Mezcla los ingredientes en un bol y amasa sobre la encimera cuando la harina haya absorbido la humedad. Verás que es una masa agradecida y fácil de trabajar. Con diez minutos de amasado, llega. Cubre el bol con un paño y deja reposar la masa una hora.
Pon una sartén con abundante aceite al fuego y caliéntalo sin que llegue a nunca a humear. Caliente, pero no a tope. Mientras, corta pequeños trocitos de masa y, sobre la mesa enharinada, extiéndelos con un rodillo hasta dejar láminas muy finas, casi transparentes.
Echa de una en una en la sartén. Si alguien te puede ayudar a estirar mientras fríes, tanto mejor, porque la fritura es muy breve. En medio minuto deberías poder darle la vuelta a la oreja, dejándola otro tanto por el otro lado. Han de quedar doradas, pero no demasiado oscuras.
Sácalas de la sartén y déjalas sobre papel absorbente unos instantes para pasarlas después a una fuente y espolvorearlas con azúcar glas.
Repite el proceso hasta completar la montaña y disfruta.
Notas
Si no tienes azúcar glas o prefieres el granulado, adelante, no rompes tradición alguna.Para los haters de la manteca: sí, se puede utilizar mantequilla en la misma cantidad. Están buenas, pero no es lo mismo.En esta receta usamos nuestra harina de repostería porque queremos una masa que se estire muy bien y poder dejarla muy delgada y tenga poco gluten para conseguir una textura muy ligera.