Sobre esta receta
El día 16 de octubre se celebró el Día Mundial del Pan y Andrés sugirió que era un buen motivo para hacer esta entrada, echar la vista atrás y reflexionar un poco sobre lo que hemos hecho. Pocas cosas se merecen tanto un día mundial (el agua, tal vez), porque pocos alimentos habrá más difundidos. Dime de dónde eres y te diré que pan (y que cereal) comes. El pan se cocina en el mundo desde hace 12.000 años, ahí es nada. Aquí, en el blog de El Amasadero, somos algo menos prehistóricos, diez años llevamos metidos en harina, así que nos vamos acercando. A lo largo de las 229 entradas que llevamos publicadas hemos recorrido casi todo el planeta. Hemos hecho panes africanos, asiáticos, americanos y europeos. Dándole un repaso al histórico encuentro que nos falta Oceanía, pero no os preocupéis que ya estoy buscando recetas…
A través de esas 229 entradas hemos aprendido mucho, no solo de hacer panes, sino también de vosotros. Os confieso que cuando publico una receta aguardo con impaciencia los comentarios que dejáis al final y me siento enormemente satisfecho cada vez que alguien hace uno de mis panes y celebra el resultado. También de las críticas cuando no me explico bien aprendo para intentar ser más claro la próxima vez.
Gracias a este blog hemos descubierto que es lo que más os ha gustado, y el número uno de la lista es el Panettone con chocolate, que publicamos hace casi una década. Revisando los datos de las entradas hemos descubierto que os gusta mucho el dulce, porque el Panettone con prefermento lo tenemos en el número tres, el roscón de Reyes en el cinco y de noveno, el Pandoro. ¡Espero que visitéis el gimnasio!
Las hogazas clásicas y el pan gallego están también en posiciones de cabeza y la pizza y el pan de molde, también. Aquí tienes, por orden, la lista de las recetas en las que más tiempo os habéis parado:
- Panettone con chocolate
- Hogaza rústica con prefermento poolish
- Panettone con prefermento
- Pan gallego
- Roscón de reyes de Webos Fritos
- Hogaza de trigo con masa madre
- Pizza napolitana
- Pan de molde St. John
- Pandoro
- Pan cateto de María Amparo
A veces me apena un poco que algunas recetas no hayan tenido el éxito cuando era de justicia que lo tuvieran. Seguramente no he logrado transmitir su valor. En este mundo de los panes a cada uno le gusta lo que le gusta, y a nosotros, también. En los últimos dos años he disfrutado como un enano del brioche, los shortbreads, el centeno en todas sus variedades y de alguna cosa rara que, a mi pesar, no ha tenido mucho recorrido digital pero sí se lo hubiera merecido, como el Kouign Amann.
Tengo, claro, mis preferencias, pero si te sirve como dato, todo lo que aquí se publica nos lo comemos después, en mi caso en familia, que forman mi equipo de catadores y se comportan con ecuanimidad a la hora de juzgar los resultados. Cuando piden un bis es que hay triunfo.
Hacer un pan distinto cada semana se ha convertido en una aventura que cada día me gusta más. Cada una de las entradas tiene su historia y aunque lo que ves en el blog son los éxitos de mis hornadas, también te aseguro que ha habido sonoros fracasos, es lo que tiene ir haciéndose panadero poco a poco. Recuerdo en especial mi lucha con la última receta de panettone publicada aquí. El que ves en la foto ¡es el séptimo! Lo quería hacer de una manera determinada siguiendo las indicaciones de un especialista que no trabaja en casa, sino en un obrador con condiciones mucho más controladas. Y me pasó de todo: los que tardaban mil años en subir, los que después, en el horno, no daban asomado la cabeza, los que se partían al medio una vez colgados boca abajo… Fui afinando la receta en cada nuevo intento hasta que al final salió lo que tenía que salir. No sé qué se siente al ganar un oro olímpico, pero no debe ser una sensación mucho mejor que la que yo tuve cuando salió aquel último panettone.
Tengo una antología de panes estampados contra el fondo del horno al impulsarlos con la pala, de tragedias que quedaron pegadas al molde, de masas madre que se negaban a funcionar como debieran y preferían criar moho que hacer subir panes… Lo bueno de todo ello es con cada error aprendes más que con los aciertos. Cuando descubro una receta que me sorprende y me gusta me sigo emocionando igual o más que al principio y corro a compartir fotos vía Telegram con Andrés y con Rodrigo. Entre los tres vamos tramando cada poco tiempo qué nuevas publicaciones pondremos aquí. Cuando podemos, nos vemos en persona y quedamos para organizar la página y compartir experiencias. No nos reunimos en la oficina, no… Alquilamos una casa en el campo, de esas de piedra con horno de leña, y nos acercamos, cada uno de desde una ciudad distinta, con los maleteros cargados de harina para hablar de panes y para hacerlos.
Pronto, espero, tendremos otra de esas citas panarras para festejar con retraso el Día Mundial del Pan, ese que me ha llevado a contaros estas reflexiones panaderas. Habrá que llevar, además de harina, unas botellas de vino para acompañar las fermentaciones lentas.
Acabo de leer esta entrada en vuestra blog, así que llego tarde, muy tarde. Pero no tardaré mucho en hacer el kouign-amann, sobre todo después de esta recomendación de Sergio. Gracias.
Es buenísimo, Sue, pero un bombazo.
Cada domingo espero con impaciencia la llegada del correo de El Amasadero para leer la nueva receta panadera . No me importa mucho de qué vaya el tema, pan, bizcocho, magdalenas, panettones , etc. Mi reto semanal es elaborar la receta. Así que todo mi ánimo para que esto siga. Saludos
¡Muchísimas gracias, Miguel! Palabras como las tuyas nos animan mucho a seguir con esto.
Me pasa lo mismo!! Cada domingo, atenta estoy! Aunque no me atrevo con todas… pero vamos avanzando, poco a poco!! Seguid publicándolas… soy vuestra fan!
¿Que el kuign amann no ha triunfado? Pues la gente no sabe lo que se pierde. Me acuerdo la primera vez que lo hice, esa fragancia que inunda toda la casa, ese bocado hojaldrado sin tener que hacer hojaldre, esa masa fina y sedosa que se deshace sin haber llevado casi trabajo, ese par de meneos que le das después de un día duro de trabajo…total, que lo hice para tomar el café y entre mi señora y yo, tardamos diez minutos en dar cuenta de aquella tortilla tan fea. Y las que han venido después, prácticamente el mismo tiempo, sean quienes sean los comensales. Mi descubrimiento favorito de este blog. Panettones y demás ya los conocía.