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Chapata de Julio Peña

Chapata de Julio Peña


Valoraciones: 13 Comentarios

Chapata de Julio Peña

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Mi nombre es Julio y llevo en esto de la panificación casera alrededor de dos años. Soy de Guadalajara y he vivido en varios lugares a lo largo de nuestra geografía por motivos de trabajo. Aquí os presento mi receta de chapata que hago una o dos veces a la semana como mínimo. La he llamado “El Amasadero” porque todos los ingredientes, menos la sal y el agua, son suyos (como veréis, más de dos).

Amasadora Ankarsrum
Receta de chapata El Amasadero de Julio Peña

Chapata de Julio Peña

Una deliciosa versión de la clásica chapata italiana, creada por nuestro cliente Julio Peña. Este pan rústico se caracteriza por su corteza crujiente y su miga alveolada y aireada. Se elabora con harina de fuerza, agua, levadura y sal. La chapata de Julio Peña es perfecta para disfrutar como acompañamiento o para hacer sándwiches gourmet con ingredientes de calidad. Un pan que combina tradición y calidad en cada bocado.
4.34 de 6 votos
Tiempo de preparación 40 min
Tiempo de cocción 40 min
Tiempo de reposo 13 h 30 min
Tiempo total 14 h 50 min
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Italiana, Panadería casera
Raciones 2 chapatas de 250 g
Calorías 640 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Ingredientes para la biga

Ingredientes resto de masa

Elaboración paso a paso
 

  • Prefermento: Esto es fácil. Cogemos harina panadera ecológica “El Amasadero” y hacemos una biga 8 – 12 h antes de empezar a hacer el pan. Los porcentajes y pesos son los mostrados para ese par de chapatas que disfrutaremos con sendos huevos fritos con sal de jamón extremeño o unos jureles como más nos gusten. El tiempo siempre depende de la temperatura pero más o menos sería el que os digo. Yo lo dejo por la noche en un bote con bastante espacio para que tenga oxígeno y pueda fermentar bien. Así se nos llenará el bote de unas fantásticas levaduras que nos ayudarán a hacernos la vida más fácil, tanto la de panadero como la nuestra misma porque, nadie me negará eso de que las penas con pan son menos; y si ese pan lo hemos hecho nosotros, entonces ya… Pa’ qué más!!!
  • Ya tenemos nuestra biga en marcha. A la mañana siguiente disfrutamos del aspecto de nuestro prefermento y nos imaginamos cómo quedará el pan.
  • Ahora vienen los matices. De los 375 g de harina, yo siempre me reservo 100 g para añadirle una harina distinta al resto. Por ejemplo, las últimas que hice fueron con harina panadera ecológica “El Amasadero” (275 g) y harina de fuerza integral “El Amasadero” (100 g). Otra versión ha sido los 275 g de harina panadera y 100 g de harina panadera recia ecológica “El Amasadero”. Una posibilidad más es usar esa magnífica T-80 que nos sirve para que nuestra chapata se extienda hasta límites insospechados… Pero eso ya es cuestión de gustos.
  • Una vez hemos escogido de qué serán esos 100 g “especiales”, añadimos en un cuenco los 375 g de harina y 275 g de agua. Mezclaremos bien y haremos una autolisis de unos 30 minutos. (En este paso hay quien ya añadiría el prefermento también pero yo prefiero dejarlo para el final). Ese “+50g” de agua que veis en los ingredientes son para ir ajustando el agua como contaré después.
  • Después de esos 30 minutos en los que hemos desayunado tranquilamente vemos como está nuestra masa. De momento no es una masa excesivamente hidratada pero iremos añadiendo más agua poco a poco como explico a continuación.
  • Añadimos la sal mezclado con algo de agua de esos 50 g que teníamos reservados. Mezclamos bien y esperamos 5 minutos.
  • Mezclamos la levadura con lo que nos queda de agua, añadimos el prefermento, mezclamos todo bien y esperamos 5 minutos.
  • Con una mano bien mojada para que no se pegue a la masa, y sujetando el recipiente con la otra, dobla la masa hacia ti desde la parte más lejana y amasa con la palma de la mano hacia ésta, estirando otra vez la masa. Hacemos este movimiento de plegado y estirado durante 30 segundos.
  • Dejamos reposar 10 minutos.
  • Repetimos  el paso 8) y 9) tres veces más, añadiendo cada vez el resto el agua a la masa para que así la vaya absorbiendo más fácilmente.
  • Dejamos la masa en la cubeta rectangular, bien tapada, para que se vaya acondicionando ella sola durante 2 – 2,5 h, haciendo pliegues cada 45 – 50 minutos. Ya sabéis, cogemos de la derecha y lo llevamos un 66% hacia la izquierda. Cogemos de la izquierda y estiramos y llevamos hasta un 66% hacia la derecha. Yo también lo giro 90º y repito la operación de forma que he plegado los “cuatro puntos cardinales”. Hay que hacerlo con cuidado para no desgarrar la masa, pero no os preocupéis que no es difícil. Para evitar que se os pegue a las manos o al recipiente mantened siempre húmeda la masa por arriba y por abajo, al igual que vuestras manos. Yo lo hago con el spray de agua que tengo, comprado en el chino y que uso para mis asuntos panaderos. Voy echando un poco de agua en spray encima de la masa cuando voy a manipularla y también en mis manos. Bueno pues después de nuestros pliegues y leudado de entre 2 – 2,5 h veremos una masa con unas burbujas que nos van indicando las super-chapatas que vamos a hornear.
  • Mientras tanto, preparamos la bandeja de horno. La cubrimos con papel de horno asegurándonos de que sobresale ligeramente por los bordes. Insertamos una varilla por el medio para que ofrezca resistencia a las chapatas cuando éstas intenten extenderse. Es decir, quedan dos vanos de papel de horno. Las chapatas se apoyarán por un lado en la pared de la bandeja y por el otro (el centro de la bandeja) en el papel “colgado” de la varilla. La varilla se quita antes de introducir en el horno. Aquí va un dibujo cutre hecho con el ratón.
  • Lo negro sería la bandeja del horno, lo amarillo la varilla y el papel, lo gris. Dejad de reíros ya del dibujo, ¡tened piedad!
  • Mojamos bien la superficie de trabajo, vertemos la masa incontrolable sobre la mesa procurando perder la menor cantidad posible de burbujas e intentando que quede lo más parecido a un rectángulo para que nos cueste menos dividir en dos partes iguales. Tampoco pasa nada porque no quede perfecto. Como veréis en las fotos una de mis chapatas está llena de curvas.
  • Cortamos la masa en dos con una rasqueta metálica o un cortapizzas humedecido para que no se pegue.
  • Una vez cortada la masa en dos partes más o menos iguales, espolovoreamos con harina el papel de horno y colocamos encima las chapatas procurando que no se nos escurran demasiado entre las manos. Intentemos estirarlas suavemente hacia los lados.
  • Hecho esto las cubrimos para evitar que se sequen. Decir que antes de ponerlas en el horno y también encima de ellas para evitar que se peguen al trapo seco, espolvoreo con harina, tanto encima del papel de horno antes, como encima de las chapatas después.
  • Las dejamos fermentar 1 – 1,5 h.
  • Para hornear, lo hacemos a 250º C durante unos 15 minutos. Abrimos para que salga la humedad y bajamos a 230 ºC. Esperamos otros 10 minutos a esta temperatura y volvemos a abrir para eliminar más humedad. Bajamos a 200º C y seguimos otros 15 minutos. En total serán unos 40 minutos pero ya sabéis que depende de cada horno. También dejaremos más o menos tiempo dependiendo de la anchura que queramos de corteza.
  • Sacamos. Ponemos a enfriar encima de una rejilla y fuera de corrientes de aire. Las que veis en las imágenes son con harina de fuerza integral.
  • Espero que lo intentéis y os salga estupendamente. ¡A disfrutar!

NUTRICIÓN

Calorías: 640kcalCarbohidratos: 134gProteina: 18gGrasa: 3gGrasa saturada: 0.4gGrasa polinsaturada: 1gGrasa monosaturada: 1gSodio: 985mgPotasio: 255mgFibra: 6gAzúcar: 0.4gVitamina A: 80IUCalcio: 79mgHierro: 9mg
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Conceptos básicos

Desmontando mitos sobre las harinas

Desmontando mitos sobre las harinas


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Desmontando mitos sobre las harinas

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Todo lo blanco es malo. Es conocido el triunvirato del mal, ese eje de terrorismo alimentario conformado por la sal, el azúcar y la leche. Amplia es la bibliografía que combate al enemigo blanco en general con poco rigor, pero no voy a meterme a ejercer defensas ajenas, que para eso hay otros gremios. Creció en los últimos años una tendencia a engrosar la lista de diabólicos alimentos con la harina, no por estudios sesudos, sino por afinidad cromática. Así que hoy hay quien sostiene, básicamente, que la harina refinada es mala. A esa y a otras cuestiones de la mitología farinácea (no olvidemos que Ceres era una diosa) vamos a responder aquí con la ayuda del nutricionista Ricardo Estévez, que de esto sabe un rato, y de los análisis independientes que hemos encargado de nuestras harinas.

Es sabido que las integrales son mejores que las refinadas, pero esta sigue siendo un alimento con características interesantes y no tiene ningún problema si se combina racionalmente con otros alimentos. Te puedes comer un bocata, pero no es lo mismo si le pones chorizo o ventresca con tomate.

En todo caso, el de chorizo tampoco está prohibido, pero su consumo debe ser más anecdótico u ocasional por su contenido en grasa saturada.

Las harinas blancas e integrales son muy parecidas en términos de energía, grasa, hidratos de carbono y proteína, pero se diferencian en el apartado de vitaminas y minerales. En el caso de las harinas integrales, tienen más vitaminas y minerales que las blancas, como se puede ver en la tabla de abajo. En el caso de la harina blanca de trigo destaca su contenido en B1, B3, B6, B9, biotina, potasio, fósforo, hierro, zinc y manganeso, representando cantidades superiores al 10% de las cantidades diarias recomendadas (CDR) por cada 100 gramos de harina.

La harina engorda

Otro mito ese según el cual si comes algo que lleve harina te pones como buey. Pues no, como en la pasta (que en Italia comen a diario sin que Armani se dedique a las tallas especiales), hay muchos hidratos de carbono, pero estos, sin pasarse, también son importantes. Como en casi todo en la vida, lo interesante está en no atiborrarse y sobre todo en tener cuidado con qué combinamos el pan: la salsa esa espesita bien cargada de aceite sí que engorda.

Es el global de la alimentación diaria el que determina si algo nos afecta o no, además de la ración, para la cual Harvard, por ejemplo, ha desarrollado un plato saludable al respecto para saber organizar una dieta adecuada, y ahí están los cereales. Y el ejercicio, por cierto, que después los hay que pretenden que la repostería no les pase factura sentados en el sofá.

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Si comes harina de trigo te vuelves celíaco

O mutante, o yo qué sé. Ser celíaco o no es una condición con una base genética que predispone a ello a las personas. Puedes no tener síntomas y padecer daños a nivel de la mucosa intestinal o tener la sintomatología propia y la mucosa relativamente intacta. O incluso ni una ni la otra y estar latente mucho tiempo. En este caso cualquier harina con gluten podría afectar: centeno, espelta, cebada…

Lo que sí es cierto es que la variedad de espelta es más baja en fructanos y galacto- oligosacáridos, unas moléculas que causan hinchazón y síntomas en personas que padecen de colon irritable.Pero hay muchas variedades de espelta (muchas hibridadas con trigo común) y por tanto en distintos lugares del mundo puede que la espelta genere problemas en este tipo de población. Parece que si el pan no es 100% espelta y elaborado con masa madre (que parece reducir este contenido en fructanos mínimamente), se pueden producir reacciones similares al trigo comercial u otros cereales (según la Universidad de Monash y Besekierski et al; 2011). Además, algunas cepas de levaduras podrían ayudar en el futuro a reducir el contenido en fructanos del trigo comerciales al hacer pan y hacerlo viable para estos colectivos. (Fraberger et al; 2018)

La harina de espelta es la mejor y hasta cura enfermedades y otra magias varias

La harina de espelta es una harina que nutricionalmente es similar a otras. Hay pequeños cambios poco significativos en ciertas vitaminas o minerales, pero es muy parecida, por ejemplo, a la de trigo.

Comparando ambas harinas integrales vemos que la espelta integral tiene 4,4 g más de proteína, algo que es poco significativo. Sí contiene más fibra, pero todo depende de la variedad analizada. La de trigo integral tiene fibra más que suficiente. Las diferencias respecto a vitaminas y minerales son mínimas entre ellas y apenas suponen diferencias en cuanto al porcentaje de la cantidad diaria recomendada. También tiene gluten, como el trigo, y su ratio de digestibilidad es prácticamente igual o incluso inferior a la de trigo (Ranhotra et al; 1995). Muchas de las creencias sobre la espelta se basan en el “amimefuncionismo” y en el efecto placebo de creer que algo te está haciendo bien, cuando en realidad es como cualquier otra harina. En cuestión de enfermedades tampoco se ha demostrado que sea útil en ninguna en concreto.

Los cereales antiguos (espelta, escaña) son mejores para la salud

Aunque siempre queda muy bien decir que todo lo antiguo es mejor que lo moderno, en el campo de los cereales, no hay ninguna analítica ni ningún estudio que avale tal cosa.

Los cereales, al igual que otras plantas, crean híbridos al cruzarse con otras variedades de manera natural. Es lo que pasa si cultivamos una variedad en otro lugar o porque el viento arrastra las semillas a otras zonas. La variabilidad genética de estos cereales antiguos puede ser menor que en otros donde sí se han hibridado de manera consciente por el hombre para aumentar su productividad, pero los datos nutricionales nos muestran que tampoco son muy diferentes de los cereales comerciales. Los estudios relativos a sus efectos sobre la salud en humanos son escasos y no se han replicado y diversificado lo suficiente como para establecer que unos son mejores que otros. (Shewry; 2018) . Si uno busca salud, lo más importante es llevar buenos hábitos de vida, hacer deporte y comer alimentos de primer orden poco procesados. Esa es más la clave que depender de cereales ancestrales.

Hay que huir de los cereales modificados genéticamente

En el mundo de los cereales la selección genética se hace casi siempre con procesos de hibridación, la mezcla entre variedades en busca de una más productiva y resistente. La hibridación, como decíamos más arriba, la llevan haciendo las abejas miles de años, o el viento, sin mayores problemas. Ahora la hace el hombre, pero nutricionalmente no hay ningún motivo para establecer que una variedad con pocos cruces, de las tradicionales, sea mejor que otra seleccionada por el hombre: son iguales.

Lo que sí es cierto es que hay personas que cuanto escuchan la palabra “genética” piensan en Frankenstein, o en la película La mosca, y se ponen de los nervios, y tampoco es eso.

El centeno es mejor que el trigo y más fácilmente digerible

El centeno, como la espelta, tiene menos gluten que el trigo, pero lo tiene. Puede que te guste más que el trigo, pero no por tener menos gluten es más fácil de digerir: el gluten solo causa problemas a los celíacos y sensibles al gluten en distintos grados, siempre hubo gente celíaca, pero antes no se sabía qué era lo que les pasaba.

Una persona celíaca reacciona ante menos de 20 partes por millón de gluten en un producto. Eso es muy poca cantidad y los síntomas son drásticos: diarrea, distensión abdominal y dolor, dermatitis herpetiforme… Una persona sensible al gluten no celíaca puede tener un umbral mayor, pero los síntomas son similares. En cualquier caso, hoy en día sabemos qué causa esos síntomas y se han mejorado los sistemas de detección, por eso vemos más casos, pero la estadística siempre estuvo ahí presente. Nadie se hace celíaco por comer pan: ya lo era antes.

El gluten hay que evitarlo como el colesterol o el mismísimo diablo

Si nunca te ha dado problemas, no hay ningún motivo para eliminarlo. La humanidad lleva comiendo alimentos con gluten miles de años tan ricamente.

De hecho, uno de los primeros panes documentados apareció en Jordania hace 14.400 años y desde entonces se sigue comiendo con regularidad sin que a nadie le hayan salido cuernos y rabo. (enlace a la noticia)

Lamentamos mucho haber desmontado unos cuantos mitos a los creyentes en tales historias. Aclaradas las cosas sí que tenemos que recordar que las harinas integrales son mejores, nutricionalmente hablando, que las refinadas. No es que estas sean malas, pero es cierto que llevan menos cosas buenas. Las integrales tienen hasta el triple de algunas vitaminas que las blancas y, por supuesto, mucha más fibra y polifenoles asociados a ella. Hay algunas personas, eso sí, a las que la fibra les sienta mal por alguna causa orgánica (no todo va a ser intolerancia al gluten: también hay reacciones a la fibra), y tendrán una buena opción en estas harinas. Con moderación, claro. Si quieres ver las diferencias nutricionales entre la harina integral y la refinada de un mismo cereal, te las dejamos aquí:

Al final, con la harina como con todo, lo que hace falta es sentido común. Yo no me haré jamás un bocadillo de jamón de Jabugo con pan de centeno (y eso que me encanta el centeno) porque le va mil veces mejor el pan blanco. Ahora bien, no hace falta pasarse los días comiendo bocatas de jamón: mejor vería. Dentro de la elaboración del pan en casa también puedes variar para salirte de la rutina y, de paso, para ganar en salud. Prueba a mezclar harinas integrales e incluso a añadirle alguna que no sea de cereales.

La de garbanzos, por ejemplo, es una buena opción. Los garbanzos aportan vitaminas, minerales y fibra, además de proteína vegetal de buena calidad. Por otra parte, las semillas (lino, pipas, sésamo, amapola…) que tan bien le quedan a los panes, nos regalan ácidos grasos esenciales como el Omega-3, que es interesante para la salud del corazón. Si a tu pan le pones, por poner otro ejemplo, pasas y nueces, pues además de las cosas buenas del pan te llevas de propina fibra de las pasas y Omega-3 de la nueces.

Así que ya sabes, sí se puede comer pan sin miedo, sobre todo si el que compras o te haces en casa es un producto natural con ingredientes de calidad. Como con todo, si puedes, varía, verás como te alimentas mejor y de diviertes más. Y no te olvides de hacer ejercicio, el que sea, que después te sabrá mejor el pan y también la vida.

Amasadora Ankarsrum
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Pasta casera

Biavette. Minestra del bate ‘l gran

Biavette. Minestra del bate ‘l gran


Valoraciones: 0 Comentarios

Biavette. Minestra del bate ‘l gran

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Las biavette, es un tipo de pasta de los denominados pastina por su tamaño, realizado en la actualidad con harina y huevos o bien con solo harina y yemas. Antiguamente no se ponían huevos en la masa por ser un plato pobre. Se hace normalmente en la conocida minestra del bate ‘l gran, plato típico de Piemonte, de Vineria Turné, en Canelli (Asti).

Este plato es el que ofrecían las amas de casa a todos los trabajadores del campo cuando volvían después de un largo y duro día de trabajo como reconstituyente, un entrante caliente que recompensaba el esfuerzo de toda la jornada. Hoy en día, es un plato que se continúa haciendo en días señalados como fiestas o reuniones importantes. Tradicionalmente se hacen bien con los restos de hacer los tajarin (un tipo de pasta de Piemonte, parecido a las tagliatelle aunque más finos y hechos solo con harina y yemas) o bien directamente desde la masa ya reposada.

Es un tipo de pasta que prácticamente no se hace ya a mano por su laboriosidad, pero que merece ser rescatado, al menos para valorar el gran trabajo que se hacía antiguamente para preparar este tipo de platos.

Receta de biavetta de Piamonte

Biavette. Minestra del bate ‘l gran

Receta italiana originaria de la región de Lombardía. Las biavette son como lágrimas de pasta. Se utilizan en la preparación de la "Minestra del bate 'l gran", un reconfortante plato típico de la tradición lombarda. Esta minestra se prepara con un caldo de carne o ave, verduras de temporada y las biavette se cocinan junto con los ingredientes, absorbiendo todo su sabor. Es una deliciosa opción para disfrutar en los días fríos y mantener viva la tradición gastronómica de Lombardía.
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Tiempo de preparación 35 min
Tiempo de cocción 30 min
Tiempo de reposo 45 min
Tiempo total 1 h 50 min
Plato Plato principal
Cocina Italiana
Raciones 8 personas
Calorías 140 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Ingredientes para la minestra

  • 2 l caldo de ternera , de gallina, o de ambas
  • 300 g higaditos  y otros despojos de pollo (la molleja, el corazón, así como los riñones y la cresta)
  • 1 cebolla
  • 2 hojas de laurel
  • 1 romero fresco (una ramita)
  • 1 cucharada concentrado de tomate o bien dos de salsa de tomate casera
  • mantequilla
  • aceite de oliva virgen extra
  • sal
  • pimienta negra molida El Amasadero

Elaboración paso a paso
 

  • Preparar con antelación un buen caldo de carne con ternera, gallina o ambas.
  • Poner los despojos de pollo en agua fría durante un par de horas.
  • Limpiar los higaditos, quitándoles las membranas y cortarlos a trocitos.
  • Preparar la masa para la biavetta haciendo un volcán con la harina e introduciendo las yemas y el agua en el centro (dependiendo del tamaño de los huevos, es posible que necesites algo más de agua para que la masa una).
  • Batir las yemas e ir incorporando la harina poco a poco. Trabajar la masa durante diez minutos sobre la tabla especial para pasta (opcional, pero recomendable).
  • Dejar reposar la masa cubierta.
  • Coger minúsculas porciones de masa, y trabajarla con los dedos índice y pulgar, frotándola entre ellos dos o tres veces para que quede compacta.
  • Dejar caer las piezas de pasta en la tabla previamente enharinada o en cesto de mimbre o caña.
  • Si este trabajo te parece muy arduo, puedes estirar la masa fina, cortarla en tiras finas y estas en cuadraditos. Era una forma que tenían en la zona de aprovechar los restos de tajarin.
  • En una sartén, poner un poco de mantequilla y aceite de oliva y dorar la cebolla cortada en rodajas muy finas.
  • Añadir los despojos del pollo, los higaditos y el laurel. No salar. Dejar que doren bien.
  • Retirar la sartén del fuego e inclinarla para sacar el sofrito sin grasa.
  • Cuando se temple, hacer un picadito muy fino
  • En una sartén limpia, poner el picadito junto con un cazo de caldo de carne y la cucharada de concentrado de tomate.
  • Salpimentar y dejar que reduzca durante veinte minutos.
  • Poner ahora el resto del caldo a calentar. Cuando hierva añadir el picadillo y la pasta (calcular una cucharada colmada por persona). Dejar que cueza diez minutos.
  • Antes de servir, añadir el romero picado muy muy fino al momento.

Notas

Antiguamente, en todas las casas había caldo de carne preparado para hacer cualquier plato. Los higaditos y otros despojos de pollo nunca se tiraban, aprovechándose para platos de este tipo, pero también para preparar ragù para pasta larga.
La pasta de Piemonte se caracteriza por incluir en las masas solo yemas de huevo lo que les da un color muy amarillo y una textura más densa, siendo como consecuencia también platos más ricos y calóricos.

NUTRICIÓN

Calorías: 140kcalCarbohidratos: 16gProteina: 3gGrasa: 2gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 0.4gGrasa monosaturada: 1gColesterol: 73mgSodio: 4mgPotasio: 47mgFibra: 1gAzúcar: 1gVitamina A: 98IUVitamina C: 1mgCalcio: 15mgHierro: 1mg

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Desayunos Masas dulces Repostería tradicional

Bizcochos clásicos para hacerse desear

Bizcochos clásicos para hacerse desear


Valoraciones: 20 Comentarios

Bizcochos clásicos para hacerse desear

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A veces, entre conocidos que se tantean para iniciar una relación de amistad, las personas quedan para tomar un café en casa. “Qué bien, pues ya llevo yo un bizcocho, que me sale muy rico”. En el ritual según el cual el invitado se siente obligado a llevar algo, el bizcocho tiene un significado profundo: el que lo lleva viene a decir que es una persona hogareña, hacendosa en la cocina y sencilla, y además que para agasajarte va a trabajar un rato en lugar de comprar, yo que sé, unas pastas. Todo esto estaría muy bien si la gente hiciera buenos bizcochos, pero por regla general yo prefiero que me traigan queroseno.

Cuando oigo lo del bizcocho suelo arrepentirme de la invitación. Acabas sonriendo y charlando y alabando algo cuya degustación da idéntico placer que comer folios, pero más seco si cabe. “Coge un poco más, anda”. Vale, lo coges, y notas como sus migas secas se pegan a la garganta… Con cerveza me los he tomado para poder bajarlos. En fin, por si un día coincide que os invito a mi casa, que sepáis que adoro los vinos de grandes añadas y el marisco, pero si aún así queréis traerme un bizcocho, podéis probar alguna de estas dos recetas.

Antes de meterse en la cocina, una breve explicación. Hoy traigo dos recetas (sí, dos por una, de nada), porque cada una representa un tipo distinto de bizcocho. El problema con los bizcochos es que hay cientos de recetas y miles de variantes. Son la base de la gran mayoría de las tartas, pero esas bases, muchas veces, no son lo más adecuado para comer solo. Ahora la moda es hacerlos de yogur, pero me apetecía explorar aquí el mundo previo a ese postre de cuchara. La esencia de los bizcochos está en la mezcla de harina, huevos y azúcar. A partir de ahí, el universo. A mí me pirra la mantequilla y aquí os dejo un cuatro cuartos (con variaciones tope de gama) bien servido de ella. Si os va más ligero podéis lanzaros al otro, que engorda menos y además lleva todo el sabor de la almendra y el toque de la harina de espelta. Podríamos pasarnos todo el día hablando sobre los bizcochos, sobre cómo darles volumen, si con levadura panadera, química, o con claras a punto de nieve, pero casi mejor empezamos, probáis y luego me decís que tal el resultado. El material que vamos a emplear en los dos es el mismo, y los moldes (muy recomendables por lo fácil que es untarlos y desmoldar), también.

Amasadora Ankarsrum

Receta de bizcocho casero con espelta

Bizcochos clásicos para hacerse desear

Receta de bizcocho tradicional, sin trampa ni cartón. El uso de la harina especial de repostería te asegura un resultado finísimo.
3.34 de 3 votos
Tiempo de preparación 20 min
Tiempo de cocción 30 min
Tiempo total 50 min
Plato Desayuno, Merienda, Postre, Repostería
Cocina Española
Raciones 1 bizcocho
Calorías 3979 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Ingredientes para un bizcocho cuatro cuartos

Ingredientes para un bizcocho de almendra y espelta

Elaboración paso a paso
 

Bizcocho cuatro cuartos

  • Mezcla en un bol las yemas, el azúcar y la ralladura del limón. Con la batidora de varillas en un par de minutos lo tienes listo.
  • Añade poco a poco, mientras sigues batiendo (siempre a baja velocidad), la mantequilla que habrás derretido antes en un cazo (sin calentarla demasiado, debe estar tibia).
  • Pon las claras a punto de nieve en el otro bol.
  • Añade poco a poco la harina y la levadura química a la mezcla de yemas y azúcar dándole vueltas con la espátula de silicona.
  • Ahora el paso trascendental: vierte poco a poco las claras a punto de nieve sobre la masa y vete mezclándolas con movimientos envolventes y gran delicadeza. Se trata de que la burbujas de las claras se mantengan enteras y aporten volumen a la masa. Si se rompen, el bizcocho no sube igual. Un profesional de este paso podría ahorrarse la levadura Royal, pero si no lo eres, te recomiendo usarla.
  • Finalmente, mete la masa en el molde, que previamente habrás untado con mantequilla y salpicado con harina. Déjalo en la primera altura (por abajo) del horno, que habrás precalentado a 180 grados durante media hora. En 25 o 30 minutos (con calor por arriba y por abajo y sin ventilador) estará listo. Lo sabrás si lo pinchas con una brocheta y esta sale limpia. Si ves que se dora demasiado cúbrelo con un trozo de papel albal.
  • Desmóldalo nada más sacarlo y déjalo enfriar sobre una rejilla.

Bizcocho de almendra y espelta

  • El proceso es muy parecido al anterior, solo que en este caso no tenemos mantequilla y sí más volumen gracias a la cantidad mayor de claras.
  • Mezcla las almendras, el azúcar y las yemas con la batidora de varillas.
  • En otro bol, pon las claras a punto nieve también con la batidora de varillas.
  • Agrega la harina y la levadura a la masa de yemas, almendra y azúcar y mézclala poco a poco con la espátula.
  • Con la espátula de silicona, incorpora las claras a la mezcla con suma delicadeza para evitar que se desinfle.
  • Pon el resultado en el molde, untado como en el caso anterior con mantequilla y harina, y hornea durante 40 minutos a 180 grados, en la primera altura, con calor arriba y abajo y sin ventilador. Desmolda al sacarlo de la horno y deja enfriar en una rejilla. Si quieres, puedes espolvorear un poco de azúcar o azúcar glas por encima.

Notas

Como ves, la ciencia es similar pero varían ingredientes y proporciones. Hay bizcochos más sencillos, en los que no es necesario levantar claras, pero estos están muy buenos y te garantizas con ellos que no te van a echar de una casa cuando vayas de invitado. Los dos se conservan muy bien unos días en albal o en una bolsa de plástico.
Me olvidaba: para levantar las claras mejor que los huevos no estén de la nevera, sácalos antes para que atemperen.

NUTRICIÓN

Calorías: 3979kcalCarbohidratos: 478gProteina: 79gGrasa: 203gGrasa saturada: 85gGrasa polinsaturada: 12gGrasa monosaturada: 48gGrasa Transgénica: 4gColesterol: 2213mgSodio: 1287mgPotasio: 474mgFibra: 24gAzúcar: 265gVitamina A: 5722IUVitamina C: 8mgCalcio: 514mgHierro: 21mg

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Bollitos tiernos con masa madre y harina escaldada de Esteban García

Bollitos tiernos con masa madre y harina escaldada de Esteban García


Valoraciones: 22 Comentarios

Bollitos tiernos con masa madre y harina escaldada de Esteban García

Valoraciones: 22 Comentarios

He buscado muchísimas recetas por muchos sitios para hacer bollitos para los niños, pero no me terminaban de convencer. Hasta que pruebas tras pruebas he conseguido esta receta que a los niños les encanta. Desde que probaron estos bollitos, no quieren otros panecillos. Espero que os guste.

¿Quieres publicar tu receta aquí? Envíanosla  y consigue un pack de productos de El Amasadero valorado en 50 €.

Esta masa va muy bien para iniciarse en el mundillo panarra ya que es una masa muy fácil de trabajar. Deciros también que cuidado con probar estas harinas de El Amasadero que te engachan al mundo panarra y ya no querrás otros panes ni harinas. Son buenísimas. Las mejores que he probado, de verdad.

¿Que hes el escaldado de la harina y para que sirve?
El escaldado de la harina consiste en echar una parte de liquido hirviendo (agua,leche…) a una parte de harina. La medida es 3 partes de liquido por 1 de harina.

Esta técnica sirve como mejorante panario natural. Nos ayuda a tener una masa más esponjosa, tierna, con mucho más sabor y hace que el pan aguante más tiempo tierno.

receta de panecillos con harina escaldada

Bollitos tiernos con masa madre y harina escaldada de Esteban García

Bollitos tiernos con masa madre y harina escaldada: Estos deliciosos bollitos se caracterizan por su textura suave y esponjosa gracias a la harina escaldada harina escaldada, combinada la leche, aporta una esponjosidad extra y un sabor especial. El resultado son unos bollitos irresistibles, perfectos para disfrutar en el desayuno o la merienda.
4.75 de 4 votos
Tiempo de preparación 40 min
Tiempo de cocción 35 min
Tiempo de reposo 14 h
Tiempo total 15 h 15 min
Plato Acompañamiento, Desayuno, Merienda, Pan
Cocina Panadería casera
Raciones 780 g de masa
Calorías 2 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Refrescamos la masa madre. Como tardará unas 4 ó 5 horas en responder, mientras vamos preparando el escaldado.
  • Ponemos ha hervir la leche y en un recipiente ponemos los 50 gramos de harina. Cuando la leche este hirviendo, se la echamos a la harina y mezclamos bien hasta que quede una pasta homogenea y la dejamos enfriar.
  • En un bol ponemos los 350gr de harina tamizada, la levadura y el agua.
  • Le añadimos la masa madre —cuando este activa— y el escaldado y amasamos hasta que todo quede bien integrado. Lo dejamos todo bien tapado en reposo durante unos 30 minutos para que haga autolisis y nos facilite luego el amasado.
  • Pasado los 30 minutos, le añadimos la sal y amasamos hasta que nos quede una masa lisa y no se pegue a las manos.
  • Hacemos una bola dandole un poco de tension a la masa, engrasamos el bol con un poco de aceite para luego poder sacarla sin que se nos pegue, y la guardamos al frigorifico para que fermente lentamente y adquiera esos magníficos sabores de la masa madre y la lenta fermentación.
  • Pasada unas 12 horas (habrá doblado su volumen), hacemos bolas de unos 90 gramos  y la ponemos en la bandeja del horno con un papel vegetal y la enharinamos para que no se peguen. Las dejamos fermentar bien tapadas durante aproximadamente 1 hora y media.
  • Cuando le queden unos 45 minutos, precalentamos el horno a 220º. Lo ponemos solo calor de abajo. Si no tenemos esa función, usamos el calor arriba y abajo.
  • Cuando los bollitos doblen su volumen, con mucho cuidado le damos la vuelta para que el cierre (la parte fea) quede hacia arriba y haga la función del greñado.
  • Metemos los bollitos en el horno un poco más abajo de la mitad.
  • Pasado 10 minutos, bajamos la temperatura a 170º ó 180º, depende lo fuerte que pegue tu horno, con calor arriba y abajo.
  • Lo horneamos durante unos 25 minutos más, depende de como te gusten de doraditos. Un consejo en los ultimos 10 minutos bajamos el horno a 130º con la puerta un poco abierta para que vaya saliendo el vapor y no haya grandes cambios de temperatura que afecten a la corteza de los bollitos.
  • Lo sacamos del horno y lo dejamos enfriar en la rejilla. Este paso es muy importante antes de guardarlo para que pierda toda la humedad y no se reblandezca la corteza.

Notas

Podemos usar piedras volcánicas para crear vapor, colocándolas en una bandeja honda en el fondo del horno y echando un vaso de agua caliente —con mucho cuidado— nada más haber metido los panes en el horno. Tras 10 minutos de horneado (paso 11), retiramos la bandeja.

NUTRICIÓN

Calorías: 2kcalCarbohidratos: 0.4gProteina: 0.1gGrasa: 0.01gGrasa saturada: 0.001gGrasa polinsaturada: 0.002gGrasa monosaturada: 0.001gSodio: 5mgPotasio: 1mgFibra: 0.01gAzúcar: 0.001gCalcio: 0.1mgHierro: 0.02mg

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Aventura empresarial

Día Mundial del Pan: lo que más os ha gustado y un poco de making off

Día Mundial del Pan: lo que más os ha gustado y un poco de making off


Valoraciones: 6 Comentarios

Día Mundial del Pan: lo que más os ha gustado y un poco de making off

Valoraciones: 6 Comentarios

El día 16 de octubre se celebró el Día Mundial del Pan y Andrés sugirió que era un buen motivo para hacer esta entrada, echar la vista atrás y reflexionar un poco sobre lo que hemos hecho. Pocas cosas se merecen tanto un día mundial (el agua, tal vez), porque pocos alimentos habrá más difundidos. Dime de dónde eres y te diré que pan (y que cereal) comes. El pan se cocina en el mundo desde hace 12.000 años, ahí es nada. Aquí, en el blog de El Amasadero, somos algo menos prehistóricos, diez años llevamos metidos en harina, así que nos vamos acercando. A lo largo de las 229 entradas que llevamos publicadas hemos recorrido casi todo el planeta. Hemos hecho panes africanos, asiáticos, americanos y europeos. Dándole un repaso al histórico encuentro que nos falta Oceanía, pero no os preocupéis que ya estoy buscando recetas…

A través de esas 229 entradas hemos aprendido mucho, no solo de hacer panes, sino también de vosotros. Os confieso que cuando publico una receta aguardo con impaciencia los comentarios que dejáis al final y me siento enormemente satisfecho cada vez que alguien hace uno de mis panes y celebra el resultado. También de las críticas cuando no me explico bien aprendo para intentar ser más claro la próxima vez.

Gracias a este blog hemos descubierto que es lo que más os ha gustado, y el número uno de la lista es el Panettone con chocolate, que publicamos hace casi una década. Revisando los datos de las entradas hemos descubierto que os gusta mucho el dulce, porque el Panettone con prefermento lo tenemos en el número tres, el roscón de Reyes en el cinco y de noveno, el Pandoro. ¡Espero que visitéis el gimnasio!

Las hogazas clásicas y el pan gallego están también en posiciones de cabeza y la pizza y el pan de molde, también. Aquí tienes, por orden, la lista de las recetas en las que más tiempo os habéis parado:

  1. Panettone con chocolate
  2. Hogaza rústica con prefermento poolish
  3. Panettone con prefermento
  4. Pan gallego
  5. Roscón de reyes de Webos Fritos
  6. Hogaza de trigo con masa madre
  7. Pizza napolitana
  8. Pan de molde St. John
  9. Pandoro
  10. Pan cateto de María Amparo

A veces me apena un poco que algunas recetas no hayan tenido el éxito cuando era de justicia que lo tuvieran. Seguramente no he logrado transmitir su valor. En este mundo de los panes a cada uno le gusta lo que le gusta, y a nosotros, también. En los últimos dos años he disfrutado como un enano del brioche, los shortbreads, el centeno en todas sus variedades y de alguna cosa rara que, a mi pesar, no ha tenido mucho recorrido digital pero sí se lo hubiera merecido, como el Kouign Amann.

Tengo, claro, mis preferencias, pero si te sirve como dato, todo lo que aquí se publica nos lo comemos después, en mi caso en familia, que forman mi equipo de catadores y se comportan con ecuanimidad a la hora de juzgar los resultados. Cuando piden un bis es que hay triunfo.

Hacer un pan distinto cada semana se ha convertido en una aventura que cada día me gusta más. Cada una de las entradas tiene su historia y aunque lo que ves en el blog son los éxitos de mis hornadas, también te aseguro que ha habido sonoros fracasos, es lo que tiene ir haciéndose panadero poco a poco. Recuerdo en especial mi lucha con la última receta de panettone publicada aquí. El que ves en la foto ¡es el séptimo! Lo quería hacer de una manera determinada siguiendo las indicaciones de un especialista que no trabaja en casa, sino en un obrador con condiciones mucho más controladas. Y me pasó de todo: los que tardaban mil años en subir, los que después, en el horno, no daban asomado la cabeza, los que se partían al medio una vez colgados boca abajo… Fui afinando la receta en cada nuevo intento hasta que al final salió lo que tenía que salir. No sé qué se siente al ganar un oro olímpico, pero no debe ser una sensación mucho mejor que la que yo tuve cuando salió aquel último panettone.

Tengo una antología de panes estampados contra el fondo del horno al impulsarlos con la pala, de tragedias que quedaron pegadas al molde, de masas madre que se negaban a funcionar como debieran y preferían criar moho que hacer subir panes… Lo bueno de todo ello es con cada error aprendes más que con los aciertos. Cuando descubro una receta que me sorprende y me gusta me sigo emocionando igual o más que al principio y corro a compartir fotos vía Telegram con Andrés y con Rodrigo. Entre los tres vamos tramando cada poco tiempo qué nuevas publicaciones pondremos aquí. Cuando podemos, nos vemos en persona y quedamos para organizar la página y compartir experiencias. No nos reunimos en la oficina, no… Alquilamos una casa en el campo, de esas de piedra con horno de leña, y nos acercamos, cada uno de desde una ciudad distinta, con los maleteros cargados de harina para hablar de panes y para hacerlos.

Oficina campestre de El Amasadero. Para hacer eso que llaman teambuilding.
Oficina campestre de El Amasadero. Para hacer eso que llaman teambuilding.

Pronto, espero, tendremos otra de esas citas panarras para festejar con retraso el Día Mundial del Pan, ese que me ha llevado a contaros estas reflexiones panaderas. Habrá que llevar, además de harina, unas botellas de vino para acompañar las fermentaciones lentas.

 

Aquí Rodrigo,  trabajando otra faceta importante de El Amasadero: beber vino.
Aquí Rodrigo, trabajando otra faceta importante de El Amasadero: beber vino.

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Pan sin amasado Recetas de pan para horarios de oficina

Pan de maíz estilo sureño: pues sí, los americanos saben cocinar

Pan de maíz estilo sureño: pues sí, los americanos saben cocinar


Valoraciones: 16 Comentarios

Pan de maíz estilo sureño: pues sí, los americanos saben cocinar

Valoraciones: 16 Comentarios

A los ortodoxos escépticos (también conocidos como “rancios”) las experiencias gastronómicas innovadoras nos hacen, en general, enarcar una ceja con cierto desdén. Si te has leído “El tonel de amontillado” de Poe entenderás lo que digo. Con Poe comparto el fondo del asunto, que no es otro que la necesidad de emparedar de vez en cuando a algún crítico gastronómico especialmente recalcitrante para dejar que muera en el fondo de una gruta húmeda. Cuando abordé esta receta yo estaba ejerciendo como tal crítico.

Me explico. Me enfrentaba a un pan que llevaba más ingredientes que harina (mal, para los ortodoxos), y además lo que llevaba no tenía bula papal (ni nueces, ni pasas, ni cosas de esas). La receta procedía de los Estados Unidos (mal, otra vez, a mí que me gustan griegos y mesopotámicos) y además no tenía ni fermentación ni reposos ni nada. Es decir, que si yo fuera Torquemada, con todos esos indicios, hubiera condenado al reo a la hoguera.Y con tormento.

Peeeeero resulta que lo probé. Había leído que usaban este pan para acompañar las potentes barbacoas que hacen allí, en el sur, con sus reses, y como en mi espíritu de clásico queda todavía algún apagado de destello de salvajismo, decidí probar a ver qué pasaba con ese pan.

Me cuesta contener los tacos porque, ¡jo… vá, qué cosa salió del horno! Lo probé y de repente me entraron unas ganas tremendas de viajar de Jacksonville a Tijuana a lomos de una Harley Davidson. O de calzar espuelas. O de tomarme un whisky con Ángela Channing (sí, la de Dallas “Falcon Crest” ).

Este pan es im-pre-sio-nante. Puro fuego. Hay que ser muy hombre o muy mujer para atreverse con esto en el desayuno, pero en un día de cerveza a morro con una carne a la brasa o con unos huevos fritos (pónselos encima, en vez de las patatas) se te saltarán las lágrimas, sobre todo si te pasas con el chile picante. En serio, ya sé que lo normal es que quien escribe de panes hable bien de todos ellos, pero este tienes que probarlo. De los que hago, unos me van más y otros menos. Este bicho es pura pasión.

Amasadora Ankarsrum

Receta de pan de maíz estilo sur de USA

Pan de maíz estilo sureño: pues sí, los americanos saben cocinar

El pan de maíz al estilo sureño es una especialidad tradicional de la cocina sureña de Estados Unidos. Se caracteriza por su sabor dulce y su textura densa y húmeda. Se elabora con harina de maíz, harina de trigo, azúcar, mantequilla, huevos y suero de leche. El resultado es un pan dorado y crujiente por fuera, y suave y tierno por dentro. Es el acompañamiento perfecto para platos sureños como el gumbo, el pollo frito o el chile.
5 de 3 votos
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 40 min
Tiempo total 1 h 10 min
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Americana, Panadería casera
Raciones 1 pan de unos 750 gramos
Calorías 2547 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Calienta la leche en un cazo y, sin que llegue a hervir, derrite en ella la mantequilla. En ese mismo cazo añade el huevo y el yogur y bátelo todo hasta conseguir una pasta cremosa.
  • En un bol pon las harinas, la sal, la levadura Royal y el bicarbonato y mézclalo todo hasta conseguir un polvo homogéneo.
  • Pica finamente la cebolleta y el pimiento en aros también muy finos, retirando las semillas. Si no te va nada el picante, no le eches chile, también está muy bueno.
  • Añade las verduras picadas al líquido y mézclalas un poco. Vierte ahora el mejunje en el bol sobre las harinas.
  • Mézclalo todo en el bol o amasa un poco sobre la mesa, sin matarte, solo hasta que hayas conseguido una textura homogénea (y pegajosa).
  • Unta con mantequilla la circunferencia interior del molde y pone en el fondo un círculo de papel de hornear que habrás cortado antes para que ajuste ahí. Mete la masa en el molde e introdúcelo en el horno precalentado a 190 grados. En la segunda altura del horno contando desde abajo y con calor por arriba y por abajo.
  • Déjalo a esa temperatura unos 40 minutos o hasta que esté dorado por arriba. Sácalo con los guantes y sírvelo calentito, que este pan no necesita reposo ni para enfriar. Verás qué cosa más buena.

Notas

Este pan está diseñado para comérselo calentito, según sale, también está bueno frío, pero es mucho más recomendable coordinarlo con la comida para dar cuenta de él según sale del horno.

NUTRICIÓN

Calorías: 2547kcalCarbohidratos: 379gProteina: 62gGrasa: 89gGrasa saturada: 49gGrasa polinsaturada: 9gGrasa monosaturada: 23gGrasa Transgénica: 3gColesterol: 360mgSodio: 3476mgPotasio: 1331mgFibra: 24gAzúcar: 15gVitamina A: 2551IUVitamina C: 4mgCalcio: 660mgHierro: 16mg

Amasadora Ankarsrum

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Aventura empresarial

Un tema difícil: sí, nuestras bolsas son de plástico

Un tema difícil: sí, nuestras bolsas son de plástico


Valoraciones: 154 Comentarios

Un tema difícil: sí, nuestras bolsas son de plástico

Valoraciones: 154 Comentarios

Hoy toca un tema espinoso para nosotros, pero también necesario. En El Amasadero nos gusta ser claros y por eso creo que tengo que explicarme. Al asunto: sí, usamos bolsas de plástico, pero no lo hacemos por placer.

El plástico, tampoco hay que olvidarlo, fue un gran invento. El ordenador en el que tecleas, tu coche, el boli con el que escribes, los aparatos que emplean los médicos… están llenos de plásticos. Un material procesable a bajo coste por la industria petroquímica que ha cubierto muchas necesidades. Ahora bien, también tiene un gran problema, o mejor dicho, dos. No es fácilmente degradable (es decir, la basura de plástico solo aumenta, a menos que se recicle) y, lo peor, más de un tercio de los plásticos que se producen en el mundo están diseñados como productos desechables: lo usas y lo tiras. Y ahí entran también las bolsas de El Amasadero, aunque no nos guste.

A veces nos preguntan por qué no empleamos envases de papel, una pregunta muy lógica que también tiene respuesta, que no es corta.

Los productos envasados tienen que tener, por ley, una fecha de caducidad. Alargar esa fecha es una ventaja para los distribuidores, que pueden acumular más producción y no depender tanto del transporte, lo que encarece sensiblemente el producto final. También los consumidores prefieren una caducidad más larga para poder tener más margen en sus hogares a la hora de darle salida en casa a determinados productos.

En España no existe una ley que obligue a poner una fecha de caducidad concreta en los alimentos. De hecho, cuando compras verduras frescas verás que no tienen tal cosa. La normativa obliga, sí, a establecer una fecha de caducidad en algunos productos, y de consumo preferente, en otros. Los cereales, también las harinas, caen en estos últimos.

Así, cada productor pone la fecha de caducidad que considera, estudiando, obviamente, el comportamiento de sus productos para garantizar que quien los consuma no se encuentre ninguna sorpresa desagradable y porque además, es el distribuidor el responsable de la salubridad de lo que vende.

¿Qué ocurre con las harinas? Los molinos con los que nosotros trabajamos consideran, en general, que las harinas conservan durante 90 días, una vez molido el grano, todas sus cualidades. No es que pasado ese tiempo no se puedan comer, es que el sabor y la calidad alimentaria empiezan a cambiar. La harina se enrancia y, como es un producto vivo, existe el riesgo incluso de que aparezcan larvas y otros personajes no invitados. ¿Cómo se combate eso? (Ya estamos llegando al plástico).

Una forma clásica es convertir un producto vivo en uno mucho más muerto. Si le quitamos al trigo y a otros cereales el germen y el salvado se convierte en un producto mucho más estable, eso sí, también pierde muchas de sus sanas propiedades reduciendo sensiblemente fibras, vitaminas y minerales. Eso sí, puedes alargar la fecha de consumo. Hay harinas así, pero esa no es nuestra filosofía. El Amasadero nació precisamente para ofrecer harinas con todo su sabor y todas sus propiedades.

Otra opción es añadir a las harinas conservantes. Algunos están permitidos, pero tenemos el mismo problema: que esa tampoco es nuestra filosofía. Nosotros queremos hacer el camino más corto y recto posible del campo al pan, y para eso las bolsas de papel no sirven.

Y finalmente, para que puedas tener tu harina en casa unos meses con todas las garantías de que sigue siendo un producto de primera calidad, solo nos queda una opción: envasar en atmósfera protectora. Este sistema elimina el oxígeno y así impide la oxidación y la posible proliferación de organismos.

Eso no podemos hacerlo, por ahora, más que en bolsas de plástico.

Es cierto que existen otros productos basados en el almidón, biodegradables, con los que estamos experimentando para sustituir el plástico. También lo es que por ahora no tienen las mismas garantías. Por ejemplo, resulta mucho más difícil realizar un sellado correcto de la bolsas con esos compuestos. Lo hemos intentado y no ha funcionado. Sí empieza a  haber algunos envases biodegradables más efectivos y estamos haciendo pruebas con ellos, pero tienen un problema: son más caros. Cada bolsa de harina costaría entre 10 y 15 céntimos más. ¿Estarías dispuesto a pagar un poco más por evitar el plástico? Lo pregunto en serio y agradezco las opiniones y comentarios sobre este asunto, porque lógicamente nos preocupa subir nuestros precios, aunque sea levemente, y encontrarnos con que eso genera más rechazo que el plástico.

En cualquier caso es importante que sepas que nuestras bolsas son 100 % reciclables si las dejas en el contenedor correcto (y si en tu Ayuntamiento de verdad reciclan lo que, por desgracia, no pasa en todos). En casa me pasa con frecuencia que acumulo unas cuantas vacías. A veces las tiro, pero precisamente porque no me gusta nada lo que pasa con los plásticos, en los últimos meses busqué formas de darles nueva vida. Con su ventanita transparente a través de la que puedes ver lo que hay dentro, a mí me van muy bien para congelar alimentos y así, en vez de comprar más bolsas (también de plástico) para ese fin, uso las que tengo. Es una idea, pero agradezco también que nos dejéis aquí más sugerencias sobre qué hacer con ellas. En cualquier caso, seguiremos trabajando para sustituirlas lo antes posible.

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Recetas Recetas de panes tradicionales

Bola gallega, el pan con efecto Chimos

Bola gallega, el pan con efecto Chimos


Valoraciones: 53 Comentarios

Bola gallega, el pan con efecto Chimos

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Muchos años he pasado en vela reflexionando sobre el agujero de la bola gallega, poniéndole al asunto más fuerza intelectual que Heidegger a la esencia del ser. Ha pasado el tiempo y mi mente se nubla sin respuestas. ¿De dónde salen los panes con forma anillo? Entiendo el ardid de quienes diseñaron el donut con agujero, una forma de vender menos peso al mismo precio, es decir, de ganar más pasta. Entiendo incluso las míticas rosquillas de las ferias, unidas todas ellas por el hueco para facilitar su transporte. Pero ¿y la bola gallega? ¿Para qué hacerle un agujero al pan en el medio si se vende al peso? ¿Qué sentido tiene desaprovechar así el horno cuando, en forma de barra, cabría dentro más masa? ¿Es para jugar al hula-hop de muñeca? ¿Para colgar el pan en el perchero? ¿Para hacer una canasta comestible de baloncesto? ¿Por qué, señor, el agujero?

Sin poder dar una respuesta clara sí confieso que el maldito hueco ejerce cierto poder de fascinación. ¿Por qué, si no, sigue siendo uno de los panes más vendidos en Galicia cuando puedes tener lo mismo en forma de barra? Ofrece, sí, el mismo problema filosófico que el roscón de reyes. Tal vez quienes idearon ambas cosas eran genios del márketing, del diseño, porque lo cierto es que la bola es un pan hermoso. Quienes mejor entendieron el asunto de la oquedad fueron aquellos fabricantes ochenteros de caramelos: “Chimos es un agujero, rodeado de buen caramelo”, decía la publicidad. ¡Y el agujero vendía!

Los amantes de la corteza se encontrarán en la bola una superficie de ella mucho mayor que en una hogaza, con bastante menos miga. Y bueno, no sé, a lo mejor hay gente a la que gusta hacerse los bocadillos con forma curvada de alfanje.

Se trata de uno de esos panes que llevan mucha agua, lo que le da un gran alveolado y una ligereza especial. Verás que empleamos para hacerlo un porcentaje de harina de fuerza. Lo hacemos porque, si no, estas masas tan húmedas se esparcen como el blandiblú (slime, lo llaman ahora), algo que se controla gracias al gluten, que permite mantener la arquitectura del pan. El toque de harinas integrales es marca de la casa, nos gusta así, pero lo puedes hacer sin ellas. En todo caso, si vas a mezclar integrales, recuerda que a mayor proporción de ellas, más ladrillo y menos ligereza tendrás en el resultado final.

Amasadora Ankarsrum

Receta de bola gallega, bolla o rosca

Bola gallega, el pan con efecto Chimos

Receta del pan tradicional gallego con forma de rosca. Si te gusta más la corteza que la miga, este pan es el tuyo.
4 de 6 votos
Tiempo de preparación 20 min
Tiempo de cocción 1 h
Tiempo de reposo 11 h 45 min
Tiempo total 13 h 5 min
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Gallega
Raciones 1 bola de un kilo
Calorías 2175 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Para el prefermento

Para el pan

Elaboración paso a paso
 

  • La noche antes de hacer el pan (calcula unas ocho horas) mezcla los ingredientes del prefermento en un bol y déjalo tapado a temperatura ambiente.
  • Al día siguiente mezcla el resto de los ingredientes en un bol y amasa. Verás que se trata de una masa bastante líquida, no desesperes y aplica reposos entre amasados, ganará algo de consistencia. Con tres ciclos de breves amasados y reposos entre ellos de unos 10 minutos será suficiente.
  • Mete la masa en un bol aceitado, para evitar que se pegue, y deja que fermente a temperatura ambiente durante dos horas y media. Si hace frío puede ser algo más. Estará lista cuando haya subido sensiblemente de volumen.
  • Dispón la masa sobre la mesa bien enharinada y crea una bola, sin desgasarla completamente. Déjala reposar unos minutos y hazle el agujero a la masa, que habrás puesto para ello sobre una hoja de papel de hornear. Para esa operación, acéitate las manos para evitar que se te pegue. Mete los dedos de una mano en el centro y vete estirando hacia fuera. Estira sin miedo porque después tenderá a cerrarse.
  • Enharina la superficie del pan generosamente y cubre la bola con un paño limpio, dejándola reposar 45 minutos.
  • Precalienta el horno a 250 grados. Antes de meter el pan (utiliza para ello una pala ancha, una bandeja de horno al revés o una tapa de madera de una caja de vino, lo que tengas), hazle cuatro cortes con una cuchilla en la superficie. Introduce el pan en el horno, en la segunda altura, y pon también tres cubitos de hielo sobre la placa base para producir vapor.
  • La cocción completa de este pan dura una hora. Durante los primeros diez minutos dejar el horno a 250 grados. Realmente no hace falta tanta temperatura, pero piensa que al abrir la puerta, meter la masa fría y el hielo, bajará un poco. Pasados esos diez minutos baja el horno a 180-190 grados y déjalo así hasta el final. Si ves que se dora en exceso baja algo más la temperatura.
  • Saca el pan y ponlo a enfriar sobre una rejilla. Si eres amante de las cortezas crujientes puedes dejarlo enfriar lentamente poniendo la rejilla sobre la Celsius con el horno apagado y entreabierto.

Notas

Consejos para hacer bola gallega
Si tienes masa madre y te apetece usarla, simplemente sustituye el prefermento de la receta por la misma cantidad de masa madre. Para ayudar a la masa madre, puedes sumarle a la receta un gramo de levadura seca de panadero.

NUTRICIÓN

Calorías: 2175kcalCarbohidratos: 457gProteina: 63gGrasa: 6gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 3gGrasa monosaturada: 1gSodio: 3913mgPotasio: 775mgFibra: 21gAzúcar: 2gVitamina A: 2IUCalcio: 114mgHierro: 27mg

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Aventura empresarial

¿Al final se casan el trigo y la triga? La verdadera historia del trigo

¿Al final se casan el trigo y la triga? La verdadera historia del trigo


Valoraciones: 17 Comentarios

¿Al final se casan el trigo y la triga? La verdadera historia del trigo

Valoraciones: 17 Comentarios

Esta entrada está dedicada a todos aquellos que, como yo, lleváis años comiendo garbanzos y lentejas y jamás en su vida habéis visto de dónde vienen. Con el trigo, al menos, tengo la espiga en mente, pero una cosa es eso y otra saber algo de él. Hace unos días, mientras hacía pan inmersos en mis reflexiones más o menos laxas, me dije a mí mismo: “A ver, llevas años haciendo pan, vas al súper y todo está lleno de harina, encuentras cosas hechas con harina en cualquier sitio, pero me juego el meñique, a que no encuentro trigo en grano en esta maldita ciudad en ningún lado”.

Y así salí a la calle y me puse a buscar trigo en donde supuse que se podría encontrar. Herboristerías y herbolarios, sitios de comida muy muy eco, el rincón del gurmet de turno, tiendas con incienso y locales de cosas ecológicas con música relajante. Lo simpático del asunto no es que no lo tuvieran en ningún sitio, que ya me lo esperaba, sino la cara que ponían cuando lo pedía. “No amigo, tú estás muy out, aquí tenemos quinoa, o trigo sarraceno (que no es trigo) en el mejor de los casos, pero trigo.. ¿Es para darle de comer a un pájaro?” No, es para saber si lo tenéis.

En mi ciudad, A Coruña, no existe ningún ser humano que pueda comprar trigo en grano en una tienda, pero seguramente no hay ninguna tienda que no venda algo hecho con harina. El trigo está por todas partes, pero no hay quien lo encuentre entero.

Mi búsqueda me recordó a otra hecha años atrás, cuando me recorrí Galicia entera buscando sus mejores panes. En Cea (Ourense), donde se hace uno con denominación de origen que está de vicio, después de admirar todo el proceso en una panadería salí con un bollo y me puse a comerlo allí mismo, en la calle. Pan solo con una botella de agua de la fuente. Los que pasaban me miraban con conmiseración, como me miraban en las tiendas donde pedía trigo. ¿Habrá que darle una limosna? ¿Habrá que llamar a la policía? ¿Para qué quiere trigo?

Mi otro drama cereal tiene que ver con las búsquedas en Internet: “El hombre domesticó el trigo hace 12.000 años…” ¿Domesticó? ¡Por Dios, cómo! ¿Tipo rodeo? ¿Con espuelas? “Se fueron cruzando genéticamente variedades hasta obtener las más productivas…” ¿Cruzando? ¿Como mi perra Laica? ¿Se ponen cerca el trigo y la triga y a ver qué pasa? ¿Algo tipo Frankenstein?

A todas estas dudas existenciales trato aquí de darles respuesta. El trigo, como todo bicho vegetal de cultivo, fue una planta silvestre. Viendo que era un coñazo recoger granos esparcidos allá donde los hubiera, se empezó a cultivar así como en el 10.000 a.C. Más o menos. Lo de la domesticación es fácil de explicar: el asunto es que hay plantas que cuando maduran, en vez de conservar sus semillas en las espigas, las esparcen, que para eso están diseñadas las plantas. Tenía que ser un incordio para el humano de la época ir a buscar su trigo y verlo repartido por el suelo. Entonces no había pastillas para el dolor de espalda ni bajas laborales. Así que aquellos sacrificados hombres prehistóricos se fijaron en las espigas que más aguantaban sin soltar el grano y las seleccionaron para volver a plantarlas, a ver si la historia se repetía. En esencia, eso es la domesticación: ir eligiendo lo que más nos conviene y desechando el resto.
Después también se fijaron en que algunos trigos eran distintos de otros, porque unos daban más y mejores harinas, y acabaron viendo que juntando variedades obtenían otras nuevas y a veces más interesantes. La polinización de toda la vida, pero en vez de con abejas, a mano. Y eso son los cruces y la selección genética, sin boda entre el trigo y la triga porque como en la inmensa mayoría de los vegetales, la planta tiene los dos sexos. Y la espiga, por cierto, es un sistema de floración. En cristiano: una flor que al madurar da sus semillas.

Al grano. Entre pitos y flautas, desde el trigo escaña, de los primeros que hubo, hasta hoy, nos hemos juntado con unas 30.000 variedades que básicamente se dividen en tres grandes grupos (que pueden ser seis, pero para resumir): trigo blando de invierno, trigo blando de primavera y trigo duro. Sí, los hay rojos y blancos, blandos y duros y mil cosas más, pero se trata de hacer de este texto algo manejable.

El famoso trigo duro (que no es lo mismo que el duro de invierno… ¡maldita jerga panadera!) es una especie distinta del trigo más empleado para harinas panificables. Su nombre científico es triticum durum y se emplea sobre todo para hacer pasta. Y el fantástico pan cateto del Valle del Guadalhorce. El trigo panificable es el triticum aestivium y se divide, básicamente, en trigo de invierno y trigo de primavera. Fácil: unos se plantan entre octubre y noviembre y pasan el invierno en el campo para ser cosechados en verano (el de invierno) y otros se siembran entre mediados de finales de noviembre y mayo (el de primavera) para ser recogidos también en verano. En Andalucía y otros lugares de clima muy cálido en verano se suele sembrar el de primavera y en otros climas más fríos aguanta mejor el de invierno. El ciclo total del trigo dura entre 150 y 180 días y es más largo el de invierno.

Todo este rollo lo suelto porque hay gente que piensa que el hecho de que una harina tenga más gluten que otra es algo que se dirime a posteriori en un laboratorio. Para nada: hay trigos con más gluten y trigos con menos, según su variedad. En el hecho de que tengan más o menos gluten también influyen la cantidad y calidad de los abonos y el agua que reciben, y ahí está el meollo del trabajo del agricultor sin el cual nuestros panes no existirían.

Voy a presentar a nuestros protagonistas principales: cada vez que abres una bolsa de harina panadera El Amasadero estás abriendo una bolsa de trigo blando de primavera, es decir, de ciclo corto (unos 150 días en la tierra), sembrado a finales del invierno y cosechado en verano. El nuestro en cuestión, entre otras, emplea la variante Artur Nick, que presenta la cantidad de proteína (gluten) apropiada para hacer nuestros estupendos panes. La harina de fuerza El Amasadero está hecha también con trigos blandos de primavera, pero es de otra variedad, Galera. Existen otras que empleamos aquí, de media fuerza, como las Gazul y Tejada. Todas esas variedades, y muchas más, proceden de cruces realizados para obtener un grano de mayor calidad y todas ellas cuentan con el visto bueno correspondiente del Ministerio de Agricultura. Y sí, de vez en cuanto el trigo sale en el BOE. Para conseguir una fuerza determinada muchas veces combinamos distintas harinas, que es lo mismo que puedes hacer tú en casa (más a ojo, claro) si te quedas sin panadera pero te sobra de fuerza y de repostería: mézclalas y adelante.

Existen, además de esos trigos, distintas variedades locales que en muchos lugares, como Galicia, están tratando de recuperar, si bien representan una mínima parte del mercado y no serían capaces de cubrir la demanda de harina existente. Para que te hagas una idea, solo la mitad de la harina que se vende en España es de trigo cultivado aquí. El resto se compra a grandes productores, como Rusia o Canadá, que también ofrecen un grano de calidad.

Este rollo que empieza a parecerse al final de 2001 Odisea en el Espacio, se completa con dos apuntes más. Todos estos trigos se muelen en molinos. Vale. Pero en esencia hay dos tipos de molienda. La tradicional que se hacía y se hace con ruedas de piedra, un sistema que permite preservar una parte del salvado (la capa que recubre al grano y que aporta gran cantidad de nutrientes), que se pierde con los más modernos rodillos de acero. ¿Y para qué se inventaron entonces eso malditos rodillos? Porque con ellos se consigue una harina no solo más blanca -viejo ideal- sino más estable, menos nutritiva pero muy apropiada, por ejemplo, para pastelería. Bizcochos, brioches y alveoladas y ligeras baguettes, por ejemplo, necesitan este tipo de harinas, pues de otro modo no serían lo que son. Por cierto, todas nuestras harinas ecológicas (tanto blancas como integrales) son molidas a la piedra (excepto la harina de fuerza ecológica).

Sé que te he soltado un rollo, un tostón fino, pero la verdad es que tenía ganas de contarte de dónde venimos. Ahora, si quieres, puedes seguir buscando trigo por tu ciudad, a ver si lo encuentras. Y no, no vale alpiste.

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Habláis vosotr@s Recetas de pan integral

Pan semiintegral de Salvi Sánchez

Pan semiintegral de Salvi Sánchez


Valoraciones: 10 Comentarios

Pan semiintegral de Salvi Sánchez

Valoraciones: 10 Comentarios

Me llamo Salvi y vivo en la Región de Murcia. Soy clienta de El Amasadero desde el 2017. Mi cuenta de Instagram es @silvi63146.

Hace unos años en vista del pan que venden en panaderías y establecimientos decidí empezar a hacer mi propio pan. Comencé comprando una panificadora y probando variedad de recetas de pan. Finalmente, hace unos dos años comencé a hacer pan con masa madre y amasándolo a mano.

¿Quieres publicar tu receta aquí? Envíanosla  y consigue un pack de productos de El Amasadero valorado en 50 €.

Aunque en mi casa prefieren el pan blanco (también hecho por mi) yo prefiero hacérmelo integral o semiintegral y me gusta ir probando varias combinaciones de harinas.

Aquí os paso una de mis recetas de pan que estoy realizando últimamente.

Receta de pan semi integral con masa madre de salvi sanchez

Pan semiintegral de Salvi Sánchez

Esta receta de pan semi-integral de Salvi Sánchez es una exquisita combinación de harinas que resulta en una hogaza sabrosa y nutritiva. La harina integral de fuerza aporta estructura y volumen al pan, mientras que la harina de espelta integral agrega un sabor delicado y nutrición adicional. La harina panadera ecológica garantiza la calidad y pureza del pan. Cada rebanada de este pan es una invitación a disfrutar de su textura esponjosa y su sabor ligeramente dulce. Ideal para acompañar comidas o crear deliciosos sándwiches saludables.
3 de 6 votos
Tiempo de preparación 40 min
Tiempo de cocción 20 min
Tiempo de reposo 16 h 20 min
Tiempo total 17 h 20 min
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Panadería casera
Raciones 1 hogaza de 850 g
Calorías 1562 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Elaboración paso a paso
 

  • Mezclar todos los ingredientes menos la sal. Dejar reposar tapado en un bol (autolisis) unos 20 minutos.
  • Agregar la sal y amasar a mano hasta lograr una masa con cierta tensión.
  • Dejar la masa en el bol, taparlo y dejar fermentar a temperatura ambiente durante unas 3-4 horas (dependiendo de la temperatura). Cada media hora iremos haciendo pliegues a la masa con cuidado de no ir desgasificándola, solo dando tensión a la masa.
  • Cuando prácticamente haya doblado su volumen, volcar la masa sobre la mesa de trabajo con cuidado de no desgasificar.
  • Darle forma al pan.
  • Enharinar el banneton o el bol donde vayamos a dejar el pan reposar.
  • Dejarlo a temperatura ambiente unos 15-20 minutos. Cubrir con una bolsa de plástico y meterlo a la nevera durante 12 horas para que vaya fermentando lentamente.
  • A las 12 horas, precalentar el horno y el recipiente de cristal o la olla a 250ºC calor solo abajo.
  • Voltear el pan del banneton al recipiente, greñar, tapar y meter al horno durante 20 minutos calor solo abajo.
  • Transcurridos los 20 minutos, destapamos, cambiamos temperatura a 220ºC, calor arriba y abajo y horneamos durante 20 minutos más. Si vemos que se está dorando de más, cubrir con un poco de papel albal.

NUTRICIÓN

Calorías: 1562kcalCarbohidratos: 318gProteina: 50gGrasa: 8gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 2gGrasa monosaturada: 0.5gSodio: 3902mgPotasio: 578mgFibra: 30gAzúcar: 2gVitamina A: 9IUCalcio: 76mgHierro: 18mg

pan_de_salvi_sanchez_principal

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Masas dulces Repostería tradicional

Tarta tatín con manzanas de temporada y una masa muuuuuy viciosa

Tarta tatín con manzanas de temporada y una masa muuuuuy viciosa


Valoraciones: 4 Comentarios

Tarta tatín con manzanas de temporada y una masa muuuuuy viciosa

Valoraciones: 4 Comentarios

Si comparamos esto de las harinas con el vestuario, se podría decir que la tarta tatín es un fondo de armario, un básico hogareño, de esos que se hacen con poco esfuerzo y que no fallan, con un sabor sencillo que te recuerda a la cocina de tu abuela aunque esta jamás hiciera tal cosa. Es también la mejor forma de acercarse a la masa quebrada, una masa a la que le dedicaremos una entrada aparte por sus muchas potencialidades y que se amolda con ligeras variaciones tanto a dulces como a salados.

La que vamos a usar aquí, para dulces, tiene un toque especial. Está mal que yo lo diga, pero está de muerte y además, si te sobra (siempre sobra algo) te darás unas galletas en familia estupendas. El secreto está en añadir un poco de harina de almendra, verás qué diferencia.
La clave de estos dulces tan sencillos está en conseguir que las pocas cosas que llevan sean de primera calidad. Esta masa lo es, y si aprovechas las frutas de temporada verás como la disfrutas más todavía. Higos y brevas o moras de zarza, por ejemplo, son una opción muy buena para darle un toque distinto. Si optas por las manzanas y tienes reinetas a mano (yo no las tenía), no lo dudes, tienen un leve sabor ácido que le va de maravilla a esta tarta con esa masa tan dulce.


Tarta tatín, receta con manzanas de temporada y una masa muuuuuy viciosa

Receta extremadamente fácil de tarta tatín de manzana. Deliciosa capa de manzanas caramelizadas sobre una crujiente capa de masa quebrada.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 45 min
Tiempo de cocción 1 h
Tiempo de reposo 1 h
Tiempo total 2 h 45 min
Plato Desayuno, Merienda, Postre
Cocina Francesa
Raciones 1 tarta de seis raciones
Calorías 3904 kcal

Ingredientes
  

Para el caramelo

  • 100 g azúcar
  • 60 g agua

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla los ingredientes de la masa quebrada a mano en un bol. La leche, el huevo y la mantequilla han de estar bien fríos, recién salidos de la nevera. Acaba de amasar sobre la mesa hasta tener una bola homogénea. Envuélvela en papel film y métela en la nevera para que se enfríe durante una hora o algo más. Enfriarla hará que el estirado sea más fácil.
  • Mientras, monda las manzanas, quítales el centro y córtalas en cuartos o hasta en ocho partes iguales si son muy grandes.
  • En una sartén al fuego prepara el caramelo con el agua y azúcar. En cuanto empiece a dorarse, agrega las manzanas y ásalas a fuego medio con el caramelo durante unos 30 minutos o hasta que veas que empiezan a ablandarse.
  • Aparta del fuego y deja que enfríen un poco. Mientras, precalienta el horno por arriba y por abajo a 200 grados.
  • Vierte las manzanas cubriendo todo el fondo del molde antiadherente de 25 cm con ellas y agrega el caramelo que quede en la sartén. Trata de no dejar huecos y de que los trozos tengan una altura más o menos igualada para que la masa quede lo más plana posible, sin escalones.
  • Enharina la encimera y dispón sobre ella la masa. Estírala con un rodillo (enharina un poco también la superficie de la masa para que no se pegue) hasta conseguir un círculo algo mayor que el diámetro del molde. Esta masa no debe quedar demasiado fina, unos 4 milímetros de grosor serán óptimos.
  • Recoge la masa enrollándola sobre el rodillo y ponla, desenrollando, sobre el molde con las manzanas. Mete bien los bordes con los dedos ajustando la masa a la forma del molde. Retira lo que sobre.
  • Con un tenedor, haz agujeros sobre la masa para permitir que salga el vapor y no se hinche.
  • Hornea en la bandeja central del horno 30 o 35 minutos, hasta que se dore. Retírala entonces y desmóldala inmediatamente para evitar que el caramelo se pegue al enfriarse. Para retirar el molde, trátala como una tortilla: tapa con un plato y dale la vuelta con rapidez, levantando después el molde. Y listo, así calentita está de muerte.

Notas

  • Si te sobra masa, llama a los niños de la casa y que se pongan a hacer galletas con los cortadores de galletas. Están muy buenas y se lo pasan en grande.
  • Si no tienes harina de almendra, sustituye esos 50 gramos por 30 gramos de más de harina repostera y una yema de huevo.

NUTRICIÓN

Calorías: 3904kcalCarbohidratos: 584gProteina: 48gGrasa: 169gGrasa saturada: 89gGrasa polinsaturada: 8gGrasa monosaturada: 37gGrasa Transgénica: 5gColesterol: 521mgSodio: 1156mgPotasio: 2006mgFibra: 48gAzúcar: 334gVitamina A: 5203IUVitamina C: 69mgCalcio: 325mgHierro: 16mg

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Habláis vosotr@s

Pan de aceite y anises de Charo Escañuela

Pan de aceite y anises de Charo Escañuela


Valoraciones: 5 Comentarios

Pan de aceite y anises de Charo Escañuela

Valoraciones: 5 Comentarios

Hola a todos los amigos panarras, me llamo Charo y llevo haciendo más desde hace 11 o 12 años de cuando vivía en Inglaterra, allí el pan es un asco y así empecé para intentar comer un pan decente. Al volver a España ya me había acostumbrado a mi pan y sigo con las manos en la masa.

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Este pan es una petición de mi madre, tiene 88 años, que es de Motril y tiene el recuerdo y el sabor metido en sus sentidos, así que un día me dijo, porque no buscas la receta del pan de aceite y anises que me gustaba tanto….!

Tras diferentes búsquedas no lo encontré. En una visita a Motril lo compramos y guiándome por lo que ella me decía, me puse a hacer pruebas con mi madre de catadora. Tras múltiples fiascos, un día ¡Victoria! Me dijo «este sí es». Hace poco vi una receta muy parecida, pero este es mi versión.

Es un pan raro, con un sabor muy particular, que no tiene término medio, o te gusta mucho o no te gusta nada.

Es un pan poco hidratado, pero se humedece con el aceite que se le pone por encima y queda bien de textura. Probablemente se podría añadir mas agua, pero el que compré allí estaba también así, según mi percepción.

Ahí lo teneís por si a alguién le apetece hacerlo, también se le puede dar forma de rosca, pero el típico de Motril es como el de la foto.

Un saludo y ¡aupa los panarras!


Pan de aceite y anises de Motril

Pan de aceite y anises de Charo Escañuela

Pan de aceite y anises: Una delicia de la panadería tradicional, este pan se caracteriza por su sabor aromático a aceite de oliva y anís. La masa se prepara con harina, levadura, aceite de oliva, anís en grano y sal, luego se amasa y se deja leudar. Después de hornear, se obtiene un pan dorado y fragante, perfecto para disfrutar en el desayuno o la merienda. El pan de aceite y anises es una opción deliciosa con un toque especial de sabores mediterráneos.
5 de 1 voto
Tiempo de preparación 30 min
Tiempo de cocción 20 min
Tiempo de reposo 12 h
Tiempo total 12 h 50 min
Plato Acompañamiento, Pan
Cocina Española, Panadería casera
Raciones 5 panecillos
Calorías 427 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Disuelve la levadura en el agua. Pon la harina en un cuenco amplio y dale forma de volcán. Incorpora en el agujero el agua con la levadura y el aceite, empieza a mezclar y agrega la sal y los anises, continúa mezclando hasta que puedas pasar la masa a la superficie de trabajo enharinada.
  • Amasa durante 4-6 minutos aproximadamente hasta obtener una masa elástica y poco pegajosa.
  • Haz una bola con ella y ponla en un cuenco untado en aceite de oliva, espolvoréala con harina y deja reposar, cubriendo con un paño, una hora o hasta que doble su tamaño.
  • Pasado este tiempo tapar con papel film y dejar toda la noche en la nevera.
  • ·Al dia siguiente sacar el bol y dejar a temperatura ambiente de 2 a 3 horas, dependiendo del calor que haga. Subirá algo, pero no mucho.
  • Pasado este tiempo, vuelca la masa en la superficie de trabajo y córtala en cuatro o seis porciones, dependiendo del tamaño que le quieras dar.
  • Estira cada porción de masa y dóblala sobre sí misma, primero la mitad de arriba hasta el centro de la masa y luego la mitad de abajo también hacia el centro, como si fuera un sobre y presionando en los puntos de unión.
  • Aplana la masa dándole la forma ovalada y enrolla uno de los lados sobre el otro sin llegar al final (como en la foto) y coloca sobre la bandeja del horno cubierta con papel de hornear.
  • Cubre con un paño y deja el segundo leudado hasta que doble su volumen.
  • Precalienta el horno a 220º
  • Pinta los panecillos con aceite de oliva. Introduce la bandeja con los panes en el horno creando vapor espolvoreando sobre las paredes y el fondo del horno con el spray y baja la temperatura a 200º c.
  • Cuando hayan pasado 10 minutos, abrir el horno para que salga el vapor, dejar en el horno 20 minutos más, retirarlos, volver a pincelarlos con aceite y dejarlos reposar sobre una rejilla. ¡Que lo disfrutéis!.

NUTRICIÓN

Calorías: 427kcalCarbohidratos: 76gProteina: 10gGrasa: 8gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 1gGrasa monosaturada: 5gSodio: 624mgPotasio: 113mgFibra: 3gAzúcar: 0.3gCalcio: 17mgHierro: 5mg

Categorías
Panes planos Recetas de pan integral verano

Flatkökur, las tortillas integrales del círculo polar

Flatkökur, las tortillas integrales del círculo polar


Valoraciones: 2 Comentarios

Flatkökur, las tortillas integrales del círculo polar

Valoraciones: 2 Comentarios

Si no está en el círculo polar, Islandia debe de estar a las puertas, nada que ver con México, donde la sensación térmica ha de ser más bien toda la contraria. Sin embargo, los dos países han desarrollado un curioso gusto común por las tortillas hechas con harina. Hasta ahí las similitudes, ahora las diferencias.

Los flatkökur (en español también se transcribe como “flatkaka”, pero prefiero la otra versión, menos escatológica) se hacen con harina integral de centeno sobre una sartén o una plancha puesta al fuego. Después de probar unos buenos panes planos mexicanos la verdad es que me acerqué con algo de escepticismo a los flatkökur, pero el experimento culinario se saldó con un sorprendente y alabado resultado. Preparé una cena con ellos y los tres, mi mujer, mi hija y yo, nos los comimos en familia sin dejar una miga. Esto lo cuento porque en mis fracasos panaderos lo habitual es que me coma yo solo las pruebas mientras el resto se fríe unos huevos.

Son más firmes que las tortillas, tienen el aroma estupendo del centeno y además, sí, son muy saludables: integrales y sin grasas, por mucho que estas últimas me produzcan en sus distintas variedades redondas alegrías. Vale, llegados a una edad hay que cuidarse.

Los flatkökur se comen en Islandia acompañados con lonchas de carne ahumada de cordero. Lamentablemente no conseguí tal cosa y no me vi con fuerzas ni recursos para ahumar por mi cuenta un corderito. Así que los probé con rúcula y salmón, con cecina y también con lacón asado, y de todas esas variantes disfruté, sin descartarlo tampoco como pan de desayuno. Además, que no es poca virtud, se preparan rápido y se conservan bien metidos en una bolsa de plástico en la nevera.


Flatkökur, las tortillas integrales del círculo polar

Receta de wraps integrales típicos de Islandia, los flakokur son similares a una tortilla mexicana, pero hecha con harina integral. Se elabora con una masa simple de harina, sal, agua y levadura. La masa se extiende en discos delgados y se cocina en una sartén caliente hasta que estén dorados y ligeramente crujientes. Los Flatkökur son versátiles y se pueden disfrutar de muchas formas, ya sea como base para rellenos salados como carnes, quesos y vegetales, o incluso con ingredientes dulces como mermelada o crema. Son una opción popular para el desayuno o la merienda en Islandia.
4.50 de 2 votos
Tiempo de preparación 25 min
Tiempo de cocción 2 min
Tiempo de reposo 10 min
Tiempo total 37 min
Plato Acompañamiento, Aperitivo, Pan
Cocina Islandesa, Panadería casera
Raciones 8 flatkökur
Calorías 228 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla todos los ingredientes en un bol y acaba el amasado sobre la mesa. Como esta masa es bastante pegajosa, espolvorea la encimera con harina, te será más fácil. Haz una bola y déjala reposar diez minutos.
    masa flatkakor, tortilla de centeno islandesa
  • Dale a la masa forma de salchicha y córtala en ocho partes iguales con la rasqueta de acero. Haz bolitas con ellas.
    Trocea la masa
  • Pon una sartén al fuego y, mientras se calienta, estira la primera de las bolitas con el rodillo hasta conseguir un círculo de masa fina, de un par de milímetros de espesor. Enharina bien la encimera y la superficie del flatkökur, sin miedo, para evitar que se pegue. Cuando tengas el círculo hecho, pincha su superficie con un tenedor en distintos puntos.
    Pincha la masa con un tenedor
  • Coge con cuidado la tortilla y ponla sobre la sartén caliente, sin aceite. Mantén un fuego medio alto, sin que llegue a humear. En un minuto o un poco más, verás como empiezan a salirle círculos negruzcos en el lado que estás cocinando. Es el momento de darle la vuelta y dejarlo un minuto más por el otro lado.
    Da la vuelta a la flatkaka
  • Sácalo de la sartén y ponlo sobre una rejilla de enfriar. Con el pulverizador o, si no lo tienes, salpicando agua con los dedos, rocía (dos o tres disparos de pulverizador bastan) por cada lado el flatkökur.
  • Repite el mismo proceso con el resto. Cuando empiecen a enfriarse en la rejilla puedes pasarlos a un plato y apilarlos allí.

Notas

Una vez fríos puedes meterlos en una bolsa de plástico bien cerrada y guardarlos varios días en la nevera.
Si prefieres un sabor más algo más silvestre sustituye la leche por agua en la receta.
He visto en alguna receta islandesa que alguien sugiere hacerlos solo con centeno integral y agua, pero que me explican cómo diablos extienden esa pasta después con un rodillo y cómo la despegan de la encimera…
Y finalmente, en Islandia existe la costumbre, al parecer, de coger las tortillas cuando salen de la sartén y sumergirlas íntegramente en un recipiente con agua durante un segundo. He probado esa variante y no encuentro las virtudes que aporta remojar al pobre flatkökur, pero allá cada cuál con el respeto a las tradiciones.

NUTRICIÓN

Calorías: 228kcalCarbohidratos: 44gProteina: 8gGrasa: 3gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 0.5gGrasa monosaturada: 0.5gColesterol: 6mgSodio: 262mgPotasio: 236mgFibra: 5gAzúcar: 3gVitamina A: 83IUVitamina C: 0.001mgCalcio: 75mgHierro: 2mg

Categorías
Desayunos Panes planos verano

Beghrir marroquí, ¿cómo algo tan fácil puede estar tan bueno?

Beghrir marroquí, ¿cómo algo tan fácil puede estar tan bueno?


Valoraciones: 5 Comentarios

Beghrir marroquí, ¿cómo algo tan fácil puede estar tan bueno?

Valoraciones: 5 Comentarios

Mi abuela era muy bajita y una mujer encantadora y tranquila en todos los ámbitos de su vida salvo en la cocina. Allí asumía el mando militar de las operaciones y solo se podían hacer las cosas siguiendo exactamente sus órdenes, que no instrucciones. Si alguien no las acataba se desataba un metro y medio de furia en los fogones. Me acordé de ella haciendo los beghrir, porque mi abuela, que durante toda su existencia cocinó miles y miles de filloas (jamás hizo ningún otro tipo de pan plano, le hubiera parecido una traición), me hubiera hecho encarcelar y azotar si me hubiera visto con esto.

Me habría crucificado por esas extrañas burbujas y por lo gordas que salen cuando según la Ley Suprema de las Filloas, cuanto más finas, mejor. Y me preguntaba también cómo habría reaccionado mi amada teniente coronel al probar el beghrir, porque sin poder yo jamás aspirar a hacer sus filloas, sí puedo decir que he hecho unos beghrir cojonudos y hasta puede que mi querida abuela hubiera depuesto las armas.

Confieso que no tenía yo grandes esperanzas en esta receta, pero cuando empezaron a aparecer las burbujitas en la sartén me animé y después de probar el primero, más todavía. No solo porque están muy, muy buenos, sino porque no debe haber muchas cosas más fáciles de hacer. Cómetelos calentitos con miel, o con mantequilla y azúcar, o con mermelada. O solos. Prueba, que vale la pena.

Amasadora Ankarsrum

Receta de beghrir marroquí

Beghrir marroquí, ¿cómo algo tan fácil puede estar tan bueno?

También conocidos como "tortitas milagrosas" o "tortitas de los mil agujeros", los beghrir son una especialidad de la cocina marroquí. Son crepes esponjosas y ligeras, caracterizadas por su textura llena de pequeños agujeros en la superficie. Se sirven tradicionalmente con miel y mantequilla derretida, y a menudo se espolvorean con azúcar glas y se acompañan con té de menta. Los beghrir son una delicia única y sabrosa que forma parte de los desayunos y meriendas marroquíes.
5 de 4 votos
Tiempo de preparación 10 min
Tiempo de cocción 2 min
Tiempo de fermentación 2 h
Tiempo total 2 h 12 min
Plato Desayuno, Merienda
Cocina Marroquí
Raciones 8 Beghrir
Calorías 133 kcal

¿QUÉ VAS A NECESITAR?

Ingredientes
  

Elaboración paso a paso
 

  • Mezcla todos los ingredientes en un bol. Bate con unas varillas hasta conseguir una masa con una textura de crema bastante suelta.
    masa lista para ir a la sarten. Beghrir - Marruecos
  • Deja fermentar tapado durante dos horas a temperatura ambiente. Pasado ese tiempo verás que está lleno de burbujas, si no es así, espera un poco más.
  • Al final de la fermentación bate unos segundos para mezclar bien.
  • Pon una sartén al fuego y espera a que se caliente, sin llegar a humear. Llena un cucharón de sopa y vierte con él, con cuidado, la masa en el centro de la sartén. La mesa se extenderá por la sartén sin llegar a los bordes. Si ves que llega a ellos, pon menos cantidad la próxima vez.
    A los pocos segundos verás como la masa se llena de agujeritos.
  • En aproximademante un minuto verás que la superficie se ha secado de líquido, no hace falta ni que mires por debajo, es señal de que están listos. No les des la vuelta (se hacen solo por un lado).
  • Sácalos de la sartén y déjalos enfriar sobre la rejilla. Si los apilas uno sobre otro en caliente se acabarán pegando entre ellos.
  • Repite hasta acabar toda la masa. Listo.

Notas

Si te gusta el toque de la mantequilla puedes poner unos gramos en el fondo de la sartén antes de echar la cucharada de masa. Para gustos.

NUTRICIÓN

Calorías: 133kcalCarbohidratos: 25gProteina: 5gGrasa: 1gGrasa saturada: 1gGrasa polinsaturada: 0.3gGrasa monosaturada: 0.4gGrasa Transgénica: 0.003gColesterol: 22mgSodio: 211mgPotasio: 70mgFibra: 1gAzúcar: 1gVitamina A: 55IUVitamina C: 0.001mgCalcio: 29mgHierro: 2mg