Lo sentí de golpe y no fue hasta que las vi a ellas. Dos chicas de unos 18 años, con aspecto aseado de personas bien educadas, de las que sacan buenas notas y no dicen tacos. Paseaban con sus perros por el parque y me di cuenta de que me estaban mirando. Fue entonces cuando percibí claramente la ridícula situación en la que estaba. ¿Pero qué está haciendo ese tipo arrancando hojas de un limonero? Parecían preguntarse discretamente, manteniendo la distancia necesaria con los locos inofensivos.
Mierda. Pensé yo. Y si ahora me coge un policía local a ver cómo le explico que esto tengo que hacerlo para escribir una entrada en el blog de receas de El Amasadero, que yo vivo en un barrio y no tengo limoneros en casa.
-Ya, mire, documentación.
-Señor agente, por Dios, es para hacer “follas” de limonero rebozadas.
-¿Se comen las hojas de limonero?
-En absoluto, señor agente, solo el rebozado.
-¿Está tomando usted la medicación?
No ocurrió, pero podía haber ocurrido. Yo, por si acaso, acabé rápido mi rapiña y me fui a casa con la culpa de los inocentes, porque me había llevado 15 hojas de un limonero de un parque público y me pesaba más, seguramente, que si hubiera asaltado el Banco de España.
Las “follas” de limonero, hojas, en castellano, son un clásico casi extinguido de la gastronomía del carnaval gallego, según cuenta el gran Álvaro Cunqueiro (léanlo, por favor, es un genio poco difundido), quien sospecha que ese dulce proviene de la ciudad de Tui, en la frontera con Portugal.
Por estas cosas extrañas que tiene la historia de las tradiciones, en Murcia cocinan exactamente lo mismo, pero sus paparajotes (así los han bautizado) apuntan a un romántico origen sefardí. Tampoco pasa nada, porque no es impensable que el judío gastrónomo murciano cayera en amores con una lozana moza gallega y mudándose a su tierra se llevara sus saberes, como seguramente interpretaría Cunqueiro entrando en detalle sobre esos amoríos.
Vale, no me enrollo. Las hojas de limonero son una idea genial, porque tienen una estética sumamente delicada y aportan la forma más lógica de aromatizar una masa. Además de su aire chic visto con los ojos actuales, también tienen ese aspecto de los prodigios culinarios del hambre, porque hay que tener imaginación para rebozar algo que no te vas a comer. Son, sin duda, un dulce delicado y algo oriental. No sé si de Tui o sefardí, pero si yo fuera sultán o algo así, sin duda los elegiría para comerlos de uno en uno cogiéndolos por el peciolo y llevándomelos a la boca con aire indolente, preferentemente a la sombra de un limonero. Por cerrar el círculo.
Follas de limonero para endulzar el carnaval
¿QUÉ VAS A NECESITAR?
- 1 bol
- 1 sartén grande
- 1 varillas de cocina
- 1 pinzas
- 1 papel de cocina
- 1 bandeja de horno
Ingredientes
- 15 hojar de limonero recién cogidas
- 220 g harina de repostería El Amasadero
- 170 g leche
- 2 huevo entero
- 30 g azúcar y más para espolvorear
- aceite de girasol
Elaboración paso a paso
- Lava bien (sobre todo si las robas en un parque) las hojas de limonero y sécalas completamente para que no les resbale la masa.
- En un bol mezcla la leche tibia con la harina, los dos huevos y el azúcar. Agita con la varilla hasta que te quede una crema fina y sin grumos. Tiene que quedar más bien líquida, es decir, fluida, que no caiga a borbotones.
- Calienta la sartén con el aceite de girasol, pero sin pasarte, que no llegue a la temperatura de freír porque quemarías las hojas.
- Cuando el aceite tenga la temperatura adecuada mete una por una, cogiéndolas por el peciolo, las hojas en la masa y después échalas en la sartén.
- Dales las vuelta con la pinza en cuanto se doren.
- Retira las “follas” a una bandeja con papel absorbente y espolvorea con azúcar generosamente.
- Listos, cómetelas en el día cogiéndolas por el rabito y, por supuesto, no te comas la hoja, ¡solo el rebozado!
Buenos días, vamos lo que viene a ser unos paparajotes murcianicos de toda la vida, ahora bien eso de coger hojas de limoneros desconocidos tela, friendo el asunto , sacando todo lo que llevan dentro, hummmm y a las puertas de la primavera explendor total para fumigaciones de todo tipo, no soy chica ni tengo 18 ańos, también te hubiera mirado diciendo que hace este loco…
Hombre, las hojas hay que lavarlas muy bien antes de usarlas, creo que mucha gente le echa al primer agua una gotica de lejía y después las enjuagan con agua, y se limpian bien por ambas caras una a una. Es un trabajo muy laborioso el limpiar las hojas.
Como bien dices en Murcia son paparajotes. Desconozco el origen exacto, pero la lógica me dice que su origen no es gallego ni mucho menos, pocos limoneros se plantan por aquellas tierras, mientras que Murcia es la cuna del limón en España. De todas formas esto se podría convertir en una disputa Galaico-Murciana por el origen de esta magnifica receta que estás publicando, así que… dejémonos de tonterías e insto a los lectores de este blog a que prueben a hacer estas follas de limonero, las cuales seguro que no os van a defraudar. Enhorabuena por la receta.
Muchas gracias, Andrés Ramón 🙂
En cuanto a las disputas de los orígenes de las cosas, ¿para qué meterse en esos berenjenales? Se suele discutir con más pasión que con razón, como el fútbol o la política.
Eso sí, los limoneros son muy comunes en Galicia. No hay plantaciones extensas, pero es habitual tener uno en la huerta o jardín.
Esta receta en Murcia son “paparajotes”.
Felicidades por un artículo que va mucho más allá de la receta y muestra el mimo con el que desde «el amasadero», os curráis el día a día.
Cultura gastronómica y de la otra… lo dicho, un placer para más de un sentido.
Seguid así.
Muchas gracias, Julián.