Aunque contravenga nuestro nombre, en El Amasadero no nacimos sabiendo amasarlo todo. No, y tampoco nacimos con todas las técnicas de boleado o greñado aprendidas, ni conociendo toda la variedad de panes, cocas, bizcochos o roscones que pueblan este ancho mundo. Pero sí nacimos con una cualidad: saber pedir ayuda a quienes saben, y rodearnos de mucha gente con conocimientos increíbles, diversos, insospechados.
Es así, tirando de contactos, como aprendimos lo que era –y cómo se prepara– un doowap, esas bolas dulces fermentadas y pecosas con nombre de canción ligera de los años 50 y vocación de merienda. Fue gracias a la buena mano, y la buena letra, de Lola Benavides, que nos dio las claves para elaborarlas paso a paso e incorporarlas a nuestro recetario repostero.
Manuel Vizcarro nos ha enseñado muchas recetas, entre ellas la del cruasán. No uno cualquiera, no: el de su tía Ana Mari, que se hace con laminadora y se come bien tostado y con trozo gordo de mantequilla. Ahora, una y otro forman ya parte de nuestra historia familiar panarra, que lleva ya años nutriéndose de sus especialidades.
Hacer tortos asturianos, y combinarlos con lo que más nos apetezca, sea o no el tradicional picadillo, no tiene misterio desde que Maite Cuervo nos aclaró sus tiempos y las proporciones.
De gente viajada como Laura Maza aprendimos que brioche tradicional tiene ascendencia normanda. De sus idas y venidas a Francia nos trajo su fórmula, así como toda su genealogía, larga como la lista de pasos para conseguir este pan mantequilloso, dulce y dorado. No hace falta mirar la foto para saber que merece el esfuerzo que conlleva.
Las facturas seguirían siendo unos desagradables papelajos de no ser por Karina Gómez, que nos introdujo en el arte de la repostería argentina con estos bollos suaves que tan pronto combinan con dulce de leche, crema pastelera o fruta.
Y los sándwiches ya nunca más serán del súper: tenemos la receta de Manuel Rodríguez para un pan integral de molde esponjoso y aromático y tenemos, para la sección eficiente, la versión del pan de molde de BreadChitchat, que se vale de la amasadora Ankarsrum, para multiplicar los panes de una tanda.
Te damos 50 € por tu receta
Con todo esto ( mucho más que atesoramos en nuestro archivo) no queremos presumir –que también– de buenas relaciones, sino animarte a que compartas toda tu sabiduría. Que nos mandes tus recetas panaderas más preciadas, que intentaremos recompensártelo: con amor recién horneado, con toda la difusión que desde aquí podemos darles y con 50 euros en cupones para gastar en harinas u otros productos de nuestra tienda para que puedas seguir amasando. Y con algo que, en nuestra humilde opinión, es todavía más valioso: formar parte de esta nuestra estimadísima comunidad panarra, desde luego, la mejor que conocemos.