada paso porque son terriblemente abundantes y la masa es muy suave.
  • Dividimos la masa en dos partes iguales, que saldrán más o menos de 750 g. Tomamos la primera porción de masa y la volvemos a extender un poco en forma de óvalo. Con un rodillo la aplastamos haciendo como un surco, dejando dos partes a cada lado de dicho surco, una un poco mayor que la otra. La parte más pequeña se vuelve sobre la mayor para darle la forma característica al stollen.
    dar forma al stollen
  • Colocamos el stollen formado encima de un papel de hornear y procedemos de idéntica manera con la segunda porción de masa.
  • Cubrimos ambos stollen con un plástico y dejamos que fermenten por lo menos una hora; no hay que esperar que doblen el volumen porque es una masa muy pesada.
  • Cuando estén esponjadas las masas, cocemos los stollen en el horno a 190° (con calor arriba y abajo, sin aire) unos 15 minutos. Después bajamos la temperatura a 165° y proseguimos la cocción otros 60-70 minutos, hasta que la temperatura interior llegue a los 88° como mínimo.
  • Sacamos los stollen a una rejilla sobre su papel y los pincelamos inmediatamente con mantequilla derretida. Esperamos a que se enfríen casi del todo y los volvemos a pincelar. Con la mantequilla aún sin absorber los espolvoreamos muy generosamente con azúcar glas; tienen que quedar bien cubiertos.
  • Cuando la mantequilla se haya absorbido envolvemos los stollen en papel de hornear o encerado, luego en film de plástico y los guardamos en un sitio fresco y seco hasta Navidades. No cedáis a la tentación…

NUTRICIÓN

Calorías: 3108kcalCarbohidratos: 456gProteina: 42gGrasa: 123gGrasa saturada: 69gGrasa polinsaturada: 9gGrasa monosaturada: 36gGrasa Transgénica: 4gColesterol: 362mgSodio: 963mgPotasio: 1705mgFibra: 22gAzúcar: 143gVitamina A: 3466IUVitamina C: 13mgCalcio: 410mgHierro: 18mg

Categorías
Recetas de pan casero

Esta monada se come a pellizcos

Esta monada se come a pellizcos


Valoraciones: 2 Comentarios

Esta monada se come a pellizcos

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Atención, pregunta. ¿Qué tiene en común Newton con un mono, además de su procedencia evolutiva? ¿Y este con el pan de ajo? Y, sobre todo, ¿qué tendrá que ver nada de lo anterior con El Amasadero? La cuestión, que puede parecer un tanto rocambolesca, se despeja tan pronto como vemos salir del horno la rosca que hoy os presentamos: el monkeybread, o pan de mono en su versión castellana, es un bollo –en este caso, salado y aderezado con queso y ajo– que se elabora pegando bolitas de masa unas junto a otras, y cuyo aspecto recuerda a aquel experimento infantil de los museos de ciencias en el que una ristra de bolas metálicas suspendidas se chocaban unas contra otras, transmitiéndose el movimiento: el péndulo de Newton. 

Si os preguntáis de qué manera conserva nuestro pan la energía cinética, aquí nos inclinamos por pensar que la respuesta puede estar en las caminatas que tendremos que pegarnos para hacer la digestión, aunque no sabemos si esto está científicamente demostrado.

Tampoco tenemos pruebas fehacientes del origen del nombre de este bollo de bollos, que procede de la tradición culinaria estadounidense y que inicialmente se consumía en versión dulce. De lo que sí tenemos muestra empírica es del resultado, monísimo y aromatiquísimo, de esta receta, cuya estructura la hace óptima para compartirse y comerse a pellizcos, con la mano, como primates. 

No vamos a engañaros. El proceso de elaboración no es tan ágil como el bicho que le da nombre a este bollo con sabor a ajo, a cheddar y a parmesano y que integra en la masa puré de patata, mantequilla y huevo, además de harina: se requiere un día para iniciar el fermento, uno más para integrar los ingredientes y elaborar la masa, y un tercero para formar las bolas y hornear el conjunto. Pero sí podemos asegurar que quien se anime a prepararlo disfrutará cual animalillo ajeno a cualquier principio de la termodinámica.

Amasadora Ankarsrum

Monkey bread de ajo y queso

Este Monkey Bread, de origen estadounidense, se prepara con una masa enriquecida con puré de patata, ajo y quesos (parmesano y cheddar). Es un pan compuesto por pequeñas bolas de masa rebozadas en mantequilla de ajo y una mezcla de quesos, ideal para compartir. Aunque su preparación lleva varios días, el resultado vale la pena, con un sabor delicioso y una textura perfecta para comer con las manos.
5 de 1 voto
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 35 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 1 d 8 h
Tiempo total 1 d 9 h 5 min
Plato Acompañamiento, Entrantes, Pan, Tentempié
Cocina Americana
Raciones 2 panes grandes

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el fermento:

Para la masa:

Para la cobertura:

  • 115 g mantequilla sin sal
  • 5 dientes de ajo picados
  • 120 g parmesano rallado
  • 120 g queso cheddar blanco rallado
  • cdta de pimienta negra molida gruesa

Elaboración paso a paso
 

  • El día antes, prepara el fermento. En un bol, pon la harina, el agua, la miel y la levadura. Mezcla y trabaja los ingredientes durante unos minutos hasta que estén bien integrados y tengan la consistencia de una masa espesa. Cubre el bol y deja que fermente hasta el día siguiente a temperatura ambiente.
  • Al día siguiente, en un bol, o en la amasadora en caso de usarla echa la harina, el parmesano, el ajo en polvo, la levadura y la sal. Agrega el resto de ingredientes menos la mantequilla y mezcla todo hasta integrar.
  • Luego, agrega la mantequilla poco a poco. Amasada durante 10 minutos.
  • Saca la masa del bol y pásala a la superficie de trabajo. Bolea para unificarla y colócala en un recipiente ligeramente engrasado.
  • Cúbrelo con film transparente y deja a temperatura ambiente durante una media hora para que se activen las levaduras, y luego guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, la masa habrá duplicado su volumen. Retira la masa de la nevera y deja que atempere una media hora antes de formar el pan.
  • Una vez haya pasado el tiempo de fermentación, desgasifícala y vuélcala sobre la mesa de trabajo.
  • Divide la masa en 28 porciones iguales y forma bolas dándole tensión a la superficie para que queden bien compactas.
  • Coloca las bolas de masa sobre la superficie de trabajo y cúbrelas con un paño. Déjalas reposar durante 15 minutos mientras preparas la cobertura.
  • En una sartén, funde la mantequilla a fuego medio. Pela y pica el ajo, luego añádelo a la mantequilla derretida. Cocina el ajo durante 1 minuto, hasta que desprenda aroma, luego aparta la sartén del fuego y deja que la mezcla se enfríe un poco.
  • En otro bol, mezcla el parmesano, el queso cheddar y la pimienta molida. Reserva esta mezcla para rebozar las bolas de masa más tarde.
  • Cuando todo esté listo, comienza a rebozar las bolas de masa para montar el monkey bread. Coge una bola de masa y sumérgela en la mantequilla de ajo fundida.
  • Luego, rebózala en la mezcla de queso, asegurándose de que quede bien cubierta por todas partes.
  • Repite este proceso con el resto de las bolas de masa, colocándolas en los moldes previamente engrasado. Acomódalas de manera uniforme, sin presionarlas entre sí.
  • Cuando todas las bolas estén rebozadas y colocadas en el molde, pincela con el resto de la mantequilla de ajo y espolvorea el queso sobrante por encima.
  • Cubre el molde con un gorro de ducha o film transparente y deja que la masa fermente en un lugar cálido durante aproximadamente 1 hora, hasta que haya aumentado de volumen.
  • Hacia la mitad del tiempo de leudado, precalienta el horno a 180°C. Una vez la masa haya fermentado, hornea el monkey bread durante unos 35 minutos, o hasta que la superficie esté dorada.
  • Retira el pan del horno y deja que se enfríe sobre una rejilla durante 10-15 minutos antes de servirlo.
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Masas dulces Repostería americana

El doble tirabuzón del bollo de canela

El doble tirabuzón del bollo de canela


Valoraciones: 6 Comentarios

El doble tirabuzón del bollo de canela

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¿Qué hay más delicioso que un rollo de canela? La respuesta fácil sería dos rollos de canela. La nuestra es exponencialmente mejor, siempre que admitamos cierta laxitud en el cálculo o en el empleo de los adverbios: mejor que un rollo de canela son 24 rollos de canela, que son los que conforman el pan abriochado y enrollado que hoy nos traemos entre manos. 

Para elaborarlo no importa si lo nuestro no es la aritmética, porque montar este bollo hecho en molde a partir de esas dos docenas de espirales dulces y “acaneladas” tampoco tiene demasiada ciencia, más allá de sumar diez más diez y agregarle cuatro. 

Es cierto que hablamos de una masa tipo brioche, es decir, enriquecida con huevo, azúcar, leche y mantequilla, pero en este caso la proporción de grasa es bastante más ajustada que en los bollos franceses tradicionales (que llegan a igualar la cantidad de mantequilla y harina), así que ni tan compleja ni tan rolliza, a pesar del acabado encaracolado. Que no hace falta una ingeniería para trabajarla, vaya.

Otra cosa es que sea un pan rápido de elaborar. Tengamos en cuenta que necesita, mínimo, una noche de fermentación y alguna que otra hora más, y bien de nevera, para que la masa esté fría cuando nos pongamos a enrollarla, para luego hacer las rebanadas que serán los rollos que encajaremos finalmente en el molde: diez de un lado, diez del otro, cuatro encima bien aplastados y al horno. 

Y tampoco podemos decir que sea un bocado ligero. Tierno, sí, pero ligero… No olvidemos que este pan estadounidense con acento sueco lleva mantequilla en la masa y mantequilla en el relleno. Y azúcar en la masa, en el relleno y en el glaseado, no vaya a ser que lo confundamos con otra cosa. Pero aquí es cuando podremos sacar partido a nuestra ya declarada incompetencia matemática, para no echar cuenta de las calorías que suma este bollo entre tirabuzón y tirabuzón de masa.

Pan de molde abriochado con canela.

Este pan tipo brioche combina la suavidad de una masa enriquecida con huevo, leche y mantequilla, con el sabor dulce y especiado del relleno de canela. Formado por 24 rollos que se ensamblan en un molde, se cubre con un glaseado de vainilla para un acabado perfecto.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 45 min
Tiempo de cocción 50 min
Tiempo total de fermentación (orientativo) 12 h
Tiempo total 13 h 35 min
Plato Merienda, Postre, Repostería
Cocina Americana, Sueca
Raciones 1 pan grande

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para la masa:

Para la masa del relleno:

Para el acabado:

  • 1 yema de huevo
  • 1 cda leche

Para el glaseado:

Elaboración paso a paso
 

  • Echa la leche en un cazo, acércalo al fuego calienta suavemente.
  • Pon la harina, el azúcar, la sal y la levadura en el bol y mézclalos.
  • A continuación, agrega la leche tibia, la mantequilla y el huevo, y mezcla todo hasta que se integre.
  • Trabaja la masa con las manos y amasa hasta tener una masa lisa y uniforme.
  • Coloca la masa en un recipiente mediano ligeramente engrasado. Cúbrela con film transparente y déjala fermentar a una temperatura ambiente media hora y guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, la masa habrá fermentado. Retírala de la nevera y deja que atempere y termine de fermentar durante una hora.
  • Mientras la masa sube, prepara el relleno: en un bol amplio, bate la mantequilla y el azúcar moreno hasta que estén bien integrados.
  • Añade la harina, la canela, la vainilla y la sal, y bate hasta que tengas una mezcla unificada y resérvalo hasta el momento de usar.
  • Una vez que la masa haya doblado su tamaño, desgasifica la masa presionando con suavidad con el puño.
  • Extiéndela con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada hasta formar un rectángulo de 30 x 55 cm.
  • Extiende el relleno sobre la masa de manera uniforme hasta los bordes.
  • Comenzando por uno de los lados largos, enrolla la masa hasta formar un rollo de 50 cm- 60 cm de largo.
  • Engrasa con spray desmoldate un molde para pan de 30 cm y cubre con una tira de papel de horno.
  • Corta el cilindro de masa en 24 trozos de aproximadamente 2-3 cm de grosor. Para lograr un corte limpio, utiliza un hilo resistente y grueso, como el que se usa para bridar carne. Corta un trozo de hilo, pásalo por debajo del cilindro de masa, cruza los extremos sobre la parte superior y tira de ambos lados con firmeza. El hilo cortará la masa de manera limpia y sin deformarla.
  • Coloca los rollos de canela en el molde para pan formando dos filas paralelas, con 10 trozos en cada una. Asegúrate de colocar los rollos con la abertura hacia abajo y bien apretados entre sí.
  • Coloca los cuatro trozos restantes en el centro, justo encima de las dos filas de la base.
  • A continuación, cubre el pan con film transparente y déjalo fermentar a temperatura ambiente de 22ºC 1 hora y media.
  • Cuando observes que la masa está llegando al borde del molde, precalienta el horno a 175 °C.
  • Bate 1 yema de huevo con 1 cucharada de leche y pincela el pan con esta mezcla.
  • Hornea a 175ºC durante 50 minutos. Si notas que el pan se dora demasiado rápido, cúbrelo con papel de aluminio pasados los primeros 20 minutos para evitar que se queme. Debido a su formado y al relleno de canela, este pan necesita un tiempo prolongado de cocción. Si lo retiras antes, el interior podría quedar crudo. Para asegurarte de que está bien cocido, comprueba que la temperatura interna alcance los 93 ºC o inserta un palillo en el centro: si sale limpio, el pan está listo.
  • Una vez esté codido, retíralo del horno, desmóldalo y déjalo enfriar en una rejilla.
  • A continuación, prepara el glaseado: en un recipiente, mezcla el azúcar glas, la nata y la vainilla hasta que tengas una mezcla espesa y uniforme.
  • Una vez el pan esté frío, extiende el glaseado en una capa uniforme sobre la superficie del pan y listo.
  • Cortalo en rebanadas y a disfrutar de este maravilloso pan de canela.
Categorías
Masas dulces Recetas de pan de molde

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino


Valoraciones: 4 Comentarios

¡Caracoles! Pan de batata y canela en remolino

Valoraciones: 4 Comentarios

A la canela le gusta ensortijarse, encaracolarse. Esto es así. Además, le gusta denominar este fenómeno casi meteorológico en su forma inglesa: cinnamon swirl. Como en El Amasadero somos más pedestres que la canela, preferimos llamarlo remolino y arremolinarnos alrededor del horno para ver, y oler, cómo se cocinan los panes con esta especia.

A la canela también le gusta juntarse con vegetales de color naranja, ya sea zanahoria, cabalaza o, como en el caso que nos ocupa hoy, la batata.  Conocidas las filias de estas varitas mágicas y aromáticas, vamos con el pan cilíndrico y bicolor con espíritu de bizcocho y sensación térmica otoñal a más no poder, que se prepara capa sobre capa y vuelta sobre vuelta. 

Lo primero será encender el horno para cocinar la batata o boniato, el ingrediente principal de la primera masa, y el que le dará el color anaranjado a nuestro pan, que se enriquece con huevo, mantequilla y nata y se aromatiza con nuez moscada, otra aliada histórica de la canela.

La segunda masa, la que formará el remolino cuando rebanemos el pan, lleva pasas, mantequilla y azúcar moreno, además de canela, por esto de mantener la escala cromática y aromática de nuestro bollo de otoño.

Para que el remolino quede perfecto debemos tener en cuenta que la masa principal debe amasarse lo suficiente para dar tiempo al gluten a desarrollarse y que el cilindro que formaremos con las dos masas debe hacerse rodar hasta que quede bien sellado, para poder apreciar, una vez que lo cortemos en rebanadas, los caracoles de este pan arremolinado.

Amasadora Ankarsrum
Receta de pan de canela y boniato

Pan de molde de batata y canela

Una receta de pan tan otoñal como naranja.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 22 h
Tiempo total de fermentación (orientativo) 19 h
Plato Pan
Cocina Creativa
Raciones 1 pan de molde grande

Ingredientes
  

Para la masa de batata asada:

Para la masa de canela:

Elaboración paso a paso
 

  • Para hacer el puré de batata asada, precalienta el horno a 220°C (Lava la batata, pínchala varias veces con un tenedor y colócala en una bandeja para hornear forrada con papel de horno). Hornea durante 40 minutos, o hasta que esté tierna al pincharla. Deja enfriar, retira la piel y tritura la pulpa en un procesador de alimentos hasta que quede suave.
  • A continuación, prepara la masa de batata. En el bol de la amasadora, o en un recipiente que tengas si haces el amasado a mano, echa la leche tibia y la levadura, mézclalo para que la levadura se active y se disuelva en la leche.
  • A continuación, agrega el huevo, el azúcar, la nata, el puré de patata y la harina mezclada con la sal.
  • Mezcla todo a velocidad media hasta que los ingredientes estén integrados y continúa agregando la mantequilla.
  • Amasa a velocidad media durante 8 minutos, hasta que el gluten se desarrolle y la masa se despegue de los bordes de la amasadora. Si prefieres amasarla a mano, alterna periodos de amasado con reposos hasta obtener una masa lisa y homogénea.
  • Vuelca la masa sobre la superficie de trabajo y unifícala con las manos. Colócala en un bol ligeramente engrasado, cúbrela y déjala fermentar en un lugar cálido durante 30 minutos para activar la levadura. Después, guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
  • Al día siguiente, saca la masa de la nevera, déjala atemperar y completa la fermentación en un lugar cálido durante aproximadamente 2 horas..
  • A continuación, prepara la masa de canela: en un bol pequeño, mezcla la harina, el polvo para hornear, la sal y la canela. Agrégale el huevo, el azúcar y la mantequilla y trabájala con un mezclador hasta tener una pasta uniforme.
  • Mientras la masa fermenta, cubre las pasas con agua hirviendo y déjalas reposar durante 10 minutos para que se hinchen. Escurrelas bien y resérvalas.
  • Engrasa un molde para pan de 30 cm y coloca con una tira de papel de horno a lo ancho, para facilitar el desmoldado del pan una vez horneado.
  • Una vez la masa inicial ha fermentado, vuélcala sobre la alfombra de formado ligeramente enharinada. Estirala con un rodillo hasta formar una lámina 35 x 25 cm.
  • Extiende la pasta de canela sobre la masa de manera que te quede una capa uniforme.
  • Escurre bien las pasas y reparte por encima encima de la masa.
  • Enrolla la masa comenzando por el lado alargado hasta tener un cilindro de unos 35 cm de ancho.
  • Haz rodar el cilindro para que se sellen los bordes y colócalo dentro molde, con la abertura hacia la parte de abajo.
  • Déjalo fermentar tapado a temperatura ambiente, unas 6 horas, hasta que duplique su tamaño y llegue a los bordes del molde.
  • Cuando veas que el pan está llegando a la superficie del molde precalienta el horno a 210ºC.
  • Una vez el pan haya fermentado, pincélalo con leche o nata y hornéalo durante 45-50 minutos.
  • Pasados 15 minutos dentro del horno si observas que el pan se dora demasiado rápido, cúbrelo con papel de aluminio.
  • Una vez finalizado el tiempo de horneado, comprueba si el pan está completamente cocido. Para ello, puedes introducir un palillo en el centro; si sale limpio, está listo. Otra opción es medir la temperatura interna del pan, que debe alcanzar los 93 ºC. Retíralo del horno con cuidado, desmóldalo y colócalo sobre una rejilla para que se enfríe por completo.
  • Deja que se enfríe completamente y ya lo puedes rebanar y disfrutar con un café.
  • Para conservarlo, córtalo en rebanadas, colócalas en una bolsa en forma de abanico y guardalas en el congelador, De esta manera evitarás que seque y tendrás pan siempre listo para consumir .
Sobre Mónica Prego

Soy gallega de nacimiento y de corazón, y empezé a filtrear con la cocina al lado de mi abuela, amasando pan en la artesa. La artesa sigue allí, y mi pasión por las masas y los fogones ha ido creciendo. Hoy me dedico de manera profesional a la creación de contenido digital para marcas y medios Me gusta recuperar tradiciones, despertar recuerdos y emociones a través de mis recetas y mis fotos. Defiendo el consumo de cercanía, la calidad y la autenticidad del producto local.

Sobre Alba Barbadillo

Ni periodismo ni cocinismo: igual…bahh. La que escribe es Alba Barbadillo, redactora a la fuga y placera conversa en A Coruña. Desde, A Parva, la cantina del mercado de San Agustín, improvisa recetas veganas, perpetra bocatas improbables y escribe sobre comida, comunicación y lo que le pidan allá donde puede. Antes tenía un blog llamado Paso del Raxo y antes aún trabajó en El Ideal Gallego y a Nós Diario.

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Entrevistas panarras

Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre

Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre


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Entrevistas panarras: Veka, de Masas de madre

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“La calma que me ha dado poder trabajar la masa es terapéutica”

Para Veka (así, con k, por su origen eslovaco), la llegada al mundo de las masas madre vino de la mano de su hijo. La maternidad fue lo que la motivó a explorar alternativas saludables al pan de supermercado y ese camino acabó por convertirse en una vía profesional.  Educadora de panes caseros de masa madre, fotógrafa gastronómica y autora de la web masasdemadre.com, Veronika Vanáková se declara entusiasta de esta materia prima y de sus beneficios y hasta ha bautizado a la suya: Quasimodo, un “bichito que hace trabajo bonito” en sus masas. 

PREGUNTAS:

¿De dónde viene el nombre de tu proyecto, Masas de Madre?

-Cuando hacía siempre cosas de masa madre en casa, mi marido me llamaba cariñosamente “la madre de las masas”. El término me gustó mucho. Más tarde, cuando surgió la idea de compartir estos conocimientos y recetas con los demás y creé mi cuenta de Instagram y la web, me di cuenta que “la madre de las masas” ya existía, así que le dimos una vuelta. Así surgió Masas de Madre. Como sobre todo trabajo con masa madre y empecé con todo esto cuando fui madre, creo que tiene sentido.

-¿Cómo definirías la labor que realizas? 

-Lo que hago es divulgar los beneficios de la masa madre y mostrar que no es tan complicada, si dispones de buena información. También me gusta crear recetas.

 ¿Qué fue lo que te motivó? 

-Me metí en este mundo cuando nació mi hijo pequeño, en el año 2018. Con peques en casa te cuestionas todavía más lo que significa comer sano. Era algo que ya  más o menos hacíamos, pero el pan que comprábamos era de supermercado y eso me molestaba mucho. Yo soy de Eslovaquia. Allí a los peques siempre se les da un poquito de pan para enseñarles a comer, pero yo no quería darle ese pan al mío y ahí empecé a aprender. Un amigo de allí me habló de la masa madre y me enganchó: me metí a tope, compré libros, comencé a hacer cursos… Luego, durante la pandemia, varias personas me preguntaron si les podía dejar un poco de mi masa madre  y empecé a grabar vídeos con explicaciones… Entonces una amiga me sugirió abrir la cuenta de Instagram y me emocionó la idea.  

-¿Qué hace de este tipo de pan algo diferente?

-Sobre todo, lo que lo hace distinto es la presencia de bacterias lácticas. Esto se consigue de forma natural, solo mezclando harina y agua y fermentando el tiempo que necesite la vida que está en la harina para despertar. Si lo comparamos con el pan hecho con levadura panadera, este lo que contiene es simplemente una única cepa de levaduras más activa, la que hace crecer más rápido la masa. Con la masa madre, en cambio, tenemos distintas cepas de levaduras y tenemos bacterias lácticas. Después de muchos procesos obtenemos un pan que puede parecer casi igual que el resto pero que en realidad es muy diferente. El gluten está más descompuesto y eso parece que lo hace más fácil de digerir. No podría decir si esto está demostrado o no, pero yo lo noto, así que creo que es verdad. Además, el sabor es más complejo, su índice glucémico es más bajo, y el ácido láctico  que se genera es un conservante natural que hace que el pan aguante más tiempo. Son muchísimas ventajas.

–¿Su elaboración es más compleja?

-Yo creo que no. Tal vez lo difícil es conseguir información correcta y que sea útil. Lo que ocurre es que la gente que quiere empezar con la masa madre suele buscar una receta y seguirla a rajatabla. Pero, a diferencia de la levadura panadera, que por norma general tiene la misma fuerza, cada masa madre es distinta y se comporta de manera diferente en función de una serie de condiciones.  Lo que le funciona a una persona no tiene por qué funcionarle a otra, incluso cuando sigues los tiempos exactos, y eso muchas veces frustra. Pero cuando se entiende esto, resulta más sencillo. Una vez que uno conoce su masa madre, la temperatura de su casa, su horno  y las harinas que emplea, ya puede organizarse perfectamente y planificar el proceso. Yo lo hago con los ojos cerrados.  

¿Cómo fue el camino para hacer del mundo del pan tu ámbito laboral?

Cuando empecé estaba de excedencia, pero hoy me dedico de forma profesional a esto, compaginándolo con la fotografía gastronómica. 

-¿Cuál es la parte que más te gusta de tu trabajo?

Me gusta enseñar. Me gustan mucho los cursos presenciales, aunque cada vez hago menos, por la energía que se genera en ellos, que es superbonita. En los cursos online también tenemos grupos y tenemos conversaciones, aunque haya menos contacto. Y lo que más me gustaría, de cara al futuro, sería poder hacer un libro de recetas.  

-¿Cambió tu vida este proyecto?

-En todo. Sobre todo, meterte a emprender supone un gran cambio en cuanto a crecimiento personal. Cuando miro atrás veo que soy otra persona que aquella que empezó. Cuando comencé no sabía nada de márketing, ni de webs… Yo estudié matemáticas financieras, ese era mi campo. Ponerme con las masas madres y su divulgación me ha hecho aprender cosas que para la vida del día a día son más útiles que las de mi profesión -señala entre risas-. Otra cosa que me gusta es poder trabajar desde casa, aunque a veces, con la fotografía, tenga que salir. Con niños pequeños esto es algo que se agradece mucho, porque te organizas mejor.

-¿Cómo es un día normal de trabajo? 

-No tengo días normales (ríe). Algunos estoy en estudio sacando fotos, otros escribiendo, otros editando… Ninguno es igual que otro.

¿Qué es para ti lo mejor de trabajar en el mundo del pan? 

-Conocer a muchas personas, aunque sea a través de las redes, y formar esa red entre panaderos, como la gente del Amasadero, a la que valoro mucho y con la que llevo ya tiempo colaborando. Y, después, la calma que me ha dado poder trabajar la masa. Es algo terapéutico, cuando hay tiempo para ello. Cuando hay tiempo para disfrutarlo es muy relajante.

-¿Tienes alguna receta especial?

-Los panes que más hago son, entre comillas, normales. La receta está en mi blog, con 30% harina integral de espelta y 70% de harina panadera. Es mi favorito porque es esponjoso, con parte integral y con el sabor de la espelta, que me encanta. Cuando tengo más tiempo hago muchas recetas de mi país de origen. En concreto hay una, «rožky», que no sé bien cómo traducir, y que es algo parecido a unas baguettes más pequeñas con una masa en triángulo que se enrolla  y después se corta por la mitad y se rellena con ingredientes como queso blanco, jamón york, pimiento crudo u otras verduras. Era lo que llevaba al colegio y ahora, por  nostalgia, también se lo doy a mi hijo.

-¿Cómo te planteas el futuro?

-Tengo en mente otros dos cursos que me gustaría hacer. Este año me puse a crear uno, y ya lo tengo escrito, pero nunca pude llegar a grabarlo. Igual es el destino que dice que no es el momento, pero me gustaría poder acabarlo. También me gustaría tener más tiempo y publicar recetas en el blog, pero tengo dos manos, así que hago lo que puedo, aunque siempre que tengo un momento intento publicar. Y, algún día, intentaré sacar ese libro de recetas para el que aún no ha llegado el momento.