Primer día: Por un lado mezcla la harina y el agua del soaker en un bote. La mezcla previa de la harina con agua suaviza la textura de la miga en el resultado final.
Prepara en otro tarro las cantidades indicadas de fermento con masa madre. Si vas a hacer el pan por la mañana, llega con que hagas estas operaciones la noche antes. Dejas los dos botes tapados y olvídate de ellos.
Tuesta las pipas a fuego bajo en una sartén sin aceite. Remueve continuamente hasta que estén un poco doradas. Reserve hasta el día siguiente. Al día siguiente mezcla la harina, la sal y la levadura en un bol, añádele la masa madre y la mezcla de agua y harina que has preparado y remueve con una cuchara. Este pan lleva unos cuantos pasos, pero como ves, ninguno es para matarse.
Vete echando el agua poco a poco y sigue removiendo. Cuando te resulte difícil seguir con la cuchara, vuelca sobre la mesa y amasa por periodos breves con reposos de cinco minutos entre ellos. La masa ha de quedar fina y blanda.
Aprovecha el tiempo de los reposos para limpiar y engrasar el bol con aceite.
Añade ahora las pipa y sigue amasando. El proceso total de amasado ha de ser breve. Si la masa está demasiado pegajosa (por la presencia del centeno) y te cuesta trabajarla, puedes añadir algo más de harina panadera, no te pases, la justa para darle consistencia.
Mete la masa dentro del bol y deja fermentar, tapada, durante 1 hora y media.
Vuelca la masa sobre la encimera enharinada y dale forma. Yo lo hice en forma de barra o torpedo para sacar después rebanadas grandes con las que hacer bocatas, pero puedes formar en redondo o como más te guste.
Enharina el banetón y pon dentro la masa con la parte más lisa hacia abajo. Deja fermentar entre 1 hora y 1,5 horas. El pan estará listo para hornear cuando haya crecido sensiblemente. Precalienta el horno a temperatura máxima, sin la bandeja, cuando la masa esté casi lista.
Con la masa ya lista y el horno precalentado, vuelca la masa del banetón a la bandeja, hazle un corte longitudinal con la cuchilla de panadero y mételo en la ranura inferior del horno. Pon dos cubitos de hielo en el fondo del horno para que creen vapor.
Cierra y hornea a temperatura máxima durante 5 minutos.
Tras este tiempo, baja la temperatura a 220 grados y hornea durante 35-40 minutos más.
Cuando falten 10 minutos para terminar, abre un poco la puerta del horno y mantenla así con una cuchara de madera para dejar salir el vapor. Esto ayuda a conseguir una corteza más crujiente.
Saca el pan del horno y ponlo en una rejilla para que enfríe. No tengas prisa. Está mucho mejor frío, como poco dos horas después de sacarlo del horno. A disfrutarlo.