Durante las campañas militares romanas, los legionarios se alimentaban de una galleta seca y resistente llamada “buccellatum”. Era dura, casi granito, y solía acompañarse de agua, leche o posca para poder ser engullida.
Durante estos dos milenios siempre hemos comido pan seco. Masas esenciales cuyo principal propósito era resistir la humedad y nutrir al soldado en las marchas militares terrestres o a los marineros en las largas travesías oceánicas, panes como el Knackebrod sueco, las costres ibicencas o la galleta naútica gallega. Aunque hoy sus herederas el cracker, la regañá o el pico luzcan ínfulas de modernidad gastronómica su pasado las delata.
Durante el siglo I antes de cristo, un romano de mi pueblo se marchó del terruño para hacer carrera militar, esa es la historia de Marco Emilio Soteria, jinete oscense de la “Legio VIIII Hispaniensis” que pasó su vida sirviendo a Roma y a su emperador con esfuerzo, disciplina y compromiso, logrando licenciarse con honores y falleciendo en Cales (Italia). Todo esto lo sabemos por el análisis epigráfico de su estela funeraria como recoge con detalle este fabuloso artículo (La historia de Marco Emilio Soteria).
El Buccellatum de la “Legión Hispánica” se hacía exclusivamente con harina, agua y sal.
Esta receta es una versión más amable, más acomodada. Ya no es un sustento de necesidad, sino un pequeño lujo, una vanidad con memoria.
No comparto con mi hijo mayor el mismo deporte vital: el suyo es el balonmano, el mío el rugby.
Muchos padres presentan a los deportistas de élite como modelos de vida para sus hijos. Yo, lo admito, soy uno de ellos.
Y cuando lo hago, exclusivamente pienso en un paisano de Soteria. Esta es la historia de Miguel Malo que ha ganado sus honores con esfuerzo, disciplina y compromiso.
Empezó a jugar al balonmano en el patio del cole de mi hijo y ha sido el máximo asistente de goles de la Liga Asobal durante la campaña 2024-2025. Miguel ha tomado la decisión de abandonar mi ciudad para perfeccionar sus estudios de fontanería en arterias y venas humanas dejando la élite de su deporte para jugar en un equipo de categoría inferior.
Uno de los nuestros deja su club en Huesca tras 17 años para irse a jugar a Burgos.(El UBU ata a Miguel Malo). Quiere ser cardiólogo.
Como padre no soy tan pretencioso como para ambicionar que mi hijo juegue en la élite de su deporte y sea médico, pero si deseo que disfrute de su deporte vital como jugador de manera continuada y ojalá a los 25 años tenga una profesión que le guste.
Receta de buccellatum oscensis
Ingredientes
- 100 g de Olivas negras sin casco.
- 100 g de agua o líquido de olivas negras.
- 100 g de Harina integral molida a piedra del Amasadero
- 300 g de Harina panadera del Amasadero
- 40 gr de aceite de oliva
- 1 cucharada de albahaca seca u orégano
- 5 g de sal
- 5 g de levadura fresca
Elaboración
- Haz la “La mise in Place”, pesa todos los ingredientes.
- Tritura las olivas con el agua, la levadura, la sal y la albahaca seca.
- Mezcla con las harinas y amasa durante 5 minutos.
- Reposa la masa 15 minutos y vuelve a amasar. Si está muy seca, añade agua poco a poco pero lo justo para poder sentirte un poco más cómodo.
- Repite el ciclo de amasado/reposo tres veces más.
- Fermentación: deja reposar al menos 3 horas.
- Estira la masa sobre papel de horno con rodillo, no pasa nada si no es perfecta. Somos panaderos caseros, la incorrección es nuestra clave.
- Pica la masa para evitar que suba mucho durante el horneado. Corta las galletas al tamaño que prefieras.
- Precalienta el horno al máximo con calor arriba, abajo y ventilador, con la Celsius dentro.
- Cuando alcance la temperatura máxima, baja a 200 °C y quita el ventilador.
- Hornea durante 20 minutos hasta que estén bien tostadas.
- Saca para enfriar. Aprovecha el horno caliente para hacer más pan, un jabalí o lo que quieras.
- Cuando hayas terminado con el uso del horno, apágalo e introduce las galletas para su segunda cocción: dormirán sobre la plancha Celsius durante toda la noche o al menos 7 horas y perderán la humedad.
- El Buccellatum, la galleta marinera gallega o las costres ibicencas son bizcochos. En la segunda acepción de su definición según la RAE: Pan que se cocía por segunda vez para que perdiese la humedad y durase mucho tiempo.
RECETA EXTRA RED BALL
Ingredientes
Buccellatum oscensis
Tomate rosa de Barbastro (o el de tu zona que esté en temporada)
Boquerones en vinagre con ajo y perejil o anchoas.
Vinagreta de aceite de oliva, zumo de limón, cilantro, sal y pimienta.
Preparación de la vinagreta: en un bote, mezcla aceite, zumo de limón, el cilantro, la sal y la pimienta. Tapa y agita hasta emulsionar.
Versión elegante, en plato


Coloca un Buccellatum en el fondo.
Añade un cubo de tomate rosa y tres boquerones.
Riega con la vinagreta.
Versión brozas, en ensaladera y bol:

Destroza el Buccellatum.
Descuartiza el tomate encima.
Empuja los boquerones al bol.
Espera media hora para que los trozos de pan seco se empapen de los jugos del tomate.
Riega con la vinagreta.