Echa la leche en un cazo, acércalo al fuego calienta suavemente.
Pon la harina, el azúcar, la sal y la levadura en el bol y mézclalos.
A continuación, agrega la leche tibia, la mantequilla y el huevo, y mezcla todo hasta que se integre.
Trabaja la masa con las manos y amasa hasta tener una masa lisa y uniforme.
Coloca la masa en un recipiente mediano ligeramente engrasado. Cúbrela con film transparente y déjala fermentar a una temperatura ambiente media hora y guárdala en la nevera hasta el día siguiente.
Al día siguiente, la masa habrá fermentado. Retírala de la nevera y deja que atempere y termine de fermentar durante una hora.
Mientras la masa sube, prepara el relleno: en un bol amplio, bate la mantequilla y el azúcar moreno hasta que estén bien integrados.
Añade la harina, la canela, la vainilla y la sal, y bate hasta que tengas una mezcla unificada y resérvalo hasta el momento de usar.
Una vez que la masa haya doblado su tamaño, desgasifica la masa presionando con suavidad con el puño.
Extiéndela con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada hasta formar un rectángulo de 30 x 55 cm.
Extiende el relleno sobre la masa de manera uniforme hasta los bordes.
Comenzando por uno de los lados largos, enrolla la masa hasta formar un rollo de 50 cm- 60 cm de largo.
Engrasa con spray desmoldate un molde para pan de 30 cm y cubre con una tira de papel de horno.
Corta el cilindro de masa en 24 trozos de aproximadamente 2-3 cm de grosor. Para lograr un corte limpio, utiliza un hilo resistente y grueso, como el que se usa para bridar carne. Corta un trozo de hilo, pásalo por debajo del cilindro de masa, cruza los extremos sobre la parte superior y tira de ambos lados con firmeza. El hilo cortará la masa de manera limpia y sin deformarla.
Coloca los rollos de canela en el molde para pan formando dos filas paralelas, con 10 trozos en cada una. Asegúrate de colocar los rollos con la abertura hacia abajo y bien apretados entre sí.
Coloca los cuatro trozos restantes en el centro, justo encima de las dos filas de la base.
A continuación, cubre el pan con film transparente y déjalo fermentar a temperatura ambiente de 22ºC 1 hora y media.
Cuando observes que la masa está llegando al borde del molde, precalienta el horno a 175 °C.
Bate 1 yema de huevo con 1 cucharada de leche y pincela el pan con esta mezcla.
Hornea a 175ºC durante 50 minutos. Si notas que el pan se dora demasiado rápido, cúbrelo con papel de aluminio pasados los primeros 20 minutos para evitar que se queme. Debido a su formado y al relleno de canela, este pan necesita un tiempo prolongado de cocción. Si lo retiras antes, el interior podría quedar crudo. Para asegurarte de que está bien cocido, comprueba que la temperatura interna alcance los 93 ºC o inserta un palillo en el centro: si sale limpio, el pan está listo.
Una vez esté codido, retíralo del horno, desmóldalo y déjalo enfriar en una rejilla.
A continuación, prepara el glaseado: en un recipiente, mezcla el azúcar glas, la nata y la vainilla hasta que tengas una mezcla espesa y uniforme.
Una vez el pan esté frío, extiende el glaseado en una capa uniforme sobre la superficie del pan y listo.
Cortalo en rebanadas y a disfrutar de este maravilloso pan de canela.