Este pan de centeno con semillas de alcaravea es muy común en los delis de Nueva York y se usa para los sandwiches más conocidos de la ciudad: de pastrami, brisket o rubens. Su miga densa lo aguanta todo y la alcaravea le da un ligero sabor anisado delicioso.
Esta es una ligera modificación de la receta de King Arthur Flour. Es muy sencilla de hacer, aunque la masa es algo pegajosa (evita la tentación de añadir más harina de la recomendada). Para la segunda fermentación, te recomendamos que uses un banneton alargado mediano.
Receta de pan de centeno “New York Deli Rye”
El pan de centeno "New York Deli Rye" es un pan oscuro y sabroso con una textura densa. El centeno integral le aporta un sabor distintivo y las semillas de alcaravea añaden un toque de especias. Perfecto para hacer sándwiches deliciosos y auténticos, evocando el ambiente de los delis de Nueva York.
Mezcla la harina de centeno, azúcar, levadura seca y agua en un bol y deja reposar 20 minutos.
Añade el yorgur, sal y harina panadera y amasa (10 minutos a mano, 6 en amasadora).
Cuando la masa tenga cuerpo, esparce las semillas de alcaravea por encima, amasa unas cuantas veces para que se distribuyan homogeneamente y pasa a un bol (si usas amasadora, deja en el mismo recipiente de amasar). Tapa y deja reposar 60-90 minutos en un lugar templado.
Pasa la masa a la encimera ligeramente enharinada, quítale el gas aplanándola suavemente con las manos, forma una bola y deja reposar unos minutos.
Dale forma de hogaza o de barra y deja fermentar en el banetón entre 60 y 90 minutos. Al final del segundo levado, precalienta el horno a 220º.
Pasado este tiempo, vuelca con delicadeza la masa sobre una bandeja de horno y haz unos cortes de 1,5 cm de profundidad con una cuchilla.
Baja la temperatura del horno a 180º y hornea durante 45 minutos.
Saca el pan del horno y deja enfriar sobre una rejilla.
Halloween está aquí para quedarse. Mejor que discutir si esto es bueno o malo, preferimos buscar una receta adecuada para esta fiesta llena de vampiros y zombis de cartón piedra y momias salchicha y arañas de huevo. Nosotros, huyendo del cuquismo, preferimos inspirarnos en la morcilla. Porque vampiros habelos, hainos, pero una cosa es un cupcake de color rojo sangre y otra muy distinta una lamprea a la bordelesa.
La sangre se ha consumido desde que se comen animales. Morcillas, filloas, civets y sarrabulhos deben su color negro a su uso como ingrediente y dicen que, como muchas abuelas repetían, es muy nutritiva gracias al hierro que contiene. Además, puede usarse como sustituto del huevo porque tiene una composición similar, según The Nordic Food Lab, que ha investigado sobre nuevos usos de la sangre en la cocina. Como también en los países nórdicos puedes encontrar en los supermercados pan de sangre (blodbröd o verileipä), nos hemos quedado con estas dos ideas venidas del norte —sustituto de huevo y pan– para preparar esta propuesta halloweenera: un brioche de sangre.
Para conseguir auténticas caras de susto, se recomienda servir y explicar lo que lleva una vez se haya probado.
Propuesta halloweenera: brioche negro
Si buscas ideas nuevas para Halloween y te gusta la morcilla, te aseguro que con este briocho no dejará indiferente a nadie.
Añade el resto en 3 tandas, esperando siempre a que la sangre o huevos se mezclen bien.
Cuando la masa sea homogénea y tenga cuerpo, añade la sal y la mantequilla a temperatura ambiente y cortada en trozos y amasa con el gancho hasta que se haya incorporado toda la mantequilla y la masa tenga un aspecto brillante y sedosos.
Tapa el recipiente de la amasadora con film transparente y deja reposar una hora. Luego mete en la nevera durante toda la noche.
Al día siguiente, vuelca la masa sobre la encimera y desgasifica.
Haz una bola con la masa y coloca en un molde de pannetone. Tapa y deja reposar hasta que haya doblado su volumen.
Pinta con huevo la superficie y haz dos cortes en forma de cruz en la superficie. Hornea a 180º durante 25 minutos y deja enfriar sobre una rejilla.
Los prefermentos. ¿Os suena raro este palabro? Pues pronto dejará de hacerlo porque os vamos a explicar qué son, para qué sirven y por qué los tenéis que utilizar.
¿Qué es un prefermento? Es una mezcla de harina, agua y levadura que se hace fermentar previamente a su incorporación al resto de los ingredientes para preparar la masa definitiva.
¿Cuál es el objeto de usar un prefermento y cuáles son sus ventajas? Los panaderos profesionales desde hace siglos usaban un resto de masa del día anterior que añadían a la hornada del día. Sabemos que los bichos que fermentan un pan, las levaduras y las bacterias lácticas y acéticas, en especial estas últimas, necesitan tiempo para actuar y dar al pan todo el sabor y aroma posibles. El uso de una porción de masa previamente fermentada con tiempo y cariño aporta ese sabor y aroma sin necesidad de fermentar toda la masa un tiempo largo. Es decir, que obtenemos las ventajas de una fermentación larga con el uso de una cantidad comparativamente pequeña de masa, que además no es necesario amasar, con lo que ello supone de comodidad.
Diréis que en qué se diferencia un prefermento de una masa madre con levadura silvestre. Pues fundamentalmente en dos cuestiones: el prefermento lleva levadura de panadería comercial y además tiene fecha de caducidad, al contrario que la masa madre natural, cuyo poder para levar puede durar años.
Los prefermentos deben actuar un mínimo de 3 o 4 horas para desarrollar algo de sabor, pero lo ideal es dejarlos toda una noche fermentando lentamente. Para ello necesitan, como os podéis imaginar, una cantidad de levadura de panadería bastante escasa, por ejemplo de 0,1 g para 12 horas de fermentación (lo que es un pellizco…).
¿Para qué inventar si puedes copiar? Aunque a mí me gusta más la palabra inspirarse. Pues nos inspiramos en los maestros Jeffrey Hamelman e Ibán Yarza para clasificar los prefermentos, que se pueden agrupar en los siguientes tipos fundamentales:
Masa fermentada. Es sencillamente una porción de masa de una hornada anterior, ya fermentada, que se usa para añadir a una hornada nueva. Contiene sal pues es parte de una masa de pan, y mejora el sabor del pan.
Poolish. Mezcla de agua y harina a partes iguales (100 % de hidratación), añadiendo una proporción muy baja de levadura de panadería, entre el 0,08 % y el 1 %, según el tiempo que se le desee dar a esta fermentación previa. No contiene sal y aumenta la extensibilidad de las masas, por lo que facilita el formado y da un mayor volumen a las piezas. Da un gusto suave, con un característico toque láctico.
Biga. Término italiano que significa masa madre, suele ser más densa que el poolish, con un 45-50 % de hidratación. Igualmente la cantidad de levadura de panadería que se le añade oscila entre el 0,08 % y el 1 %. Tampoco contiene sal. Su acidez contribuye al volumen y la rigidez de las masas, por eso se suele usar para hacer chapata, por ejemplo.
Esponja. Tiene una hidratación intermedia entre las dos anteriores (60 %). Clásicamente se usa en panes de molde y bollería.
Y ahora vamos con la receta propiamente dicha de esta hogaza rústica con poolish. Como hemos comentado anteriormente, el poolish es una masa madre de levadura bastante líquida, con una hidratación del 100 %, que da un gusto suave. Esta hogaza tiene una hidratación del 70 %.
Hogaza rústica con prefermento poolish
Hogaza rústica con gran sabor gracias al uso de prefermento.
Los panes con prefermento requieren que nos planifiquemos el día anterior, para preparar el poolish en este caso y que fermente toda la noche. Mezclamos los ingredientes indicados en un bol, lo tapamos y lo dejamos fermentar a gusto.
Al día siguiente ponemos en un bol el poolish con el resto de los ingredientes y empezamos a amasar, a mano o con amasadora, como más nos guste. A mí me gusta mucho el método de amasados breves y reposos; suelo amasar 1-2 minutos y dejar reposar 10-15 minutos, así tantas veces como sean necesarias hasta que la masa esté fina y elástica.
Hacemos una bola con la masa y la ponemos con la unión hacia arriba en un cuenco aceitado. Tapamos y dejamos fermentar en bloque hasta doblar el volumen (aproximadamente 2 horas).
Desgasificamos la masa sobre la encimera enharinada, volvemos a bolear para formar la hogaza, dándole bien de tensión en la superficie.
Colocamos la hogaza con la costura hacia arriba en un banneton redondo. La cubrimos con un plástico o un paño y dejamos fermentar hasta un desarrollo razonable del gluten (alrededor de 1,5 horas). Yo uso la prueba de hacer un hoyito con el dedo en la masa: si el hoyito se recupera y la superficie vuelve a su sitio con rapidez, el gluten no está muy desarrollado. Cuanto más le cueste al hoyito recuperarse, más desarrollo del gluten indicará. No hay que llegar al extremo de que se desarrolle todo el gluten y el hoyito quede hundido, porque significará que el pan se ha sobrefermentado y, entre otros efectos, no se expandirá nada en el horno.
Calentamos el horno mientras tanto a 250°. Cuando la hogaza esté en su punto de fermentación la pasamos a una tabla espolvoreada de harina o semolina para trasladarla al horno. Yo uso una piedra para pan colocada en la solera y una bandejita con piedra volcánica para vaporizar agua.
Depositamos la hogaza con rapidez en el fondo del horno y vaporizamos algo de agua nada más meterla. Cerramos la puerta y cocemos la hogaza 15 minutos sin aire, con calor arriba y abajo.
Cuando el pan haya llegado a su máxima expansión bajamos la temperatura a 200-210° y cocemos otros 20 minutos con el aire conectado, si es posible, para ayudar al secado del pan. Al finalizar la cocción podemos tener el pan en el horno otros 5-10 minutos con la puerta entreabierta, para que se acabe de secar la corteza. Sacamos el pan a enfriar por completo en una rejilla.
Los muffins ingleses son una muestra más de que se pueden hacer panes deliciosos sobre una sartén, sin encender el horno, igual que el naan que preparamos en la entrada anterior. Y para esta receta de English Muffins no hace falta ni siquiera saber formar, pues se cortan como si fueran galletas, con un cortapastas redondo o un aro de emplatar. No digáis que no os lo ponemos fácil.
Eso sí, con estos English muffins estamos haciendo un poco de trampa: los más genuinos se hacen con una masa con mayor hidratación que la que usamos aquí, pero esa mayor hidratación no permite cortar la masa con cortapastas. Digamos que estamos empezando por los muffins fáciles y más adelante, cuando todos seáis unos maestros panaderos, ejem, pasaremos a los muffins de hidratación alta. Dicha mayor hidratación produce unos panecillos con alvéolos más grandes, huequecillos que los británicos denominan nooks and crannies y que son perfectos para albergar mantequillas y mermeladas…
Pero dejémonos de tecnicismos; estos panecillos son ideales para el desayuno, abiertos por la mitad y bien untaditos de mantequilla y mermelada, tostados o no, eso lo dejamos a vuestro libre albedrío. Porque sean como sean y tengan la hidratación que tengan disfrutaréis en casa de un apabullante aroma a pan bien hecho… Os desafiamos a que os duren más de un día.
Receta de English Muffins sin horno
Panecillos redondos y aplanados, originarios de Inglaterra. Los English Muffins son conocidos por su textura esponjosa y ligeramente crujiente en el exterior. Se cocinan a la plancha, lo que les da un sabor único. Estos panecillos se pueden disfrutar tostados y untados con mantequilla, mermelada o como base para crear deliciosos sándwiches. Los English Muffins son un clásico desayuno británico y una opción versátil para cualquier momento del día.
Vamos a hacer los muffins por el método directo: mezclamos todos los ingredientes y amasamos hasta obtener una masa lisa y elástica. A mí me gusta amasar, a mano o con amasadora, alternando amasados cortos, de 1-2 minutos, con reposos de 10-15 minutos. Ya sabéis que los reposos nos hacen parte del trabajo, pues el gluten se sigue hidratando.
Cuando la masa esté lista la metemos en un recipiente aceitado, tapamos y dejamos que doble el volumen.
Con la masita fermentada enharinamos la encimera y desgasificamos la masa sobre ella, amasándola brevemente. La dejamos reposar para que se relaje el gluten, pues la vamos a estirar con un rodillo.
La estiramos a un grosor de unos 8-9 mm y cortamos redondeles de masa de unos 7-8 cm. Si la masa se resiste a ser estirada la dejamos reposar tapada un poco más. Los recortes se juntan y se vuelven a estirar hasta acabar la masa.
Ponemos los muffins a fermentar sobre una superficie enharinada, tapaditos con plástico o un paño, y dejamos que suban algo, pero no hace falta que doblen.
Cuando hayan esponjado y estén blanditos al tacto calentamos una sartén antiadherente a fuego medio. Ponemos los muffins y los cocemos unos 5 minutos por cada lado; es muy divertido ver cómo van esponjando y subiendo sobre el fuego.
Los dejamos enfriar sobre una rejilla y a disfrutar de un desayuno británico de pura cepa.
Que sí, que se puede hacer pan en sartén. Es facilísimo y muy satisfactorio. Nuestros antepasados primitivos empezaron haciendo pan sobre piedras planas calientes y tampoco hemos progresado tanto. Y además, ¿para qué progresar con utensilios y métodos que son perfectamente válidos en cualquier época y situación?
Como decía, hoy día podemos hacer pan sobre una buena sartén, con un grosor adecuado. No podremos preparar baguettes u hogazas, pero sí excelentes panes planos para los que el calor local de una sartén es más que suficiente. Es el caso de este pan que os mostramos hoy, un tipo de pan con origen en la India, el naan.
En la India hay dos familias de panes, los fermentados, de influencia musulmana, y los ácimos, sin fermentación y completamente planos. El naan pertenece a los panes fermentados, que aunque planos guardan cierta esponjosidad y tienen una miga levemente aireada, aunque también tienden a formar huecos dentro del pan, el mismo efecto que llevado al extremo nos da un pan pita.
Pan naan, receta en sartén
La receta de pan naan en sartén es un pan indio tradicional, conocido por su textura esponjosa y su sabor ligeramente dulce. Se cuece en una sartén, lo que le otorga una corteza ligeramente crujiente y un interior suave. Es versátil y se puede disfrutar solo o como acompañamiento de platos salados.
Este pan lo hacemos por el método directo. Mezclamos todos los ingredientes menos el aceite y amasamos hasta obtener una masa blandita y adherente, pero poco pegajosa.
Ponemos la masa en un cuenco o recipiente con tapa engrasado, la tapamos y dejamos que doble el volumen.
Cuando haya doblado la aplastamos sobre la encimera enharinada para desgasarla y la dividimos en tres o cuatro partes, según el tamaño de nuestra sartén (si hacemos tres partes cabrán en una sartén de unos 28 cm).
Boleamos cada trozo y lo aplastamos con la mano en forma de torta. Los tapamos y dejamos reposar 10 minutos para que se relaje el gluten y podamos estirarlos cómodamente.
Estiramos cada torta con un rodillo hasta un grosor de unos 3-4 mm, enharinando bien la torta por debajo y por encima para que no se nos pegue; en este caso he usado sémola para este fin, que es un ingrediente que me gusta mucho.
Calentamos una sartén de fondo grueso a fuego medio-alto y cuando esté caliente pincelamos con un poco de aceite de oliva y acostamos la primera torta tan ricamente. La cocemos durante por lo menos 4-5 minutos por cada cara. Veréis que queda marcada con unos característicos puntos tostados donde toca con la sartén.
Procedemos de igual manera con el resto de las tortas; cuando estén hechas las vamos poniendo en una cesta tapadas con un paño para que se mantengan calentitas y blandas.
Notas
Este pan está estupendo recién hecho y aún caliente. Como una vez fermentado las tortas se forman y se cuecen enseguida no cuesta nada planificarse y hacer el naan justo antes de servir la comida. Imaginaos acompañar con este naan un buen curry casero, ¿a que os apetece?
El pan, en verano, es para los bocadillos de pimientos fritos en la playa porque las fermentaciones se vuelven locas y con estos calores solo encienden el horno aquellos con piel de amianto, mientras el resto nos refrescamos poniéndonos a remojo, bebiendo cañas y comiendo helados.
Abandonamos momentáneamente el panarrismo porque hay que aprovechar que mucha fruta está en su mejor momento para hacer helado. Nosotros lo proponemos al estilo de Filadelfia, una receta tradicional de EE.UU. en donde solo hay que mezclar los ingredientes, sin necesidad de huevos ni cocción suave previa.
El fundamento de la preparación es escoger fruta muy madura, perfumada y sabrosa y potenciar sus cualidades con azúcar, limón, vainilla y extracto de almendra.
Se recomienda usar heladera, pero no es imprescindible.
Receta de helado de fruta sin huevo
Receta de helado muy cremoso. Si te gusta el helado de frutas, esta es tu receta.
Haz un puré fino con la batidora con todos los ingredientes, excepto la nata.
Pasa a un bol, añade la nata y mezcla
Pásalo a la heladera y sigue las instrucciones del fabricante.
Si no tienes heladera: método McGyver
Coloca una flanera de paredes lisas (no onduladas), o recipiente similar, dentro de una olla que sea aproximadamente de la misma altura y sujétala a la olla con celo.
Rellena con agua la olla y mete todo en el congelador durante dos días. La flanera estará rodeada por una camisa de hielo y la mezcla se congelará rápidamente, dejándola más cremosa.
Echa la masa en la flanera, guarda en la nevera o congelador y remueve cada 5 ó 10 minutos, asegurándote de raspar bien las paredes para despegar la masa helada e incorporarla al resto. Repite el proceso hasta que esté listo el helado (entre 30 y 45 minutos).
Si no tienes heladera: método vago
Echa la mezcla en un bol, mete en el congelador y remueve cada 20 minutos hasta que el helado esté listo (2 ó 3 horas).
Terminamos estas lecciones de pan básico con la pita, un pan plano muy apetecible para los días de sol y parrilla. Al hornearse, la masa se hincha y forma un paquete, algo que gusta especialmente a los niños. Una vez frío, se recorta un extremo y se rellena con lo que más te apetezca.
Los ingredientes y la preparación inicial es la misma que para la hogaza de pan o la pizza. La diferencia está en el aplanado de la masa, que hace que se ahueque cuando la horneas.
El sábado 27 de junio tendremos el chat abierto de 10:00 a 13:30 para responder en directo a vuestras dudas. Te esperamos.
Echa la harina, levadura y sal en el bol y remueve para mezclar bien los ingredientes.
Echa el agua y mezcla hasta tener una masa homogénea. Importante: no amases, solo mezcla.
Tapa el bol con film transparente (o en una bolsa de plástico de supermercado) y deja reposar entre una y 3 horas a temperatura ambiente (1, si vives en sitios calurosos; 3, si vives en lugares fríos).
Tras la fermentación a temperatura ambiente, mételo en la nevera durante un mínimo 8 horas.
Saca la masa de la nevera 2 horas antes de comer el pan.
Divide la masa en 6 trozos y dale forma de bola pequeña, como en el vídeo.
Enharina una parte de la encimera y deja reposar con film transparente las bolas de masa entre una (lugar cálido) y dos horas (lugar frío).
Si vas a usar el horno, ponlo a calentar media hora antes de hacer el pan a temperatura máxima con la bandeja en la parte de abajo. Si usas plancha, solo tienes que calentarla unos minutos antes de hacer las pitas.
Una vez caliente el horno, enharina la encimera y un rodillo y aplana una bola hasta que te quede muy fina.
Cógela con la mano y colócala sobre la bandeja de horno o sobre la plancha (si usas esta última, dale la vuelta al pan cuando tenga burbujas grandes). A los pocos minutos se hinchará. Saca el pan del horno y mete otra pieza. Repite con el resto de bolas.
¿Cómo se dice pan en inglés? Bread; ¿y en danes? Brød; ¿sueco? Bröd; ¿alemán? Brot; ¿y en gallego? Broa… si es de harina de maíz.
La palabra broa tiene un origen germánico intrigante, porque probablemente se incorporase al léxico del noroeste peninsular en la Alta Edad Media, con la llegada de los suevos, siglos antes de que se cultivase maíz en Europa.
Es un sonido antiguo que da nombre a un pan de áspecto tosco, con corteza gruesa, miga densa y húmeda, ácida y con un toque dulzón. En Galicia, en la noche de San Juan, es tradición saltar lumeiradas o cacharelas, dejar reposar a la luz de la luna las herbas de San Xoan remojadas en agua recogida de siete fuentes y comer sardinas asadas sobre una gruesa rebanada de broa.
Te invitamos a que celebres el solsticio de verano con este pan, sardinas asadas y un paseo por el campo recogiendo ruda, romero, helechos, hierbaluisa, hinojo, rosas silvestres y laurel que te ayudarán a espantar el mal de ojo, las envidias y las meigas.
Receta de broa, pan de maíz de Galicia y norte de Portugal
La broa es un pan tradicional de Galicia y el norte de Portugal. Se caracteriza por su textura densa y compacta, y su sabor ligeramente dulce y terroso. Se elabora con harina de maíz parcialmente escaldada y se le añade levadura para hacerlo esponjoso. La broa es un acompañamiento perfecto para sardinas asadas, platos de bacalao o caldo verde. También se puede disfrutar sola, cortada en rebanadas y untada con mantequilla.
Mezcla el resto de ingredientes, tapa y deja reposar.
Une ambas mezclas y remueve bien hasta que tengas una masa homogénea.
Es muy importante que la masa sea alta. Si te queda muy plana, el pan será todo corteza. El molde de pan inglés grande es perfecto. Úntalo con mantequilla, rellena con la masa, tapa y deja reposar un mínimo de 8 horas.
Si no tienes molde, cubre una olla pequeña con film transparente, unta con aceite, rellena con la masa, tapa y deja reposar. A la hora de hornear, vuelca la masa fermentada sobre la bandeja de horno y quita el film.
Hornea a 200º durante una hora y cuarto (si usas molde, saca el pan de él a los 35 minutos y sigue horneando). El pan debe quedar oscuro. Deja enfriar sobre una rejilla.
Sala generosamente unas sardinas bien gordas y cargadas de grasa y haz a la plancha, sin limpiar. Usa rebanadas gruesas de broa como plato y come el pescado con las manos, cogiendo pequeños trozos y dejando que sus jugos empapen el pan. Tras usarlo con dos o tres sardinas, híncale el diente y disfruta.
Echa la harina, levadura y sal en el cuenco y remueve para mezclar bien los ingredientes.
Echa el agua y mezcla hasta tener una masa homogénea. Importante: no hay que amasar, solo mezclar.
Tapa el bol con film transparente (o en una bolsa de plástico de supermercado) y deja reposar entre una y 3 horas a temperatura ambiente (1, si vives en sitios calurosos; 3, si vives en lugares fríos).
Tras la fermentación a temperatura ambiente, mételo en la nevera.
Saca la masa de la nevera 2 horas y media antes de comer las pizzas.
Divide la masa en tres trozos y dale forma de bola (en el vídeo se forman bolas pequeñas, pero la técnica es la misma).
Enharina una parte de la encimera y deja reposar con film transparente las bolas de masa entre una (lugar cálido) y dos horas (lugar frío).
Mientras tanto, coloca los ingredientes de la pizza en cuencos.
Media hora antes de hacer las pizzas, pon a calentar el horno a la temperatura máxima que alcance, quitando todas las bandejas.
Enharina la encimera, coge una bola y vete empujando la masa del centro a los bordes para ir formando un disco. Usa primero las yemas de los dedos para hacerlo con toda la mano cuando el tamaño del disco lo permita. El centro quedará fino y los bordes gruesos. Usa un trozo de masa mayor que el que puedes ver en el vídeo.
Si tienes pala de horno, echa un poco de semolina (la mejor opción) o harina. Coloca la base de pizza sobre la pala, condimenta y pon la pizza directamente sobre la base del horno, sin ninguna bandeja, durante 3 ó 4 minutos. Si no tienes pala de horno, coloca la base sobre un trozo de papel de horno, condimenta y pon el papel directamente sobre la base del horno.
Pasado este tipo, pon la pizza en una bandeja, colócala en la parte más alta del horno y dale a tope al grill durante otros 3 minutos.
Cuando tenga un bonito color dorado, saca del horno, sirve y repite el proceso con el resto de masa.
Importante: todos los tiempo son aproximados. Deberás ajustarlos a la temperatura de tu cocina y tu horno. Esto es parte del aprendizaje que solo te da la práctica.
Si tienes alguna duda, deja un comentario y lo responderemos lo antes posible. También abriremos el chat de ayuda el viernes de 9:00 a 10:00 y de 17:00 a 19:00 y el sábado de 10:00 a 14:30.
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Tras la primera lección sobre cómo hacer una hogaza de pan, pasamos a la masa de pizza. Usaremos la misma mezcla de ingredientes y fermentaremos de igual manera. Lo que queremos es que te familiarices con una masa base hasta que puedas hacer varios tipos de panes con los ojos cerrados.
Desarrollo
Como el calor aprieta y a varios participantes de la lección del pan se les ha pasado de fermentación la masa, vamos a ajustar los tiempos. Mañana, jueves 28, publicaremos la receta detallada.
Primer día (viernes, 29 de mayo): si vives en un lugar caluroso, harás la mezcla el viernes por la tarde para meterla en la nevera tras una hora de fermentación a temperatura ambiente. Si vives en un lugar templado, podrás hacer la mezcla por la mañana y meterla en la nevera a mediodía, tras unas 3 horas de fermentación a temperatura ambiente. Horario de chat de ayuda: de 9:00 a 10:00 y de 17:00 a 19:00 Tiempo total: 30 minutos (limpieza incluida)
Segundo día (sábado, 30 de mayo): sacarás la masa de la nevera y harás tres o cuatro bolas que dejarás reposar una o dos horas a temperatura ambiente para luego darles forma, condimentar y hornear en unos 8 minutos. Horario de chat de ayuda: de 10:00 a 14:30 Tiempo total: 1 hora+el tiempo de espera.
pala de horno. Te ayudará a pasar la pizza al horno fácilmente.
Semolina. Ayuda a que la pizza se deslice fácilmente por la pala de horno.
Para condimentar las pizzas puedes usar lo que más te guste, pero a nosotros nos gusta la básica con tomate fresco rallado, mozzarella, albahaca fresca y aceite de oliva.
El ser humano empezó a consumir harina cuando aprendió a machacar con piedras granos de cereales silvestres hace, por lo menos, 30.000 años. Probablemente se usase para preparar tortas y gachas y se tardasen algunos milenios más en controlar la fermentación natural —cuando la agricultura facilitó la disponibilidad de cereales y la aparición de artesanos especializados— para que pudiésemos disfrutar de panes más ligeros y sabrosos.
La pasta llegó un poco más tarde y parece ser que fue cosa de los chinos, aunque nosotros la conozcamos por los italianos, la fideuá y los macarrones con chorizo. Pese a que generalmente la compremos ya lista, la nueva publicación de Libros con Miga debería animar a cualquiera a hacer pasta fresca en casa.
Lo que me ha sorprendido del libro “Pasta fresca” es lo mucho que he aprendido con los detalles sencillos: que se te pega la pasta cuando la estiras, pues usa un trapo; ¿quieres hacer lasaña? Deja las láminas más gruesas y cuécelas menos para saborear bien la pasta; ¿vas a hacer lasaña boloñesa? no mezcles las salsa… Tras leer el libro te quedas convencido de que hacer pasta es muy sencillo y solo necesitarás un par de huevos (de gallina) y harina.
Dejamos, como muestra, la receta para hacer láminas de lasaña o tallarines verdes. Se recomienda comer con la salsa boloñesa que viene en el libro, que está riquísima.
No todo va a ser pan: cómo hacer pasta fresca casera
Pasta casera de espinacas: Una pasta fresca y vibrante hecha a mano, que incorpora espinacas para añadir color y nutrientes. La pasta casera de espinacas es una opción saludable y deliciosa para disfrutar con tus salsas favoritas y agregar un toque de verdor a tus platos de pasta.
250gharina panadera ecológica El Amasadero(recomendamos esta harina porque está molida a piedra y tiene una textura más gruesa, que es la adecuada para esta receta de pasta)
2huevos enteros
30gespinacasu ortigas cocidas.
Elaboración paso a paso
Tamiza la harina y haz un volcán.
Casca los dos huevos en el cráter (ya que hablamos de volcanes), pon las verduras muy escurridas y picadas y rompe la yema con un tenedor.
Vete mezclando poco a poco la harina, incorporándola de los bordes del cráter hacia el centro.
Cuando tengas una pasta que puedas manejar con las manos.
Mézclala con el resto de harina y amasa suavemente hasta que tengas una bola.
Tapa y deja reposar media hora.
Con un buen rodillo, extiende la masa hasta obtener una lámina fina. Si se te pega a la mesa, estírala sobre un mantel, como me pasó a mí.
Si vas a hacer lasaña, deja la masa un poco gruesa y corta con la forma deseada. Si prefieres tallarines, estirála más, pliégala en tres y córtala en tiras finas con un cuchillo afilado. Luego puedes cocerla, secarla y guardarla en un tarro hermético o congelarla.
Muchísimas gracias por haberte animado a hacer pan con nosotros el fin de semana pasado. Te pido disculpas si he dejado alguna pregunta tuya sin respuesta o ha llegado tarde. Para la siguiente lección mejoraré el sistema de seguimiento para intentar que no se me pase ni una.
Viendo las fotografías de los panaderos novatos que han seguido la primera lección de cómo hacer un pan sencillo, todo el que lea esto y todavía no se haya atrevido, debería aparcar los miedos y lanzarse a hacer pan porque las probabilidades de éxito son muy grandes.
Para terminar esta parte y antes de pasar a la lección de masa de pizza, aprovechamos para explicar algunos problemas comunes.
¿Por qué se me abre el pan por un lateral y no por los cortes?
La causa más probable es que al dar forma de bola a la masa esta no haya tenido suficiente tensión. La parte superior —en donde se le hacen los cortes— debe quedar lisa y tirante (pero sin llegar a rasgarse). Es uno de los problemas más comunes cuando se empieza a hacer pan. No tengas miedo a darle tensión a la masa cuando la formas.
El pan de Marta Cabañas, abierto por un lado. Pese a haberse abierto por el lateral, la miga estaba estupenda.
La masa, después de haberla plegado, no sube
El tiempo de levado (fermentación en el argot panarra) depende muchísimo del calor. En Sevilla el proceso a temperatura ambiente será mucho más corto que en Santander, por ejemplo. He dado tiempos aproximados, pero en cada cocina será distinto. Si no te sube en la fermentación final (sexto paso), reduce a la mitad el tiempo en la fermentación inicial a temperatura ambiente (cuarto paso).
El pan me queda muy pálido
No todos los hornos son iguales y los tiempos y temperaturas que damos son aproximados. Si la corteza no te queda clara, sube la temperatura y deja el pan un poco más en el horno. Sin miedo: mejor pasarse que quedarse corto.
Vuestras fotos
Y terminamos con las fotografías de vuestros panes (si la tuya no está, indícanoslo en los comentarios de la página). Nos vemos en la lección de pizzas de la semana del 25 al 31 de mayo.
Toca ponerse manos a la obra. Sigue los pasos con atención, pregunta las dudas que tengas y verás como consigues un pan muy rico. Si te equivocas, no te preocupes: esta preparación perdona los errores.
Importante: si vives en un sitio en donde haga calor, la masa fermentará mucho más rápido cuando la dejes a temperatura ambiente.
Lugares cálidos: fermentación a temperatura ambiente durante 1-3 horas 3 horas horas. Para tener el pan listo el sábado a mediodía, empieza el viernes por la mañana o a mediodía.
Lugares templados: fermentación a temperatura ambiente durante 4-8 horas 8 horas. Para tener el pan listo el sábado a mediodía, empieza el jueves antes de ir a dormir.
Primer paso: preparar el material necesario
Coloca en la encimera los siguientes utensilios:
* Un bol grande (mejor si es de cristal)
* Film transparente
* Los cazos medidores (si tienes el kit panarra) o una báscula
* La rasqueta de plástico (si tienes el kit)
* Una botella de agua mineral o un jarra pequeña con agua del grifo
* La bolsa de harina abierta (corta toda la parte superior de la bolsa)
* Un sobre de levadura seca o la levadura fresca
* Sal
Segundo paso: medir cantidades de los ingredientes secos
Si tienes una báscula, pesa 450 g de harina
Si no la tienes, mide 3 “cups” o 775 ml de harina. Fíjate en la foto, para tener una idea de cuánta harina va en cada cup. Echa la harina en el bol.
Importante: calcular el peso por volumen es muy inexacto. Si vas a hacer pan habitualmente, te ayudará mucho una báscula de cocina.
Añade al bol una cucharadita de postre de levadura seca y dos de sal.
Remueve con una mano para mezclar bien los ingredientes.
Tercer paso: medir el agua y mezclar ingredientes
Si tienes báscula, pesa 300 g
Si no la tienes, mide 1 cup y 1/4 de cup escaso.
Echa el agua en el bol, sujétalo con una mano y remueve con la otra los ingredientes hasta que tengas una masa homogénea. Si tienes el kit panarra, puedes usar la rasqueta para mezclar los ingredientes. La masa quedará pegajosa y poco homogénea, como puedes ver en la siguiente foto.
Cuarto paso: reposo a temperatura ambiente
Usa el film transparente para tapar bien el bol y deja reposar.
Si vives en un sitio caluroso, deja reposar entre 1 y 3 horas 3 horas.
Si vives en un sitio templado, déjalo reposar toda la noche (unas 8 horas).
Quinto paso: fermentación en la nevera
Mete el bol en la nevera y déjalo ahí hasta que lo necesites (puede aguantar hasta 48 horas en la nevera, aunque perderá fuerza).
Sexto paso: formado de hogaza
Si tienes el kit panarra, enharina el banneton y reserva. Si no lo tienes, pon papel de horno sobre una bandeja de horno y reserva.
Haz hueco en la encimera y espolvorea con harina. Saca la masa de la nevera y pásala del bol a la encimera. Con las manos enharinadas, dale forma de rectángulo (no te preocupes si te queda irregular) y haz unos pliegues como se ve en las fotos.
Extiende la masa sobre la encimera enharinada. Pliega un tercio de la masa sobre sí misma. Pliega el otro tercio de forma que cubra el pliegue anterior
Pliega de nuevo en dos
Enharínate bien las manos de nuevo, coge la masa con las dos manos e intenta formar una bola con la masa haciendo un movimiento envolvente con las manos. Si no te sale, no la manosees más y sigue adelante.
Si tienes el kit panarra, pon la masa en el banneton, tapa con un paño y deja reposar hasta que aumente de volumen. Si no tienes banneton, espolvorea con harina el papel de horno, coloca la masa, tapa con un paño y deja reposar.
Fíjate en las marcas de la harina para calcular el aumento de tamaño.
Cuando haya pasado una hora desde el paso anterior , precalienta el horno a 200º con calor arriba y abajo y sin ventilador. A partir de aquí, vete comprobando el tamaño de la masa.
Cuando veas que ha aumentado de volumen y al presionarla no ofrece mucha resistencia, ya está lista para meter en el horno.
La masa ha aumentado de tamaño y ahora tapa el círculo que formaba la harina a su alrededor.
Si tienes el kit de iniciación, echa harina sobre un plato y vuelca la masa en él. Haz un corte no muy profundo en la masa y pásala al horno, haciendo que se deslice del plato a la bandeja (hazlo con un movimiento seco adelante y atrás).
Si no tienes el kit, haz el corte a la masa y mete la bandeja en el horno.
Haz unos cortes no demasiado profundos con un cuchillo afilado
Hornea 10 minutos a 200º y 35 a 180º. Saca del horno y deja enfriar sobre una rejilla.
Te explicamos el funcionamiento del curso, el material necesario y cuándo y cómo participar para que puedas tener lista una tremenda hogaza de pan para la comida del próximo sábado.
Cómo participar
Muy sencillo: lee las entradas del curso en el blog, prepara los ingredientes y utensilios necesarios, sigue nuestras instrucciones lo más fielmente que puedas y pregunta tus dudas en los comentarios.
Cuándo se celebra
A partir de hoy (11/5/2015) estaremos muy pendientes de vosotros (abriremos un chat). Te damos unos días de plazo para que consigas el material necesario para empezar el jueves 14 o el viernes 15 a preparar la masa, que se cocerá el sábado por la mañana. Durante este tiempo estaré especialmente pendiente de vuestras dudas.
Desarrollo
El objetivo es que tengas una buena hogaza de pan para la comida del próximo sábado. Iremos publicando nuevas entradas detalladas, pero este será, a grandes rasgos, el desarrollo.
Primer día: si vives en un sitio no muy caluroso, el jueves prepararemos la masa para dejarla reposar toda la noche a temperatura ambiente. Si eres de una zona calurosa, ese paso lo haremos el viernes por la mañana. Tiempo necesario: 10-15 minutos.
Segundo día: guardamos la masa en la nevera y la dejamos reposar tapada hasta el sábado por la mañana. Tiempo total: 45 segundos.
Tercer día: sacaremos la masa de la nevera, cuatro o cinco horas antes de comer. Se formará la hogaza, se dejará reposar a temperatura ambiente durante un par de horas y luego se horneará. Tiempo total: 15-20 minutos para formar la hogaza y limpiar; 45 minutos para hornear.
Qué necesitas
Pocas cosas se necesitan para hacer pan. Esta es nuestra lista de básicos:
1 kg de harina panadera. Si no tienes de la nuestra, lo mejor será que uses una mezcla de harina de fuerza y harina normal a partes iguales
Levadura seca de panadero (cómprala aquí o en un supermercado)
Un bol
Film transparente
Papel de horno
Una bandeja de horno
Una báscula o un recipiente para medir capacidades
No es imprescindible, pero te facilitará el trabajo:
Cesta de fermentación (banneton). Te ayudará a que el pan salga con una forma bonita, con mejor corteza y te facilitará a saber cuándo está lista para ir al horno.
Hay temporadas en los que el caos me domina: en las encimeras se acumulan libretas y cacharros, el lavavajillas está a rebosar, mi escritorio se llena de tazas vacías y en el frigorífico se momifican unas zanahorias, la leche se cuaja espontáneamente y el moho se apodera de un trozo de limón perdido en la inmensidad de la nevera vacía. Pero aunque toque pasar largas horas delante del ordenador y abandone la cocina, procuro tener un buen surtido de conservas, condimentos y pan casero congelado con el que improvisar un bocadillo que me alegre el día. Sin embargo, a veces el plan falla y tengo que ir rápidamente al supermercado a comprar una barra. Entonces recuerdo perfectamente por qué hay que hacer pan.
Hacer pan casero es muy fácil
Hacer un buen pan es muy sencillo. Solo se necesita harina, agua, levadura, sal y no impacientarse. Está claro que con más experiencia dominaremos las sutilezas de la panadería y podremos hacer virguerías, pero este no es el objetivo de la mayoría, sino disfrutar en casa de pan decente. ¿Por qué castigarse con esas barras que, cuando las abres a la mitad con un cuchillo, su corteza se desintegra y la miga se compacta en una masa?
El pan casero es mucho más sano
Antes solía pararme a leer los ingredientes de un pan de plástico, a ver si encontraba alguna diferencia entre unos y otros. Ya no lo hago porque, sea cual sea el formato, la cantidad de aditivos que se usan para mejorar un pan hecho con harinas ultrarefinadas de nulo valor nutritivo y fermentado en condiciones que acorten su producción repele a cualquier persona preocupada por lo que come. Le podrán añadir semillas y salvado, pero seguirá siendo pan malo e insano.
Los panarras ligan mucho
En una comida, di que llevas el pan y aparece con unas buenas hogazas caseras. En cuanto lo prueben, empezarán las preguntas. Solo tendrás que aprovechar la ocasión.
***
Recibimos muchos mensajes de gente que no se atreve a hacer pan. Para darles el empujón necesario, hemos decidido comenzar una serie de entradas sobre pan casero fácil. Durante las próximas cuatro semanas publicaremos en el blog instrucciones detalladas con la forma más sencilla que existe de preparar hogazas, bases de pizzas y pita usando un único tipo de masa sin amasado.
Si todavía no te has lanzado, anímate porque estaremos muy pendientes de tus dudas y preguntas. Si eres un panarra proselitista, comparte este mensaje con quien quieras convertir a la causa.
Para seguir este mini curso, solo necesitarás un bol, una cubeta de fermentación o túper grande que puedas guardar en la nevera, una báscula o un recipiente para medir volúmenes, harina, levadura, agua y sal, aunque te facilitará el trabajo nuestro kit de iniciación que incluye harina, levadura, cazos medidores, rasqueta de plástico y cesta de fermentación (banetton), que rebajamos un 10% hasta el 12 de mayo de 2015. Para aprovechar el descuento, introduce el código “yopanarra” (sin comillas ni espacios y todo en minúsculas) en formulario que encontrarás en el carrito de la compra.
No podía despegar la nariz de la televisión viendo aquel sencillo chiringuito de playa sirviendo docenas de bocadillos de masa de pan frita y tiburón rebozado que los clientes luego aderezaban a su gusto en una mesa llena de salsas y acompañamientos: ajo, cilantro, tamarindo, los inevitables ketchup y mostaza, chiles, pepino, tomate, lechuga… Era la imagen de un día perfecto de vacaciones: peces de colores caribeños y comida sencilla típica del lugar.
Cuando pensamos en el Caribe nuestro imaginario no suele ir más al sur de las islas hispanohablantes y, aunque seamos capaces de reconocer Cuba en un mapa, pocos serán los que sepan dónde están Santa Lucía, Granada o Martinica, pese a su importancia durante las primeras décadas de la navegación transatlántica y adonde los vientos alisios empujaban a los navegantes que zarpaban de Europa (Colón usó esta ruta en sus tres últimos viajes). Unas islas de esta parte del sur del Caribe era donde se rodaba el programa de viajes que me tenía fascinado: Trinidad y Tobago.
Su atractivo aumentaba mientras aprendía sobre ellas, especialmente sobre su cocina: un revoltijo criollo en donde puedes desayunar a la inglesa con hash brown y salchichas, comer guisos africanos de taro y okra y cenar mojando un roti prata en un plato de curry.
La receta seleccionada para esta nueva entrega de bocadillos del mundo representa a los indo-trinitenses, la comunidad más numerosa del país: el double, dos trozos de masa de pan frita (bara) que aguantan como pueden un guisote especiado de garbanzos al curry y chutney de pepino y cilantro, un plato que es claramente de origen indio.
Se llama bocadillo, pero comerlo como tal debe de ser lo más parecido a zamparse un potaje con las manos. Sin embargo, no dudaría un minuto en recomendarlo si tienes confianza suficiente con el resto de comensales. Está delicioso y viene del país de donde surgió un estilo musical que se llama chutney.
Double (Trinidad y Tobago), el bocadillo de garbanzos
El Double es un popular plato callejero de Trinidad y Tobago que consiste en dos panes suaves y esponjosos conocidos como "bara" rellenos de una mezcla de garbanzos especiados llamada "channa". El Double es famoso por su sabor picante y delicioso, con una combinación de especias como comino, cilantro y pimienta de cayena. Es un plato versátil que se puede disfrutar como tentempié o como comida principal, y es especialmente popular como desayuno o almuerzo rápido en las calles de Trinidad y Tobago.
1cucharaditaazafrán en hebra El Amasadero o cúrcuma de El Amasadero
Garbanzos al curry
500ggarbanzos pedrosillano ecológico El Amasadero(ya cocidos)
1cebollapicada
1ajopicado
1cucharadacurry
Aceitepara rehogar
Chutney de pepino y cilantro
1pepinocortado en bastoncillos
1manojohojas de cilantro
2cucharaditazumo de limao limón
1cucharaditaazúcar moreno
sal y pimienta al gusto
Elaboración paso a paso
Mezcla bien los ingredientes secos del pan (te recomendamos un amasador manual), añade el agua y deja reposar hasta que la masa doble su volumen.
Mientras tanto, dora la cebolla y el ajo en el aceite y luego añade el curry y remueve durante 30 segundos a fuego bajo. Añade los garbanzos cocidos, cubre apenas con agua y deja cocer hasta que la salsa espese.
Espolvorea el pepino con sal y deja reposar media hora. Lava con agua para retirar la sal y luego apriétalos bien para escurrirlos. Mezcla con el resto de ingredientes del chutney y reserva.
Haz tortas del tamaño de la palma de la mano con la masa y deja reposar 20 minutos.
Calienta aceite y fríe la masa durante unos 20 segundos por cada lado. Retira y pon sobre papel absorbente mientras haces el resto de baras.
Echa un poco del guiso de garbanzos sobre una bara, condimenta con el chutney y tapa con otra bara.