
Marcial fue un tuitero romano nacido en Calatayud. De verbo rápido e incisivo, sobrevivió en el centro del mundo antiguo durante años. Al final, harto y cansado de Roma, regresó a su pueblo para vivir sus últimos años en calma y sosiego, gracias a una mecenas bilbilitana llamada Marcela.
Retrató como nadie a través de sus epigramas, picantes, breves e ingeniosos la vida en la Ciudad Eterna, con todos sus personajes de alta y baja estofa y con todas esas cenas constantes a lo largo de su obra llenando alguna veces su apetito, otras dejándolo canino de cuerpo y alma.
El pan libum se ofrecía de manera festiva a los Dioses y como todos los panes sagrados no está fermentado, suponemos que en alguna Saturnalia Marcial daría buena cuenta de ellos.
Leyendo su obra me surgen sensaciones y vivencias que ya conozco o al menos me resultan familiares. Las siguientes frases las ideó nuestro protagonista durante el siglo primero:
“En el verano, los niños, si están sanos, bastante aprenden”
“Para no alabar a quienes lo merecen, Antonio alaba a todo el mundo. Para quién nadie es malo, ¿quién puede ser bueno?”
Recriminando a un conocido, antiguo panadero, adicto al juego y otros vicios le dice: “no solo haces pan también harina”.
“Recomiendo claridad en los escritos de forma que gusten a los gramáticos, y puedan entenderse fácilmente sin las explicaciones de los gramáticos”
Veo su perfil artístico, humano y físico…

Y entonces mi algoritmo interior con sus 80 mil millones de neuronas interconectan y me transportan a uno de los mejores conciertos de rock de mi vida, y me veo allí con mi litro de cerveza y mi colega Iván, saltando y gritando “Agotados de esperar el fin”.
Ilegales toca en el escenario a toda velocidad transmitiendo una energía voraz, observó al cantante de perfil es un Marcial calvo.
Y me estallan los epigramas escritos por Jorge Martínez:
“Un hombre grita: ¡No disparen! Y cae muerto.”
“Juventud, egolatría, la noche ha dejado cicatrices”
“Hoy ya empieza a ser ayer”
“Das la mano al banquero, cuéntate los dedos”
Les separan dos mil años de historias, y sin embargo sus esencias se enlazan.
Aunque Marcial tiene textos que hablan en demasía de Príapo e Ilegales tienen canciones que rozan la tontería más supina, al paladear sus obras nos transmiten la materia con la que hemos forjado nuestra cultura, la cultura latina, esa civilización alimentada por artistas diversos como por ejemplo un poeta bilbilitano muerto hace tiempo o un rockero crecido en Asturias que sigue muy vivo.
En honor a la memoria de Marcial y contradiciendo una de sus metáforas “Mis lectores deben comer pan, no solo exquisiteces” os invito a probar este pan excelso, si es con requesón astur pues oye ni tan mal.
Esta es mi versión del mismo, en otras fuentes consultadas, como el magnífico e imperdible blog de cocina antigua romana DE RE COQVINARIA: LIBA, RESERVADOS PARA LOS DIOSES hablan de un producto más parecido a un panecillo horneado sobre una hoja de laurel que a una tarta de queso como es esta receta.
A mi favor diré que la mezcla de laurel, miel y requesón es perfecta para una feliz Saturnalia.
Rieguen estos pastelitos con un buen arreón de miel, porque sin ella quedan un poco jautos.

Pan libum
¿QUÉ VAS A NECESITAR?
- Batidor
- Molinillo para especias o mortero
- Moldes para hornear
Ingredientes
- 100 g harina blanca de espelta ecológica El Amasadero
- 400 g requesón
- 3 g sal
- 1 huevo de tamaño L
- 2 hojas de Laurel machacadas o trituradas en un molinillo de café.
- Un tarro de miel
Elaboración paso a paso
- Realizar una mise in place sencilla.
- Batir el requesón como si no hubiera un mañana si tienes una máquina de varillas lo puedes hacer perfectamente con ella, nadie te juzgará.
- Incorporamos después la harina y batimos, por último la sal y el huevo. Acabamos de batir el conjunto un poco más.
- Agregamos finalmente el laurel en polvo, integrándose con una espátula.
- Lo metemos todo en un envase y dejamos que repose en la heladera de un día para otro.
- Al día siguiente cuando tengamos tiempo, rellenamos los moldes que más nos convenga, yo saco para seis raciones, la masa no crece muchísimo en el horno.
- Con el horno caliente a 160 grados los introducimos durante 50 minutos, vamos pinchando el contenido para comprobar la cocción.
Jorge Martínez, poeta urbano y de la cotidianidad. A mí cuando mi mujer me dice: deja de hacer ruido, yo la respondo: hacer mucho ruido, es muy divertido….
Pintaza, a ver si me atrevo a intentarlo
Tiene una pinta estupenda . Habrá que hacer el pan libum.
Otro delicia más, de uno de los mejores panaderos.
Sublime! exquisitez y sabiduría.
Otra delicia, sencilla de hacer, que nos mejoran la vida. Gracias …
Nadie debería dejar este mundo sin probar esta delicia.
Si la receta viene acompañada de una cita de Marcial … el sumum!!!
El fin de semana que vieneacomprar requesón.
Manjar!!
Habrá que intentar hacerlo!!!! Qué buena pinta tiene!!!!
Una pinta riquísima como siempre y la literatura llena el alma