Pon a hervir en un cazo la leche con el azafrán. Cuando hierva, déjala cinco minutos a fuego suave para que infusione y después baja el fuego y deja enfriar. Cuando esté tibia, échale la mantequilla en dados para que se derrita.
Maja las semillas de cardamomo en un mortero.
Pon la harina en un bol y añade el resto de los ingredientes, incluido el huevo. Amasa un par de minutos y deja reposar otros cinco. Repite ciclos de amasados y reposos dos veces.
Deja reposar en el bol hasta que doble el volumen, entre 3 y 6 horas.
Cuando la masa esté preparada desgásala apretando sobre la mesa y divídela en ocho partes alargadas. Puedes pesarlas con una báscula para que sean exactas, pero tampoco es necesario: a ojo vale.
Estira cada trozo de masa como si fuera un cilindro de plastilina, haciéndolo rodar sobre la mesa con las palmas de las manos hasta que alcance unos 30 centímetros. Dale forma de S sobre una bandeja de horno cubierta con papel de hornear. Haz lo mismo con el resto.
Píntalos con huevo y déjalos reposar diez minutos.
Píntalos otra vez pasado ese tiempo y pon sendas pasas en las dos curvas de la S. Déjalo reposar hasta que doble de tamaño, 1,5 horas aproximadamente.
Precalienta el horno a 190 grados y hornea los bollos 17 minutos. Sácalos y déjalos enfriar sobre una rejilla. Listos.