La noche antes mezcla los ingredientes para el prefermento en un tarro. Si hace calor, deja que fermente unas horas y mételo en la nevera, si no, déjalo toda la noche a temperatura ambiente.
Al día siguiente mezcla en un bol el prefermento con el resto de los ingredientes. Amasa durante unos minutos dejando diez de reposo entre cada tanda de amasado, con tres tandas llega, verás que la masa se va haciendo más suave y elástica al cabo de un rato.
Mete la masa en un bol tapado y déjala reposar.
A los 45 minutos pliega la masa: extiéndela sobre la mesa y dóblala como si fuera un tríptico. Forma una bola de nuevo y déjala reposar otra hora y cuarto. En total, con dos horas debería bastar, algo más si hace frío. La masa habrá aumentado ligeramente de volumen.
Dispón de nuevo la masa sobre la mesa y forma, suavemente para que no pierda todo su volumen, en forma de bola. Con las juntas hacia arriba, métela en un banneton bien enharinado.
Tápalo para que acabe la fermentación. Te hará falta una hora más.
Cuando veas que a la masa le faltan 15 minutos de fermentación, precalienta el horno a 220º.
Con el horno ya caliente, extrae la bandeja del horno y vuelca el banneton sobre ella, dale tres cortes a la masa con una cuchilla de panadero, coloca dos cubitos de hielo dentro del horno y cierra la puerta. El tiempo total de horneado es de 50 o 55 minutos. Pasados los 15 primeros baja la temperatura a 200 grados. Si te gusta una corteza generosa puedes prolongar algo más la cocción.
Cuando el pan esté cocido, colócalo sobre la rejilla de enfriar y deja esta dentro del horno con la puerta ligeramente abierta. El calor residual ayudará a que la corteza quede más crujiente.