8 horas antes de comenzar la receta, coge una cucharada de tu masa madre y mézclala bien con 25 gramos de agua y 25 gramos de harina panadera ecológica y deja en un lugar cálido.
Pasadas 4 horas, vuelve a añadir 25 gramos de agua y otros 25 gramos de harina y deja reposar de nuevo.
Al terminar este segundo refresco tu masa madre ya debería tener burbujas y haber crecido. Si no es así, haz otro refresco.
Coge 75 gramos de masa madre y guarda el resto en la nevera.
Echa la masa madre con el resto de ingredientes en un bol.
Mezcla con una cuchara hasta que no queden restos de harina seca.
Pasa la masa a la encimera y amasa durante 10 minutos. No te preocupes si se pega ligeramente a las manos.
Con la ayuda de una rasqueta de plástico, limpia bien de restos el bol en donde has mezclado los ingredientes.
Unta ligeramente con aceite, mete la masa, tapa y deja reposar 15 minutos.
Pasado este tiempo, vuelca la masa de nuevo en la encimera ayudándote de la rasqueta de plástico.
Divide la masa en 11 partes iguales (unos 100 gramos, más o menos) cortando con una rasqueta metálica o con un cuchillo muy afilado. Haz bolas, tapa y deja reposar 40 minutos para que ganen elasticidad.
Cubre una bandeja de horno con papel de hornear.
Coge cada bola de masa con las dos manos y tira muy suavemente de los dos laterales para estirar la masa. Coloca en la bandeja de horno.
Haz un corte transversal en cada panecillo con una cuchilla de panadero.
Tapa y deja fermentar unas 2 horas en un lugar cálido.
Cuando los panecillos estén casi listos (tras 1 hora y 45 minutos, aproximadamente), precalienta el horno a 200º con calor arriba y abajo y sin ventilador durante 15 minutos.
Mete la bandeja en el horno y hornea durante unos 15-20 minutos. Si ves que están muy blancos, alarga la cocción unos minutos más.
Retira del horno y deja enfriar sobre una rejilla.