Divinos y navideños roscos de vino


Valoraciones:
Malo, como pan de plásticoRegular, como cruasán a la planchaNo está mal, como mi primer pan caseroBueno, como mi quinto pan casero¡Estupendo! Me acabo de comer la hogaza enterita
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Divinos y navideños roscos de vino

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Malo, como pan de plásticoRegular, como cruasán a la planchaNo está mal, como mi primer pan caseroBueno, como mi quinto pan casero¡Estupendo! Me acabo de comer la hogaza enterita
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Sobre esta receta

A la hora de escribir de panes prefiero ser comedido en la apología. ¿A santo de qué voy a poner en cada pan que publico que está buenísimo, o que es excelente? Eso se le supone, ¿no? Porque si no, no iría aquí. Bien, pues hoy no puedo contenerme y ando por ahí como celebrando un gol. Estos roscos de vino están de muerte. Excelsos. Superlativos. Y siento que mi misión en esta tierra es difundir maravillas como esta. Por favor, no es por hablar, hazme caso, pruébalos y llora.

Ya me habían sorprendido los malagueños con su repostería tradicional con ese toque de matalahúga, pero nunca me había metido en sus entresijos navideños. Tras hacer unos polvorones de vicio hace unos día, pensé que los roscos tendrían muy difícil superarlos. Pues ahí estamos, con paradinha cada vez que paso por la cocina. Un par de ellos a media mañana, otro par de postre, los de la merienda… Si nunca has probado más que cosas del mismo nombre de las que salen del súper, de esas que vienen en paquetitos individuales y que siempre sobran, entonces no has probado los roscos de vino. Como diría Platón, esas cosas industriales no son más que sombras en la caverna. Si quieres ver la luz, haz esto. ¡Bendita repostería malagueña, poema de moscatel, ajonjolí y matalahúga! ¡Qué buena estás!

Qué voy a necesitar

Ingredientes para hacer unos 35 roscos

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  1. Con el horno precalentado a 150 grados, extiende la harina sobre una bandeja forrada con papel de hornear. Métela a media altura y déjala media hora para que se tueste ligeramente. A los 15 minutos puedes darle unas vueltas con una espátula para que el tostado sea homogéneo.
  2. Mientras se tuesta la harina, por las semillas de sésamo en una sartén y tuéstalas también hasta que oscurezcan ligeramente. No te pases con el tiempo, cinco minutos bastan dándole vueltas constantemente para que no se quemen.
  3. En un bol, incorpora la manteca a temperatura ambiente, el azúcar glas, la canela y el anís verde. Vete removiendo e incorpora poco a poco la harina, tamizada, y el sésamo cuando hayan enfriado. Completa con el vino dulce y amasa brevemente hasta conseguir una masa homogénea.
  4. Mete esa masa en la nevera unos 45 minutos para que coja consistencia. Después, con un rodillo, estira sobre la mesa enharinada hasta dejar una capa de masa de un dedo de grosor, unos dos centímetros.
  5. Con el corta pastas haz círculos y vete colocándolos en una bandeja con papel de hornear (te vale el mismo papel que empleaste para tostar la harina). Cuando la bandeja esté completa, coge el descorazonador de manzanas o el cilindro que vayas a emplear para ello, y hazles uno a uno el agujero a los roscos. Es más cómodo hacerlo en este momento que sobre la encimera.
    descorazonar-roscos
  6. Con el horno precalentado a 180 grados, pon los roscos a media altura y déjalos unos 20 minutos. Retíralos y pásalos a una rejilla para enfriar en cuanto puedas manipularlos sin quemarte. Cuando estén fríos, rebózalos uno a uno en azúcar glas. Puedes conservarlos durante semanas en una caja bien cerrada. A por ellos.

Consejos

Si no tienes moscatel puedes emplear otro vino, pero siempre que sea dulce, no seco, tipo Pedro Ximénez.

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