Carne que te quiero carne… Después de tantos días de privaciones (al menos en la teoría), no es extraño que haya quien quiera estirar un poco el ambiente vacacional que acompaña el final de la Cuaresma, tanto en lo lúdico como en lo gastronómico. Y aquí en El Amasadero tenemos –¡oh amantes de la procrastinación y la molicie!– la fórmula para alargar una semanita más la Semana Santa y postergar la rutina todo cuanto sea posible.
El truco, reconocemos, no es de nuestra invención, sino que nos llega de la ciudad de Salamanca, donde es costumbre ampliar este período hasta el allí llamado Lunes de Aguas –el siguiente al lunes de Pascua, que es mañana– por vía carnal: mediante la tradición de salir al campo a comer un producto más cárnico imposible, su hornazo, plato típico del Domingo de Resurrección en esta y otras provincias, y que con el mismo nombre pero distinta composición –mayoritariamente en versión dulce– es clásico también de la repostería pascual en otros muchos puntos del sur de la península.
Lo de comer hornazo para cerrar la Semana Santa viene de lejos y también tiene que ver con las privaciones de la carne, literal y metafóricamente, que acompañaban la pasión cristiana: durante su reinado, el muy devoto Felipe II ordenó que las prostitutas de Salamanca abandonaran la ciudad para guardar la debida castidad de este período. Así, una vez concluída la Pascua, era habitual ver cómo las hordas de estudiantes (y no solo) se desplazaban hasta el río Tormes a esperar su vuelta.
De todo aquello, lo que nos ha quedado es el lujurioso pastelón relleno de chacinas que se consumía para celebrar el final de tanta penitencia, y que sigue siendo el bocado estrella de las excursiones campestres que definen hoy el Lunes de Aguas, en recuerdo de aquellas otras salidas al río.
Para quien no lo haya probado, podemos decir que sería algo parecido a una empanada, pero a lo gocho: el relleno no se anda con minucias y se compone de chorizo, jamón serrano, lomo adobado y, en ocasiones, tambien huevo cocido. Todo ello envuelto en una masa enriquecida con grasa cocinada al horno.
Para prepararla, a pesar de que la nuestra lleva manteca de cerdo, hemos optado por harina candeal, en lugar de la de fuerza, que parecería la más adecuada para poder sostener una masa con tanto fundamento. El motivo es sencillo: en este caso, al revés que en otras preparaciones como el brioche u otras masas que también incorporan aceite o mantequilla, no necesitamos que nuestra empanada suba y coja volumen y, por el contrario, agradeceremos que la masa sea elástica y más fácil de estirar que la que conseguimos con una harina de mayor fuerza.
Total, fuerza ya nos la va a dar el primer bocado de este pastel salado que, como nos dice la historia, lleva más de cuatro siglos siendo capaz de resucitar a una ciudad entera a golpe de lunes.
Hornazo de Salamanca: la empanada capaz de resucitar toda una ciudad
¿QUÉ VAS A NECESITAR?
- amasadora Ankarsrum opcional
- rodillo de amasar con anillas
- bandeja de horno
- pincel
- cuchillo
Ingredientes
Para la masa:
- 500 g harina candeal ecológica El Amasadero
- 60 g manteca de cerdo
- 1 huevo
- 170 g agua tibia
- 1 cucharada pimentón dulce
- 4 g levadura seca de panadería
- 12 g sal
Para el relleno:
- 250 g lomo adobado fileteado
- 150 g chorizo
- 100 g jamón serrano cortado grueso
Para el acabado:
- 1 huevo
Elaboración paso a paso
- Pon el agua y la levadura en el bol de la amasadora y empieza a mezclar suavemente. Añade luego el huevo y la manteca de cerdo ligeramente fundida, y ve incorporando poco a poco la harina tamizada con el pimentón y la sal.
- Amasa a velocidad media durante unos 5 minutos hasta conseguir una masa homogénea y elástica. Si haces el amasado manual, pon la harina tamizada junto con el pimentón en un bol, haz un volcán en el centro y añade dentro el resto de los ingredientes. Mézclalos bien, primero con una cuchara y luego trabájala con las manos, hasta conseguir una masa suave y homogénea.
- Vuelca la masa en la superficie de trabajo ligeramente enharinada, y unificarla formando una bola.
- Coloca la masa en un bol, tápala y déjala reposar en la nevera 30 minutos.
- Mientras la masa reposa, prepara los ingredientes del relleno: corta el lomo en rodajas finas, corta también el chorizo en rodajas de medio centímetro de grosor y reserva ambos ingredientes junto al jamón serrano.
- Tras el reposo, enciende el horno a 210 ºC con calor arriba y abajo para que se precaliente mientras montas la empanada. Divide la masa en tres partes: dos partes iguales de 325 g para la base y la cubierta, y una tercera parte de 150 g, más pequeña, para hacer el enrejado de la decoración
- Estira la primera porción de masa formando un rectángulo de 40×40 cm y colócala sobre una bandeja cubierta con papel de horno.
- Distribuye el relleno sobre la base: primero cubre con las rodajas de lomo, luego añade las rodajas de chorizo y finalmente coloca encima las lonchas de jamón serrano.
- Estira la segunda porción de masa hasta conseguir un rectángulo de aproximadamente 30 x 30 cm y medio centímetro de grosor. Con la ayuda del rodillo, colocala cuidadosamente sobre el relleno, procurando que quede bien ajustada y cubra completamente la empanada.
- Recorta los bordes y sella cuidadosamente realizando un repulgue decorativo, que además de evitar que se escape el relleno, le dará un acabado tradicional y muy atractivo al hornazo.
- Pincha ligeramente la superficie con un tenedor para que salga el vapor durante el horneado.
- Estira la tercera porción de masa con el rodillo y córtala en tiras uniformes.
- Colócalas sobre la empanada formando un bonito enrejado decorativo.
- Pincela toda la superficie con huevo batido.
- Hornea la empanada durante unos 40 minutos o hasta que esté dorada y crujiente.
- Finalmente, retírala del horno, deja que se temple ligeramente, y sírvela para disfrutar en buena compañía.