Antes de empezar es importante que comprobemos, sobre todo si vamos a emplear un sobre que ya tenemos abierto, que nuestra levadura seca esté activa. Para ello mezclamos 2 cucharadas de harina y 3 de agua tibia y lo mezclamos con un gramo de levadura. Lo dejamos en un lugar templado y si no sube después de 10 minutos es porque la levadura no sirve. Si es así (la levadura es un ser vivo y no es eterna) abre otro sobre y repite la prueba.
Mezcla todos los ingredientes en un bol y amasa sobre la mesa cuando se absorban los líquidos. Emplea agua tibia, calentada en un cazo, porque ayudará a activar la fermentación. Verás que es una masa agradecida. En tres o cuatro minutos está lista. Déjala reposar 10 minutos en el bol, y repite amasado. Con eso llega.
Introduce la bola de masa en el bol, cúbrelo con un paño y déjalo fermentar a temperatura ambiente una hora o algo más. Dependerá del calor de tu cocina, pero verás que esta masa dobla de volumen muy rápido. Si hace frío tal vez tengas que aguardar hora y media.
Lleva de nuevo la masa a la mesa y dale forma de torpedo evitando en el formado que se pierda todo el gas. Se trata de darle forma, no de aplastarla.
Enharina bien el banetón forrado con harina de centeno blanco y dispón en él la masa, con los pliegues hacia arriba. Cubre con un paño y déjalo fermentar entre 30 y 45 minutos más. Cuando haya subido un poco (no hace falta que vuelva a doblar), estará listo.
Dale la vuelta con un movimiento rápido sobre una pala de horno enharinada. Con una cuchilla de panadero o un cuchillo bien afilado hazle un corte profundo de un extremo al otro.
Introduce la hogaza en el horno precalentado a 200 grados, en la segunda altura contando desde abajo, con calor arriba y abajo y sin ventilador. En 50-55 minutos estará listo. Si ves que se tuesta en exceso, bájale un poco la temperatura en el tramo final del horneado.
Sácalo con la pala y déjalo enfriar en una rejilla antes de hincarle el diente.