Rosquillas de Santa Clara. Cuanta más glasa, mejor se pasa.


Valoraciones: 5 Comentarios

Rosquillas de Santa Clara. Cuanta más glasa, mejor se pasa.

Valoraciones: 5 Comentarios

Sobre esta receta

Cuanta más glasa, mejor se pasa.

Madrileñas. Madrileños. Hoy no venimos aquí a haceros la rosca. O sí, porque en El Amasadero somos así y porque con esta receta aspiramos a exportar mundialmente la que, creemos, es una de vuestras mejores tradiciones (además del terraceo, las campanadas de fin de año y los atascos): la de vuestras rosquillas. Redondas. Anisadas. Perfectas… incluso aunque muchas veces ni agujero tengan. 

No haríamos tanta fiesta (por mucho que nos vaya la marcha) si se tratase de unas rosquillas cualesquiera. Pero es que aquí venimos a presentar las rosquillas de Santa Clara, que forman parte del catálogo culinario de la feria más chula de la capital, junto con sus compañeras francesas, “listas” y “tontas” –una categorización que, pensamos, queda ya un pelín anacrónica, por muchos cinco siglos de tradición que la secunden– . 

Si por algo se distingue este dulce típico de San Isidro es por el baño de merengue que corona estas roscas, que las diferencia de sus anilladas compañeras. Para hacerlas, no necesitarás más que huevos (y una yema a mayores), harina, aceite, azúcar, anís, sal, bicarbonato y un poco de maña para darles su muy castiza forma, además de los tres ingredientes del baño blanco que las caracteriza, a base de clara a punto de nieve, azúcar glass y unas gotas de limón. Después, solo quedará pintarlas y hornearlas, haciendo caso de ese viejo dicho madrileño que dicta que “cuanta más glasa, mejor se pasa”.

Rosquillas de Santa Clara

Cuanta más glasa, mejor se pasa.
4.60 de 5 votos
Plato Merienda, Postre
Cocina Española

Ingredientes
  

Para la masa

Para el glaseado

  • 1 clara huevo
  • 250 g azúcar glass
  • 2 cucharadas zumo de limón

Elaboración paso a paso
 

  • En un bol, bate 2 huevos y 1 yema con el aceite y el azúcar hasta que estén espumosos. Reserva la clara para preparar el glaseado de azúcar.
  • Agrega 50 ml de anís, mezcla nuevamente y reserva. Aparte, echa 300 g de harina floja de repostería con una pizca de sal y 8 g de bicarbonato en el bol de la amasadora. Añádele la mezcla líquida poco a poco y trabaja la masa durante 5 minutos a velocidad media hasta que esté integrada.
  •  Vuelca la masa en la superficie de trabajo y amasala con las manos unos minutos hasta que quede suave y lisa.
  • Divide la masa en porciones de 70 g, formas bolas con ellas y luego colócalas en la mesa de trabajo.
  • Una vez que hayas preparado todas las bolas, enciende el horno a 200ºC y mientras se calienta, dale forma a las rosquillas. Coge una porción de masa, haz un agujero en el centro y moldea la rosquilla. Luego colócala en una bandeja de horno forrada con papel y presionala ligeramente.
  • Haz el resto de las rosquillas de la misma manera y cuando estén todas formadas,hornearlas durante 15 minutos. 
  • Una vez que haya pasado el tiempo de horneado y las rosquillas estén doradas, retira la bandeja del horno y colócalas en una rejilla para que se enfríen.
  • Mientras, prepara el glaseado de azúcar. Pon la clara de huevo reservada en un bol y bátela ligeramente hasta que esté espumosa. Agrega 2 cucharadas de zumo de limón y sin dejar de batir, añade poco a poco 250 g de azúcar glass. Mezcla todo bien, hasta conseguir un glaseado blanco y denso.
  •  A continuación, cubre la parte superior de cada una de las rosquillas con el glaseado y vuelve a colocarlas en la rejilla. Una vez que todas estén bañadas, espera a que se sequen, durante unas dos horas, y ya las tendrás listas para disfrutar.

Entradas recientes

Todas las categorías