Empezamos preparando el buttermilk, también conocido como suero de leche o suero de manteca para que repose unos minutos. En un vaso o un bol mediano mezcla los 250 ml de leche con el zumo de medio limón. Mezcla bien con la cuchara y deja reposar al menos 5 minutos.
Pela y lava las patatas y pésalas para utilizar tan solo 500 gramos. Cubre un bol grande con dos o tres trozos de papel de cocina absorbente o una muselina. A continuación, ralla las patatas con el grosor más grande que puedas.
Extiende las patatas en una bandeja para que se sequen y exprime el líquido absorbido por el papel o la muselina en un recipiente de vidrio. Déjalo reposar aproximadamente 20 minutos.
Vierte el líquido del bote de vidrio en el bol grande, añade las patatas secas, la ½ cucharadita de sal y 50 ml de buttermilk. Agrega y mezcla poco a poco la harina con el resto de ingredientes para formar una masa más resistente y que las patatas se peguen en grumos. Si la patata no ha escurrido lo suficiente y notas la mezcla un poco líquida o poco firme, añade más harina hasta que veas que liga mejor y coge más consistencia.
Calienta la mantequilla en una sartén de unos 20 cm (si es más pequeña, no pasa nada, el boxty quedará más grueso y quizás necesite unos minutos más para hacerse). Cuando se derrita la mantequilla agrega la mezcla de patata y extiéndela bien para cubrir toda la sartén (como si hicieras una tortilla de patatas). Baja el fuego y cocina durante unos 15 minutos.
Como si de una tortilla de patatas se tratara, dale la vuelta al boxty usando un plato o una tapa para sartén y deslízalo con cuidado nuevamente en la sartén. El lado cocido debe quedar hacia arriba. Si la sartén está muy seca, añade un poco de mantequilla primero y vuelve a cocinar el boxty por el otro lado a fuego bajo durante 15 minutos.
Corta el boxty en cuartos y ya está listo para servir.